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El pequeño doctor
Las plantas más adecuadas para emplear al bañar a niños pequeños son las siguientes:
Cola de caballo7: por su elevado contenido en ácido silícico resulta muy beneficiosa para la piel.
Infusión de melisa o toronjil: ejerce un cierto efecto sedante en niños cuando están demasiado nerviosos o excitados.
Infusión de pie de león: adecuada cuando la textura de la carne del niño es demasiado esponjosa y precisa que le proporcionemos una mayor tensión o resistencia. Constituye también una pequeña, pero incuestionable ayuda, cuando el niño tiene tendencia a herniarse con frecuencia.
Infusión de manzanilla: ideal en trastornos digestivos, dolores de estómago y leves trastornos metabólicos.
Infusión de caléndula: para pieles sensibles, erupciones e impurezas cutáneas (puede emplearse también la planta directamente).
El serpol, planta emparentada botánicamente con el tomillo, es una plantita excelente para emplearla en el agua de baño de niños con tendencia a padecer catarros, enfriamientos y resfriados con frecuencia. Los niños cuyos padres padezcan de debilidad pulmonar deberían tomar de vez en cuando estos baños.
Las tisanas de llantén menor: constituyen una ayuda nada despreciable en casos de debilidad o labilidad de la vejiga urinaria, trastorno que es bastante frecuente en niños pequeños.
Todas estas tisanas deben ser muy poco concentradas, ya que los niños pequeños reaccionan mejor cuando se les aplican estímulos suaves.
Cuidados de la piel: los jabones más adecuados para la limpieza de la piel infantil son los suaves y grasos, como son la mayoría de los jabones para niños. No es necesario enjabonar cada día a los niños. Una vez limpios, se les aplicará un buen aceite para la piel que no contenga ningún aceite esencial fuerte. El aceite más adecuado es el de hipérico, con muy poca cantidad añadida de aceites esenciales de mandarina, naranja o limón.
Basta con aplicar estos aceites infantiles dos veces por semana. Lo más que haremos a diario será aplicar un aceite de hipérico corriente en las piernas del niño. Siempre es preferible usar aceite a los polvos de talco, ya que estos tapan los poros de la piel y absorben la orina que se le escapa al niño, lo que puede convertirlos en caldo de cultivo para bacterias. La experiencia nos enseña que la aplicación de aceite en la piel infantil resulta más ventajosa y evita también las posibles escoceduras producidas por la dermatitis del pañal. Si aparecen enrojecimientos en la piel o escoceduras, entonces emplearemos una buena crema biológica de lanolina que contenga tinturas de plantas frescas.
Hay que elegir con sumo cuidado los remedios caseros que vayamos a emplear para la salud infantil. Los lactantes responden ya a dosis muy bajas y solo reaccionan sin problemas cuando se les aplican estímulos muy suaves. Hay que ser sumamente cuidadoso a la hora de prepararles infusiones de plantas medicinales, ya que algunas que pueden parecernos totalmente inocuas pueden afectarles negativamente.
Los remedios homeopáticos resultan particularmente interesantes en el campo de la pediatría. En primer lugar, a los lactantes solo se les tendrían que administrar remedios homeopáticos, lo que desgraciadamente no suele ser aprovechado por la mayoría de los pediatras. Si a los adultos ya nos cuesta tolerar muchos fármacos o remedios alopáticos usuales en la medicina convencional, ¿qué no ocurrirá en perjuicio de la salud, en lactantes o en niños pequeños? Mucha gente se convencería de la sorprendente efectividad de los remedios homeopáticos si los utilizara más a menudo. Se darían cuenta entonces de que el supuesto efecto sugestivo que se ha atribuido a quienes los toman resulta inexistente en el caso de lactantes o niños pequeños.
Recordemos que, en el caso de las tisanas, se prepararán muy suaves de forma que apenas adquieran un poco de color.
