Полная версия
Corazones Furiosos.
Kyoko no supo qué decir. Ella se quedó allà un momento. Luego, mirando por encima del hombro de Kamui, notó que Toya y Shinbe seguÃan detrás de ellos, todavÃa perdidos en la planificación de su siguiente movimiento mientras se dirigÃan hacia el este.
Suki atrajo la atención de Kyoko. "Okay, dijiste tres, Kyoko. Entonces, Toya te besó también, ¿no?"
Ella asintió y sacudió la cabeza. "Pero Toya realmente no querÃa besarme, fue algo... un accidente."
Kyoko volvió a mirar por encima del hombro, notando que los otros se estaban poniendo al dÃa. "Nos pusimos a pelear con un demonio y Toya perdió sus puñales y su sangre de demonio se hizo cargo. Mató al demonio y corrà por una de las dagas, pero él me atrapó justo cuando llegué a ella. Pensé que iba a matarme, Pero en vez... me besó y el contacto con el hechizo de las dagas lo cambió de nuevo.
Suki miró por encima de su hombro a Toya, luego de vuelta a Kyoko. "Espera, ¿quieres decir que cambió de nuevo mientras te estaba besando?" Ella arqueó una ceja cuando Kyoko asintió.
Kamui sonrió, "¡Yo lo sabÃa! Realmente te gusta, por eso en su otra forma te besó en lugar de matarte, lo hizo porque se sentÃa bien para él." Kamui se apartó de ellos sabiendo que Toya estaba ahora escuchando distancia.
-Bueno, vamos a hacerles compañÃa. Suki decidió seguir el ejemplo de Kamui y dejarlo caer por ahora... para Shinbe malo no era tan inteligente.
Shinbe se volvió hacia Kyoko, escuchando la última declaración de Kamui. -¡Asà que por eso es tan irritable! Ãl sonrió, preguntándose si debÃa añadir su beso a la lÃnea de citas de Kyoko antes de que pasara mucho tiempo.
Toya se volvió hacia ellos, rascándose el cuello. -¿Quieres dejar de hablar mierda sobre mÃ, maldita sea?
Su cuello ya estaba rojo y Kyoko rio. SabÃa que cuando el cuello de Toya comenzaba a picar asÃ, pensaba que alguien estaba hablando de él a sus espaldas y eso lo irritaba.
Los dedos de Toya se estremecieron al oÃr a Kyoko sonreÃr. Envió una sacudida de placer a través de su cuerpo y le hizo desear que lo harÃa más a menudo. Miró a su alrededor notando que todos habÃan dejado de charlar. Satisfecho de que nadie hablara más de él, dejó caer su mano.
Vamos, no tenemos tiempo para jugar, tenemos que detener a Hyakuhei y recoger los talismanes antes que él. Toya se inclinó frente a Kyoko. -Vamos, deja que encuentren su propio camino y tú montas conmigo, será más rápido. Esperó a que Kyoko subiera. Al menos asà no tendrÃa que oÃr hablar de sus rivales.
Kyoko sonrió y subió. Luego lo rodeó con los brazos y le dio un suave apretón para decirle que estaba lista.
Afuera de todo el mundo para que nadie pudiera ver, Toya cerró los ojos mientras saboreaba el abrazo que acababa de recibir. Abriendo los ojos de nuevo, las luces de plata brillaban dentro de sus lirios de oro y se quitó a una velocidad que rivalizarÃa con su viento, el hermano Kotaro.
CapÃtulo 3 "Besos malvados"
La brisa estaba cada vez más frÃa a cada minuto y Toya se detuvo al notar un aura maligna a lo lejos. La sangre de Kyoko se enfrió mientras la sensación antinatural la abrumaba. Toya saltó de las ramas altas, llegando a una parada en la cima de una colina. Se deslizó al suelo mientras los otros aparecieron rápidamente detrás de ellos mirando a lo lejos.
Kyoko observó como una ominosa nube se alzaba sobre el área. -Siento un talismán. Ella sacudió su cabeza. "No sólo uno, hay más", dijo sin aliento. "El mal que rodea los fragmentos es sofocante".
Suki se acercó detrás de Kyoko, ajustando su arma sobre su hombro para un acceso más fácil en caso de batalla. "¿Me pregunto si es Hyakuhei lo que estás sintiendo?" Miró a Shinbe mientras él se acercaba a ellos, su abrigo y el largo pelo azul de medianoche soplando en el viento que ahora estaba recogiendo.
