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El pequeño doctor
La parálisis infantil se presenta periódicamente y por zonas. Parece ser que los días veraniegos de bochorno o calor sofocante favorecen el desarrollo de su agente causal. De ahí que la enfermedad presente una mayor incidencia de casos en verano17 que en los meses fríos del año. En las regiones tropicales la enfermedad se da durante todo el año. Científicos expertos en ella han observado que muchas personas, especialmente niños, son portadores del virus causante, pero no enferman, ya que disponen de un estado defensivo-inmunitario suficientemente eficaz. Raramente se presenta esta enfermedad en los pueblos indígenas o en los que viven en íntimo contacto con la naturaleza, de lo que se deduce que diversos hábitos o costumbres erróneos de nuestra civilización aumentan la predisposición a contraerla y disminuyen la capacidad de resistencia a la misma. ¿Cómo podemos protegernos de esta temible enfermedad? Resulta muy conveniente adoptar una serie de medidas preventivas para protegernos de las enfermedades infecciosas. Es básico y fundamental practicar una forma de vida lo más natural posible, junto con una sana actividad física. Nuestros fieles acompañantes serán, a ser posible, la luz, el aire y el sol. Como se sabe con bastante seguridad que la puerta de entrada habitual del virus de la polio es la cavidad nasofaríngea, en tiempo de epidemias no olvidaremos pincelar a fondo la garganta de los niños con un concentrado de suero láctico para protegernos mejor de las enfermedades infecciosas y para aumentar nuestra capacidad defensiva. Si la enfermedad ya ha aparecido, la base del tratamiento reside entonces en desintoxicar y eliminar. De este modo se crean las condiciones idóneas para superar la enfermedad sin graves consecuencias posteriores.
Consejos contra la gripe
Por suerte no todas las epidemias de gripe son como la que asoló Europa en los años 1918 y 1919, y que ocasionó más víctimas que la Primera Guerra Mundial. En la mayoría de los casos se trata de una enfermedad de escasa gravedad. Sin embargo, como muchas veces no se procede correctamente contra ella ni contra las enfermedades infecciosas en general, los consejos que se exponen a continuación van a ser una buena ayuda para muchas personas. Lo que aquí se menciona para la gripe nos sirve también para otras enfermedades infecciosas.
En primer lugar, ante toda enfermedad infecciosa, hay que empezar con una buena evacuación (limpieza) intestinal mediante un laxante vegetal.
Mientras dure la fiebre, el paciente deberá ayunar. Para calmar la sed y favorecer la eliminación de toxinas, se tomarán zumos de fruta, especialmente de naranja, pomelo15 y uva. Si el hígado también estuviera afectado, sustituiremos los zumos de fruta por el zumo de zanahoria. En ningún caso recurriremos a preparados químicos para hacer bajar la fiebre, ya que esta constituye una ayuda para el cuerpo, un apoyo defensivo para aniquilar o «quemar» sustancias patógenas y toxinas bacterianas. Es totalmente necesaria una derivación hacia los riñones para poder eliminar, cuanto antes, las toxinas producidas. Para ello, se darán tisanas renales con vara de oro (Solidago) o gotas para los riñones. Se apoyará la acción de la fiebre con envolturas sudoríficas. Si al paciente le cuesta sudar, se le administrarán infusiones bien calientes de flor de saúco con zumo de limón.
Para que el paciente se encuentre mejor y pueda dormir mejor y más tranquilo, aplicaremos envolturas frías en las pantorrillas, junto con las envolturas calientes.
Si el corazón se ve afectado por la enfermedad, se tomará un tónico cardíaco biológico o zumo de fruta endulzado con miel. De todas formas, también pueden suministrarse al paciente infusiones endulzadas con miel o, simplemente, agua con miel. También la fructosa (zumo de uva concentrado) actúa rápidamente, proporcionando vigor a la musculatura cardíaca.
