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El Corazón Del Tiempo
El Corazón Del Tiempo

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El Corazón Del Tiempo

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"Tus poderes de sacerdotisa son débiles y sin entrenamiento o sabrías por qué sé que eres una sacerdotisa", casi la abuchea, perdiendo la compostura por un momento antes de recobrar la calma de nuevo. "Te enseñaré artes marciales junto con el fortalecimiento, lo que te haga falta".

Para Kyoko, lo último que dijo sonó casi como un insulto. Siendo un poco impetuosa como todos sabían que era, ella se inclinó casi quedando cara a cara con él, y el sarcasmo era fuerte. "Tal vez solo escondo mi verdadero poder, luego cuando encuentro un objetivo digno lo libero". La rabia la volvía más audaz, o estúpida, en el momento no estaba segura cuál de las dos.

Kyou se acercó aún más, profundizando sus labios en los de ella para que su aliento acariciara sus labios. Él susurró con oscuridad en su voz, "Sacerdotisa".

Capítulo 4 "Presta Atención".

Kyoko se lanzó hacia atrás, lejos de él, sintiendo de repente vibras viniendo de él que no se supone que debería sentir. Algo pasaba aquí y ella sintió que era la última en saberlo.

"Necesito respuestas", susurró nerviosa, mordiendo su labio inferior, esperando poder deshacerse del cosquilleo que Kyou había producido. Ella deseó brevemente poder deshacerse de los impresionantes escalofríos que se habían apoderado de su sistema nervioso.

Inhalando su esencia y sintiendo que su sangre se calentaba, Kyou dio un paso atrás. Ella había visto el pequeño cuerpo de la chica temblar, pero no de repugnancia. Mirando hacia abajo, él casi sonrió cuando vio los brazos de ella como piel de gallina.

"¿Por qué estás suprimiendo tus poderes? Necesitas estar alerta de tu entorno antes de que el pasado se repita", le dijo con un tono ligeramente arrogante.

Kyoko pasó saliva, "¿Qué quieres decir con eso?" Se puso tensa.

"Estás consciente de que hay inmortales aquí en la escuela ¿verdad?" Sus ojos brillaban con algo que Kyoko nunca había visto, y su voz era áspera como si estuviera desaprobando. "Los demonios se están acercando a nuestro alrededor mientras hablamos".

Los ojos de Kyoko se abrieron, luego se entrecerraron. Estaba jugando con ella. "¿Qué te llevaría a pensar que hay guardianes y demonios aquí?", exigió con una burla de indignación.

En el parpadeo de un ojo Kyou la sostenía por los brazos y alzándola hacia arriba, su cabeza se acercó a una pulgada de su cara. Él le dijo con furia, "Presta atención".

Kyoko parpadeó, sin creer lo que estaba viendo. Parado en frente de ella no estaba quien estaba hablándole hace un momento. Ella veía un aspecto con brillo sobrenatural, enojado, ojos dorados, y debajo de ellos estaban los colmillos más blancos, y ella pudo sentir las garras que estaban inconscientemente cavando en sus brazos.

Su cabello se había alargado hasta dos veces el largo que tenía hace un momento y parecía flotar alrededor de él como si esperara reconocimiento. Con un grito de espanto, Kyoko logró liberarse de él, y dio un paso atrás rápidamente, solo para que él diera un paso amenazante más cerca de ella.

"¿Eres un guardián?" tartamudeó en voz baja.

"Y tú eres la sacerdotisa que ya debería saber eso", murmuró, acechándola aún cuando sentía que su furia desaparecía.

Ella volteó para correr hacia la puerta e inmediatamente gritó cuando sintió un fuerte brazo sujetándola desde atrás.

El cuerpo de Kyou se puso tenso mientras ella luchaba. Él la levantó del piso mientras sus pies pateaban el aire en su intento de escapar de él. Dándole tiempo de darse cuenta que el tratar de liberarse de él era inútil, él puso sus labios cerca de su oreja y susurró, "Tú te quedarás aquí hasta que seas lo suficientemente fuerte para liberarte de estos brazos sacerdotisa".

Luego la llevó por el aire solo para arrojarla de nuevo en el sofá acolchonado, donde ella cayó con un leve rebote. Ahora que estaba de nuevo cara a cara con él, Kyoko lo gritó furiosa y luego parpadeó de nuevo cuando se transformó nuevamente en el hombre con el que ella había estado hablando.

Ella lo miró con furia, alzando su puño, "¿Qué diablos está pasando?"