Los ojos de Toya se estrecharon y cambiaron a plata fundida. Percibiendo el peligro cerca de ellos, miró hacia la izquierda y bajó el brazo hacia abajo. La hoja metálica de una daga brilló en su palma. -¡Venga, bastardo, puedo olerte! Toya gruñó, pisando delante de Kyoko y los otros para protegerlos. La ladera y el valle abajo sostenÃan el pesado hedor del mal.
Una forma que llevaba una túnica negra ondulada materializada de la nada, justo delante de ellos con una inclinación malvada hacia sus labios. -Asà que has respondido a mi llamada.
Kyoko se estremeció cuando sus oscuros ojos se encontraron con los de ella. El recuerdo del sueño que habÃa tenido la noche anterior se estrelló contra ella, dándole escalofrÃos. Dio un paso atrás, escondiéndose detrás de Toya y espiando a su alrededor en Hyakuhei. TenÃa un mal presentimiento de que la única razón por la que estaba allà era ella y los talismanes que llevaba.
Toya notó que la atención de Hyakuhei estaba centrada en Kyoko y sintió un chasquido mental. Gruñó, agarrando el mango de su daga y arrojándose hacia delante para golpear al enemigo. La capa negra voló hacia el suelo como era de esperar. Ãl sabÃa que era sólo uno de los tÃteres de Hyakuhei de todos modos.
"¿Alguna vez tendrás las agallas para enfrentarme verdaderamente?" Toya se enfureció.
"Los poderes de la sacerdotisa serán mÃos, asà que... ven a mÃ..." La voz frÃa de Hyakuhei sopló lentamente en el viento.
Kyoko sintió escalofrÃos por su espina dorsal de las palabras que Hyakuhei habÃa hablado. -¿Ven a él? ¿Está loca? -susurró sintiendo al cobarde dentro de su cabeza asustada-.
Toya se acercó a ella. SabÃa que los guardianes estaban a cargo de mantener el cristal fuera de las manos del mal, pero no le gustaba el hecho de que puso a Kyoko en peligro. Hyakuhei habÃa matado a muchos inocentes por los talismanes. HabrÃa sido condenado antes de que Kyoko se convirtiera en una de las vÃctimas de esta guerra.
Ãl la protegerÃa. Su necesidad de proteger a Kyoko era tan fuerte, se habÃa convertido en su único propósito para la existencia y en este momento, tenÃa un sentimiento muy malo. PodÃa oÃr los latidos de Kyoko acelerando y podÃa oler el miedo que venÃa de ella en las olas. Toya observó con asombro cuando se volvió hacia él con una sonrisa helada.
-Bueno, ¿vamos a recoger otro talismán? Kyoko levantó la barbilla desafiando el miedo que sentÃa y enderezó sus hombros.
Toya miró detrás de ella y pudo ver que los otros también estaban listos. Los otros... la única gente en la que habÃa confiado.
*****
Hyakuhei miró al espejo que su subalterno Yuuhi le ofreció. El espejo de las almas que le permitÃa ver los movimientos de Kyoko. Esta chica era su enfoque por el momento. Ella sola tenÃa el poder de controlar al Guardián del Corazón de Cristal y necesitaba ese poder.
Pero... también necesitaba que ella lo ayudara a fusionar los talismanes juntos. Para hacer eso, tendrÃa que encontrar una manera de hacerla venir a él... de buena gana. La querÃa... no estaba muerta... en cambio, la querÃa a su lado.
Como si leyera la mente de su maestro, Yuuhi habló con la voz tranquila y sin emoción que pertenecÃa a un niño. -Quieres el poder que ejerce la chica, pero ella es pura y no vendrá a ti de buena gana. La forma fantasmal del blanco miró a Hyakuhei con ojos negros que contenÃan el conocimiento de miles de años.
"Capturarla es capturar un corazón puro, para lo cual tendrás que atraparla en una red de engaños". El extraño chico miró al espejo, mirando a Kyoko con los ojos del color de la muerte.
Hyakuhei sonrió con una sonrisa viciada. Su cuerpo y rostro impecables y perfectos ocultaron su malevolencia. Su cabello largo y oscuro cayó en cascada a su alrededor en ondas relucientes. Era muy sensual, con músculos esbeltos ondulando bajo su piel con cada movimiento. Esta sacerdotisa que los guardianes protegÃan tenÃa la semejanza de lo único que jamás habÃa amado.
