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Corazones Furiosos.
Toya sintió que una sacudida de placer pasaba por su cuerpo como si acabara de morir y volviera a la vida. Cuando ella abrió sus labios a él, él no podÃa dejar de meter su lengua profundamente en ella, cediendo al beso de toda una vida, buscando todos los lugares escondidos que habÃa anhelado encontrar. Ãl aspiró su aliento caliente cuando su beso trató de dominar la suya.
Sus brazos acercándose a ella los acercaron aún más cuando una oleada de posesividad se precipitó por sus venas. Su pequeña mano se habÃa enrollado en su cabello, donde lo agarró, manteniéndolo cautivo.
Shinbe recuperó la conciencia. Sentado, sus ojos seguÃan las miradas aturdidas de Kamui y Suki. Volviéndose a mirar, su mandÃbula cayó. ParecÃan dos amantes totalmente entre sà y sin saber que estaban siendo observados. Shinbe se acercó y agarró el brazo de Suki, sacudiéndolo para llamar su atención aunque sus ojos seguÃan fijos en la pareja.
Suki giró la cara ligeramente para hacerle saber que ella reconoció que le temblaba el brazo pero sus ojos seguÃan fijos en Toya y Kyoko. Ninguno de los dos podÃa creer lo que estaban presenciando.
Shinbe trató de salir de ella sacudiendo la cabeza para borrar los sucios pensamientos que amenazaban con hacerse cargo. Usando su mejor juicio, se inclinó hacia Suki. -¿No crees que deberÃamos detenerlo antes de que llegue demasiado lejos? Susurró honestamente sintiéndose como un voyeur. "Quiero decir, una vez que el hechizo se desvanezca y Kyoko vuelva a la normalidad, ella se enfadará si no está todavÃa en una sola pieza." Shinbe sabÃa que Suki captarÃa el doble significado.
Suki se sonrojó al mirarle. "SÃ, estoy feliz de que la haya detenido antes de que ella me hiciera eso." Ella sonrió.
Shinbe arqueó una ceja, preguntándose qué diablos habÃa perdido.
Kamui, que habÃa estado observando silenciosamente con asombro, escuchó el comentario de Suki. No podÃa evitarlo... la idea de que Kyoko llevara a Suki en un candelero asÃ. Lo envió a un ataque de risa que trató de callarse, pero no pudo.
Shinbe y Suki rieron mientras Kamui se reÃa de su cabeza tonta, pero Suki volvió a mirar a Toya, viendo cómo su cuerpo ya estaba empezando a moverse en un ritmo seductor contra Kyoko. SabÃa que tenÃan que intervenir de alguna manera.
Toya estaba en el cielo, tomando todo del beso que podÃa. Ãl tomó el beso aún más profundo como su pasión rompió en llamas. La necesidad de hacer Kyoko su chisporroteo dentro de su sangre de guardián. Lanzó un gruñido bajo cuando su mano le agarró la nuca. Sus dedos se abrieron a través de su cabello mientras él la atraÃa hacia el beso ahora exigente.
La manera en que ella estaba sentada sobre él con las piernas a cada lado de él, podÃa sentir su calor contra su creciente necesidad. Toya puso su otro brazo sobre su espalda mientras se apoyaba contra ella. La sensación le hacÃa perder el control. Era ajeno a todo excepto a su necesidad de tener todo de ella.
El olor estimulante del deseo que estaba dando le dejó saber que estaba lista para convertirse en su... para siempre. Todo lo que necesitaba era estar dentro de ella... profundamente dentro de ella.
Shinbe y Suki se dieron cuenta de que habÃa ido lo suficientemente lejos y podÃan decir que ya no estaba en control. Shinbe se levantó y Suki se levantó junto a él, sus sonrisas desaparecidas. Ambos tenÃan miedo de acercarse. Ya no era gracioso.
"Toya, por favor, para esto de inmediato. Recuerda... Kyoko está bajo un hechizo y no sabe lo que está haciendo ¡Toya!" Shinbe gritó, con la esperanza de que no era demasiado tarde. Dio un rápido paso atrás cuando Toya levantó la cabeza.
Los ojos de Toya se volvieron de plata y luego se tiñeron de rojo mientras gruñÃa, enviando una advertencia para que retrocedieran.
Shinbe dio un paso al frente de Suki protectoramente. "Eso no es Toya," siseó mientras agarraba su bastón tan fuerte que sus nudillos se ponÃan blancos. Necesitaba encontrar una forma de sacar a Toya de su actual estado de ánimo antes de que las cosas fueran demasiado lejos.