Conviene lavar con regularidad el cuerpo del paciente con infusiones de tomillo o de agujas de enebro, aunque solo sude o haya sudado de forma moderada.
Ante una gripe fuerte resultan útiles los remedios siguientes: Podophyllum D4 y Taraxacum (diente de león), por actuar favorablemente sobre el hígado. Como ya se ha mencionado anteriormente, no debe faltar nunca el zumo de zanahoria para mejorar la función hepática. Por la noche, se aplicarán sobre la zona hepática hojas de col machacadas.
Si se trata de una gripe que afecta especialmente al cerebro y al sistema nervioso, deberemos administrar Avena sativa y Acid. phosp. D4 junto con un preparado biológico de calcio. En casos rebeldes daremos un preparado de equinácea. La aplicación de hojas de col machacadas sobre la nuca actúa de forma excelente.
Se debe observar una buena higiene bucal en el transcurso de todas las enfermedades infecciosas, incluida la gripe. Hay que cepillar los dientes con regularidad, con un cepillo de dientes adecuado y también la lengua, que suele estar «sucia» en estos casos. Las gárgaras con suero láctico concentrado constituyen otra medida de apoyo para favorecer el proceso curativo.
Como sucede con las enfermedades infecciosas, debemos procurar que la habitación de estos enfermos esté bien ventilada, ya que los pulmones se ven forzados a trabajar más para favorecer los procesos de «combustión» interna. Si los pacientes están bien tapados, siempre es preferible una habitación atemperada que una que esté sobrecalentada.
Una vez desaparecida la fiebre, la dieta del paciente se iniciará con fruta y con alimentos vegetales crudos; les seguirá una alimentación sencilla de tipo vegetariano y, pasada ya la convalecencia, el paciente adoptará la dieta usual, a ser posible, lo más natural posible.
De este modo conseguiremos superar rápidamente la gripe sin que aparezca ninguna secuela posterior para el cuerpo, como, por ejemplo, una gran sensación de cansancio y otros síntomas que, a veces, se presentan una vez pasada la enfermedad.
Gripe
Si bien, desde hace unas décadas, las epidemias de gripe que con cierta frecuencia aparecen en Europa no causan tantas víctimas mortales como en tiempos pasados, tampoco hay que considerar la gripe como una enfermedad banal, ya que sus secuelas o repercusiones posteriores pueden ser graves y sumamente incómodas. Estas pueden afectar a los pulmones (neumonía) o agudizar lesiones o trastornos crónicos de hígado, riñones, páncreas o de los órganos del bajo vientre. También puede verse afectada la estimulación del músculo cardíaco, o pueden producirse afecciones cutáneas (eczemas). A veces incluso pueden presentarse manifestaciones de tipo reumático como consecuencia de una gripe mal curada o mal tratada. Estas complicaciones podrían evitarse con un tratamiento cuidadoso y a fondo de la gripe.
Puntos importantes en el tratamiento de la gripe
Para conseguir buenos resultados en el tratamiento de la gripe, debemos tomar en consideración cuatro puntos importantes:
1. Hay que activar la eliminación de las sustancias nocivas producidas durante la enfermedad mediante terapias físicas. Se controlará el estado del corazón, algo a tener siempre en cuenta en las curas sudoríficas. Produciremos la sudoración necesaria mediante la aplicación de envolturas o baños sudoríficos.
2. Emplearemos remedios a base de plantas medicinales, como gotas para los riñones y el hígado, para conseguir una mayor eliminación a través de los riñones y del hígado. Para impedir la aparición de irritaciones o inflamaciones, tomaremos un extracto de equinácea.
3. Como en toda enfermedad, la alimentación es siempre importante. Mientras dure la fiebre, el paciente no debe recibir alimento proteico ni grasa alguna. Da muy buenos resultados someterse a una dieta de zumos de uno o dos días. Resultan especialmente beneficiosos los zumos de pomelo15, arándano diluido y grosella negra, con los que vamos alternando zumo de remolacha, también diluido. El paciente deberá tomar bastante más cantidad de líquido de la que suele beber normalmente.
