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Corazones Furiosos.
Corazones Furiosos
El Guardià n del Corazòn de Cristal Libro 3
Author: Amy Blankenship
Translated by Maximiliana Rey
Copyright © 2008 Amy Blankenship
English Edition Published by Amy Blankenship
Spanish Edition Published by TekTime
All rights reserved.
Los mundos pueden cambiar... pero las verdaderas leyendas nunca se desvanecen.
La oscuridad y la luz han luchado constantemente desde el principio de los tiempos. Los mundos se forman y aplastan bajo los pies de sus creadores, pero la necesidad continua del bien y el mal nunca se han cuestionado. Sin embargo, a veces un nuevo elemento se lanza en la mezcla... la única cosa que ambos lados quieren pero sólo uno puede tener.
De naturaleza paradójica, el Guardián del Corazón de Cristal es una constante que ambos lados se han esforzado siempre por alcanzar. La piedra cristalina tiene el poder de crear y destruir el universo conocido, pero puede terminar con todo sufrimiento y lucha en el mismo aliento. Algunos dicen que el cristal tiene una mente propia... otros dicen que los dioses están detrás de todo.
Cada vez que el cristal ha aparecido, sus guardianes siempre han estado dispuestos a defenderlo de todos los que lo usarÃan egoÃstamente. Las identidades de estos guardianes permanecen sin cambios y aman con la misma ferocidad sin importar el mundo o la dimensión.
Una niña se encuentra en el centro de estos antiguos guardianes y es el objeto de sus afectos. Ella tiene en su interior el poder del cristal mismo. Este es el portador del cristal y la fuente de su poder. Las lÃneas a menudo se difuminan, y la vigilancia del cristal cambia lentamente para proteger a la sacerdotisa de los otros guardianes.
Este es el vino del cual bebe el corazón de las tinieblas. Es la oportunidad de hacer que los guardianes del cristal sean débiles y susceptibles al ataque. La oscuridad anhela el poder del cristal y también la muchacha como un hombre anhelarÃa a una mujer.
Dentro de cada una de estas dimensiones y realidades se encuentra un jardÃn secreto conocido como el Corazón del Tiempo. AllÃ, una estatua de una joven sacerdotisa humana se arrodilla. Ella está rodeada por una magia milenaria que mantiene su tesoro secreto escondido y bien conservado. Las manos de la doncella están extendidas como si esperasen que algo precioso fuera colocado en ellas.
La leyenda dice que ella está esperando la poderosa piedra conocida como El Guardián del Corazón de Cristal para volver a ella.
Sólo los Guardianes saben de los verdaderos secretos detrás de la estatua y cómo llegó a existir. Antes de que los cinco hermanos dibujaron su primer aliento, sus antepasados, Tadamichi, y su hermano gemelo, Hyakuhei, protegieron el corazón del tiempo durante su historia más oscura. Durante siglos, los gemelos protegieron el sello que impidió que el mundo humano se solapara dentro del reino demonÃaco. Esta tarea era sagrada y las vidas de los humanos asà como de los demonios tenÃan que ser guardadas seguras y secretas del otro.
Inesperadamente, durante su reinado, un pequeño grupo de humanos accidentalmente cruzó el mundo demonÃaco a causa del cristal sagrado. Durante un tiempo de turbulencia, sus poderes causaron un rasgón en el sello que habÃa separado las dimensiones. El lÃder del grupo humano y Tadamichi se habÃan convertido rápidamente en aliados, haciendo un pacto para cerrar el rasgón en el sello y mantener los dos mundos encerrados entre sà para siempre.
Pero durante ese tiempo, Hyakuhei y Tadamichi se habÃan enamorado de la hija del lÃder humano.
Contra los deseos de Hyakuhei, el rasgón habÃa sido reparado por Tadamichi y el padre de la muchacha. La fuerza del sello se habÃa multiplicado por diez, separando para siempre el peligroso triángulo amoroso. El corazón de Hyakuhei estaba destrozado... Incluso su propio hermano de sangre, Tadamichi lo habÃa traicionado asegurándose de que él y la sacerdotisa estuvieran separados por la eternidad.
El amor puede convertirse en lo más perverso de las cosas una vez que se pierde. El corazón roto de Hyakuhei se convirtió en cólera maliciosa y celos causando una batalla entre los hermanos gemelos, poniendo fin a la vida de Tadamichi y dividiendo sus almas inmortales. Esos cortes de inmortalidad crearon cinco nuevos guardianes para tomar la tutela sobre el sello y protegerlo de Hyakuhei, que se habÃa unido a los demonios dentro del reino del mal.