"No tengo miedo del lado demonÃaco de Toya," Kamui frunció el ceño y comenzó por ellos con toda la intención de tomar Kyoko de su hermano. Se detuvo cuando Suki le agarró un brazo y Shinbe le agarró el otro.
-¡No, Kamui! -gritaron al unÃsono.
El corazón de Suki estaba latiendo rápidamente por miedo a sus dos amigos. "¡Maldito Hyakuhei y sus maldiciones!" Ella intentó una vez más hacerle entender. "Toya, ella te odiará si la tomas mientras ella no sabe lo que está haciendo. Por favor intenta ponerte bajo control." Endureció su voz, "Tienes que dejarla ir".
La mirada de Toya se volvió hacia Suki con enojo mientras las palabras llegaban lentamente a través de la neblina del deseo y penetraban en su subconsciente. El color peligroso retrocedió de sus ojos, volviéndolos a oro lÃquido. De mala gana volvió su atención a Kyoko con un corazón destrozado. Casi lo perdió de nuevo cuando ella presiono hacia abajo, el calor abrasador sobre su erección dura como roca.
Los ojos de Kyoko estaban vidriosos con una pasión desenfrenada y podÃa oler el olor de su necesidad. La mirada de Toya se suavizó en la comprensión. Ella le estaba esperando para hacerle el amor. Lo deseaba tanto como él la deseaba.
Era todo lo que podÃa hacer para no agarrarla y marcharse con ella. Pero con toda la fuerza de voluntad que habÃa dejado en él, comprendió la verdad de las palabras de Suki. Kyoko lo odiaba. Ya la habÃa besado contra su voluntad, ¿y ahora esto? Toya la apartó suavemente y se levantó; Cerrando los ojos ante la mirada rechazada que ahora le estaba dando.
Kyoko no entendÃa por qué la estaba dejando. Se estiró para agarrar su camisa, deseando que se quedara. Se sentÃa como si su mundo se rompiera si él la dejaba. "Toya, por favor, te quiero." Sus ojos se empañaron mientras intentaba hacer que él la mirara. Ella susurró con una voz confundida, "No me dejes."
Toya se habÃa congelado en su lugar, incapaz de alejarse de su mano. Trató de recordarse a sà misma que habrÃa dicho lo mismo a Hyakuhei si no hubiera roto la barrera antes de que desapareciera en ese vacÃo. Sus garras se clavaron en las palmas de sus manos y dibujaron sangre y trató de concentrarse en el dolor para ayudar a estabilizar su fuerza de voluntad.
Suki se acercó detrás de Kyoko y se aferró a ella, miró a Toya. -Quizá deberÃas irte por un rato hasta que se acabe el hechizo y ambos estarán bajo control nuevamente. Ella asintió con la cabeza hacia los árboles, esperando que escuchara por una vez.
Toya bajó la cabeza... su pelo oscuro apenas ocultando la necesidad en sus ojos de todo el mundo viendo. Dios, él querÃa reclamarla, querÃa marcarla allà y luego... pero Suki tenÃa razón, Kyoko no estaba en este momento. Ella sólo lo odiarÃa más tarde y no querÃa eso. Apretó los dientes con su contención. Si alguna vez tomaba a Kyoko por su cuenta, nunca la devolverÃa. Ella serÃa su... por la vida.
Suki jadeó ante la mirada de Toya cuando finalmente levantó la cabeza para mirar a Kyoko. Era una mirada de iluminación y apenas suprimido el hambre... la plata en sus ojos coincidÃa con los reflejos plateados que rayaban su pelo de ébano.
Ãl dio un paso adelante, sus ojos sólo para Kyoko mientras se inclinaba, besándola suavemente en los labios antes de susurrar las palabras, "Lo siento", en contra de ellos. Luego, con todo el autocontrol que sostenÃa dentro de su cuerpo, se volvió y desapareció en el bosque.
Suki suspiró mientras Kyoko empezaba a llorar. Su pequeño cuerpo temblaba mientras lloraba. Ella puso su mano en el hombro de Kyoko y miró a Shinbe sin saber qué hacer. Su propio labio inferior tembló cuando notó que la espalda de Shinbe estaba ahora vuelta hacia ellos y sus hombros estaban tensos.
Kamui también se habÃa vuelto muy tranquilo; Ya no pensaba que era gracioso. HabÃa demasiada verdad detrás de esta situación y estaba rompiendo su corazón.