Kyou se quedó de pie calmado en frete de ella, la única diferencia esta vez era que sus ojos aún brillaban, "Te quedarás aquí", él se inclinó hacia ella. "Me dejarás entrenarte". Él colocó sus manos en la parte posterior del sofá, para poder atraparla, "Y esta vez, ganarás sin sacrificio" Su nariz casi toca la de ella mientras él siseaba lo último de su declaración, mostrando su descontento.

Kyoko se echó hacia atrás en el sofá tan rápido como pudo, él volvió a darle una mirada acalorada, pero ella todavía no percibía ninguna amenaza viniendo de él. Aún cuando no era humano no había tenido intención de hacerle daño. Ella frunció el ceño al darse cuenta de lo que él había dicho.

"¿Esta vez?" Su tono de voz era suave, "¿Qué quieres decir con...?" "¿Esta vez?"

Kyou respiró profundamente, "Tú puedes haber olvidado pero yo no". Su esencia lo rodeó y sintió un dolor familiar alrededor de su corazón olvidado, pero ella debía saber la verdad, "Nosotros hemos luchado en el pasado sacerdotisa, y se acercará el momento en el que tendremos que hacerlo de nuevo".

La mirada de Kyoko se suavizó por un instante, "¿Quién eres?"

"Tú guardián. Kyoko, yo sé que has olvidado porque sacrificaste tus recuerdos de nosotros, para poder traer de vuelta al Guardián del Corazón de Cristal". Su mirada buscó la de ella y su voz se convirtió en un simple susurro "Debes confiar en mí".

Aunque solo la había tratado de asustar todo dentro de ella le estaba diciendo que confiara en él. “Yo confío en ti", tan pronto como susurró esas palabras, ella se vio halada hacia sus brazos. Al principio ella se puso tensa, luego al sentir la manta de calor que la rodeaba, ella se entregó al abrazo relajándose junto a él en serena confusión.

Kyou no lo pudo evitar. Él había cargado con él la preocupación del rechazo por mucho tiempo, y escuchar esas palabras le quitó un peso del tamaño del mundo de sus hombros. Él se aferró a ella rodeándose con su esencia mientras acariciaba su cara con su cabello.

"Quédate esta vez", susurró él en un momento de debilidad.

Kyoko podía sentir la ternura en sus palabras y en sus brazos pero aún así, él acababa de asustarla mucho hace un momento y ahora estaba abrazándola cómo si su vida dependiera de ello. Ella estaba atrapada entre temerle y querer alcanzar y acariciar su suave mejilla.

Estaba llena de preguntas y murmuraba dentro de su pecho, "Quiero recordar lo que dijiste, lo he olvidado. ¿Qué necesito saber?"

Kyou cerró sus ojos dorados sin querer volver aún al mundo real, ella estaba justo donde debía estar, en sus brazos. Con un suspiro, la liberó en contra de su voluntad sentándola de nuevo en el sofá y luego él se sentó a su lado.

Deslizando su mano por su largo flequillo, Kyou respiró profundamente para calmar sus fuertes instintos. Calmando sus deseos, él se concentró en la pared que estaba en frente y empezó a decirle a ella lo que quería que supiera. Escuchar algo no es igual que recordarlo.

"Tú tendrás ayuda. Todas las personas que llegaron aquí del mismo modo que tú, con las becas, las he reunido para ti. Ellos no te recuerdan y tú no los recuerdas, pero ellos lucharon contigo en ese entonces y volverán a luchar contigo cuando llegue el momento", su voz estaba atada a un poco de los recuerdos del pasado.

Los ojos de Kyoko se abrieron, "¿Suki y Shinbe?" Al preguntar cuestionaba ¿Por qué le creía tan fácilmente?

Kyou asintió con la cabeza, "Veo que ya los conociste. Si, estuviste muy cerca de ellos, así como Toya quien te protegió como ninguno".

"¿Toya?" Ella le levantó una ceja. "Tienes que estar bromeando". Luego añadió mentalmente, "Ni siquiera le agrado".

Kyou suspiró a regañadientes, "Toya no ha cambiado en esta vida, él todavía es el joven insoportable y testarudo del pasado. Pero sí, él te protegió con mucha determinación y hubiera muerto por tí si la necesidad hubiera surgido".

Kyoko frunció el ceño, "¿Él no recuerda?" Ella sintió que él le decía la verdad y tenía sentido saber que le faltaba parte de su memoria. Sus ojos buscaron los de él, queriendo tener ese conocimiento de nuevo.

