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El pequeño doctor
¿Sabes lo que puede serte útil cuando alguno de tus familiares sufre una inflamación de los ojos, por haber estado demasiado tiempo en la nieve o remando a pleno sol? ¿Sabes lo que deberías hacer cuando los ojos te arden por la noche? Muy sencillo: coge un huevo, separa la clara y bate ligeramente. Luego, extiéndela sobre un pañuelo y aplícala con suavidad sobre los ojos. Verás con agrado como, al disminuir el ardor, el paciente podrá dormir mejor y a la mañana siguiente la inflamación habrá disminuido en parte o totalmente. Si no dispones de un huevo, puedes emplear requesón en su lugar o un trozo pequeño de carne cruda de pollo, de ternera o de vacuno. Se trata de antiguos remedios eficaces que puedes usar allí donde te encuentres. Esta misma aplicación te podrá ayudar también en caso de pérdida temporal de la visión por el sol que a veces se produce durante excursiones por zonas nevadas o en los glaciares de alta montaña.
Resfriados
La cebolla, cuyo nombre científico es Allium cepa, es un buen remedio contra los resfriados con una abundante secreción nasal. Para ello, corta una rodaja de cebolla, sumérgela un momento en un vaso de agua muy caliente y vuélvela a sacar. Durante el día ve tomando pequeños sorbos de esta agua, lo cual también constituye un remedio excelente contra los resfriados primaverales. Además, coloca una cebolla partida en dos trozos sobre la mesilla de noche para poder inhalar, durante el sueño, el beneficioso aroma que despide. Esto te hará disminuir considerablemente los síntomas del resfriado y la propensión a padecer catarros. También actúan favorablemente las cataplasmas de cebolla, aplicadas alrededor del cuello durante la noche. Así mismo, se puede combatir también el resfriado aspirando agua salada por la nariz. Igual servicio rinde el zumo de limón o un preparado natural de ortiga y calcio, así como un espray nasal.
Catarros
Puede ser que padezcas a menudo resfriados y catarros. Quizá dispongas en tu jardín de un abeto, un alerce, un pino o cualquier otra conífera. En estos árboles siempre encontrarás brotes germinados, desarrollándose o aún cerrados, preparándose para el año próximo. Recoge algunos de estos brotes y mastícalos lenta y detenidamente durante el día, tomando de vez en cuando un nuevo brote. Verás como el catarro desaparece a los pocos días. No te olvides de este sencillo remedio cuando te encuentres de paseo o esquiando. Por la noche, convendría que te colocaras un paño mojado en aceite alrededor del cuello y lo cubrieras con un paño de lana para mantener el calor. Verás como pronto desaparece la irritación que te hace toser.
Ronquera
Si padeces de ronquera, puedes emplear el serbal, que quizá tengas en tu jardín. Si no dispones de ninguno, puede ser que tu vecino tenga uno o recuerdes haber visto alguno en tus paseos. Mira también si encuentras pimpinela blanca (Pimpinella saxifraga), si es que no te has provisto ya de sus raíces en la época cálida del año. En caso de ronquera, te recomiendo que mastiques bayas de serbal así como raíz de pimpinela blanca. Sea seca o recién recolectada, hay que procurar que el jugo resultante de la masticación se mezcle bien con la saliva para que pueda actuar sobre la garganta. Para ello, procura mantenerla el máximo de tiempo posible en la boca. De este modo tan simple uno puede librarse de la ronquera en muy poco tiempo. No hace falta usar los dos remedios a la vez. Tanto uno como otro están entre los mejores remedios contra este trastorno.
Sabañones, pies fríos
¿Sabes a qué son debidos estos dos desagradables trastornos? Si hubieras puesto buen cuidado en evitar estancamientos de sangre en tu sistema vascular, especialmente el venoso, ahora no te verías afectado/a por ellos. Pero si ya se han producido, puedes combatirlos con baños de pies de temperatura alterna (calientes y fríos). Primero, debes colocar los pies en agua caliente y, después, en agua fría. En agua fría: tantos segundos como minutos permanezcan en agua caliente. Así, si estás dos o tres minutos en agua caliente, los dejas dos o tres segundos en agua fría. Estos cambios se pueden repetir de seis a ocho veces por sesión. Este baño de pies se termina poniéndolos en agua fría. Luego, se friccionan enérgicamente y, a ser posible, se untan con un poco de aceite de hipérico, y así podrás combatir este trastorno circulatorio.