SabÃa que Kyoko era una reencarnación de la que habÃa perdido hacÃa mucho tiempo... la que le habÃan quitado sin piedad.
Su puño de mano como los recuerdos trataron de volver a él de otra época. Los empujó con un gruñido y se concentró de nuevo en la sacerdotisa ante él. ¿Cómo podÃa hacer que un corazón inmaculado se enamorara de él cuando era puro mal? TenÃa el poder que habÃa dado a su antepasado hace tanto tiempo. Esto es lo que lo atrajo hacia ella, la idea de corromper esa clase de pureza. Primero, tendrÃa que atraparla.
"Invocaré la magia de Tenshi para lanzar un hechizo sobre la sacerdotisa y ella se enamorará de mÃ". Hyakuhei entonces comenzó a reÃr pero el sonido no sostuvo ningún humor. Cerrando sus ojos oscuros, invocó la figura angelical de uno de los demonios internos que habÃa consumido dentro de su cuerpo y ahora controlado.
Este demonio Tenshi podrÃa tejer un hechizo alrededor de la chica, inconscientemente haciéndola enamorarse de quien la tiene en su poder. También llamando a un demonio de inmensa fuerza y una masa de espÃritus malvados volando para mantener a Toya ya los demás a raya, Hyakuhei los envió a encontrarse con el grupo mientras lo miraba a través del espejo de las almas.
*****
Mientras Toya y el grupo se acercaban al aura siniestra del valle, Kyoko se detuvo. Malevolencia... podÃa sentirlo a su alrededor, pero no podÃa verlo. "Algo está aquà con nosotros," susurró Kyoko mientras daba un paso atrás asustada. Sus amplios ojos esmeraldas se alzaron ante una colina frente a ellos justo cuando un enorme demonio se elevaba desde el suelo como si saliera de alguna tumba sin marcar.
Toya gruñó ante los demonios más pequeños que también venÃan del suelo. ParecÃa que alguien habÃa abierto una puerta del infierno. Las dagas gemelas brillaron rápidamente a la vida como Shinbe y Suki estaba a cada lado de él. Kaen descubrió sus colmillos cuando Kamui se lanzó hacia Kyoko para situarse frente a ella, en caso de que algunos de los demonios lo hicieran más allá de los demás.
Toya saltó hacia delante gritando. Kyoko! ¿Ves un talismán en el demonio principal?
Kyoko miró al demonio con fuerza y vio un suave resplandor saliendo de su frente. "¡Frente!" Gritó de nuevo a Toya mientras Suki empezaba a cortar los espectros que volaban hacia ellos delante del demonio principal.
Kyoko observó a Shinbe comenzar a desenrollar las cuentas de amatista de su mano para abrir el maldito vacÃo que Hyakuhei le habÃa regalado cuando era niño, el mismo vacÃo que podÃa tragarlo todo si sus poderes se ponÃan fuera de control. El vacÃo del vacÃo podrÃa chupar a los demonios en sus profundidades en las olas, por lo que es una de sus mejores y más peligrosas armas en la batalla contra Hyakuhei y su subordinado.
Kyoko vio una sombra pasar por ella y miró por encima de ellos. "Shinbe, no lo hagas, un changeling" Ella señaló y Shinbe levantó la vista, cerrando rápidamente el maldito vacÃo y asintió con la cabeza agradeciendo la advertencia justo cuando un enjambre de demonios se acercaba a ellos. Los changelings eran la caÃda de los espacios solitarios.
Shinbe casi habÃa muerto la última vez que habÃa accidentalmente chupado uno de los changelings de Hyakuhei. Su poder se reflejó dentro del vacÃo, girándolo fuera de control y poniendo la propia vida de Shinbe en peligro de ser consumida por el vacÃo maldito.
La bayoneta de Suki se acercó por el aire en el último segundo, matando a algunos de los demonios avanzados. Shinbe lanzó sus pupilas y lanzó hechizos al resto que los atacaba.
Ahà fue cuando todo empezó a suceder a la vez, Kyoko observó cómo el grupo luchaba contra un gran enjambre de infantes de tierra. Los demonios aéreos atacaron a Toya con movimientos demasiado rápidos para rastrear, dando al demonio gigantesco una apertura para atacar. Toya fue lanzado a través del campo sólo para levantarse de nuevo y volver a hacerlo.
Kyoko levantó su ballesta, con la intención de ayudarle tanto como pudiera cuando algo llamó su atención... deteniendo sus movimientos. Una iluminación descendió a su alrededor, rechazando a Kamui como si le hubieran echado de encima. Era tan brillante que Kyoko cerró los ojos con fuerza y lanzó su brazo frente a ella para evitar ser cegada.
