Полная версия
Corazones Furiosos.
Kyoko negó con la cabeza, luego dio un paso adelante y dio un abrazo a Suki. "Tengo mi ballesta si algo sucede y no está demasiado lejos, estaré de vuelta en un par de dÃas, dile a los demás que les llevaré a todos algo bueno para comer". Kyoko trató de sonreÃr, pero las esquinas de sus labios no cooperaron, asà que se rindió. Volviéndose, empezó en la dirección que sostenÃa la estatua de soltera... y su salida de este mundo.
Se relajó un poco cuando oyó que Kaen volvÃa al aire, dándole la soledad que necesitaba. Cuanto más caminaba Kyoko, más se sentÃa a sà misma de nuevo y en vez de avergonzarse... empezó a enfadarse. No tanto enojada de sà misma, sino enojada con Toya y Kyou por aprovecharse de ella, mientras que ambos habÃan estado bajo ese hechizo.
"¡Esto lo hace, la próxima persona que trata de besarme va a ser adornada y no me importa quién es! ¡No tengo novio, y por el momento estoy segura de que no quiero uno!" AllÃ, con eso dicho en voz alta, se sentÃa mucho mejor sobre sà misma. Ella se irÃa a casa a relajarse por un par de dÃas y volverÃa tan buena como nueva.
Kyoko decidió que ella felizmente patearÃa el trasero de Hyakuhei de un lado de esta tierra a la otra cuando ella regresara. Le debÃa una.
*****
Toya aterrizó en el claro con la esperanza de atrapar a Kyoko antes de irse a casa. Sus alas de plata brillaron y desaparecieron sin dejar rastro. Su corazón comenzó a sonar nerviosamente mientras olÃa su olor acercándose. De pie, observó cómo entraba en el claro. Ella no habÃa levantado la vista, asà que se quedó allÃ... entre ella y su único camino a casa.
Kyoko casi habÃa caminado hasta él antes de que levantara la vista, deteniéndose en seco. "Toya," Ella logró salir antes de caer su mirada otra vez. Aún no estaba de humor para hablar con él. No con esos extraños sentimientos tan frescos en su mente. Ese hechizo la habÃa puesto en calor, por la falta de un término mejor, y aunque el hechizo se habÃa ido, ella todavÃa sentÃa el calor.
Maldita sea, ella está tomando esto demasiado duro. SabÃa que tenÃa que hacer algo para aliviar la tensión antes de que todo le explotara en la cara. "Mira Kyoko, no tienes que irte a casa ahora, no con nosotros tan cerca de encontrar Hyakuhei. No dejes que una pequeña cosa como un beso se interponga en nuestro camino."
Allà lo habÃa dicho. No era gran cosa y ella deberÃa regresar con él... donde ella pertenecÃa. SÃ, eso serÃa mejor. Empezó a inquietarse cuando notó que se habÃa detenido frente a él.
Kyoko oyó sus palabras. ¿No dejes que una pequeña cosa como un beso se interponga en nuestro camino? Ella gruñó hacia adentro. Entonces, pensó que no era gran cosa, ¿verdad? Pensó que podÃa hacerlo en cualquier momento y no se suponÃa que debÃa prestarle atención. ¡Ah! Su ira habÃa surgido y ahora tenÃa una salida para ello.
"Toya," Ella dijo en la voz más dulce que pudo reunir.
"SÃ, Kyoko?" Toya tuvo que forzarse a no dar un paso atrás cuando el instinto que tenÃa le estaba diciendo que saliera de allÃ.
Kyoko se inclinó hacia delante como para decirle algo suavemente y se inclinó un poco hacia adelante para poder oÃrla. Kyoko sonrió. "¡NO!"
Toya no pudo detener la atracción del hechizo de domesticación mientras su cuerpo se hacÃa pesado y golpeaba el suelo. Inmediatamente luchó por levantarse pero ella se quedó allÃ, extendiendo el hechizo hasta que sintió que iba a romperse las espaldas.
-¡Por amor de Dios, por favor, para! -gritó Toya.
Kyoko pisoteó el pie, pero no lanzó el hechizo de nuevo. Ella estaba mordiendo el infierno de su lengua para evitar hacerlo. Luego dejó que volara todo, pero no era el hechizo vinculante. Fueron todos los sentimientos que ella sintió en ese momento.
"¿Cómo pudiste Toya? De Kyou puedo entender que me besara asÃ, ¿pero tú? ¡Se suponÃa que me estabas protegiendo! ¡Eso también significa mis sentimientos! ¡No deberÃas haberme hecho eso! ¡No cuando sabÃas que no podÃa evitarlo! Lo último que deberÃas haber hecho fue besarme... ¡asÃ!