Kyou negó levemente con la cabeza, "Yo fui el único que no volvió contigo. Por lo tanto, yo soy el único que lleva consigo los recuerdos de lo que pasó. Toya ni siquiera recuerda que es mi hermano".

Kyoko respiró profundo ante la confesión "¿hermanos? ¿Qué pasó que eres el único que recuerda?" Ella debía saber.

"Tú renunciaste a tus recuerdos durante la batalla para vencer el mal en nuestro mundo y salvar el Guardián de Corazón de Cristal. En ese mismo instante, pediste un deseo al cristal ver a todos otra vez. No querías perderlos. Cuando instantáneamente desapareciste, junto a los demás, incluyendo al enemigo. Los has traído inconscientemente aquí contigo".

Él suspiró con pesar. "Yo había lanzado un hechizo a mi alrededor que me protegió de esos deseos" sus ojos se volvieron distantes como si estuviera reviviendo el recuerdo.

"Te llevaste a todos contigo, sin ni siquiera darte cuenta. Todos renacieron aquí, en tu tiempo, dejándome solo en el pasado". Sus ojos se centraron y se encerraron en ella. "Así que sobreviví y te esperé". Cuando llegó el momento, reuní a todos los que me habían dejado. Ahora has traído el cristal contigo, y la malevolencia que lo quiere", su voz se volvió más oscura, "el mal ya ha empezado a buscarte y yo no lo permitiré".

Kyoko asintió con la cabeza tratando de entender, "entonces, ¿Puedo confiar en todos los que están aquí de la misma forma que yo?" Él le asintió con la cabeza y Kyoko continuó, "¿Ellos saben algo de esto?"

Kyou negó con la cabeza, "Ellos sentirán un vínculo y crecerá, pero aparte de eso, no sé el futuro, solo el pasado. Ellos te protegerán como lo hicieron antes. Para eso nacieron, es su razón para vivir".

Él rápidamente desvió la mirada de la de ella que buscaba en sus ojos la verdad de sus palabras relacionadas también con él. "Aún tenemos tiempo, pero por ahora quiero que dejes de esconder tus poderes de sacerdotisa, y que estés consciente de tu entorno. Yo te cuidaré y le he dicho a Toya que también te cuide de cerca".

Kyoko lo miró muy de cerca tratando de recordar algo acerca de él. Él parecía conocerla muy bien. Mirando profundamente en sus ojos ella susurró con curiosidad, "¿Qué tan cercanos éramos?"

Una agitación de afecto oculto cruzó sus orbes doradas antes de que Kyou se tensionara y se alejara de ella. Su exterior relajado volvía a su lugar, él gruñó al mirar hacia la puerta, luego rápidamente volvió a ella. "No repitas lo que te dije porque ellos recordarán por sí solos".

Kyoko saltó cuando escuchó que tocaron la puerta fuertemente, luego se abrió sin permiso.

Toya se había empezado a preocupar por la seguridad de la chica y pensó en interrumpir, con la intención solo de salvarla de la frialdad de la que sabía que Kyou era capaz. Su mirada fue rápidamente atraída hacia ella mientras entraba.

"Bueno, veo que ella sobrevivió a su charla", Sus iris brillaban en color plata aún sintiendo que algo no estaba bien. "Si ya terminaste con Kyoko, Suki la está esperando". Toya levantó sus ojos dorados a Kyou sin darse cuenta de los destellos plateados que empezaban a mostrarse en sus orbes.

Kyou le dio a Toya su usual mirada en blanco y asintió con la cabeza en silencio.

Kyoko miró a Toya de forma cálida, porque ahora que estaba usando sus sentidos, ella podía percibir que se había estado preocupando por ella, aunque no actuara como tal.

"Hubiera dado la vida por ti", las palabras de Kyou volvieron a su mente.

Kyou observó su comodidad con Toya, y sintió un distante pero familiar anhelo, que lo hizo fruncir el ceño. Él recordó bien este sentimiento, y sus ojos se entrecerraron al mirar al guardián plateado. ¿Siempre mantendría un lazo especial con su hermano que no tendría con los otros?

Kyoko se mantuvo de pie, asintiendo con la cabeza se despidió de Kyou y le dió una sonrisa secreta que Toya no pudo ver, luego regresó con Toya y le agradeció con una de sus sonrisas más dulces. "Vamos, no dejemos esperando a Suki". Ella salió por la puerta dejando a Toya ahí parado con un sentimiento de calidez. Un sentimiento que solo la sonrisa de ella podía causar.