Encarcelado dentro de la oscuridad en la que se habÃa convertido, Hyakuhei echó todo el pensamiento de proteger el corazón del tiempo... en cambio, volvió su energÃa para desterrar completamente el sello. Sus largos cabellos de medianoche, que llegaban más allá de sus rodillas y un rostro perteneciente sólo a los más seductores, desmintieron el verdadero mal oculto dentro de su aspecto angelical.
A medida que la guerra comienza entre las fuerzas de la luz y la oscuridad, una luz azul cegadora se emite de la estatua santificada señalando que la joven sacerdotisa ha renacido y el cristal ha resurgido en el otro lado.
A medida que los guardianes se sienten atraÃdos hacia ella y se convierten en sus protectores, la batalla entre el bien y el mal realmente comienza. De ahà la entrada en otro mundo donde la oscuridad es dominante en el mundo de la luz.
Esta es una de sus muchas aventuras épicasâ¦
CapÃtulo 1 "Besos Peligrosos"
"Sólo necesito ir a casa un dÃa o dos. Kyoko suspiró para sà misma mientras se recostaba contra la corteza de un enorme árbol. Levantó las piernas frente a ella y apoyó la barbilla en las rodillas mientras se sentaba entre las raÃces del árbol. Decir que ella era miserable habrÃa sido un eufemismo.
Estaba cansada, sucia y agravada porque no habÃan tropezado con ningún talismán en los últimos dÃas. Eso era un hecho que tenÃa a Toya enfurruñado. Su pequeño grupo abigarrado habÃa decidido tomar un descanso durante un par de dÃas. Kyoko arqueó una ceja sabiendo que se tomaba un descanso o se estrangulaban entre sÃ. Ella sopló su flequillo de sus ojos en silencio aceptando.
Suki habÃa despegado para la ciudad más cercana para ver a un conocido sobre más armas del asesino. Shinbe habÃa salido tras ella, caminando junto a ella con su mano subiendo detrás de ella como para sentir sus nalgas. El golpe que siguió habÃa sido el punto culminante del dÃa de Kyoko. Ella sonrió porque sabÃa que Shinbe no querÃa que Suki se preguntara por el campo solo. Sólo estaba tratando de protegerla, pero en lugar de decir eso, simplemente fingió ser el libidinoso que todos conocÃan y amaban.
Mirando a su alrededor, notó que Kamui debÃa haber salido con Kaen de nuevo. HabÃa estado haciendo eso mucho últimamente. Kyoko sonrió para sà misma deseando tener la misma libertad. Kaen era un elfo de fuego y podrÃa convertirse de forma humana en un dragón a voluntad. Entonces Kamui se subÃa a su espalda y volaban por todo el paÃs, a veces permaneciendo fuera durante varios dÃas.
Mirando a Toya, que estaba apoyada contra el árbol a su lado, Kyoko notó que su cabeza se inclinaba rápidamente cuando la vio mirar a su manera. "Me está mirando otra vez", pensó Kyoko mientras sentÃa calor en sus mejillas. Ha estado actuando extraño durante las últimas semanas... pero entonces... ¿Cuándo Toya no se comporta de manera extraña? Ella sonrió ante su propia broma.
Ella miró como su mano se acercó a tocar el pequeño saco atado a la larga correa de cuero que llevaba alrededor de su cuello. PodÃa sentir los pequeños fragmentos de cristal ocultos dentro de la delgada piel. Sus pensamientos se volvieron instantáneamente hacia Hyakuhei, su enemigo. No podÃa entender cómo alguien tan sorprendentemente hermoso podÃa ser tan cruel e impredecible. Kyoko levantó una ceja recordándose a sà misma que las miradas podÃan engañar... sobre todo en una tierra invadida por demonios.
Cuando Hyakuhei recolectó piezas del talismán, se hizo más fuerte, a pesar de que era muy poderoso para empezar. Con la capacidad de tomar a los demonios más débiles dentro de sà mismo y prosperar en su poder, se hizo más peligroso con cada batalla. Si alguna vez ganó todas las piezas del talismán, entonces podrÃa romper la barrera entre el demonio y el mundo humano. Si eso sucedÃa, dejarÃa que los demonios entraran en su mundo y los humanos no tendrÃan ninguna oportunidad.