Toya sintió que el hechizo empezaba a encenderse y él luchó para levantarse de la tierra dura. Kyoko me permÃteme explicar.
"No", gritó Kyoko. "Puedo arreglar este problema. ¡No tengo un novio en este mundo y no quiero un novio en este mundo! Si consigo un novio, él será de mi propio mundo. ¡Y no me sigas! ¡Volveré en un par de dÃas y cuando vuelva, no quiero que nadie mencione esto otra vez! ¿Entiendes? ¡Eso! ¡Nunca! ¡Sucedió! "Gritó la última parte justo cuando tocaba las manos de la doncella y desapareció.
Cuando Toya se levantó del suelo, estaba furioso. "¡Maldita sea!" Ella no le permitió que le dijera una sola palabra. Ella no le dejarÃa decirle que él no querÃa que ella fuera a casa o que él querÃa que ella fuera suya o cualquier cosa. No quiero un novio en este mundo.
Toya frunció el ceño. ¿Qué querÃa decir con eso? ¿No querÃa un novio en este mundo... que conseguirÃa uno solo? Se volvió para mirar la estatua de soltera, gritando en la parte superior de sus pulmones. -¿Qué quieres decir con eso de Kyoko? ¡Ahora vuelves aquÃ, maldita sea!
Toya suspiró, sabiendo que ya estaba más allá de escucharlo. Nunca se habÃa dado cuenta de que alguien que era de su mundo tal vez la reclamarÃa como un compañero. Se enfrió sólo pensando en ello. No, estaba fanfarroneando. TenÃa que estar fanfarroneando, y si no lo era, sabÃa cómo resolver ese problema. Simplemente se desharÃa del tipo. No, entonces Kyoko lo odiarÃa de por vida. Nunca le perdonarÃa si le hacÃa daño a un ser humano.
-Un ser humano jamás podrÃa protegerte -gruñó Toya con frustración, entonces percibió una presencia y miró hacia la estatua de soltera. La forma tranquila de Kyou se materializó en el claro frente a él. '¡Maldita sea! Lo necesitaba tanto como necesitaba un agujero en la cabeza.
La sacerdotisa ha huido de ti y ha vuelto a su mundo. Sus tonos sin emoción eran más una declaración que una pregunta.
"No es asunto tuyo Kyou, asà que ¿por qué no... vas a besar a otra chica y dejar a Kyoko sola?". Aunque eran hermanos, ambos guardianes de Kyoko y del guardián del corazón de cristal, Toya todavÃa no confiaba en él... especialmente con Kyoko. Kyoko es mÃa, ¿entiendes?, déjala en paz.
-Ella es tuya, ¿te parece? -El tono de Kyou estaba casi aburrido-, es pura y no tiene pareja. Ella no es tuya. El viento comenzó a soplar a través del claro y Kyou desapareció con él, dejando a Toya de pie allà con una sensación de hundimiento mientras veÃa una de las plumas de oro de Kyou aterrizar en las manos extendidas de las estatuas y luego desaparecer.
Toya se recostó contra el lado de la estatua de doncella y lentamente se deslizó hasta que se sentó... esperando. Minutos se convirtieron en horas y Toya parpadeó al cielo. ¿Cuándo habÃa caÃdo el sol? SabÃa que los demás estaban en camino. PodÃa oler su aroma entrando en la brisa. Sólo se quedó allÃ, esperando a que se mostraran.
Suki empujó a Shinbe hacia el claro susurrando, "Ve a hablarle Shinbe. Tal vez esto ayude. Vamos a bajar un poco y hacer el campamento, ¿de acuerdo? Ella le dio otro empujón hacia adelante.
Shinbe sabÃa que Toya probablemente no estaba de buen humor. Nunca fue cuando Kyoko volvió a su propio tiempo, pero harÃa cualquier cosa por Kyoko y Suki. En este momento, uno de ellos querÃa que él averiguara qué pasaba y ver si podÃa decir algo que pudiera ayudar. Respirando hondo, se acercó en silencio, en secreto esperando que Toya estuviera dormido.
"¿Qué quieres Shinbe?" Dijo Toya, sorprendiendo al guardián amatista.
Shinbe se dirigió a Toya y se sentó a su lado. -¿Asà que sigue loca?
Toya miró lentamente a Shinbe. -¿Qué te dio esa idea?