4. Después de la remisión de la enfermedad deberemos dirigir nuestra atención hacia el periodo de convalecencia con un tratamiento adecuado, cuya duración no deberá ser demasiado corta. Aunque hayan desaparecido las manifestaciones agudas de la enfermedad, deberemos seguir, pues, con una terapia física. Aunque no haya fiebre no conviene suspender la toma de remedios diuréticos, así podremos eliminar las toxinas acumuladas y evitar que se produzcan secuelas o complicaciones pasajeras o permanentes.
En toda gripe es aconsejable seguir un tratamiento concienzudo, como en toda enfermedad infecciosa, hasta la curación completa de la enfermedad. Solo así podremos evitar la aparición de complicaciones, muchas veces más problemáticas de lo que uno pueda pensar.
Nuestro cerebro
El cerebro no solo es una estructura maravillosa, sino también un extraordinario regalo del Creador para los seres humanos. Sin él no podríamos ni planear ni poner en práctica ni terminar nada, por lo que deberíamos estar muy agradecidos. Cuando una persona ayuna voluntariamente o pasa hambre sin desearlo y pierde buena parte de su peso corporal, la médula espinal y el cerebro apenas se ven afectados por pérdida de peso alguna. El hecho de que nuestro organismo se vaya desintegrando poco a poco, antes que el cerebro, nos muestra su importancia como punto de partida de la mayoría de los impulsos vitales.
Un buen modelo comparativo con el cerebro humano lo constituyen las nueces. Su dura cáscara externa se puede comparar con el cráneo. La parte carnosa del fruto semeja al cerebro, mientras que la fina piel interna que se puede quitar en las nueces recién recolectadas tiene un cierto parecido con las meninges. Entre el cerebro y la médula espinal se encuentra el cerebelo, cuyo tamaño aproximado es el de una pelota de tenis. Las funciones que realiza el cerebro son equivalentes a las que se pueden observar en una sala de mandos de una central energética, de un transatlántico o de un moderno avión transoceánico. Nos asombran y producen admiración los múltiples instrumentos y conmutadores. Estas salas de mandos son, en cierto modo, como el cerebro de los barcos y aviones. Todo lo referente al viaje, cualquier cambio de curso, todas las estructuras de defensa en la lucha contra los elementos, en resumen, todos los impulsos directores proceden de la sala de mandos, es decir, del cerebro. El organismo le suministra la energía que necesita. La producción de energía que hace funcionar todo procede de las dinamos que producen corrientes de fuerza y luz. Si la producción de corriente no funciona bien o se estropea, la sala de mandos también se verá afectada, fallará o funcionará mal, a pesar de lo maravillosamente construidos que estén sus aparatos e instalaciones.
De la ilustración a la realidad
El aporte de energía para nuestro cerebro proviene de la sangre. Si esta lleva todas las sustancias nutritivas, vitaminas y sales minerales que precisan las células cerebrales y están bien abastecidas, todo funcionará a la perfección. Cada una de los millones de células que hay en el cerebro no desempeñan exclusivamente una función. Nuestro cerebro está dividido en grupos de trabajo denominados centros nerviosos, de los que se conocen más de una veintena. Cuando acontece un ataque de apoplejía, alguno de estos centros puede quedar desconectado. En estos casos, suele verse afectada la parte interna del cerebro, mientras que la parte externa, es decir, la corteza cerebral, no suele verse directamente dañada. Si, por ejemplo, se afecta un vaso sanguíneo de la parte interna derecha del cerebro se puede interrumpir el riego sanguíneo de su parte externa, manifestándose las consecuencias en la mitad izquierda del cuerpo. Este cambio de lateralidad se debe a que una parte importante de las vías nerviosas se cruza en el interior del sistema nervioso central. Así pues, lo que se manifiesta en el lado derecho del cuerpo se debe a trastornos circulatorios en la mitad izquierda del cerebro y viceversa. Si el cuerpo puede reparar las lesiones, desaparecerá la parálisis ocasionada y podrá restablecerse de nuevo el habla. Si se altera el centro nervioso del habla, mientras sigue funcionando bien la composición de las ideas y las interrelaciones entre el medio ambiente interno y externo del paciente, se produce la penosa situación de que el paciente no puede expresar correctamente de palabra lo que piensa, es decir, con la voz, aunque podrá hacerlo mediante la escritura.
