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El pequeño doctor
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Posibles consecuencias

No habría por qué tener que soportar todas las molestias que puede llegar a ocasionar una enfermedad grave si desde un primer momento tratamos de eliminar decididamente sus causas. Hubiera sido mucho más sencillo si se hubiera pensado en solucionar las causas y se hubiera procedido con un pensamiento y tratamiento holístico del estreñimiento en lugar de soportarlo durante años. Hay médicos que apenas conceden importancia a este trastorno y solo se dedican a prescribir laxantes en vez de combatirlo a fondo para poder acabar con él.

También ocurre que muchas mujeres apenas prestan atención a los dolores en el bajo vientre y no se tratan ni el flujo vaginal ni los espasmos menstruales que padecen al no considerar estos trastornos como posibles causas de estancamientos circulatorios en el bajo vientre.

Hay personas que, instintivamente, actúan mediante métodos naturales y proceden correctamente, mientras otras, por el contrario, no muestran capacidad de decisión propia y necesitan ser aconsejados y guiados correctamente.

Los baños de asiento ayudan a aligerar el bajo vientre y a resolver estancamientos sanguíneos. Al agua de estos baños se le añade preferentemente decocciones de heno o infusiones de manzanilla o agujas de enebro. La temperatura del agua de estos baños será de 37 °C, ya que si son demasiado calientes hacen subir la sangre a la cabeza. La duración del baño será de una media hora y, para mantener constantemente elevada la temperatura del agua, iremos echando de vez en cuando pequeñas cantidades de agua muy caliente. Los baños de asiento resultan muy beneficiosos, ya que pueden solucionar los estados espasmódicos e incluso, con el tiempo, hasta el flujo vaginal. ¿Por qué no ocuparse mejor de los estancamientos, irritaciones e inflamaciones del bajo vientre que pueden poner en peligro los importantes órganos que contiene? Con el paso del tiempo, la suma de pequeñas causas acaba teniendo grandes consecuencias. Si no se presta la debida atención a estos pequeños indicios, puede suceder que al final no quede otra solución que recurrir a una intervención quirúrgica. ¿No hubiera resultado más lógico y sencillo aplicar primero cuidados adecuados de tipo natural para no tener que padecer después consecuencias nada agradables?

Los seres humanos procedemos de una forma mucho más inteligente en el cuidado de nuestras plantas que cuando nos ocupamos de nuestro propio cuerpo. El propietario de un bosque no serrará las ramas que tiene que cortar cuando alcancen el grosor de un brazo si ha tenido la ocasión de hacerlo cuando estas empezaban a brotar. Lo habitual es que cuide y combata cualquier trastorno que pueda afectar a sus árboles antes de que se hagan demasiado grandes. Sabe, por experiencia, que pequeñas causas pueden tener grandes consecuencias. Lo mismo nos sirve para el caso del dolor si este se manifiesta tempranamente. No basta con anestesiarlo simplemente, sino entenderlo como señal de alarma de la naturaleza para buscar sus posibles causas y poder combatirlo o eliminarlo como es debido.

Importante para futuras madres y puérperas

Cuán a menudo oímos decir que durante el embarazo y después del parto (puerperio) pueden aparecer una serie de problemas como flebitis (inflamación de las venas afectadas), trombosis (coágulos intravasculares) y embolias (desplazamiento de coágulos), trastornos que pueden alcanzar una cierta gravedad y enturbiar la alegría natural propia, tanto de las embarazadas como de las recientes mamás.

He aquí unos pequeños consejos que, a buen seguro, podrán ser de ayuda para quienes se encuentran en esta difícil situación. Existen plantas que, combinadas entre sí, ejercen un buen efecto sobre las venas. Actúan de forma tan excelente en casos de flebitis, varices (dilatación de las venas afectadas) y trombosis39 que futuras madres y puérperas podrán sacar un gran provecho de ellas. Nos referimos a las siguientes plantas:

Hipérico o hierba de San Juan (Hypericum perforatum)

Milenrama (Achillea millefolium)

Flor de árnica (Arnica montana).

La infusión o tisana preparada con estas tres plantas medicinales nos proporcionará buenos resultados ante los trastornos mencionados. De todos modos, aún actúan mejor y de forma más intensa los jugos o extractos obtenidos a partir de las plantas frescas (es decir, recién recolectadas).

En cientos de casos, sus efectos positivos en puérperas se han presentado al cabo de muy poco tiempo, por lo que todas las futuras madres deberían conocer estos sencillos remedios.