Shinbe señaló con su bastón el agujero en forma de Toya en el suelo. -Bueno, eso es nuevo, ¿verdad? -preguntó Shinbe, suspirando-. ¿Has llegado a hablar con ella en absoluto? "
Toya se encogió de hombros. "Ella no me dejó decir nada, estaba demasiado loca para escuchar, ahora ha vuelto y tengo un mal presentimiento, la necesitamos aquÃ". En su mente añadió en silencio: -La necesito aquÃ.
Shinbe asintió. -Tal vez te ayude si acudes a verla, después de todo, eres el único de nosotros que puede hacerlo Y la próxima vez, no intentes explicar las cosas Solo dices que lo sientes, ¿de acuerdo? âSe levantó y se alejó un par de pasos antes de detenerse y añadir. "Si te da la oportunidad de explicar, asegúrate de decirle que la amas. Después de todo... ella no es una lectora de la mente."
Toya esperó a que Shinbe estuviera bien fuera de su vista antes de levantarse y lanzar un suspiro para estabilizar sus nervios. Mirando hacia abajo en la cara de la estatua de soltera, en secreto se preguntó si la apariencia de Kyoko del pasado era tan difÃcil de manejar como su descendiente. Para encontrar ese secreto, tendrÃa que preguntarle a Hyakuhei y eso estaba fuera.
Alcanzando las manos de la doncella, desapareció en la engullante luz azul. Saltar a través de la barrera del tiempo siempre le dio la voluntad. Le recordaba ahogarse... pero sin el agua.
Los otros guardianes a menudo se quejaban de que él era el único que podÃa hacerlo, pero Toya habÃa llegado a su propia conclusión sobre eso... el hechizo de domesticación. La feria era justa. Era el único con quien Kyoko podÃa usar el hechizo, asà que él era el único que podÃa perseguirla en su mundo y arrastrarla de regreso.
'¿Qué estoy haciendo? Ella va a usar ese maldito hechizo si me coge siguiéndola, "Toya subió el pequeño escalón y salió de la casa del santuario que estaba en el patio trasero de Kyoko. Nunca habÃa sido muy bueno en escuchar esa pequeña voz en su cabeza, asà que por qué empezar ahora. La noche era tranquila y fresca, ayudando a estabilizarlo para la confrontación.
Mirando hacia arriba de la casa de Kyoko y viendo ninguna de las luces normales, decidió caminar alrededor de su casa hasta que vio la ventana de su dormitorio. Esta no era la primera vez que habÃa elegido esta entrada. Además, serÃa su suerte encontrarse con ese monstruo de abuelo que tenÃa.
Rápidamente subiendo el árbol fuera del dormitorio de Kyoko, Toya sonrió cuando notó que la ventana estaba agrietada y su luz estaba apagada. Puso las manos en la ventana y la abrió silenciosamente el resto del camino, encogiéndose cuando emitió un leve crujido.
Subiendo a su habitación, Toya se acercó a su cama. Estaba medio cubierta, con su pequeña mano acurrucada debajo de su barbilla, acostada de costado con el cabello castaño rojizo que se extendÃa a su alrededor sobre la blanca almohada. Se sentó lentamente en el borde de la cama y se inclinó sobre ella, observándola respirar.
Le encantaba verla dormir. Siendo un guardián, no dormÃa tanto como un ser humano, asà que tenÃa muchas oportunidades de sentarse y verla sin que ella lo supiera. Los pensamientos de Toya volvieron al beso... ambos besos.
La forma en que lo veÃa, él todavÃa habÃa sido él mismo, incluso cuando su lado demonÃaco se hizo cargo... ambos lados eran una parte de él. Y aunque estaba bajo ese hechizo de amor... todavÃa era ella. Además... sólo fue un beso. Sus ojos dorados brillaban con plata en el recuerdo del apasionado beso, haciéndole estremecerse cuando el hambre volvió a golpearle.
¿Acaso no entendÃa que él nunca podrÃa rechazarla, no cuando se trataba de que ella quisiera un beso de él? Lo que realmente le entristecÃa era que ninguno de los dos besos habÃa sido real. Gruñó hacia dentro tratando de ahuyentar ese hecho. Para él, habÃa sido real.
Cuando las primeras rayas del alba llegaron, Toya salió por la ventana y se sentó en una rama del árbol... esperando.