Repercusiones desfavorables
Tanto la hipertensión como la hipotensión arterial influyen desfavorablemente sobre el funcionamiento del cerebro. Una presión arterial demasiado elevada o excesivamente baja puede producir, por ejemplo, mareos y ausencias. A pesar de que un órgano tan importante como el cerebro se halle tan bien situado y protegido por los huesos del cráneo puede verse dañado por accidentes y conmociones. ¡Pensemos, por un momento, en las múltiples caídas que ocurren al esquiar o al practicar otro tipo de deporte! Cuán a menudo se produce una fuerte conmoción cerebral sin que, aparentemente, se aprecie cambio externo alguno18. Por una fuerte caída se puede producir una rotura o rasgado de las meninges con salida del líquido cefalorraquídeo protector del cerebro. Se producen, entonces, diversas presiones sobre diferentes centros nerviosos. La persona afectada comienza a encontrarse mal, se altera el centro del metabolismo, y se pueden producir vómitos e incluso diarreas. El enfermo debe estar echado en la cama y quieto para que se pueda reparar sin impedimentos la rotura o rasgadura de las meninges y el cerebro pueda «flotar» de nuevo en el líquido cefalorraquídeo, como un barco dentro del agua.
También las bebidas alcohólicas y diversos medicamentos pueden influir sobre las funciones cerebrales, inhibiendo unos centros cerebrales mientras que otros pueden verse hiperexcitados, con lo que pueden verse afectadas ciertas inhibiciones del comportamiento y actuar de forma pasajera como no lo harían habitualmente. Por ingesta de metales tóxicos como arsénico y mercurio, entre otros, se pueden producir lesiones persistentes en forma de reblandecimiento cerebral con pérdida de vitalidad e incluso posibilidad de parálisis. Algunas funciones del cerebro y del sistema nervioso central pueden verse alteradas de forma parecida a como sucede en las etapas avanzadas de la sífilis. Los metales tóxicos pueden permanecer inactivos en nuestro organismo durante decenios, y pueden hacerse trágicamente ostensibles al llegar a la vejez.
Es muy importante protegernos de la meningitis, ya que tras su padecimiento pueden quedar graves secuelas. Para ello, es importante mantener una buena circulación sanguínea. Si, por las circunstancias que fueren, aparece una meningitis bacteriana, hay que actuar lo más rápidamente posible en su contra. Un buen remedio en estos casos es la equinácea. Si la meningitis19 no se trata adecuadamente puede dejar tras de sí parálisis parciales y otras lesiones persistentes, razón suficiente para no tomar el tratamiento a la ligera y ofrecerle gran dedicación e interés. En estos casos el paciente no soporta los ruidos ni la luz, por lo que necesita disponer de mucha tranquilidad en una habitación silenciosa y oscura. Las meningitis resultan siempre peligrosas, no solo por las lesiones o secuelas que pueden dejar tras de sí, sino porque incluso pueden llegar a ser mortales.