Otro método aún más antiguo, hoy poco conocido, es el de andar descalzo sobre la nieve. Quienes posean en su casa un balcón cubierto de nieve en invierno pueden practicarlo sin dificultad. Su efecto es parecido al método de pisar el agua del popular hidroterapeuta alemán Sebastián Kneipp. La duración del «pisado de la nieve» puede irse incrementando a medida que se vaya practicando, empezando con diez segundos; un tiempo después, medio minuto, y, más adelante, puede llegar a durar hasta dos o tres minutos. Para que no pueda llegar a ser perjudicial, hazlo solamente durante el tiempo que puedas soportarlo bien sin tener frío. Después de esta aplicación métete en la cama caliente, sin secarte previamente los pies. Este procedimiento puede repetirse varias veces por la mañana y, si no dispones de un balcón con nieve, puedes recurrir a hacerlo al aire libre. En este caso, sal de casa con unas pantuflas calientes o con zuecos de madera bien forrados que mantengan los pies calientes. Descálzate rápidamente y realiza el pisado, a ser posible, sobre nieve recién caída. Acto seguido, procede a friccionarlos enérgicamente, ponte el calzado que te caliente los pies y regresa a casa. Si repites este tratamiento varios días seguidos verás como van desapareciendo los sabañones de los pies.
Para evitar que este trastorno se repita cada invierno, empieza en verano a fortalecer el cuerpo tomando baños de pies de larga duración con serpol o con una decocción de flores de heno y andando descalzo durante veinte minutos, como mínimo.
También puedes friccionar los pies con limón, dejándolos secar y aplicando, a continuación, aceite de oliva sobre la piel.
En regiones montañosas o en la proximidad de granjas se pueden tomar baños de suero de leche de larga duración, con la particularidad de que el suero ácido actúa más intensamente que el suero dulce. El suero de leche caliente puede utilizarse también en caso de psoriasis. Los baños calientes de larga duración mencionados se pueden practicar también en invierno, alternándolos con los baños de temperatura alterna o con el pisado de la nieve. La temperatura del agua de baño será la de la sangre, es decir, de 37 grados centígrados, lo que conseguirás añadiendo, de vez en cuando, agua muy caliente. Puedes preparar dichos baños, que durarán una media hora, añadiendo algunas plantas medicinales. Después, fricciona los pies con limón y aplica hojas de col machacadas, que dejarás durante toda la noche. Este procedimiento también actúa favorablemente contra los sabañones.
Piernas y pies cansados
Si padeces con frecuencia de pies y piernas cansadas y al terminar el día incluso los notas algo hinchados, báñalos en una decocción de patata o verduras. Luego, puedes aplicarles un vendaje caliente con sal. Para ello, tuesta un poco de sal y ponla rápidamente en un paño, con el que envolverás los pies sin perder tiempo. Basta hacerlo un par de días, a última hora de la tarde, para que se note su efectividad y como disminuye el cansancio de los pies. Si dispones de heno u otras hierbas, puedes preparar una decocción con ellas y agregarle la sal. Baña piernas y pies en ella y verás como desaparece el cansancio de estas partes del cuerpo, así como la sensación de ardor en los pies, en caso de padecerla. Un trastorno como los pies hinchados, sobre todo a la altura de los tobillos, puede ser también una señal que indique un corazón cansado, tema del que El pequeño doctor se ocupará más adelante. El empleo de sal marina resulta más eficaz que el uso de sal (común) de cocina.
Hemorragias y hemofilia
Si conoces a alguien que padece a menudo de hemorragias nasales o incluso es hemofílico, puedes ayudarle con un par de buenos consejos. Si por una mala coagulación de la sangre es difícil detener una hemorragia, prueba con la aplicación directa de carne de pollo cruda y fresca. Es un remedio natural que puede ser de utilidad en estos casos. Si se trata de un trastorno pasajero, puede servir una planta como Tormentilla o sietenrama31, sobre la que El pequeño doctor te informará más adelante.
Déficit de calcio
Los padres deberían vigilar que sus hijos no padezcan un estado deficitario de calcio, sobre todo cuando estos tienen una mala dentadura, los huesos no se desarrollan bien ni son muy fuertes y son proclives a padecer resfriados. Tú mismo puedes elaborar un preparado natural de calcio excelente y económico. Seguro que cerca de tu casa o por donde pasees habrás visto una planta que crece fácilmente en todas partes: las ortigas. Escoge las más jóvenes y tiernas y procúrate unas cáscaras de huevo de tu propia cocina. Quienes viven cerca del mar pueden proveerse incluso de conchas de ostras. Tritura estas cáscaras o conchas con las ortigas tiernas, y del polvo verdoso resultante, una vez se ha dejado secar, toma una pizca (punta de cuchillo) dos o tres veces al día. Al cabo de unos meses, con este sencillo remedio, los dientes habrán mejorado y, tras unos años, se habrán fortalecido, al igual que los huesos. Así mismo, se consigue que disminuya notablemente la propensión a padecer resfriados. De todos modos, quienes quieran ahorrarse el trabajo de preparar estos polvos pueden hacer uso del preparado elaborado con un compuesto de calcio y ortiga.