La tisana de hinojo, o si no se dispone de ella de anís, constituye uno de los remedios caseros más usuales. Las tisanas de hinojo, anís, alcaravea y eneldo son tisanas que se usan para entrar en calor. Una suave infusión de hinojo ha ayudado a muchos niños, y a la vez a sus madres, a superar algunos trastornos digestivos y del metabolismo momentáneos.
Para estados diarreicos o de inapetencia, resultará útil una tisana muy suave de milenrama9. Si no termina de solucionarse la diarrea, tomaremos una pizca de tormentilla31 y prepararemos una infusión muy suave con ella, que iremos dando al niño a cucharaditas durante todo el día.
Cuando existe un cierto grado de retención de agua en el cuerpo o los riñones no están en orden, un remedio bueno y fiable es la vara de oro. Su extracto obtenido de la planta fresca es uno de los mejores y más eficaces remedios para los riñones y para la vejiga urinaria. Si no podemos disponer de esta planta, siempre podremos emplear también una suave tisana de escaramujo.
En caso de pequeñas heridas, el empleo de suero láctico concentrado constituye un excelente remedio desinfectante. Se trata de un práctico producto natural que contiene ácido láctico, y puede ser utilizado de la misma manera que se emplea la tintura de yodo, con la ventaja de que es mucho más inocuo que este último.
También el hipérico (Hypericum perforatum) aplicado externamente mediante toques con un algodón empapado es digno de confianza. Pediatras conocidos, como el doctor Josef Schier12, recomiendan este sencillo remedio, obtenido del hipérico o hierba de San Juan, al que se le atribuye también un cierto grado de protección frente al tétanos.
El déficit de calcio puede manifestarse de formas diferentes y todavía afecta a muchos niños pequeños. Si además existe una falta de vitamina D, estamos ante las causas fundamentales del raquitismo, conocido en otros tiempos como «enfermedad inglesa». Ya no se ven casos graves como antaño, con un sistema óseo deformado y poco desarrollado, pero sí que nos encontramos todavía con formas menos graves de este trastorno. Sorprende que los niños que padecen un grado ligero de raquitismo muestren, por regla general, una mayor vivacidad, mayor rapidez de reacción y también muy tempranamente aspecto de niños inteligentes que aparentan un mayor entendimiento del que realmente disponen, como si se desarrollara en ellos una especie de madurez precoz. En estos casos pienso siempre en las manzanas que en el árbol se vuelven amarillas demasiado pronto. Examinadas de cerca, por haber madurado demasiado deprisa, son las que suelen llevar gusanos.
Los niños afectados por un déficit de calcio y vitamina D precisan de nuestra ayuda. En tales casos, se han mostrado especialmente eficaces los preparados de calcio homeopáticos y los llamados «bioquímicos» como, por ejemplo, el Calcium phosphoricum D6, el Calcium fluoratum D12 (para la formación de los dientes) y la Silicea D12, como preparado de ácido silícico. También los preparados de ortigas y calcio, que se componen de diversas sales de calcio en diferentes potencias mezcladas con ortiga (como portadora de vitamina D), constituyen una buena ayuda en estos casos. El aceite de hígado de bacalao resulta muy recomendable como aporte de vitamina D. Así mismo, el zumo de zanahoria o el concentrado preparado a partir del jugo de zanahorias frescas, constituye una ayuda natural en casos de déficit de calcio.
Leche materna
Constituye el mejor y más natural alimento para el lactante, y es de vital importancia para su salud y para el futuro de su vida. Estudios estadísticos nos muestran que los niños alimentados con leche artificial presentan una mortalidad diez veces superior a la de los niños que toman el pecho. Los primeros días de la lactancia materna son de vital importancia, hasta el punto de poder ser decisivos para la vida o muerte del lactante. Hemos podido observar también en los animales que la manipulación de la naturaleza puede acarrear malas consecuencias. Todo granjero sabe que los animales recién nacidos, aunque sean de aspecto robusto (como sucede, por ejemplo, con las ovejas) van a tener serias dificultades de supervivencia si no son alimentados por sus propias madres. Muchos corderos preciosos acaban sucumbiendo cuando se les alimenta con leche de vaca o incluso con leche de otra oveja que no sea su verdadera madre. La leche materna es definitivamente el alimento más adecuado que cada recién nacido necesita para su desarrollo. Para el ternero es la leche de vaca; para el cordero, la leche de oveja y, para el ser humano, la leche materna. Su composición es la más apropiada, tanto fisiológica como biológicamente, para la formación del organismo, tanto de su estructura ósea como de los riñones y del resto de los órganos del cuerpo.