Actitud preventiva
Durante la juventud y en los años de mayor actividad y plenitud de la vida se suele pensar poco en que el sistema nervioso central y, con él, el cerebro, deberán proporcionarnos también un buen servicio en la etapa «otoñal» de nuestra existencia. Si queremos permanecer activos y con una buena vitalidad durante la vejez, con un buen mantenimiento de las funciones corporales y mentales, deberemos procurar que «la sala de mandos» que constituye nuestro cerebro esté mejor cuidada de lo que hoy es habitual. ¡Cuántas personas merman o acortan la maravillosa vitalidad y capacidad de recarga que posee el cerebro si no duermen regularmente lo suficiente! Si, excepcionalmente, esto no sucede, es posible recuperarse, pero una actitud errónea persistente nos va a llevar, con el paso del tiempo, a un agotamiento o fatiga, con la mengua de nuestra vitalidad y rendimiento funcional. Se puede conseguir dormir bien por medio de una alimentación sana y lo más natural posible, conseguir un buen estado físico y mental mediante la práctica de ejercicio en nuestro tiempo libre y evitar las diversas posibilidades de intoxicación a las que podemos vernos sometidos. De esta manera no solo nos procuraremos un buen estado de salud general, sino también un excelente servicio para nuestro cerebro.
Glándula pituitaria (hipófisis)
Nuestro cuerpo dispone de una pequeña glándula del tamaño de una alubia llamada hipófisis, que actúa como si fuera un pequeño general que mandase sobre un gran ejército o como el director de la torre de control de un aeropuerto internacional con todos sus vuelos alrededor. Con tan solo unos gramos de peso, antiguamente se consideraba esta minúscula glándula como un órgano atrofiado del organismo. El descubrimiento de su verdadera importancia y de sus hormonas, segregadas por sus lóbulos anterior y posterior, causó un verdadero asombro: ¡qué una glándula tan pequeña se ocupara de tantas funciones vitales del organismo!
Un influyente campo de acción
La hipófisis guía y regula, en cierta medida, el funcionamiento de la tiroides, glándulas suprarrenales y glándulas sexuales. Ocupa un papel determinante entre las glándulas de secreción interna. Su conexión directa con el sistema nervioso central y su vecindad con importantes centros nerviosos de la base del cerebro, que constituyen el llamado complejo diencéfalo-hipofisario, son objeto de frecuentes investigaciones por su influencia directa e indirecta sobre todos los procesos vitales del organismo. Parece ser que, junto con el timo, condiciona nuestro crecimiento corporal. El desarrollo de las glándulas sexuales y la formación de los órganos sexuales están regulados y dirigidos por la hipófisis, por lo que los casos de hermafroditismo habría que atribuirlos a un insuficiente desarrollo o mal funcionamiento de esta glándula. Sin su participación no es posible el transcurso normal del embarazo. La diabetes no solo se atribuye a una insuficiente producción de insulina por parte de los islotes de Langerhans del páncreas, sino que también se puede deber a un trastorno funcional del lóbulo anterior de la hipófisis. Del buen funcionamiento del lóbulo anterior de la hipófisis y las hormonas que segrega dependen una presión arterial equilibrada, una eliminación aumentada o reducida de agua e incluso las contracciones de la matriz durante el parto.
En el ámbito científico todavía no se conoce con detalle toda la complejidad hormonal de esta pequeña e interesante glándula, motivo por el que no se han podido sintetizar artificialmente estas hormonas, y resulta arriesgado recetar preparados hipofisarios. En cualquier caso, se recurre a administrarlos en pequeñas dosis (como si fueran dosis homeopáticas), ya que, dependiendo de la sensibilidad de algunos pacientes, pueden presentarse reacciones desfavorables.
Cuidados y atenciones de esta pequeña y maravillosa glándula
Debemos cuidar atentamente esta pequeña glándula por su importante papel como central de mando de nuestro organismo. Su localización en la base del cerebro la hace difícilmente accesible, por lo que solo podemos influir sobre ella mediante un buen cuidado general de nuestra salud. Por ello, es muy importante seguir una alimentación sana, dormir bien y lo suficiente, y practicar ejercicio físico y una buena gimnasia respiratoria. Aunque se han descubierto algunos detalles sobre esta pequeña glándula, todavía falta descubrir el secreto que este aparato en miniatura alberga.