Toya vio que la esfera de luz descendÃa sobre Kyoko. Su corazón golpeó su pecho... su atención en ella en vez de la pelea con el demonio mientras se levantaba de la tierra otra vez.
Finalmente abriendo los ojos, Kyoko jadeó cuando vio a un hombre justo enfrente de ella. Era hermoso... con alas de luz... como en sus libros de literatura en la escuela. HabrÃan dicho que era un ángel. Este hombre no era en absoluto un ángel... podÃa sentirlo. Retiró la cuerda de su ballesta y un dardo de espÃritu se formó mientras recordaba la historia sobre el ángel más hermoso que habÃa sido expulsado del cielo porque él era malvado.
Kyoko estabilizó su objetivo mientras miraba los cristales que eran sus ojos pero no podÃa disparar. ¿Cómo podÃa herir algo tan precioso? Con su pelo largo y blanco fluyendo a su alrededor, nunca habÃa visto algo tan encantador en su vida. Ãl lentamente se acercó a ella, susurrando palabras que ella no podÃa entender.
Entre Suki y Shinbe, habÃan borrado casi todos los espÃritus voladores libres y se volvieron para ayudar a Toya con el demonio enfurecido que lo golpeaba contra el suelo porque no estaba prestando atención a la pelea. Estaba demasiado ocupado tratando de ver lo que le estaba pasando a Kyoko.
Suki arrojó su arma y atravesó la mejilla del demonio, fijando su atención en ella. Shinbe la sacó del camino justo cuando el demonio atacó, enviando escombros volando mientras sus garras se perdÃan y golpeaban el suelo. Le gritó a Toya. "Tú vas a ayudar a Kyoko, ¡nos encargaremos de esto!"
Toya corrió a la luz radiante, viendo la imagen de un hombre con alas flotando hacia Kyoko dentro de la barrera. Corrió hacia ella, pero la barrera lo rechazó como lo habÃa hecho Kamui. Pequeños relámpagos del color de la luz negra chisporroteaban sobre su piel. Volando hacia atrás, golpeó el suelo con un ruido ensordecedor. Se quedó allà un momento, aturdido e intentando recuperar el aliento.
Kamui estaba parado al otro lado de la esfera, lanzando frenéticamente cada hechizo mágico que podÃa pensar para desestabilizar la barrera, pero no funcionaba. Gruñó en frustración cuando volvió a intentar romper el escudo y llegar a Kyoko. Colocó sus manos frente a él, cantó su hechizo más poderoso y lo soltó, sólo para que se reflejara en la pared de la barrera y golpear de nuevo en él, enviándole patinando sobre la hierba con irritación.
Kyoko estaba tratando de luchar contra la forma de aparición que tenÃa frente a ella. PodÃa oÃrle susurrar encantamientos y podÃa sentir una sensación extraña en su pecho. No fue doloroso... pero aún asÃ... parecÃa que iba a estallar. No con dolor... era un sentimiento de amor. TodavÃa estaba lúcida para sentir miedo al mismo tiempo.
Trató de retroceder cuando él se acercó aún más y fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo exactamente. Este malvado demonio le estaba lanzando un hechizo... y ahora era demasiado tarde. Kyoko parpadeó lentamente. SentÃa el sentimiento abrumador de estar enamorada. Ella harÃa cualquier cosa por esa persona, pero ella no sabÃa quién era esa persona. ¿A quién amaba tanto que le dolÃa?
Sintió que el suelo se movÃa bajo sus pies y ella empezó a hundirse en un vacÃo justo cuando el seductor demonio finalmente estaba a una distancia de su pelo. Sus sedosos labios rozaron los de ella y su mundo se volvió negro.
*****
Hyakuhei miró a través del espejo y presenció el hechizo que se colocaba en Kyoko. SabÃa que cuando se despertara, la persona ante ella serÃa la que amaba. Sus ojos brillaron con una débil luz carmesà cuando abrió un portal bajo la esfera de la barrera en la que estaba atrapada y comenzó a atraerla hacia él.
-SÃ, ven a mÃ, soy yo a quien realmente amas -sus pensamientos se distorsionaron y él se sintió como si finalmente estuviera regresando a su casa-. Como deberÃa ser -susurró.
Yuuhi miró a Hyakuhei sin un parpadeo de emoción cruzando su rostro pálido y joven. Ella no vendrá, porque Toya la detendrá.