Él sacudió la cabeza tratando de sacar ese sentimiento, y luego le frunció el ceño a Kyou, notando lo estaba observando intensamente. "¿Qué? Preguntó Toya con un tono de voz fuerte sabiendo que no obtendría ninguna respuesta. Al decidir que no valía su tiempo, él salió por la puerta, cerrándola fuerte detrás de él, y apresurándose para alcanzar a Kyoko.

Toya observó la espalda de Kyoko mientras ella caminaba rápidamente por el pasillo. Debe tener prisa por alejarse de Kyou. Él sonrió, acelerando para alcanzarla, lo cual no fue un problema, considerando que era un guardián. Sus pensamientos se oscurecieron un poco, preguntándose si ella al menos sabía que era él. Él lo dudó o ella no le hubiera sonreído como lo hizo.

En la parte superior de los escalones, Kyoko sabía que Toya la había alcanzado porque ella podía sentirlo detrás de ella. Sí, ella podía sentir su poderosa aura, pero era un poco diferente al sentir la de Kyou. Ella cerró los ojos solo por un segundo. Buscando el aura Kyoko decidió que no le daría importancia a qué tan malo fuera, su aura era de hecho muy cálida y la hacía sentir entre otras cosas protegida.

Ella entendía que Toya suponía ser más joven que Kyou, pero además podía sentir el poder escondido dentro de él. Un poder que de ser aprovechado, podía hacer que Toya superará a su hermano en un segundo, aunque dudaba que alguno de ellos estuviera consciente de ello. Kyoko estaba disfrutando el uso de sus sentidos, ahora que los había activado de nuevo.

"Entonces..." ella volteó hacia él, "¿Dónde están Suki y Shinbe?"

Toya entrecerró los ojos al mirarla ahora que su mentira se había descubierto. ¿Cómo diablos sabría él donde estaban Suki y Shinbe? Él solo volvería por ella para alejarla de Kyou.

"No lo sé", dijo con tono perezoso.

Kyoko frunció el ceño al mirarlo, "Pero tú dijiste..."

Toya la interrumpió. "Deberías agradecerme por salvarte", le dijo, inclinándose hacia ella para intimidarla.

"¿Salvarme de qué?" Kyoko murmuró en su cara, al no gustarle su actitud. Dios, a veces realmente podía comportarse como un estúpido.

"De Kyou", Toya gruñó fuertemente de vuelta, apretando su puño. Ella realmente podía hacerlo enojar con su linda boca. ¿Bonita boca? ¿De dónde había venido todo eso? Él se alejó de ella sorprendido y confundido.

Sorprendida, Kyoko se quedó mirándolo por un minuto. Ella empezó a reírse de él primero suavemente y luego más fuerte. "¿Lo hiciste?" preguntó ella, tratando de respirar entre risas. "¿Por qué lo harías?" ella apaciguó su risa y finalmente sonrió ampliamente, aunque sus ojos aún tenían una mirada traviesa.

"Eso fue muy dulce. No sabía que te importaba" arrugando su nariz al mirarlo, tratando de mantener una cara seria.

Toya la miró sintiendo que el chiste era sobre él. "Entonces, ¿Decidiste si te vas a quedar después de todo, Sacerdotisa?" escupió la última palabra como si le quedara un mal sabor en la boca.

Kyoko perdió su sonrisa, y puso su cara a centímetros de la de él, mirando fijamente a sus ojos dorados. "Si he decidido, guardián", le dijo alzando una ceja, luego volteó y se bajó rápidamente por las escaleras riendo.

"¡SÍ!" Kyoko exclamó en silencio y mentalmente anotó un punto en su lado de la pizarra. "Kyoko uno, Toya cero".

Los ojos de Toya se ensancharon por un instante antes de darse cuenta de que la pequeña chica lo había conseguido. "¡Maldita sea!”, siseó y se apartó después de ella.

Kyoko estaba casi en la parte inferior de los escalones cuando sintió que sus instintos de Sacerdotisa estaba en sobre marcha. Sintiendo a otro guardián además de Toya, miró a su alrededor. La única persona lo suficientemente cerca como para causar esa sensación era un estudiante que se encontraba de pie en la parte inferior de las escaleras, mirándola con interés.

Mirando de cerca, estaba desconcertada con los destellos purpuras que recorrían su cabello indomable y los ojos más hermosos. Mientras ella miraba aquellos ojos podía jurar que podría ver el brillo de todos los colores apareciendo dentro de sus iris.

Toya ahora permanecía detrás de Kyoko. Al ver que se detenía de repente, notó que estaba mirando a Kamui. 'Así que ella puede detectar inmortales ahora', pensó Toya para sí mismo. Alcanzando, agarró su brazo, "Vamos, te voy a presentar".