*****
Kyou inhaló el aire que sólo hace un momento tenÃa el hedor del desove de su enemigo. El olor habÃa cambiado rápidamente a medida que volvÃa el sol y podÃa oler a la sacerdotisa. Su olor se deslizó hacia él, llevado por la brisa, pero también pudo detectar el inconfundible olor de sus lágrimas. Siguiendo el aroma agridulce, la buscó.
No querÃa que nadie la trastornara y por alguna razón, el pensamiento de su llanto hizo que su ira se manifestara. ¿Qué habÃa ocurrido para traer lágrimas a sus ojos de esmeralda? Su rostro tranquilo no mostró ninguna emoción, pero su instinto protector surgió mientras volaba en la dirección que el olor de Kyoko venÃa.
Toya no habÃa ido lejos cuando sintió que alguien se acercaba. Le dio un silbido enojado... su inquietud aumentando. El olor de Kyou se acercó cada vez más. Estaba sin prisas y tranquilo mientras pasaba por encima de él, moviéndose en la dirección de Kyoko. Con un gruñido, Toya se volvió y corrió hacia donde habÃa dejado a Kyoko y los demás.
En tan sólo unos pocos segundos fugaces, Kyou miró frÃamente al grupo desde una altura en la que no serÃa detectado. La mujer-niña estaba de rodillas llorando mientras el asesino de demonios estaba poniendo una mano en su hombro, tratando de consolarla. Shinbe y Kamui parecÃan tranquilos y sólo permanecieron observándolos desde lejos.
PodÃa sentir el olor de la persistencia de Toya expedido pero no podÃa verlo en ninguna parte. También podÃa oler el deseo de Toya aún colgando en el aire.
Seguramente, su estúpido hermano no habÃa tratado de hacerle daño a la chica. Kyou silenciosamente querÃa que Kyoko lo mirara, enviando el pensamiento a su mente mientras él la miraba en silencio, sin emoción mostrándose en el exterior. Su corazón latÃa más rápido cuando levantó una cara con lágrimas para encontrarse con su mirada.
Kyou miró con frialdad a los que estaban a su alrededor. Todos los ojos se volvieron hacia él mientras su voz descendÃa del aire. "¿Quién se ha atrevido a hacer daño a esta chica?" Su voz tranquila desmintió el peligro en el que estaban... para quien la habÃa herido pagarÃa.
CapÃtulo 4 "Sentimientos Peligrosos"
Kyoko alzó la vista y oyó la voz en su mente diciéndole suavemente que lo hiciera. Sus lágrimas reflejaban la luz como brillantes diamantes mientras veÃa a Kyou flotando por encima de ella y le dirigÃa una sonrisa de adoración.
Suki se puso tensa ante la mortÃfera pregunta de Kyou y lo miró fijamente. Ella negó con la cabeza, "No fue ninguno de los guardianes la que la hirió, fue tu tÃo Hyakuhei, él lanzo un hechizo sobre ella." Suki cuadró sus hombros, enojada con él por acusarlos de herir a Kyoko. Mató al demonio que lanzó el hechizo para que Kyoko esté bien dentro de un par de horasâ.
Se puso frente a Kyoko, tratando de bloquear a su amiga desde la vista de Kyou. Después de que Kyoko le dijo más temprano sobre Kyou besándola... Bueno, ella no querÃa que Kyoko tuviera ideas ahora mismo. Ella le permitirÃa besar a Shinbe primero si llegaba a eso, asà que ella bloqueó su vista y cruzó sus brazos sobre su pecho como si estuviera de guardia.
Kyou sonrió frÃamente a Suki pero sus ojos se estrecharon, lo que envió una advertencia al corazón de Shinbe. Se puso de pie junto a Suki, añadiendo al bloqueo de la visión de Kyoko de su poderoso hermano, pero también para apartar su atención de Suki y acercarse a él.
Kamui se quedó en silencio detrás de todos ellos y comenzó a moverse hacia adelante para unirse a ellos, pero Kaen se paró frente a él de la nada en advertencia. Miró a los espÃas del fuego antes de deslizar esa mirada hacia su hermano mayor.
Kyou estaba secretamente impresionado con el coraje que mostraban delante de él... aunque no les harÃa ningún bien. Una vez más, llamó a la sacerdotisa para que lo mirara.
Kyoko se levantó y caminó alrededor de sus dos posibles guardaespaldas para poder ver a Kyou. Suki la agarró del brazo para intentar detenerla, pero dejó caer su mano cuando Kyou dio un gruñido de advertencia.