Kyoko se despertó estirándose y abrió los ojos. Al instante, sintió que algo no estaba bien. Sentada y mirando alrededor de su habitación frunció el ceño sintiendo el punto caliente bajo su mano. Al instante notó la huella en la que alguien habÃa estado allÃ... junto a ella. No pudo evitar la pequeña sonrisa que adornaba sus labios. Toya habÃa estado allà con ella.
CapÃtulo 5 "No Invitado"
Kyoko se apresuró a ir a la escuela. Desde que volvió, definitivamente iba a ir hoy. Ya la habÃa echado mucho de menos y, además de eso, echaba de menos a sus amigas de este mundo. Cepillándose el cabello castaño hasta que se mostró, Kyoko se prometió a sà misma que ella no pensarÃa en lo que sucede en el otro mundo y sólo disfrutar hoy por lo que era... normal. Dejando caer el cepillo a la vanidad, bajó las escaleras y entró en el comedor.
El abuelo miró con sorpresa, "Kyoko, ¿tu casa?, ¿vas a ir a la escuela hoy?, ya pensé en una buena excusa si la necesitas". Ãl le sonrió.
La familia se habÃa acostumbrado al hecho de que Kyoko era la sacerdotisa que sus antepasados habÃan escrito hace tanto tiempo. El santuario virgen detrás de la casa habÃa pertenecido a su familia tan atrás como podÃan rastrear y mantuvieron el secreto a salvo.
Kyoko gimió. "Gracias abuelo, pero quiero ir tan sólo guardar para la próxima vez, ¿de acuerdo?" Ella sabÃa que su abuelo sólo estaba tratando de ayudar, pero algunas de las enfermedades que se le ocurrió para engañar a su escuela y los amigos eran realmente estirarla.
Tama sonrió sabiendo que su abuelo a menudo hacÃa difÃcil que Kyoko incluso mostrara su cara en la escuela, especialmente después de decir que tenÃa una enfermedad desconocida que era contagiosa. Tama tosió en su mano para esconder su risa luego tomó un pedazo de pan tostado del plato y salió por la puerta.
Supongo que tendrás que salvar la idea de estar embarazada para el próximo abuelo. Sus rodillas casi se doblaron ante la mirada de Kyoko y de su abuelo. Cambiando rápidamente de tema, Tama empezó a salir de la habitación. -SÃ, tal vez quieras apresurarte si no quieres llegar tarde otra vez. Ãl le saludó con la mano mientras salÃa corriendo.
Después de pasar unos minutos para ponerse al dÃa, Kyoko besó la mejilla de su madre y luego salió por la puerta. El dÃa ya era perfecto, no demasiado frÃo o caliente mientras caminaba lentamente hacia la escuela. La brisa se sentÃa bien en su rostro y fue un buen descanso para no tener que mantenerse alerta, en caso de que los demonios estén acechando a la vuelta de la esquina.
Esta fue una de las razones por las que siempre volvÃa al portal del tiempo. Para mantener a este mundo seguro y libre de demonios, tuvo que encontrar el resto del cristal y traerlo de vuelta a este lado del portal antes de que todo el infierno se rompiera... literalmente.
No habÃa llegado muy lejos en la calle cuando sus amigos se vieron a la vista. Dejaron de caminar, esperando a que se uniera a ellos. Kyoko aceleró su paso para alcanzarlos sonriendo. Ser normal nunca se habÃa sentido tan bien.
Toya vio a Kyoko salir de su casa y por curiosidad, la habÃa seguido, con la intención de irse una vez que supiera que estaba segura en la escuela. Observó cómo varias muchachas le saludaban con la mano y ella se acercó a ellas, parecÃan estar todos hablando a la vez. Toya atravesó los árboles desapercibidos para poder oÃr lo que estaban diciendo.
Una de las chicas le dijo a Kyoko que alguien habÃa estado preguntando por ella. La cabeza de Toya estalló cuando oyó que un tipo llamaba al nombre de Kyoko y corrÃa para alcanzarlos. Toya se puso tenso cuando el tipo le tendió las manos a Kyoko. Ella le sonrió, asintiendo, luego colocó sus libros en sus brazos estirados.
"Gracias Tasuki" Kyoko se sonrojó, siempre querÃa llevar sus libros como si fueran demasiado pesados para ella y después de haberle rechazado tantas veces en el pasado, ella finalmente habÃa cedido, dándose cuenta de que sólo iba a seguir preguntando hasta conseguir su propósito. Era muy persistente pero no agresivo y le gustaba eso de él.