Toya se habÃa inclinado allÃ, fingiendo que estaba durmiendo durante casi una hora, esperando a ver qué harÃa Kyoko. Después de todo, no era como si él tuviera algo que hacer ahora que habÃa sido rechazado en continuar la caza del talismán. Su respiración se apoderó de su pecho mientras observaba su rostro inclinarse hacia la luz del sol y sintió que su estómago se cerraba.
ParecÃa que todo lo que hacÃa últimamente le hacÃa pensar en... mantenerla. Toya se preguntó en silencio si una vez que esto hubiera terminado, si volviera a su mundo y se olvidarÃa de él. A veces se encontraba deseando que esta guerra nunca terminara y esa es otra razón por la que habÃa aceptado permitir este descanso. Sus ojos dorados se suavizaron con un anhelo oculto mientras se levantaba y su largo y sedoso pelo castaño empezó a soplar en la brisa.
Kyoko nunca habÃa sido buena en permanecer sentada durante demasiado tiempo y sus nervios ya empezaban a deshacerse del aburrimiento. Necesitaba algo para apartar su mente del desorden que habÃa hecho en este mundo, se puso de pie y se dirigió hacia un sendero cercano.
"Toya, voy a dar un paseo, ¿de acuerdo?" Kyoko la llamó por encima del hombro mientras ella se alejaba... a donde, ella no lo sabÃa. Ella se mordió el labio inferior cuando no oyó que la seguÃa. Bien... ella no querÃa que fuera a caminar con ella de todos modos. Ella arqueó una ceja ante la mentira silenciosa. HabÃan estado caminando durante dÃas, asà que por qué en el mundo lo hacÃa cuando ella no tenÃa demasiado. No es de extrañar que no se hubiera ofrecido a acompañarla.
Ella se detuvo, enfurruñada. Toya habÃa estado actuando tan extraño últimamente. Ella estaba recibiendo los latigazos de los cambios bruscos en su personalidad y estaba cansada de obsesionarse. Kyoko decidió seguir adelante hasta que estuviera tan cansada que sólo dormirÃa durante los próximos dos dÃas.
Toya se puso de pie, sin querer nada más que seguirla. Se apartó del árbol y dio un paso para hacerlo, que se detuvo a mitad de camino. Se apoyó contra el árbol en un arrebato. "Oh no, me quedo aquÃ... donde es seguro." Respiró a través de los dientes cerrados forzándose a no seguirla como un acosador.
Era todo lo que podÃa hacer hoy para mantener su distancia de todos modos. No percibió ningún demonio cerca y pensó que estarÃa a salvo por un tiempo. El guardia plateado inhaló profundamente mientras se deslizaba por el árbol y se posaba contra ella. El olor de Kyoko todavÃa estaba en el claro y lo estaba volviendo loco.
SucedÃa cada vez que pasaba mucho tiempo a solas con ella. ComenzarÃa a actuar de manera extraña y se pondrÃa furiosa, que él dirÃa algo estúpido y lo empeorarÃa. Si estuviera seguro de que ella no lo rechazarÃa, entonces él se acercarÃa a ella como él habÃa querido hacer desde el primer momento que la habÃa visto. Toya miró fijamente sus manos preguntándose por qué cada vez que lo intentaba, algo pasaba y lo arruinaba.
Kyoko caminó por un buen rato pensando meterse con pensamientos acerca de la población masculina en este mundo y en su propio mundo. Los sonidos de las salpicaduras del agua en cascada trajeron su atención hacia su entorno. Mirando alrededor, vio un charco de agua cristalina con una pequeña cascada que constantemente lo alimenta.
"Es increÃble cómo en una tierra de monstruos, algunas cosas pueden ser tan hermosas." Susurró asombrada. Sus ojos de esmeralda se iluminaron mientras tomaba todo. Sin sentir nada en el agua que pudiera lastimarla o querer pelear, Kyoko comenzó a desnudarse, sabiendo que estaban muy lejos de cualquier tipo de aldea.
Ella no podÃa creer la suerte de toparse con todo esto por sà misma y no iba a dejar pasar la oportunidad por alto. Pegó los dedos de los pies en primer lugar para probar el agua, casi se derretÃa encontrándose naturalmente climatizada.