Veamos ahora cómo actúan cada una de estas tres plantas. Los extractos obtenidos de planta fresca de las flores y yemas del hipérico8 ejercen un efecto curativo sobre las heridas, al igual que sucede con el aceite de hipérico. Dan buenos resultados en dolores intensos resultantes de una lesión nerviosa, en caso de conmoción cerebral, en padecimientos de la médula espinal con agresión traumática de los nervios, contra los dolores subsiguientes a una intervención quirúrgica y contra dolores de tipo nervioso, especialmente los dolores de cabeza parietales (laterales) tras un sobreesfuerzo psíquico o intelectual.


Árnica (Arnica montana)


Milenrama (Achillea millefolium)


Hipérico o hierba de San Juan (Hypericum perforatum)

La milenrama9 es un típico remedio para los trastornos circulatorios sanguíneos. Ante todo, actúa contra las dilataciones venosas, hemorroides, varices, estancamientos de sangre venosa en el bajo vientre y en las piernas, contra la congestión o acumulación de sangre en la cabeza, en las hemorragias nasales intensas y repetitivas, así como en las hemorragias de la vejiga urinaria.

El árnica10 es un remedio que actúa también sobre el sistema venoso, especialmente ante estancamientos de la sangre, heridas y dolores por agotamiento. La gran acumulación de sangre en las venas que se puede producir antes del parto puede combatirse y solucionarse muy bien con el árnica. El árnica ha resultado ser también un excelente remedio en casos de úlceras varicosas de las piernas, siempre que empleemos los extractos frescos de sus raíces, no de sus flores. Las flores de esta planta, así como la tintura obtenida de ellas, solo se destinan a las aplicaciones externas.

La pulsatila es una planta que se emplea en el tratamiento de ciertos trastornos circulatorios. Se trata de una ranunculácea muy potente, casi tóxica, por lo que no debe emplearse para preparar tisanas con ella; solo debe emplearse en dosis homeopáticas. En cambio, las otras tres plantas mencionadas son empleadas a menudo en fitoterapia y forman parte del patrimonio de plantas medicinales de uso corriente.

El extracto de tintura de las semillas del castaño de Indias silvestre es un buen remedio para el sistema venoso (producido también en forma de tabletas). La acción favorable del castaño de Indias sobre la circulación venosa ha sido probada tanto de forma experimental como clínicamente. Así mismo, también con la administración por vía interna y externa de Hamamelis se pueden obtener buenos resultados en trastornos venosos. Por su parte, el meliloto produce un aumento de la resistencia capilar y mejora el reflujo de la sangre venosa.

Para tratar los típicos vómitos del embarazo, disponemos de tres sencillos remedios. La Nux vomica D4 suele combatir con eficacia las desagradables náuseas a los pocos días de tomarse. Si sus resultados no son suficientes podemos recurrir a la Ipecacuanha D4 o al Apomorphinum D4. No hay por qué padecer durante semanas o meses un trastorno tan desagradable que enturbia la alegría natural que supone el estado de buena esperanza de la futura madre, habiendo como hay remedios homeopáticos eficaces.

Para conseguir un embarazo y parto sin complicaciones, además de las plantas citadas, se tomará un complejo de ortigas y calcio y un preparado vitamínico natural.

Cómo combatir los déficits de calcio y ácido silícico

Sucede, a veces, que poco tiempo después del parto algunas mujeres padecen de los pulmones, posiblemente incluso de un tipo de tuberculosis, o de trastornos de tipo glandular. Por regla general, estas enfermedades o la predisposición a padecerlas ya se encontraban latentes en ellas. Debido a las exigencias y al sobreesfuerzo que supone el embarazo puede irrumpir o aflorar un trastorno que se encontraba en estado latente. Es un hecho conocido que, en su desarrollo, el feto precisa una gran cantidad de calcio para su organismo. En la naturaleza todo tiene su razón de ser. ¿Por qué tiene que sufrir el niño una falta de calcio si él no puede decidir sobre el abastecimiento de este mineral para su organismo, y no la madre, que sí que puede decidir y actuar libremente para abastecerse adecuadamente? Resulta comprensible, pues, que la naturaleza se preocupe primero del niño y de que su organismo lo saque del cuerpo de la madre, concretamente de sus dientes, huesos y tejidos, lo que puede abocar en un estado deficitario para la madre. No sin razón, un antiguo proverbio asegura que cada niño le cuesta un diente a la madre, ya que durante el embarazo las necesidades de calcio son muy elevadas. Si existe un déficit de aporte externo de calcio, el cuerpo lo toma de allí donde lo pueda encontrar. De ahí que sea tan importante seguir una dieta rica en calcio durante el embarazo. Son especialmente recomendables ciertos vegetales crudos que aportan calcio fácilmente asimilable. Es el caso de zanahorias crudas ralladas, ensaladas con col cruda rallada, col fermentada cruda (mejor de procedencia biológica) y otros productos ricos en calcio. Así mismo, resulta apropiado tomar buenos preparados de calcio, pero no los habituales del mercado en combinación con ácido láctico, sino preparados de calcio de origen vegetal. Por suerte, disponemos de ortigas y otras plantas de las que podemos extraer calcio que sea fácilmente asimilable.