Toya observó a Tasuki con ojos penetrantes y frÃos. No le gustaba el hecho de que el niño caminaba tan cerca de Kyoko o de la forma en que la miraba. PodÃa decir que Tasuki la querÃa y eso lo molestaba aún más cuando Kyoko le devolvió la sonrisa como si fueran más que sólo amigos. Las otras chicas habÃan caminado por delante, dejando a Tasuki y Kyoko caminar en privado. Toya los acosó, tratando de oÃr lo que se decÃa. Usando su oyente de guardián, captaba cada palabra.
Tasuki miró a Kyoko mientras caminaban. Era la chica más hermosa que habÃa conocido y se habÃa enamorado de ella desde el primer dÃa que se habÃan encontrado. Eso habÃa sido en primer grado, pero ya habÃa tomado una decisión. Sólo esperaba que algún dÃa ella sintiera lo mismo por él. SabÃa que no estaba enferma, como su familia siempre hacÃa pensar en la escuela, pero no se dejó llevar por ese hecho.
"Kyoko, ¿quieres salir esta noche? Quiero decir... "Tasuki cambió los libros de un brazo al otro en un gesto nervioso. "Casi nunca te veo." Sus ojos suaves se encontraron con los de ella con una mirada esperanzada.
Kyoko no estaba segura de sà era una buena idea escapar en una cita con todo lo que habÃa estado pasando últimamente en el otro mundo. Aún asÃ... al menos era normal y de su mundo. Se veÃa tan lindo mirándola con ojos esperanzados. ¿Cómo podÃa decirle que no? "Está bien, ¿puedes buscarme en mi casa esta noche alrededor de las siete?" Ella le dio una sonrisa ganadora.
Tasuki se sonrojó finalmente por conseguir su propósito. "Será un placer." Ãl inocentemente tomó su mano mientras caminaban un poco más rápido para alcanzar a los otros.
Toya estaba hirviendo de rabia después de oÃr a ese chico preguntarle a Kyoko y oÃrla decir que sÃ. Sus ojos quemaron un agujero en la espalda del chico mientras desaparecÃan por el camino. "Ella no saldrá con él, ni ahora ni nunca" Gruñó "No si tengo algo que ver con eso".
*****
Kyoko habÃa pasado el dÃa de la escuela sin tener que hacer muchas cosas. Ella incluso hizo un buen puntaje en su prueba de matemáticas, que era grande, puesto que ella apenas tenÃa tiempo para estudiar. Cambiando de un mundo a otro como ella, era una maravilla que no la hubiera echado de la escuela. Era una sensación agradable para su problema más grande ser sobre lo que ella iba a usar y donde Tasuki iba a tomarla. Superaba el infierno por preocuparse por luchar contra los demonios.
Entró en su casa, todavÃa perdida en sus pensamientos, saludando a su madre y a su abuelo cuando pasaba junto a la cocina rumbo a su habitación. Mirando en el espejo, sacudió la cabeza ante el uniforme escolar que llevaba y abrió la puerta del armario para mirar la ropa que habÃa colgado. Kyoko se encogió de hombros de su camisa, lista para probar un par de trajes para ver cuál serÃa el mejor.
Justo cuando estaba extendiendo la mano para agarrar una hermosa camisa rosa, oyó un ruido. Cerrando la puerta del armario para que pudiera mirar hacia la ventana de donde habÃa salido el ruido, Kyoko jadeó y sujetó la camisa a su pecho.
Toya estaba allÃ, justo delante de la ventana. Estaba allà de pie, con los brazos cruzados en su actitud normal agitada, pero sus ojos estaban firmes... demasiado firmes.
Toya finalmente rompió el silencio. Kyoko, tenemos que irnos. Dio un paso adelante y le alcanzó la mano, pero ella retrocedió un paso sacudiendo la cabeza.
-No, todavÃa no estoy lista para volver, y necesitas salir de mi cuarto, Toya. Se aferró la camisa a su pecho, sintiendo el calor en sus mejillas. Después de todo lo que habÃa pasado últimamente, sentirse expuesta era lo último que necesitaba en este momento.
Toya dejó caer su mano a su lado. "¿Por qué no puedes regresar ahora? Todo el mundo te espera." Ãl hizo la pregunta con voz tranquila, pero Kyoko tuvo la sensación de que habÃa un significado subyacente en ella.
-Quiero quedarme aquà otro dÃa -dijo ella mientras miraba hacia otro lado, incapaz de mirarlo a los ojos-. Ella jadeó cuando Toya estaba a unos centÃmetros de ella.