Kyoko se metió en el agua y salpicó sobre sà misma, amando la sensación de limpieza de la misma. HabÃa sido tan mimada en su propio mundo, dando por sentado que podÃa tomar una ducha caliente siempre que quisiera. Este mundo era completamente otro asunto. Acercándose a la cascada, dejó que se mojara su cabello y se sintió más tranquila que en mucho tiempo.
A ella le encantaba tener algo por lo que pensar, además de Toya por un tiempo. Ella estaba cansada de estar temerosa debido a él y sus cambios de humor. Ãltimamente, todo lo que tenÃa que hacer era mirarla y se ruborizarÃa. Eso la enfureció. Se trataba de encontrar el talismán y matar demonios.
Cuando Toya se enfrentaba a los demonios, a veces podÃa ser más aterrador que el mal contra el que estaba luchando. La verdad era que la mayorÃa de la gente pensaba que Toya odiaba a todos... era sólo su personalidad. Ella se estaba recordando constantemente que estaba lejos de ser humano y no vivÃa según sus reglas... ninguno de los guardianes lo hizo.
Sin embargo, a veces podÃa echar un vistazo al hombre detrás del guardián. Fue en esos raros momentos que pareció diferente... más suave. HacÃa accidentalmente algo que demostraba que él la cuidaba más de lo que dejaba pasar. Era el único de los cinco guardianes que podÃa cruzar el Corazón del Tiempo en su mundo y se preguntó por qué. ¿Significaba algo? ¿Estaban unidos secretamente más que ella y los otros guardianes?
Kyoko se bufó a sà misma en la decepción porque todavÃa estaba pensando en Toya después de decidir no hacerlo. Se lavó la piel y el cabello hasta que brilló y luego se recostó sobre la superficie del agua. Ella no estaba lista para abandonar un lugar tan encantador todavÃa. No sabÃa si volverÃa a verlo.
Aclaró su mente mientras escuchaba el agua chapoteando a sus oÃdos.
Cerrando los ojos, Kyoko se relajó y dejó que el agua la acunara.
*****
Kyou habÃa estado siguiendo a sus hermanos desde lejos... a menudo librando el área que los rodeaba de los demonios que acechaban a cada movimiento de la chica. HabÃa llegado a la conclusión de que sus hermanos estaban cada vez más perezosos o que el enemigo se hacÃa más fuerte. Los demonios que los cazaban ganaban fuerza.
PodÃa percibir una separación dentro del grupo y rugió con desaprobación. Inhaló profundamente y siguió el olor que le llamaba. Momentos más tarde alcanzó su objetivo. Kyou bajó la mirada hacia las aguas cristalinas mientras se movÃa en lo alto del aire, volviendo su rostro angelical hacia la chica que yacÃa sobre la brillante superficie del agua.
Ninguna emoción apareció en su expresión mientras dejaba que su mirada acariciara su cuerpo. Su pelo plateado flotaba en el ligero viento, como filamentos brillantes colgaban por su espalda hasta sus muslos. PodÃa oler su dulce aroma de la altura en que estaba, donde habÃa llegado a una parada muerta.
Kyou era adicto a su olor, a esta chica a la que estaban destinados a proteger. Sus orbes de oro la observaban mientras ella se posaba sobre el agua como una diosa de agua desnuda que le hacÃa señas. Ella fue la que habÃa traÃdo el Cristal del Corazón Guardián de vuelta a sus tierras, causando nada más que agitación y peligro. El rompimiento del cristal habÃa decidido su destino rápidamente. Ahora pertenecÃa a los guardianes, aunque dudaba que se diera cuenta de ello.
Sus labios se separaron mientras miraba a la chica que habÃa tratado de matar al principio, pero nunca pudo hacerlo. En realidad, si realmente la hubiese querido muerta... estarÃa muerta. En cambio, la protegió de lejos mientras sus hermanos se mantenÃan cerca de ella. Tal inocencia no debe dejarse sola sin protección. Su mirada se estrechó ante la incompetencia de su hermano. Tal vez deberÃa ser él quien la proteja tan de cerca.
Kyou sonrió, algo que casi nunca hizo. Le gustaba el juego del gato y el ratón, y la sacerdotisa necesitaba que le enseñaran una lección sobre ser atrapado solo en una tierra tan peligrosa.