Los ojos de Hyakuhei se estrecharon contra el chico antes de volver al espejo.
*****
Toya se paró sobre la esfera de la barrera que mantuvo a Kyoko lejos de él. Con todo su cuerpo temblando de miedo y cólera, juntó sus poderes de guardián y lo dejó pulsar en las dagas gemelas.
-¡No me la quitarás! Sus ojos cambiaron instantáneamente a plata fundida cuando sus poderes salieron a la superficie, enviando una onda de choque a su alrededor, causando que su cabello y ropa saltaran salvajemente de la explosión. Con las dagas gemelas juntas, las hojas cruzadas se volvieron de un azul vÃvido mientras el Tenshi besaba los labios de Kyoko.
El demonio levantó la vista justo cuando Toya descendÃa. En un instante, el escudo de la barrera desapareció y las hojas entraron en contacto con el Tenshi, matándolo en un instante.
Toya se agachó y agarró a Kyoko por la cintura, sacándola del vacÃo que se habÃa formado debajo de ella. Saltó del vacÃo justo cuando el masivo demonio Suki y Shinbe luchaban tratando de atacarlo de nuevo.
Viendo que Kyoko estaba inconsciente y no sabÃa lo que el demonio alado le habÃa hecho e hizo que Toya viera rojo. Alzando su daga de fuego con un gruñido furioso, sintió que el calor se acumulaba dentro de su sangre de guardián y lo liberaba sobre los demonios que avanzaban, volándolos a pedazos.
*****
Yuuhi bajó el espejo de las almas de Hyakuhei, que habÃa desviado la mirada en la decepción.
La voz de Hyakuhei permaneció tranquila. "No importa, el hechizo sólo durará un par de horas desde que el Tenshi fue destruido." No hubo arrepentimiento, pues tendrÃa muchas más oportunidades y capturarÃa a la sacerdotisa, abrió la palma de su mano revelando los pequeños fragmentos de cristal que eventualmente la traerÃa a su alcance.
Aún vendrá a mÃ. Dijo en una voz seductora mientras Yuuhi miraba de nuevo al espejo.
*****
Toya estaba tan molesto que ni siquiera notó que las nubes oscuras habÃan desaparecido y el sol brillaba una vez más sus rayos de sol tardÃo. Extendió la mano, acercando a Kyoko de modo que su cabeza descansara sobre su muslo mientras se arrodillaba. No podÃa ver ninguna herida, pero el hecho de que ella se habÃa desmayado lo estaba asustando. No prestó atención a los demás mientras se agolpaban alrededor de él.
Kamui se arrodilló al lado de Toya. "¿Ella está bien?" Ãl miró a Kyoko con un resoplido en su voz: -Se suponÃa que debÃa protegerla -susurró mientras le tocaba la mejilla con la punta de los dedos-Kyoko, por favor despierta Para arriba... para mÃ... ven... ¿por qué no se despierta? El temblor en la voz de Kamui emitió la culpa que sentÃa por no salvarla.
Shinbe fue quien contestó. "Reconocà al adorable demonio que estaba con ella, estudié sus secretos hace un tiempo, se llama Tenshi, es muy débil en ataques fÃsicos y puede ser destruido fácilmente, su poder real es un hechizo de amor engañoso". Dirigió su siguiente pregunta hacia Toya. "No la besó ¿verdad?
Toya asintió, recordando el destello de celos que le habÃa disparado cuando la bella criatura masculina se atrevió a besar a Kyoko.
Shinbe suspiró y se golpeó la mano sobre los ojos antes de mirar entre sus dedos: -Puede que tengamos un problema cuando despierte.
Toya sintió que le temblaba el estómago ante la idea de que Kyoko fuera herida de alguna manera. "Shinbe, ¿qué le pasa a ella? ¿Qué tipo de hechizo fue el que el bastardo le puso? ¿Hay algún modo de que podamos ayudarla? ¿Un antÃdoto o algo asÃ?" Preguntó con calma, sin apartar los ojos de ella por miedo a que se le parara la respiración. Nunca se habÃa sentido tan adormecido en su vida eterna.
"Bueno, el Tenshi le puso un hechizo de amor cuando la besó, eso es lo que sé. Probablemente iba a llevarla a Hyakuhei cuando ellos comenzaron a caer en ese vacÃo que se habÃa abierto. El hechizo no deberÃa durar mucho tiempo. "Shinbe lanzó una mirada preocupada a Toya, esperando que sus estudios fueran precisos... por todos ellos.