"¿Qué planes tienes que son más importantes que encontrar los talismanes, ponerlos de nuevo juntos, y evitar que Hyakuhei traiga demonios aqu�" Preguntó mientras se acercaba aún más, haciéndola volver otra vez.
Sus ojos tenÃan una expresión peligrosa, pero Kyoko también podÃa detectar algo más escondido allÃ. Estaba demasiado cerca... más grande que la vida. Su mirada bajó hasta sus labios sólo para volver a las chispas de plata que ahora se rompieron dentro de sus lirios de oro. ¿Era su imaginación o se estaba acercando? ¡Oh no! No estaba dispuesta a dejar que se burlara de ella de nuevo.
La voz de Kyoko comenzó a elevarse y los ojos de Toya comenzaron a estrecharse: -¡Salga ahora mismo y no vuelva a menos que sea invitado! -gritó mientras señalaba la ventana-.
Toya avanzó sobre ella mientras Kyoko retrocedÃa, esta vez contra la pared. "¿Por qué no puedes decirme por qué no estás dispuesta a volver ahora mismo, Kyoko? ¿Qué es tan importante que estás dispuesta a abandonar a todo el mundo?"
Kyoko miró a sus ojos dorados, sus rostros ahora a un sólo aliento de distancia el uno del otro. Plantó una palma contra la pared para atraparla mientras se inclinaba hacia adelante. Kyoko se mordió el labio inferior. ¿Qué estaba pasando aquÃ? Toya nunca habÃa actuado asà antes. Justo en ese momento, ella lo sorprendió mirando sus labios con una mirada determinada y de pronto olvidó cómo respirar.
No querÃa que ella permaneciera en este lado del corazón del tiempo. Ãl querÃa que ella lo tomara por ese estúpido tipo Tasuki, pero hasta ahora, ella no estaba dispuesta a hacerlo. Ãl la apoyó hasta la pared de manera que ella no podÃa evitarlo. Era simple y sencillo... No querÃa que saliera con Tasuki. Su mirada se posó en sus labios, recordando el beso que le habÃa dado durante el hechizo. Se preguntó si lo besarÃa asà sin la atracción de un hechizo.
Sin pensar en las consecuencias, Toya bajó la cabeza y capturó sus labios en un beso hambriento, tratando de demostrarle que no querÃa que se quedara aquÃ, sino volver con él. Como no podÃa decirle palabras con palabras, presionó su cuerpo contra el suyo, haciéndola jadear.
Toya aprovechó la oportunidad y profundizó el ya exigente beso, saboreando la dulzura que sabÃa que estaba allÃ. Su cuerpo se sentÃa como si estuviera en llamas mientras buscaba cada escondite que pudiera encontrar. La súbita necesidad de meterse dentro de ella apareció dentro de su sangre de guardián, tratando de dominar su mente. Presionando su muslo entre sus piernas, su cuerpo se balanceó con el beso, marcando un ritmo que le estaba quitando el aliento.
Las sensaciones sacudieron a través del cuerpo de Kyoko y ella supo que tenÃa que parar esto... ahora mismo, o las cosas irÃan demasiado lejos. Ella empujó con toda su fuerza contra su pecho esperando que él no pelearÃa con ella esta vez.
Soltándola con un gruñido, Toya dio un paso atrás, respirando con dificultad y luchando con su pérdida de control. "Kyoko, sólo quiero que vuelvas conmigo." Sus palabras suavemente pronunciadas se llenaron con el dolor del rechazo. Su flequillo se habÃa caÃdo jubilosamente delante de sus ojos, ocultando toda emoción de ella.
Se deslizó detrás de la puerta de su armario y agarró una camisa, poniéndola rápidamente. Cuando ella retrocedió, Toya habÃa desaparecido. Kyoko suspiró y luego saltó cuando oyó que su madre llamaba a la puerta de su dormitorio.
"Kyoko, Tasuki está aquÃ, le dije que esperara, que estarÃas abajo en un momento, ¿de acuerdo?" La suave voz de su madre la alcanzó. Kyoko echó una última mirada a la ventana y luego al espejo. Alzando la mano, tocó sus dedos hasta sus labios sintiendo el cosquilleo de un beso tan caliente. Con un suspiro derrotado, cerró la puerta del armario y bajó las escaleras. No encontrando a Tasuki en la casa, caminó hacia la puerta y lo encontró parado afuera.
Toya vio cómo Tasuki y Kyoko se saludaban. TodavÃa en el árbol, se acercó... agarró una rama de buen tamaño y la tiró a Tasuki, golpeándolo en la parte posterior de la cabeza.