La leche materna, especialmente la primera en salir (calostro), contiene sustancias activas parecidas a fermentos, así como sales nutritivas y vitaminas, no todas bien conocidas, que no se hallan en ningún otro alimento ni siquiera de forma aproximada. Así mismo, contiene también anticuerpos y alexinas que pueden proteger al niño de muchas enfermedades. De ahí el gran misterio de por qué los niños de pecho se muestran inmunes a ciertas infecciones durante sus primeros tiempos de vida.
El falso argumento de que las madres que dan el pecho a sus hijos ven perjudicada su salud y su belleza corporal carece de fundamento. Hay suficientes pruebas que demuestran precisamente lo contrario. Una madre considerada como sana, que nutre a su hijo de forma natural, es decir, mediante lactancia materna, verá reforzada su salud, ya que durante este periodo sus glándulas de secreción interna y externa trabajan mucho más y mejor. Con ello mejora el aprovechamiento de los alimentos, especialmente la utilización de las vitaminas procedentes de la alimentación. También, en las madres lactantes, la regeneración de los órganos del bajo vientre transcurre mejor que en aquellas que renuncian a este privilegio natural. La armonía y el afecto emocional que surgirá entre la madre y su hijo queda mejor garantizado o reforzado si la madre da de mamar al niño. Como sucede con tantas otras cosas cuando se siguen las leyes de la naturaleza establecidas por el Creador, aquí también se aprovechan tanto la madre como el niño.
La alimentación del lactante con leche materna es de suma importancia para el desarrollo normal del niño y para poder disponer de una buena capacidad defensiva frente a posibles enfermedades típicas de la infancia. Sabemos por experiencia que los niños de pecho superan mucho mejor las enfermedades de la infancia y presentan menos secuelas indeseables que los niños alimentados artificialmente.
Algunas madres jóvenes se muestran nerviosas y preocupadas si desde el primer día no les sale leche del pecho. Podemos decirles que no deberían preocuparse por ello, ya que es normal que el recién nacido no reciba ninguna clase de alimento durante las primeras 24 horas de vida. En un principio solo se forma el nutritivo calostro. La verdadera leche no sale de su pecho hasta el tercer, cuarto o sexto día después del parto. Las madres jóvenes no deben pues preocuparse si el primer día no transcurre como quizá erróneamente se habían imaginado. Si sus mamas no producen suficiente cantidad de leche, podemos ayudarlas con la toma de unas gotas de ortiga al día o unas tabletas de un compuesto de calcio y ortiga. A este respecto, véase también el capítulo dedicado a la costra láctea.
Inflamación de las mamas (mastitis)
Las mastitis suceden con más frecuencia después del parto, durante la lactancia o el destete. Es necesario tratar enseguida su inflamación, ya que si no se pueden producir endurecimientos que pueden terminar con la formación de un absceso. En estos casos es preferible hacer madurar el absceso hasta que se abra por sí mismo, si bien hay quien prefiere intervenir quirúrgicamente. Tanto de una forma como de otra se formarán cicatrices que, como tejido carente de elasticidad, pueden representar un cierto riesgo para la salud.
Formas de tratamiento y medidas de precaución
Trataremos las mastitis mediante aplicaciones externas y también por vía oral mediante los remedios pertinentes. Por vía oral recurriremos a un extracto de equinácea, pues se ha mostrado muy eficaz en estos casos. Externamente, practicaremos suaves fricciones alternas con tintura de árnica10 primero y equinácea después. En mujeres especialmente sensibles se consigue una rápida mejoría si se le aplican con regularidad compresas calientes empapadas con infusiones de malva o de sanícula. Para aumentar su efecto curativo, añadiremos a estas infusiones de cinco a diez gotas de tintura de equinácea.