Flebitis (Inflamación de las venas)
Un buen remedio para combatir una flebitis aguda son las compresas de alcohol, a las que convendría añadir unas gotas de tintura de árnica, milenrama o hipérico. Una vez haya disminuido la inflamación aguda, se pueden emplear aplicaciones (envolturas) de arcilla medicinal y, posteriormente, aplicaciones de hojas de col. Si se quiere que la inflamación disminuya más rápidamente, adopta también un régimen dietético adecuado, como es una alimentación natural a base de vegetales y zumos naturales en abundancia. Así mismo, para ayudar a combatir, por vía interna, la inflamación de las venas afectadas, es recomendable reducir la cantidad de alimentos ingeridos a un mínimo imprescindible.
Trastornos del bajo vientre
No es infrecuente que tanto madres como hijas padezcan retenciones o acumulaciones de sangre venosa en el bajo vientre, contra las cuales ciertas aplicaciones hidroterápicas pueden resultar beneficiosas. En estos casos, practica baños de asiento de larga duración, una o dos veces por semana. Su efecto favorable se observa también en el parto y, sobre todo, durante la menopausia. El cuerpo agradece este tratamiento si se aplica con regularidad, especialmente en estos años críticos, pues reduce la aparición de síntomas desagradables que pueden aparecer al retirarse el periodo.
Presión alta y arteriosclerosis
Las personas de una cierta edad que padecen de arteriosclerosis y presión arterial elevada deben modificar, en primer lugar, la dieta. Hay que reducir el consumo de huevos, queso, legumbres y carne, y habituarse a sustituir estos alimentos por menús a base de alforfón y arroz integral, ya que tienen un efecto hipotensor. El alforfón se puede preparar de la misma manera que el arroz integral. Basta un poco de ingenio para conseguir con ellos una dieta variada y agradable. Prepara estos alimentos con muy poca sal y condiméntalos preferiblemente con plantas aromáticas. Toma, además, ensaladas de hortalizas crudas en abundancia, aliñadas con aceite y limón o suero de leche, pero nunca con vinagre. Evita, en cambio, las especias picantes. Puedes incluir también en esta dieta verduras cocidas suavemente al vapor que no produzcan flatulencias. En primavera, es recomendable el consumo de ajo de oso crudo (Allium ursinum), en ensaladas o cocido al vapor. Si conoces esta planta y la puedes recolectar en tus paseos primaverales, tú mismo puedes prepararte un vino de ajo de oso con esta planta y un poco de licor. Emparentado con el ajo de oso tenemos el ajo normal, cuya beneficiosa acción sobre la hipertensión y la arteriosclerosis es bien conocida. Dentro de la fitoterapia, podemos beneficiarnos de plantas como el muérdago1 y el espino blanco. Si sigues al pie de la letra estos consejos, de buen seguro que conseguirás unos buenos resultados.
Padecimientos del corazón
Si al corazón le cuesta realizar su trabajo, conviene llevar en el bolsillo unas pasas de uva e irlas masticando lentamente durante el trabajo. La musculatura del corazón lo agradecerá. Así mismo, masticar puntas o brotes de romero crudas y en ayunas también es bueno para el corazón.
En caso de padecer dolores persistentes en este órgano, si no se trata de una afección grave, se puede conseguir un rápido alivio con una tisana hecha con las membranas internas duras (leñosas) de las nueces, hirviéndolas en agua unos minutos y dejando reposar luego (tapadas) unos diez minutos. Esta tisana actúa con prontitud y produce un efecto calmante. Los dolores acaban por desaparecer, al cabo de un tiempo, si se toma con regularidad.
Es evidente que las afecciones graves del corazón no pueden curarse con estos sencillos remedios. En tales casos, existen otros recursos y procedimientos naturales que requieren más dedicación, por lo que los abordaremos más adelante.