Kyoko miró a Kyou con afecto. Para ella, él era como la criatura más angelical que habÃa visto nunca, flotando allà con su camisa de seda blanca revoloteando alrededor de él. Su cabello de platino se arremolinaba, dándole un aire de sensualidad a su inigualable belleza. Y sus ojos de oro... Dios, ella lo amaba.
Y eso era lo que Kyou veÃa y escuchaba dentro de sus pensamientos... el amor... y ella lo estaba concediendo directamente a él. Su respiración siseó mientras él inhalaba, mirándola intensamente, su mirada oscurecida por el deseo.
"Ella quiere venir a mÃ, asà que déjala." Kyou miró a Suki y Shinbe desapasionadamente. El tono de su voz fue suficiente para hacerles saber que estaban pisando hielo fino mientras movÃa su mirada y miraba a la sacerdotisa mirándolo con adoración. Ella le alcanzó con los brazos extendidos, haciéndole señas para que la buscara. En su mente, donde sólo Kyou podÃa oÃrla, susurró su nombre con nostalgia.
Suki y Shinbe entraron en acción antes de que el señor guardián pudiera hacerlo. Ambos agarraron un brazo y lo bajaron de nuevo a su lado. Kyoko se volvió y miró a los dos... todavÃa con amor en su expresión como el hechizo exigÃa.
Kyou frunció el entrecejo, entrecerrando los ojos. "¿Bajo qué clase de hechizo esta?" -preguntó con voz severa.
Shinbe lo miró fijamente. "Un Tenshi la besó justo antes de que le destruyéramos." SabÃa que esto era todo lo que tenÃa que decir, porque Kyou tenÃa más conocimiento que todos ellos combinados cuando se trataba de demonios y hechizos.
Los labios de Kyou sostenÃan un susurro de una sonrisa en ellos, ahora comprendiendo. "Deja que se vaya", le ordenó con un tono mortal mientras bajaba más cerca de ella Kyoko observó su acercamiento dándole a Kyou una sonrisa amorosa que habrÃa derretido el corazón de los más demonÃacos demonios.
Suki y Shinbe dejaron caer las manos de Kyoko y dieron un paso atrás sabiendo que no podÃan oponerse a él. Era demasiado poderoso. Observaron con horror cuando deslizó su mano detrás de Kyoko y apretó su cuerpo contra el suyo, levantándola en el aire para que flotara allÃ.
Por un instante, registró la fuerza dura del muslo que separaba sus piernas, sintiendo el calor de su piel a través de su ropa de seda. Kyoko envolvió sus brazos alrededor de él, presionando su cuerpo aún más cerca, amando la sensación de su poderosa pierna entre la suya.
Kyou observó cómo sus labios se separaban mientras ella se apretaba contra él. HabÃa otra manera de describir el hechizo de los demonios, como estaba seguro de que Shinbe sabÃa. El hechizo la habÃa enviado al fuego. Ãl la presionó para oÃr su suspiro en respuesta y sintió una sacudida de relámpago hirviendo en su sección media mientras él la miraba sorprendido. Nadie lo habÃa afectado nunca de esta manera... nadie más lo hubiera podido. Nunca lo permitirÃa.
Ãl tocó su rostro enrojecido mientras ella se tensaba contra él buscando más. SabÃa que no sabÃa lo que estaba haciendo, porque él era consciente del hechizo bajo el que estaba y su inocencia. Inocente o no, su pasión serÃa una fuerza propia una vez que fue puesto en libertad.
Kyou sabÃa que recordarÃa todo lo que ocurrió una vez que el hechizo se desgaste asà que él presionó el muslo contra ella, dando la presión que estaba buscando. Ãl le machacó los labios con los suyos en un beso exigente y hambriento. Ãl la pondrÃa en fuego con necesidad... necesidad que llevarÃa más allá del hechizo.
Sintió que su pequeña mano se deslizaba en su pelo y sus dedos lo aferraban. Las sensaciones que estaba causando le hacÃan casi perder el control mientras devoraba su boca y se balanceaba contra ella... haciéndole saber el ritmo que un dÃa le mostrarÃa. Luchando por el control, se recordó a sà mismo que no la tomarÃa asÃ. No cuando el hechizo estaba interfiriendo.