Las mujeres lactantes que deseen disminuir la producción de leche pueden conseguirlo mediante fricciones con tintura de levístico, tomando a la vez infusiones de esta planta especialmente adecuada para estos casos. En caso de aborto o si la criatura nace muerta, hay que ir sacando la leche de los pechos hasta que esta desaparezca definitivamente por efecto de los citados remedios. Hay que parar de forma natural la formación de leche para impedir que se pueda producir la llamada «fiebre de la leche» y una mastitis. También es recomendable untar las mamas regularmente, de dos a tres veces por semana, especialmente los pezones, con un buen aceite de hipérico o con la crema biológica de lanolina. Con estas aplicaciones podemos impedir, además, que se formen grietas en ellos.
Alimentación de los niños pequeños
Muchas madres se quejan de que las papillas de arroz integral estriñen al niño pequeño. Es posible que estos reaccionen de una forma especialmente sensible y que respondan con estreñimiento, lo que no ocurre, en cambio, cuando toman papilla de cebada. De todos modos, como la papilla de arroz integral posee un elevado valor nutritivo no debe abandonarse su consumo, sino más bien solucionar este inconveniente de una forma sencilla y natural. Las semillas de lino molidas constituyen un excelente remedio contra el estreñimiento, por lo que las añadiremos a la papilla de arroz integral. La cantidad a emplear dependerá de la respuesta y de la sensibilidad de cada niño. A menudo, suele bastar con una pizca (tomada con la punta de un cuchillo) para solucionar el estreñimiento producido en estos niños por el arroz integral y de esta manera no tienen que prescindir de tan valioso alimento.
Podemos preparar también una papilla de centeno integral. No es tan mucilaginosa como las anteriores, pero también es muy beneficiosa, especialmente durante la época de la dentición. El centeno no solo contiene calcio, sino también ácido fluorado de calcio, necesario para la formación del esmalte dentario.
La alimentación más adecuada para el niño se basará en el consumo de arroz, centeno, cebada, avena y, eventualmente, también mijo y alforfón, junto con zumo de zanahoria en alternancia con zumos de fruta. Vigilaremos siempre no mezclar los zumos de frutas con los de hortalizas. Tampoco resulta recomendable mezclar zumos de diferentes frutas entre sí, pues a algunos niños sensibles les puede dificultar la digestión. Los purés de almendras que podemos encontrar en herboristerías constituyen un buen sustituto de algunas papillas, los cuales podemos dar a los niños mezclados con zumos de fruta. Primero se disuelve el puré de almendras que vayamos a emplear, se le añade el zumo de fruta y se pasa por la batidora. Resulta, así, un excelente alimento adecuado tanto para niños pequeños como para mayores e, incluso, para los adultos. A su vez, la leche de almendra es un alimento fundamental para los niños que padecen de costra láctea; trastorno que combatiremos con más éxito si a estos niños les damos gotas de la planta Viola tricolor y calcio.
Tratamiento efectivo contra la costra láctea
El padecimiento de costra láctea suele preocupar bastante a los padres de estos niños. Su aparición no se debe a influencias externas, por una infección o algo parecido, como alguna gente cree. En realidad, la costra láctea se debe a una anormal hipersensibilidad del organismo infantil (lo que se llama una alergia trófica) o eventualmente a un estado carencial. Una vez suprimidas las causas que la han producido, la erupción cutánea desaparece sin más. Puede ocurrir también que el niño venga al mundo ya con esta hipersensibilidad en su organismo. Hay que procurar suprimir todas las causas posibles. Cuando el origen es un trastorno alimentario, hay que poner en orden la función intestinal mediante la toma de papilla de arroz integral, suero de mantequilla y otras medidas naturales.