Ãl se deslizó lentamente hacia ella, viendo que sus ojos estaban cerrados. Kyou yacÃa tumbado sobre ella sin tocarla, sólo flotando allà en el aire, dejando que su pelo largo creara una cortina alrededor de ellos. El suave abanico de sus pestañas oscuras a través de las mejillas cremosas le hizo detenerse. Su mirada bajó lentamente hacia sus labios llenos de asombro. Ãl puso sus propios labios sobre su oreja y respiró su aliento caliente en ella.
Los ojos de Kyoko se abrieron en estado de shock y ella azotó su cabeza, haciendo que los labios de Kyou se cepillaran por su mejilla en el proceso... se detuvo en sus labios. Miró directamente a los ojos dorados de Kyou. Hipnotizaban. Era como ser besado por un ángel, pero... Ãste era Kyou. El hermano de Toya no era un ángel. Era el guardián más temido y poderoso de la tierra. Era también uno de sus protectores, aunque ella casi nunca lo miraba.
Perdió toda habilidad flotante cuando entró en pánico. Ella empezó a hundirse en el agua, pero no le importó, siempre y cuando la alejara de sus ojos hipnotizantes. Ella ahogó un grito cuando de repente se acercó, agarrándola por la parte baja de la espalda y la levantó del agua hasta que ella fue presionada contra él.
Kyou podÃa oler su miedo a él y decidió que no querÃa su miedo. Todo el mundo lo temÃa... incluso a sus hermanos. Sus ojos dorados brillaron mientras él la abrazaba fuertemente, cesando sus luchas. El Guardián del Corazón de Cristal decidió hace mucho tiempo que estaban destinados a ser aliados y que él no tendrÃa que protegerla, temiendo su protección. Kyou usó sus habilidades de control mental para mirar en sus recuerdos y encontró que la sacerdotisa nunca habÃa sido besada... hasta ahora. Sus ojos se oscurecieron atrayentemente con ese conocimiento.
Kyoko estaba tan sorprendida que todo lo que podÃa hacer era mirar fijamente a las piscinas de oro lÃquido, esperando... Ella no sabÃa lo que estaba esperando, pero... Dios, él era hermoso. Ella creyó ver una ligera sonrisa en la esquina de sus labios. Parpadeó preguntándose si acabarÃa de leer su mente. Ahora sabÃa por qué nunca habÃa estado tan cerca del guardián dorado... era peligroso para los sentidos.
Sintiendo un empujón fuera de su control, Kyou cortó sus labios con los suyos en un poderoso beso como para sellar algún negocio desconocido. Durando sólo unos segundos, pero sintiéndose como una eternidad, lentamente terminó el beso, preguntándose qué hechizo le habÃa lanzado para hacerle sentir emociones y ansias extrañas. Kyou la abrazó más cerca... no estaba dispuesta a liberarla todavÃa. La miraba con una mirada extraña... casi sorprendida, sus ojos dorados parecÃan hacer añicos el reflejo del agua.
HabÃa querido enseñarle a su sacerdotisa qué podrÃa pasar si la atraparan sola y sin protección, pero de alguna manera se convirtió en más. DeberÃa haberlo sabido mejor luego de tocarla. Sus sentidos se ensancharon y sintió que su hermano se acercaba a paso rápido, haciéndole gruñir silenciosamente ante la intrusión. Kyou se deslizó a través del agua hasta el banco, enderezándolos y dejándola suavemente de pie.
Al ver que ella todavÃa estaba bajo su trance, él gentilmente extendió la mano y trazó la almohadilla de su pulgar sobre su suave mejilla gustando el calor posesivo que revolvÃa dentro de su sangre de guardián. Dando un tirón una vez más, volvió a inclinar sus labios contra los suyos antes de desvanecerse, dejando atrás solamente el revoloteo de una pluma de oro translúcida que también desapareció cuando tocó la superficie del agua a sus pies.
Kyoko permaneció allà un momento después de que Kyou desapareció, tratando de averiguar qué demonios habÃa sucedido. Luego jadeó y se miró a sà misma. Estaba desnuda y la habÃa estado tocando, sosteniéndola. Ella no pudo evitarlo, pero algo empezó en la boca de su estómago... calor. Algo, eso hasta ahora... sólo se habÃa sentido en esos rarÃsimos momentos con Toya.