Los otros casi saltaron de su piel cuando Toya se estrelló fuera del bosque y aterrizó justo debajo de Kyou y Kyoko. Sus ojos estaban ahora enrojecidos de ira mientras veÃa a Kyou apasionadamente besar a la chica a la que amaba más que a la vida misma. Y él deseaba vehementemente matarlo.
Kyou, deja que Kyoko se vaya. Toya gruñó sintiendo que su sangre demonÃaca palpitaba peligrosamente cerca de la superficie. "¡Ahora!"
Kyou rompió el beso y su mirada dorada tomó a Toya con poca simpatÃa. "Ustedes son los que dejaron que esto le sucediera a ella... ¿no es asÃ?" Se volvió hacia la chica, sus ojos lo miraban con nostalgia y sus labios se besaban a fondo. No era el momento ni el lugar. PodÃa sentir que el hechizo ya empezaba a desgastarse y sabÃa que ahora era seguro dejarla con los demás.
Kyoko frunció el ceño ante las emociones ilegibles reflejadas en sus ojos dorados. Levantó una mano para tocar suavemente sus labios, recordando el beso. Se pasó los labios por la punta de los dedos y luego le susurró la respiración caliente en su oÃdo haciendo que se estremeciera. "Pronto Kyoko, terminaremos lo que hemos empezado, estaré dentro de ti".
La dejó allà de pie, observándolo mientras brillaba hacia atrás y luego desapareció. Kyoko sintió que alguien se acercaba detrás de ella y la empujaba contra ellos. Volviendo la cabeza para mirar hacia arriba, vio que era Toya. Ãl la estaba sosteniendo posesivamente y ella se recargó contra él todavÃa observando el cielo donde Kyou se habÃa desvanecido.
"Kyou," Ella respiró con ilusión. Ella sintió el cuerpo de Toya tenso contra el suyo y cerró sus ojos en la confusión. Le dolÃa el pecho. Poniendo su mano sobre su corazón, se sintió cayendo y recibió el alivio del dolor mientras su mundo se volvÃa negro.
Toya sintió que Kyoko se relajaba contra él, pero todavÃa la aferraba a ella, no le gustaba lo que acababa de presenciar. Luego se fundió en sus brazos. Ãl la atrapó, recogiendo su estilo nupcial, él la llevó de vuelta con los demás.
Su voz ronca se sacudió de emoción mientras él la entregaba a Shinbe, que a su vez la acostó sobre una manta que Kamui habÃa extendido para ella.
Shinbe se volvió para ver que Toya ahora tenÃa la espalda vuelta hacia ellos. Fue algo humillante ver a su hermano mostrar su verdadero corazón por primera vez.
Toya suspiró con una sensación de hundimiento en la boca de su estómago. "Shinbe, ¿recordará algo?" Se volvió a mirar a Shinbe por encima del hombro y luego se estremeció al ver que su hermano asintió indeciso.
Shinbe estaba bien consciente de que no era lo que Toya querÃa oÃr, pero tenÃa que estar preparado para la verdad. "Todo, ella recordará todo." Se sentÃa mal por Toya cuando vio los hombros de su hermano caer en la derrota.
"¿Qué vas a hacer?", Preguntó Shinbe, sabiendo que Kyoko no iba a estar contenta con nada de esto, realmente no querrÃa estar en los zapatos de Toya cuando Kyoko se diera cuenta de lo que habÃa casi sucedido.- Shinbe tocó su suave mejilla, Secretamente preguntándose cómo serÃa besarla de esa manera... Sus ojos de amatista se suavizaron... Incluso él estaba secretamente enamorado de ella... pero tristemente, no estaba destinado a serlo.
Toya no tenÃa idea de lo que iba a hacer, pero ocultar no era uno de ellos. Se sentó al lado de Kyoko, dándole a Shinbe una mirada de advertencia que le hizo retirar rápidamente su mano que se escapaba de su mejilla. Ya era bastante malo que ya se sintiera como saltar de su piel, sentado allÃ... esperando a que despertara. Sus dedos se movieron, "Shinbe, ¿cuándo se despierta?"
Shinbe arqueó una ceja mientras se acercaba para sentarse entre Suki y Kamui. "¿Por qué no la despiertas ahora? Eso es todo lo que necesitas."
Antes de que Toya pensara en ello, se inclinó y le sacudió suavemente el hombro. -Kyoko -susurró él, que retiró la mano rápidamente cuando sus pestañas oscuras revolotearon-. -¿Estás bien ahora? -le preguntó en voz baja, con los ojos brillantes y Toya contuvo el aliento.