A veces sucede que la responsable de la costra láctea del niño de pecho es la alimentación de su madre. Algunas madres no piensan que muchas sustancias que toman, incluidos bastantes medicamentos, pueden pasar a la leche materna y de ahí al niño. Así, por ejemplo, si una madre que padece estreñimiento toma el primer laxante que le viene a mano, este puede llegar a afectar al niño y producirle un trastorno intestinal con diarrea. Entonces se comienza a probar esto o aquello, se van haciendo pruebas al niño y, si no se obtienen resultados, se termina pasando a una alimentación artificial con la que parar la diarrea del niño. El problema es que a este niño se le priva entonces de tal valioso alimento, como es la leche materna. Si se hubiera indagado a fondo y se hubiera descubierto la verdadera causa, la solución hubiera sido bien fácil. Ninguna madre debería utilizar ningún laxante que contuviera áloe u otros remedios similares (irritantes del intestino grueso) durante el periodo de lactancia. En cambio, podemos disponer de preparados de semillas de lino, de zaragatona (Psyllium) u otros que también son inofensivos y se pueden tomar para combatir el estreñimiento durante la lactancia. Otros productos, como el fenobarbital, y otros muchos fármacos que contienen barbitúricos pasan a la leche materna. Lo mismo puede decirse de otros tranquilizantes, somníferos, compuestos de bromo, morfina, mercurio, quinina, ácido acetilsalicílico, muchos preparados antirreumáticos y yoduro potásico, además del alcohol y la nicotina, tan solo por citar los más importantes.
No es de extrañar, pues, que un niño cuya alimentación contenga estas sustancias pueda presentar trastornos de salud. No habría que olvidarlas cuando vemos un niño con costra láctea. Evita fumar; si tienes la mala costumbre de hacerlo, ¡evítalo por lo menos durante el periodo de la lactancia! Piensa en tu hijo, en su pequeño cuerpecito sufriendo por tu falta de consideración, tratando de eliminar la tóxica nicotina de su organismo.
La nicotina perjudica al niño ya durante el embarazo, lo que se puede comprobar escuchando los latidos del corazón del niño cada vez que su madre fuma un cigarrillo y como este puede llegar a latir ocho veces más por minuto. Si el padre participa en esta prueba, y ve los resultados, seguro que pedirá a su esposa que desista de fumar.
Algunos alimentos influyen también sobre la leche materna. A menudo he podido observar como la costra láctea desaparecía a los pocos días si la madre se abstenía de tomar proteína de huevo. Las madres deberían cuidar su alimentación durante el periodo de la lactancia y seguir las recomendaciones que se exponen en este libro. ¡Cuándo estés dando de mamar a tu hijo piensa que lo que comes es para ti y para él! Dale el pecho todo el tiempo que te sea posible. Solo en aquellos casos en los que, al cambiar la alimentación de la madre, la costra láctea siga inalterable, habremos de sustituir una toma por un biberón de leche de almendras o suero de mantequilla. Los niños afectados de esta dolencia suelen mejorar cuando se reduce la cantidad de grasa de sus comidas. Al suero de mantequilla se le pueden añadir unas gotas elaboradas a partir de Viola tricolor recién recolectadas.
Pasado el periodo de la lactancia pondremos atención a las siguientes recomendaciones: no hay que darles leche de vaca a estos niños, sino leche de almendra; hay que controlar también su peso, pues algunos pequeños no absorben del todo bien las proteínas de origen vegetal y pueden adelgazar. En estos casos, intentaremos compensar este déficit añadiendo harina de soja a su dieta. Si no diera resultado no nos quedaría más remedio que recurrir otra vez a la proteína láctea considerando, sin embargo, que estos niños suelen tolerar mejor la leche de cabra, y aún mejor la de oveja, que la de vaca. Los niños mayores que padecen una costra láctea muy pertinaz suelen mejorar al tomar germen de trigo. Siempre es preferible recurrir a remedios naturales que a productos químicos. En unos casos se consiguen buenos resultados al poco tiempo y en otros, en cambio, se requiere más paciencia. Una madre preocupada me pidió, una vez, que le ayudara a resolver la costra láctea que padecía su hijita. Además, me envió una muestra de orina para detectar posibles alteraciones. Se le dio leche de almendra y zumo de zanahoria algo diluido en caldo de verduras debido a una insuficiente actividad hepática. Así mismo, se solucionó un cierto déficit de calcio mediante un preparado biológico adecuado para estos casos. Conviene también estimular la actividad renal mediante una tisana suave con un poco de vara de oro (Solidago). Externamente, pondremos aceite de hipérico (toques), junto con aplicaciones de un preparado de calcio y ortiga en polvo. También podemos conseguir buenos resultados mediante baños con salvado.