Finalmente, recuperando los sentidos, agarró su ropa y la sostuvo contra ella. "¡Cómo se atreve Kyou hacer eso!" Ella sintió que su temperamento empezaba a chispear para el alto y poderoso señor Kyou. -¿Quién demonios se cree que es? -su rostro se alzó hacia el cielo mientras sus dedos se levantaban para tocar suavemente sus todavÃa húmedos labios-.
Se puso tensa cuando escuchó la voz de Toya llamándola. "Genial," Kyoko sacudió su camisa, lanzándola rápidamente sobre su cabeza. En el momento en que se deslizó en su lugar y ella fue capaz de ver, ella estaba mirando directamente a Toya, no cinco pies en frente de ella. Tirando de su camisa lo más lejos que podÃa, se sonrojó diez tonos de rojo.
"¡Toya, date la vuelta!" Ella exigió entonces quejándose interiormente, "Caramba, ¿ninguno de los guardianes tiene ningún sentido de la decencia?"
Cuando Kyoko se habÃa ido lejos, Toya habÃa corrido por el bosque maldiciendo a su propia obstinación por no acosarla para empezar. Siguiendo su olor, nada lo habÃa preparado para lo que habÃa encontrado... ella estaba allà de pie como una diosa. Su pecho se alzó con los brazos mientras se quitaba la camisa por encima de su cuerpo desnudo. Toya se habÃa congelado.
Claro, él la oyó decir: "Date la vuelta", pero eso no significaba que pudiera hacerlo. Toda su sangre caliente habÃa corrido hasta su abdomen y no podÃa moverse. Cuando su mirada subió por su cuerpo muy lentamente, finalmente se posó en su rostro. Oh diablos, habÃa visto esa mirada antes. Sabiendo que estaba a punto de usar su hechizo de domesticación, Toya giró alrededor. PodÃa oÃrla murmurar detrás de él, algo sobre... Guardianes sin modales.
Al quemar esa imagen en la memoria, algo llamó su atención. PodÃa oler el perfume de Kyoko con fuerza, pero habÃa otro olor aferrado a él. Manchas de plata aparecieron en los ojos dorados de Toya mientras se volvÃa lentamente, asegurándose de que estuviera vestida para que tuviera libertad de movimiento. Caminó hacia ella esperando que se equivocara. Cuanto más se acercaba a Kyoko, más fuerte era el olor.
Kyoko se quedó muy quieta, esperando que terminara. SabÃa que olÃa a su hermano. Todos los guardianes habÃan mejorado los sentidos y después de todo este tiempo ella todavÃa estaba tratando de acostumbrarse a ese pequeño hecho espeluznante. Ella se tensó cuando Toya se acercó, sintiendo un ligero pánico mientras colocaba su mejilla casi contra la suya e inhalaba. Ãl entonces agarró su barbilla y volvió su cara a la suya, mirando su boca.
Toya la vio estremecerse y pudo oler su persistente temor. "Kyoko, ¿Kyou estaba aquà contigo?" Cuando asintió, volvió a mirar su boca, con los ojos entrecerrados en sus labios: -¿Lo has mordido?
Kyoko estaba tan sorprendido cuando dijo que... sus rodillas casi se doblan. Entonces, pensando en la pregunta y mentalmente viéndose morder al más temido guardián de la tierra, se echó a reÃr.
"No, Toya, no lo mordÃ, estaba tomando un baño y flotando en el agua con los ojos cerrados, cuando los abrÃ, allà estaba, prácticamente tendido sobre mà y..." su voz bajó a casi un susurro mientras se encogÃa de hombros -me besó-. Kyoko dejó de reÃr cuando vio que la plata anulaba el oro dentro del iris de Toya.
Toya la agarró por los hombros y la sacudió, necesitando saber exactamente lo que pasó. "Kyoko, ¿hizo algo más? ¡DÃmelo ahora!" PodÃa sentir el pánico en su interior al pensar en Kyou besando a Kyoko... qué diablos estaba pensando.
Ella estaba sorprendida por lo loco que Toya se puso de repente. Kyoko se encogió de hombros y con una mirada confundida en su rostro, asintió. "SÃ, me sacó del agua y me llevó al banco, me detuvo aquÃ, y luego... desapareció." Ella nerviosamente levantó una mano y se la pasó por su pelo mojado mientras ella miraba lejos. Kyou aún estaba y si todavÃa estaba observándolos, normalmente la presencia de Kyou no se veÃa. "Ni siquiera dijo ni una palabra", agregó.