"Estoy bien", susurró Kyoko, luego se encogió de miedo sabiendo que eso habÃa sido lo que habÃa dicho la última vez que habÃa despertado. Ambas veces habÃa mentido. Rechazando mirar a Toya, su mirada se dirigió a Suki y Shinbe y ella pudo sentir su rostro cambiando de color rápidamente. SentÃa que iba a morir de mortificación.
Kyoko rápidamente cerró los ojos y levantó las rodillas, envolviendo sus brazos alrededor de ellos, y ocultó su rostro. "Lo siento muchachos, lo siento mucho", murmuró ella desde su escondite.
Toya extendió la mano, poniendo su mano sobre su hombro para consolarla. Cuando ella se estremeció, él la quitó rápidamente, golpeando su mano con un puño y bajándola de nuevo a su lado. El dolor del rechazo se rompió en sus ojos dorados mientras miraba a los demás.
"Está bien, Kyoko, nada de esto fue culpa tuya, es de Hyakuhei, ese maldito bastardo". Las palabras se susurraron con calma, pero fue la calma antes de la tormenta y todos lo oyeron fuerte y claro. La cortina de cabellos que la ocultó y, sin decir nada más, se volvió de nuevo hacia el follaje profundo del bosque.
Kyoko deseaba que se desarrollara un agujero y ella podrÃa hundirse en él y quedarse allà donde nadie la encontrarÃa jamás. ¿Cómo se las iba a arreglar ahora? Entonces en voz alta gritó, "Oh Dios, quiero ir a casa."
Suki se puso de pie, deseando aliviar el dolor de su amiga. "Kaen y yo podemos llevarte de vuelta a la estatua de soltera, si eso es lo que quieres." Suki caminó hacia ella cuando Kaen salió de las sombras ya en su forma de dragón. Ella subió y alcanzó su mano hacia abajo a Kyoko. "Vamos."
Kyoko se levantó lentamente, incapaz de mirar a alguien y susurró culpablemente: -Volveré en un par de dÃas. Ella corrió a Kaen y se fueron para el corazón del santuario del tiempo y su camino a casa.
Toya dio un paso atrás en el claro y vio como Kaen se desvaneció de su vista. No querÃa que ella fuera a casa. Sintió que su corazón caÃa un par de pulgadas. ¿Y si no volviera? Volviendo los talones, Toya despegó en una carrera muerta, con la esperanza de vencer al portal de tiempo que la llevarÃa de su mundo.
*****
En el camino de regreso a la estatua de soltera, Kyoko no dijo nada asà que Suki trató de sacarla. "Kyoko, realmente no me preocuparÃa por nada, todos sabemos que fue el hechizo y no tú, asà que no es tan malo como crees." Suki miró hacia atrás, sonriendo a Kyoko.
Kyoko dio un débil intento de sonreÃr pero no se unió a la conversación. Estaba demasiado ocupada muriendo mil muertes cada vez que pensaba en lo que habÃa hecho, especialmente en la forma en que habÃa besado a Toya y a Kyou. Kyoko puso sus manos sobre su cara, deseando de nuevo poder ocultarla. Sólo querÃa irse a casa y arrastrarse lo más lejos posible debajo de sus cobijas, y quedarse allà un rato.
Recordó lo que sentÃa al besar a Kyou y suspiró. -¿Qué debÃa estar pensando? No podÃa culpar a ninguno de los dos porque prácticamente se habÃa echado encima de ellos. También se preguntó sobre la respuesta que habÃa recibido de Toya. La habÃa besado en la espalda... no... HabÃa hecho más que eso. Ella se retorció recordando la sensación de su dureza debajo de ella.
Kyoko sacudió la cabeza. Si ella tuviera que recoger a alguien en este momento, elegirÃa a Kotaro. ¡Por lo menos ella no se habÃa lanzado contra él!
Presionando su frente contra la espalda de Suki, supo que habÃa disfrutado del beso de Toya, y sÃ, de Kyou también. Pero ¿qué deben pensar de ella ahora? Kyoko miró hacia abajo mientras el suelo se desdibujaba bajo ellos. HabÃan estado volando durante un tiempo y se estaban acercando al corazón del tiempo. "Suki, ¿me dejarás aquÃ? Me gustarÃa caminar el resto del camino por mà misma."
Suki dio unas palmaditas en Kaen y él bajó y aterrizó. Kyoko se deslizó y asà lo hizo Suki. -¿Estás segura de que no quieres que caminemos contigo? -preguntó Suki preocupada.