Es conveniente, además, tomar ácido silícico. Disponemos de plantas que lo contienen, como la cola de caballo7, la galeopsis11 y otras con las que podemos preparar tisanas o emplear extractos de plantas frescas. También se hace necesaria la vitamina D, ya que el calcio necesita esta vitamina para que lo podamos asimilar y utilizar correctamente. Para ello, podemos emplear aceite de hígado de bacalao, todas las emulsiones que contengan este aceite, así como los productos y nutrientes naturales que contengan vitamina D.

Otro punto importante a tener en cuenta es favorecer la actividad de los riñones y de la piel para que no puedan producirse trastornos metabólicos ni se acumulen restos de ácido úrico, que podrían dificultar la asimilación del calcio.

Otro aspecto también digno de atención es comer despacio, masticando y ensalivando bien los alimentos. Una carencia de calcio puede producir una serie de trastornos en las glándulas de secreción interna (endocrinas) y un mal funcionamiento de los ganglios linfáticos. A menudo se producen fermentaciones, gases intestinales y procesos de putrefacción del contenido intestinal que perjudican la salud. Quienes pongan especial atención en evitar estos trastornos no tienen por qué preocuparse de padecer tuberculosis u otras enfermedades. Si el organismo dispone de buenos niveles de calcio y ácido silícico se pueden vencer mejor los procesos infecciosos que uno pueda padecer a lo largo de su vida; cuestión a tener en cuenta también por quienes padecen trastornos dentarios, catarros con frecuencia, propensión a padecer anginas o infecciones con frecuencia o presentan, a menudo, ganglios linfáticos hinchados. ¿Por qué no actuar de forma preventiva, si sabemos que más vale prevenir que curar? Resulta, pues, muy recomendable prestar atención, ya desde niños, a la aparición de estos trastornos para adoptar a tiempo las medidas pertinentes que nos van a ayudar a superarlos.

Influencias peligrosas durante el embarazo

Ciertamente, no hay nada que pueda alegrar más a una madre que traer al mundo un niño sano. Ninguna persona joven puede apreciar en su totalidad la enriquecedora experiencia de ser una madre o un padre feliz si no lo ha vivido personalmente. ¡Qué dolor más grande, en cambio, cuando se da a luz un niño enfermo o con malformaciones, sin manos o pies en las extremidades o con otras terribles anomalías, tal y como se pudieron ver miles de casos en Europa hace unos años, especialmente en Alemania!, ¡qué drama tan espantoso para una madre considerarse la principal responsable de una desgracia de esta magnitud! Diversas investigaciones científicas han destacado que el período entre las primeras cuatro y ocho semanas (digamos los tres primeros meses después de la última regla) es de capital importancia en cuanto a la incidencia de influjos nocivos sobre la vida del embrión. Veamos, pues, a continuación y de forma resumida, qué podemos hacer para evitar, en lo posible, la aparición de malformaciones en el niño que se está formando en el claustro materno.

Alimentación y ejercicio físico

Quienes se hayan interesado en cuestiones de nutrición sabrán que la alimentación de las futuras madres debe ser lo más natural posible y que no es necesario comer más cantidad de alimentos que la acostumbrada.

Otra cuestión es que las embarazadas deberían poder respirar en un ambiente rico en oxígeno para sentar las mejores bases para un buen desarrollo del niño, necesidad que puede satisfacerse moviéndose al aire libre, en lugares lo menos contaminados posible. Por ello, resultan muy indicados los paseos por el campo y el bosque, lo que no ocurre cuando se camina por calles muy transitadas donde el aire está cargado de gases contaminantes provenientes de los tubos de escape de los coches.