Para el profano, la visión de los instrumentos de la cabina de cualquier avión de nuestros días produce una verdadera sensación de asombro ante tanta maravilla tecnológica. Lo mismo podemos decir del receptor de radio introducido en el interior del armazón de un reloj. Pues bien, todo lo que contiene y es capaz de realizar la glándula pituitaria, a pesar de que no supera el tamaño de una alubia, es más de mil veces superior a lo creado por la mente humana. Por todo ello, debemos prestar una mayor atención a nuestro cuerpo y no perjudicar su salud. Esta atención respetuosa queda reflejada en el salmo: «Te alabo porque estoy hecho de forma maravillosa, impresionante. Tus obras son maravillosas, y eso lo sé muy bien».
Causas y remedios contra el dolor de cabeza
No debemos querer combatir el dolor de cabeza con analgésicos. Más bien, es necesario investigar cuáles son sus causas e intentar combatirlas con procedimientos naturales. Con frecuencia, el dolor de cabeza tiene su origen en trastornos intestinales. Los procesos de putrefacción intestinal generan gases nocivos que llegan al hígado a través del sistema de la vena porta y, de ahí, vuelven otra vez al torrente circulatorio sanguíneo. Con frecuencia estas toxinas dan lugar a dolores de cabeza, ya que afectan a las células nerviosas (neuronas), especialmente a las del cerebro.
Así mismo, las dolencias y molestias del bajo vientre pueden producir dolores de cabeza.
En muchos casos, un exceso de trabajo origina un agotamiento nervioso que puede traducirse en dolor de cabeza.
Otras causas posibles pueden ser las desviaciones o desplazamientos de la columna vertebral producidos por algún tipo de sobrecarga, en cuyo caso las manipulaciones de quiropráctica pueden resultar eficaces para librarnos de este tipo de dolores. Una presión arterial demasiado elevada o demasiado baja, algunas enfermedades de la sangre o las inflamaciones de los riñones pueden también causar dolor de cabeza.
En todo caso, el dolor de cabeza no debe ser considerado como una enfermedad, sino como un síntoma o exteriorización manifiesta de una enfermedad. Hay que buscar cuál o cuáles son sus causas y combatirlas o tratar de eliminarlas sin recurrir a la toma de analgésicos u otras sustancias tóxicas.
De todos modos, podemos aliviar un dolor de cabeza, o incluso llegar a suprimirlo, mediante ciertas sales empleadas en bioquímica (terapia basada en las llamadas «sales del doctor Schüssler», a la que se le ha dedicado un apartado en este libro). También existen remedios homeopáticos especialmente efectivos en casos de jaquecas o migrañas, como la sanguinaria. Estas sales biológicas, junto con la sanguinaria y otros remedios homeopáticos, suelen actuar de forma excelente frente a los dolores de cabeza. Un remedio fitoterápico efectivo, sencillo y no tóxico es la planta medicinal llamada sombrerera o petasita (Petasites officinalis)20. Un déficit de la irrigación sanguínea cerebral puede también ocasionar dolor de cabeza. En estos casos, junto con la petasita recomendamos el Ginkgo biloba21, conocido también como árbol de los templos. Sus hojas contienen unas sustancias que mejoran la irrigación sanguínea cerebral.
Otros procedimientos útiles contra los dolores de cabeza son las terapias físicas, por su acción derivativa. Es el caso de las aplicaciones de duchas calientes en la nuca y en la columna vertebral o bien la práctica de masajes con aceites esenciales. La práctica de duchas calientes en el bajo vientre resulta útil cuando el dolor de cabeza tiene su origen en los órganos digestivos.
Así mismo, las aplicaciones de cebolla, rábano picante u hojas de col en la nuca pueden combatir con éxito los dolores de cabeza. En todo caso, siempre es preferible y más útil aplicar cualquiera de estos métodos naturales que la ingestión de productos químicos que tratan simplemente de anestesiar el dolor de cabeza.