Un año más tarde nos escribía la madre escuetamente: «Muchas gracias por habernos ayudado a eliminar la costra láctea de nuestra pequeña».
En otra carta, una enfermera nos decía: «Me encuentro sola en una casa de montaña con dos niños. El pequeño, que tiene ahora 15 meses, padeció de costra láctea el año pasado. Usted me envió un preparado de calcio y ortigas, Viola tricolor y suero láctico concentrado. Gracias a estos remedios, la enfermedad desapareció por completo al cabo de 14 días».
En este último caso se empleó también suero láctico concentrado algo diluido en los toques que se aplicaron sobre las lesiones. También se han conseguido buenos resultados mediante toques con extracto de equinácea recién recolectada. No resulta apropiado, en cambio, emplear agua o jabón para lavar a estos niños. Para limpiarlos es preferible emplear un aceite, a ser posible de hipérico. Con gran satisfacción vemos como podemos resolver muchos trastornos de una forma simple y sencilla, evitándole al niño posibles daños perdurables.
Eczemas infantiles
Los eczemas infantiles constituyen un penoso trastorno que afectan tanto al niño como a la madre por toda la dedicación y preocupaciones que conlleva.
En el congreso de 1964 de la Sociedad Alemana de Pediatría, en Múnich, el profesor Holt13, pediatra americano de la Universidad de Nueva York, defendió la tesis de que el empleo de preparados de alquitrán seguía siendo el mejor remedio contra los eczemas infantiles. Un extracto alcohólico de alquitrán o brea al 5% resultaría incluso más económico que el tratamiento con pomadas a base de esteroides. Hay que remarcar que el citado profesor admitió que los eczemas infantiles son relativamente fáciles de reprimir, pero difíciles de curar.
Mediante preparados con alquitrán podemos hacer que un estado de gravedad IV baje fácilmente a un estado I, pero esto no suele ser suficiente para conseguir una verdadera curación. Además, apenas se interrumpe este tratamiento se produce un rápido empeoramiento en el pequeño paciente, aunque esta cuestión no fue mencionada durante el congreso. Tampoco se dijo que el alquitrán, con sus once grupos de carbohidrógeno (entre ellos también la naftalina) posee un reconocido efecto cancerígeno.
Tratamiento recomendable
Desgraciadamente no había ningún pediatra que pudiese ofrecer un tratamiento mejor, como sería una dieta sin leche y proteínas lácteas junto con un eficaz tratamiento con fermentos lácticos, es decir, con suero láctico. Ninguno de los presentes pudo explicar cómo precisamente el tratamiento con suero láctico concentrado da excelentes resultados en los eczemas infantiles. Resulta lamentable que este tipo de tratamiento no sea mejor conocido por muchos profesionales, a pesar de los muchos años que hace que se utiliza. Desde hace siglos, se ha podido comprobar que muchos eczemas empiezan a curarse con baños en suero láctico fresco o, todavía mejor, en suero láctico ácido. Si además administramos al niño un remedio fitoterápico, como un elaborado con trinitarias recién recolectadas, los resultados todavía son mejores. Como, por regla general, los niños que padecen eczemas suelen presentar unos niveles bajos en calcio, la toma de preparados de ortigas y calcio constituye un valioso refuerzo en el tratamiento. Muchos pediatras conseguirían mejores resultados si en vez de emplear cremas o pomadas con esteroides emplearan una crema con lanolina.