Toya frunció el ceño mientras se alejaba un par de centÃmetros de ella y se puso de pie. Su corazón aceleró su ritmo mientras le preguntaba: "¿Qué tipo de hechizo es un hechizo de amor y por qué Hyakuhei quiere que Kyoko se encuentre sometida?" Entonces se le ocurrió lo que habÃan sido las intenciones de Hyakuhei. Sus manos se cerraron en un puño mientras sus ojos se abrieron y luego se estrecharon, "¡Maldito sea ese bastardo! ¡Lo voy a matar!"
Se sentó en el suelo junto a Kyoko. "Bueno, ¿qué pasará cuando se despierte ahora que Hyakuhei no está aquÃ?" Toya trató de esconder la furia que sentÃa ante la idea de que Hyakuhei quisiera a Kyoko.
Shinbe se inclinó sobre ella. "Vamos a averiguar." Golpeó a Kyoko en la mejilla suavemente. Kyoko, cariño, despierta. Sonrió cuando sus ojos empezaron a vibrar. Suki se sentó a su lado esperando que Kyoko se concentrara, esperando a ver si estaba bien.
La visión de Kyoko estaba borrosa al abrir los ojos. Le dolÃa el pecho. Levantó la mano, colocándola sobre su corazón y cerró los ojos por un segundo. Entonces oyó a Shinbe.
"Kyoko, ¿estás bien?" Shinbe se inclinó sobre ella, ahora enfocándose mientras lo miraba.
Kyoko lo miró por un momento, sintiendo que cada nervio de su cuerpo cobró vida. Dios, Shinbe era hermoso con su largo pelo azul de medianoche colgando alrededor de su cara perfecta. Sus ojos parecÃan cristales de amatista mientras la miraba. "Estoy bien." Kyoko se colocó en una posición sentada y envolvió sus brazos alrededor de su cuello deseando acercarse a él. -Oh, Shinbe, te quiero mucho.
Los ojos de Shinbe brillaron de pura alegrÃa mientras Kyoko se apretaba contra él. Olvidando que todo el mundo estaba observando, le devolvió la sonrisa y le preguntó: "Kyoko, querida. ¿Tendrás a mi hijo?"
Kyoko sonrió, "Me encantarÃa." Esperó mientras Shinbe avanzaba con su mirada de amatista en los labios. En ese momento, el arma de Suki aterrizó en la cabeza de Shinbe haciéndole marear. Ãl se quedó sin aliento mientras se desmayaba.
Kyoko frunció el ceño cuando Shinbe aterrizó en un montón a su lado. Con ligera confusión se volvió para mirar a Suki, que estaba tendiendo su arma en el suelo con una mirada de presunción. "Aaah, Suki," Kyoko se arrastró hacia ella, sonriendo sensualmente todo el tiempo. Alzando la mano, apretó la mejilla de Suki con la palma de su mano. "Eres tan hermosa."
Los ojos de Suki se hicieron enormes mientras se arrastró hacia atrás intentando escapar pero Kyoko se arrastró hacia adelante siguiéndola, todavÃa sonriendo.
Toya se sentó allÃ, demasiado atónita para hacer algo. Acaba de ver a Kyoko perseguir a Suki con enamoramiento.
"Toya, ¿puedes llamarla por favor?" Suki sonaba como si estuviera más asustada de Kyoko que de cualquier demonio que la habÃa asustado, incluso en la batalla.
Toya sonrió al acercarse y agarró a Kyoko por detrás, envolviendo sus manos alrededor de su cintura y tirándola de Suki, colocándola justo en su regazo. Le sonreÃa a Suki hasta que Kyoko se dio la vuelta en su regazo, a su lado.
Su mundo se detuvo bruscamente mientras Kyoko sostenÃa su mirada. El amor que brillaba en sus ojos de esmeralda para él le hacÃa doler los pulmones y su corazón se sentÃa como si alguien lo hubiera pateado. Toya no podÃa respirar. Era la mirada que anhelaba y que a menudo habÃa soñado. Ahora estaba ella, mirándolo en la cara. Kyoko... estaba enamorada de él.
"Toya..." Susurró suavemente, "Por favor, bésame". Antes de que pudiera cumplir con su dulce petición, Kyoko se habÃa apoyado en él, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. Ella murmuró las palabras: "Te amo", justo cuando sus labios descendÃan sobre los suyos.