Ardor de estómago
El ardor de estómago o pirosis gástrica se manifiesta en forma de sensación de quemazón en el estómago y de eructos ácidos repetidos. Contra este trastorno disponemos de remedios sencillos y eficaces, incluso hasta cuando la sensación de acidez sube hasta percibirla en la boca. Un remedio que nos puede ayudar mucho es la patata. Se ralla una patata cruda lo más finamente posible y se exprime. El jugo obtenido se rebaja con agua caliente en una cantidad dos o tres veces superior. Deberá tomarse siempre recién preparado: en ayunas por la mañana, antes de la comida del mediodía y, por la noche, antes de acostarse. Este jugo no se debe dejar reposar ni conservar mucho tiempo. Si con este procedimiento no desaparece totalmente el ardor, se puede tomar una cucharadita de ceniza de madera (carbón vegetal medicinal) con un poco de agua tibia después de las comidas; para ello, se vierte el agua tibia sobre la ceniza, se remueve y se toma, acto seguido, toda la mezcla. En vez de ceniza también puede triturarse carbón de madera, preferiblemente de tilo; se mezcla con un poco de agua, copos de avena o cualquier otro cereal y luego se ingiere todo junto. El remedio es fácil de tomar y suele neutralizar la acidez. Si no se desea ingerir la ceniza, se vierte sobre ella agua caliente, se deja reposar un poco, luego se filtra con un paño y se toma el agua resultante, con lo que los resultados también suelen ser buenos. Otro buen remedio para neutralizar el exceso de acidez en el estómago es la arcilla medicinal tomada con un poco de agua. Si no disponemos de ella, nos pueden sacar momentáneamente del apuro un par de sorbos de leche cruda. Así mismo, los copos de avena crudos, masticados en seco y bien ensalivados pueden producir el mismo efecto y son preferibles y menos problemáticos que tomar bicarbonato sódico. Para conseguir un resultado más profundo, estable y duradero, y que el jugo gástrico vuelva a segregarse con normalidad, es indispensable seguir una dieta más suave con poca sal y evitar los productos de repostería, el azúcar blanco y los condimentos fuertes. Otro buen remedio para estos casos es la centaura menor en forma de infusión o de extracto.
Si estos remedios no solucionan el problema de forma totalmente satisfactoria, pudiera ser que la acidez estuviera provocada por trastornos en la vesícula biliar o por lombrices intestinales. En tales casos hay que combatir directamente estas causas.
Úlceras de estómago
Para combatir este trastorno, la toma regular de los jugos de patata y col durante unas semanas o meses, en crudo, puede resultar más efectiva que algunos medicamentos patentados y caros. El tratamiento consiste en tomar tres veces al día, antes de las comidas, el jugo de una patata de pequeño tamaño y, por lo menos, medio decilitro de jugo de col, también tres veces al día, en la sopa o después de las comidas. Para poder conseguir una verdadera curación, conviene tomar también carbón vegetal (tal como se expone en el apartado anterior) y seguir un régimen alimenticio adecuado. Si vamos a añadir estos zumos crudos a la sopa, hay que hacerlo en el plato y no cuando se está cocinando.
Trastornos del hígado
Si no toleras bien los dulces ni los fritos ni las comidas grasientas es señal de que tu hígado no trabaja lo suficientemente bien y, por lo tanto, conviene que estés alerta. Tomados en pequeñas cantidades, los rábanos actúan beneficiosamente sobre el hígado. No así si nos excedemos en su consumo. No hay que tomar más de una cucharadita de jugo de rábano al día.
También el jugo de zanahoria recién obtenido actúa de forma favorable en los trastornos hepáticos. Quien no disponga de una licuadora puede tomarlas crudas, finamente ralladas. Incluso ante un trastorno hepático grave, una dieta de zanahorias de uno o dos días de duración puede obrar milagros. Para reforzar el efecto favorable del zumo de zanahoria, se tomarán ensaladas a base de endivias, diente de león u otras plantas amargas indicadas para estos casos.
Para que el hígado se restablezca pronto y cesen los vómitos de bilis hay que evitar las comidas grasientas, fritos, dulces y, en estos casos también, las frutas y los zumos de frutas.
Dieta para el hígado
Para disponer de una buena dieta para el hígado, conviene seguir las siguientes recomendaciones:
Desayuno: un vaso de zumo de zanahoria, una tostada o pan crujiente sueco con muy poca mantequilla o con extracto de levadura, junto con una cucharada sopera de germen de trigo.
Comida: sopa de verduras, arroz integral o patatas cocidas con su piel, junto con una ensalada de hortalizas crudas (endivias, zanahoria u otras hortalizas frescas, preferentemente de sabor amargo). Completaremos el menú con verduras cocidas al vapor. En cambio, evitaremos cualquier tipo de fritura y postre dulce.