Alcohol, nicotina y radiaciones

Hoy en día ya debería saberse que el consumo de bebidas alcohólicas puede tener graves consecuencias para la procreación. De hecho, es una gran irresponsabilidad engendrar al que será un futuro niño después de haber consumido grandes cantidades de alcohol, como sucede a menudo en fiestas en las que se bebe en abundancia. Esta despreocupación irresponsable termina pagándose cara durante toda la vida. Cada futura madre debería conocer los inconvenientes que resultan del consumo de bebidas alcohólicas y, consecuentemente, evitar su consumo durante el embarazo.

Otra grave irresponsabilidad es fumar durante la gestación y la lactancia. Se ha observado que pocas horas después de haber fumado se encuentra nicotina en la leche materna. ¿Quién nos asegura que este veneno vascular no alcanza también la placenta con cierta rapidez?

Así mismo, se evitarán en lo posible los daños producidos por radiaciones, como los rayos X, las aplicaciones de radio y todas las radiaciones artificiales que se emplean en la radioterapia moderna. Por desgracia, nada podemos hacer para impedir las radiaciones radiactivas resultantes de las explosiones de las pruebas atómicas.

Medicamentos de síntesis química

Toda embarazada debería evitar en lo posible la toma de fármacos contra el dolor de cabeza, tranquilizantes y somníferos. Los alarmantes informes y reportajes que aparecieron en la prensa, hace ya unos años, sobre la tragedia de la talidomida, el fármaco que originó malformaciones en miles de niños, debería hacer recapacitar a las mujeres encintas sobre la conveniencia de evitar el uso de fármacos durante el embarazo y la lactancia. Antes fue la talidomida, mañana quizá la sulfamida y pasado mañana quizá sea otro el producto responsable de nuevos daños. Es preferible destinar los productos químicos a la limpieza de suelos, ventanas u otras finalidades técnicas que tomar los preparados elaborados con ellos. Las gestantes deberían prestar más atención o dedicación a sus deberes maternos que a querer combatir rápidamente con potentes fármacos sus malestares, dolores de cabeza o el insomnio. Por suerte, disponemos de una gran cantidad de remedios vegetales inocuos capaces de resolver estos trastornos pasajeros. ¿Por qué recurrir, entonces, a productos peligrosos para la salud, cuyas consecuencias pueden llegar a ser nefastas? Cada vez se confirma más que solo la vía natural, en sus formas más inocuas, es la que más nos puede ayudar sin producir efectos secundarios nocivos. Como consecuencia de comportamientos antinaturales y de puntos de vista insanos, prevalentes en la actualidad, a muchas personas les parece más adecuado recurrir a lo que sea para aliviar síntomas que aspirar a una verdadera curación. Las desventajosas consecuencias resultantes de este comportamiento erróneo deberían hacernos recapacitar sobre la conveniencia de seguir las formas naturales de curación.

Ventajas y desventajas del tratamiento hormonal

Muchas mujeres que desean tener hijos, al no serles posible, suelen poner un gran empeño en satisfacer este deseo. Esta actitud es comprensible, ya que una frustración de esta magnitud puede ocasionar serios trastornos de tipo emocional o psíquico. De todos modos, también es cierto que hay mujeres que no tienen deseo alguno de tener hijos. No lo consideran, pues, un infortunio, pero se pierden la satisfacción y natural alegría de tener niños en casa.

Dos posibles caminos

La carencia de hijos en el matrimonio suele estar relacionada, en muchos casos, con la existencia de trastornos hormonales, como se ha observado repetidas veces. En tales casos hay dos caminos a seguir. Por una parte, existe la posibilidad de estimular adecuadamente el organismo para que mejore su propia producción hormonal mediante determinadas terapias físicas, como la práctica de baños de asiento, baños de temperatura alterna, baños de Kuhne y otros de efectos parecidos. Conviene activar la circulación sanguínea del bajo vientre para activar la producción hormonal y posibilitar así la consecución del embarazo.

Los remedios que activan la circulación y la administración de preparados de ortigas y calcio resultan de gran utilidad en estos casos. Si a ello añadimos, además, la toma de germen de trigo o de su aceite (en perlas) reforzamos las posibilidades de que las mujeres afectadas puedan conseguir quedarse embarazadas. Si bien el movimiento y la respiración al aire libre benefician a la recuperación natural del cuerpo, nunca se debe exagerar al practicar deporte, más bien, hay que llevar un estilo de vida equilibrado.