Para hacer una dieta variada, podemos seguir el siguiente plan: Primer día: arroz integral, bulbos de hinojo y ensaladas diversas. Segundo día: patatas cocidas con su piel, un poco de requesón, un poco de mantequilla fresca y ensaladas diversas. Tercer día: sopa de verduras, bocadillo o sándwich de pan integral o pan crujiente sueco untado con un poco de mantequilla y un poco de extracto de levadura y unas rodajas de cebolla, ajo y tomate, junto con ensaladas diversas. A media tarde: «café» (malta) de cereales malteados con un poco de leche, pero sin azúcar.
Cena: sopa de avena, cebada o arroz integral con algo de verdura. Ensaladas diversas aliñadas con zumo de limón o con leche fermentada, pero nunca con vinagre. Para variar, podemos recurrir a un bocadillo con un plato de ensalada y tomar un poco más tarde una taza de café a base de cereales con poca leche.
Mientras duren los trastornos hepáticos hay que evitar completamente el consumo de fruta.
Inflamación de la vesícula biliar
Cuando la vesícula biliar está inflamada, vamos a combatir los dolores más intensos con aplicaciones de compresas de leche fría, hasta que el médico (el «gran doctor») pueda ocuparse detenidamente de este trastorno. Si la inflamación es muy aguda hay que ir cambiando a menudo dichas compresas. Para ello, basta con sumergir un paño de pequeño tamaño en un recipiente con leche fría y colocarlo luego sobre la zona dolorida. La compresa pierde su efecto sedante cuando el calor corporal emitido la calienta, momento en que hay que cambiarla por otra nueva. En inflamaciones vesiculares no demasiado intensas, la acción sedante de la compresa de leche puede ser suficiente para hacer desaparecer la inflamación a las pocas horas. Si por el contrario la inflamación es muy intensa, se requiere una atención más continuada y algo de paciencia.
Indisposición y espasmos
Cuando se ha comido demasiado o se padecen espasmos intestinales por un mal funcionamiento o por sobrecarga del páncreas, resulta una buena ayuda la aplicación de chorros de agua muy caliente sobre el vientre. Esta ducha local caliente debe durar entre diez y quince minutos, hasta que la piel de la pared abdominal tratada haya enrojecido intensamente. Si la práctica de esta ducha local resulta complicada de realizar, también se conseguirá un buen resultado con la aplicación de compresas húmedas muy calientes. Se aplica, acto seguido, una compresa de cebolla cruda finamente picada o de hojas de col bien machacadas. Con ello se pueden combatir las fermentaciones intestinales y los espasmos, y se puede conseguir pronto una agradable sensación de alivio. Los alimentos que se tomen deberán ser bien masticados y ensalivados. Si estos remedios no surten efecto, conviene acudir entonces al «gran doctor», es decir, al médico, para descartar o tratar adecuadamente una eventual perforación solapada de estómago, un cólico biliar o una posible apendicitis.
Diabetes 2
La aplicación de chorros calientes, dos o tres veces al día, según se expone en el apartado anterior (indisposición y espasmos) puede ser una ayuda para recuperar el buen funcionamiento de las células insulares (productoras de insulina) del páncreas cuando los niveles de azúcar en la sangre están algo elevados o cuando se presenta acetona en la orina.
Ojalá pudieras pasar unas vacaciones en el campo, cerca de una lechería, donde pudieras obtener diariamente, por lo menos, medio litro de suero de leche. Si te ves afectado por la exagerada sed del diabético puedes tomar diariamente un litro o más de este suero. A medida que la sed va disminuyendo, hay que reducir también la cantidad ingerida de este suero. Las hortalizas crudas constituyen un gran soporte dietético. Deberías tomar ensaladas con mucha cebolla y bocadillos de pan integral aliñados con un poco de aceite. Las ensaladas más apropiadas son las que contienen plantas amargas como endivias, escarola y diente de león, entre otras. También resultan beneficiosas las infusiones (a partes iguales) de trébol, hojas de nogal, vainas de judías y hojas de arándanos.
Es importante, así mismo, que camines mucho o realices suficiente ejercicio físico con respiraciones profundas para ayudar a regenerar tu organismo. No olvides tampoco comer correctamente, sin prisas y masticando mucho los alimentos que tomes. Cuando te sientes a la mesa, debes estar tranquilo y relajado, y no comas en exceso, ya que cuanto más comas tanto más le cuesta a tu organismo digerir y aprovechar los alimentos ingeridos. Cuando falla el páncreas, lo importante es lo que se digiere y no lo que se ingiere. Si sigues estos consejos darás una alegría a tu «gran doctor» cuando analice unos meses después tu sangre y tu orina.
Estreñimiento