Hay un segundo camino que algunas personas prefieren seguir, ya que promete una solución más rápida para vencer la infertilidad femenina. Se trata del tratamiento hormonal mediante hormonas sexuales, si bien este camino alberga algunos riesgos. Como entre las mujeres existe una diferente sensibilidad corporal a estos productos, no resulta fácil para el médico encontrar las dosis adecuadas en cada caso. Puede suceder que se preparen varios óvulos a la vez para ser fecundados y esto dé lugar a embarazos múltiples de dos, tres o incluso más niños. Esta situación podría resultar abrumadora hasta para aquellas mujeres que tanto sufrían por no tener hijos. Lo más apropiado es seguir la primera vía o camino, estimulando de forma natural la producción hormonal de las glándulas sexuales y, solo cuando esta vía resulta infructuosa, cabría pensar, entonces, en un tratamiento hormonal.

Otras observaciones importantes

En relación con este tema también resulta interesante considerar el proceso contrario, es decir, la supresión hormonal normal del organismo femenino. Los ginecólogos han observado que esta supresión dura mientras se toman fármacos, como las conocidas píldoras anticonceptivas. Al dejar de tomarlas, el organismo femenino puede reaccionar de tal modo que se fecunden varios óvulos a la vez y tener un parto múltiple. Cuando las mujeres sepan que al dejar de tomar estas píldoras pueden dar a luz trillizos o quintillizos, quizá empiecen a comprender entonces las desventajas que pueden albergar dichas píldoras.

Cuidados del lactante

A buen seguro que muchas de las cosas que hicieron nuestros padres fueron acertadas, pues la experiencia es buena consejera. Otras veces procedieron erróneamente, pues algunos viejos usos y costumbres no se corresponden con los actuales conocimientos que se tienen sobre la higiene. Baste recordar, por un momento, el casi ancestral miedo al agua y considerar como algo nocivo el bañarse con frecuencia. ¡Incluso hoy en día hay personas mayores que se jactan de no haberse metido en su vida en una bañera! Es una realidad que en tiempos de nuestros abuelos a muchos niños se les privaba del contacto directo con la luz, el aire, el sol y el agua para evitar que pudieran resfriarse; lo que en la actualidad nos parece algo difícil de creer. Y no solo eso: para evitar que a los niños pequeños se les pudieran torcer las piernas se les fajaba tan estrechamente que apenas podían moverlas. Hace algún tiempo aún se podían ver en Italia a lactantes empaquetados como pequeñas momias. No en vano en tiempos pasados la mortalidad infantil era mucho mayor que la existente en la actualidad.

El bañar con frecuencia a los lactantes es una necesidad incuestionable, tanto por cuestiones de higiene como por los cuidados que requieren su piel y la actividad cutánea. Además, la toma de baños activa el funcionamiento de los órganos internos. Con ellos se combaten estancamientos de líquidos y se activan las glándulas de secreción interna y sus importantes funciones. No hay que olvidar que, durante nueve meses, el niño estuvo sometido a una temperatura constante en el claustro materno, bien protegido de las vicisitudes del mundo exterior y resguardado cerca del corazón de la madre. Al dar a luz, el recién nacido se ve sometido de pronto a un ambiente frío, al que su pequeño organismo deberá adaptarse progresivamente. Cuando vayamos a bañar al recién nacido o al lactante, la temperatura del agua no deberá sobrepasar los 37 °C, o sea, debe estar tibia. En verano, en cambio, conviene que el agua de baño esté algo más fresca, especialmente si se trata de agua calentada al sol. A los niños les encanta el líquido elemento y pronto se adaptan con gusto a él, como lo demuestran chapoteando alegremente o protestando cuando consideran que se les saca de la bañera demasiado pronto.

Hay que tener especial cuidado en la elección de los productos para echar en el agua del baño y evitar, así, consecuencias desagradables. No es infrecuente que los niños pequeños se metan los dedos en la boca y se traguen algo de agua de la bañera. Por ello, no deben emplearse con ellos productos, como el llamado «bálsamo de agujas de pino», que llevan el colorante verde iridiscente (Natrium fluoresceinum). Tampoco conviene utilizar ciertas plantas medicinales, como la celidonia o el geranio robertiano que, si bien actúan bien contra impurezas y erupciones cutáneas, en el caso de los niños pequeños hay que tener suma precaución con ellas. Productos que para nosotros los adultos son aparentemente inocuos, pueden ser nocivos para los niños pequeños, al ser estos mucho más sensibles a ellos. De ahí que a veces nos resulte difícil poder averiguar cuál ha podido ser la causa de los trastornos que padecen.


Manzanilla (Matricaria chamomilla)

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