Toya había encontrado un punto débil para Kamui tan pronto como había conocido al muchacho. Todo lo que realmente sabía de él era que no tenía padres y había crecido en un orfanato hasta que Kyou le había ofrecido un lugar aquí.

Kyoko se dejó llevar tirada y medio arrastrada por Toya hacia ese desconocido. Ella podría decir que también era inmortal, pero también podría sentir una bondad increíble. Dejó que sus sentidos exploraran su aura y encontró calidez allí y una inocencia oculta que pertenecía sólo a un niño.

"Hola Toya, ¿A quién tienes aquí?" Los ojos de Kamui brillaban al observarla con fascinación. Se sentía como si la hubiera esperado por mucho tiempo, a pesar de que no tenía idea de quién era. Era como si él la hubiera extrañado terriblemente. Se sentía como que de repente podía respirar de nuevo e incluso inhaló para probar ese hecho, pero cuando lo hizo captó su aroma y se percató de que le parecía muy familiar.

Mirando a Toya, le preguntó: "¿Qué hiciste… ir a conquistar una novia?" Kamui sonrió mientras sus ojos se iluminaban con humor.

"Diablos no”, murmuró Toya. "Ella no es mi tipo en absoluto".

"¿Cómo lo sabes?" "Nunca has tenido novia". Kamui se rió en voz alta de su propia broma.

Kyoko trató de no reírse mucho, pero al ver la alegría en los ojos de Kamui, con la expresión oscura en la cara de Toya lo hizo imposible.

"Esta es Kyoko", Toya se volvió hacia ella, soltando su brazo como si sólo recordara que la estaba tocando. "Kyoko, te presento a Kamui. Él también está aquí en la beca, y estará en las mismas clases en las que tú estás".

"Sí, soy uno de los aprovechadores de aquí", dijo Kamui con una cara seria, causando que Kyoko perdiera la capacidad de sostener la risa que apenas había logrado contener en el primer lugar.

Se volvió hacia Kamui y le extendió su mano. Con una sonrisa muy amistosa, manteniendo para sí su secreto que si él estaba aquí en la beca, entonces ella supo que en el pasado él era su amigo, "Hola Kamui, mucho gusto en conocerte. ¿Cuánto tiempo has estado aquí en la Academia?"

A Kamui ya le gustaba esta agradable muchacha. "Como unos dos años. ¿Y qué está haciendo el impulsivo? ¿Exhibiéndote ahí?", miró a Toya sonriendo, luego de nuevo en ella, suavizando su sonrisa". El lado travieso de su personalidad salió a relucir y tomó la mano de Kyoko por su cuenta. Inclinándose levemente, llevó su mano suave a sus labios y plantó un beso apacible en sus nudillos.

Kamui casi se rió de la mirada provocativa que recibía de Toya. Sólo un idiota no sería capaz de ver la atracción tan obvia que el otro hombre tenía para la encantadora Kyoko.

Kyoko se ruborizó un poco y se rió con el término 'impulsivo’. Viendo a Toya deslumbrado con Kamui, ella sonrió. "En realidad estamos tratando de encontrar Shinbe y a Suki en este momento. ¿Has visto a alguno...?"

Antes de que Kyoko hubiera terminado, alguien agarró su brazo, apartándola de entre Kamui y Toya. Con una mirada rápida, Kyoko se encontró mirando a Suki que estaba preocupada.

"¿Todo salió bien Kyoko? Te quedas, ¿verdad?” Suki sonaba casi suplicando.

Kyoko asintió de repente con la cabeza escuchando la voz suave de Kyou susurrando para que ella se quedara. "Yo no voy a ninguna parte". Ella asintió con la cabeza sobre el hombro de Suki en lo que Shinbe parecía tan satisfecho como Suki en su respuesta.

Toya levantó una ceja con las palabras de Kyoko. Se preguntó exactamente lo que Kyou le dijo a ella para que fuera tan decidida a quedarse. Ahora estaba actuando tan diferente, casi parecía feliz. Por lo general, cuando Kyou habló con la gente a solas, parecían inalterados por horas. Incluso el tipo tenía la habilidad de darle escalofríos de vez en cuando.

Kyoko tomó el brazo de Suki y comenzó por las escaleras, "Tú tienes que ayudarme a encontrar algo para usar esta noche, si vamos a bailar". Las dos chicas se juntaron, hablando mientras caminaban. Actuaban como si se hubieran conocido desde siempre.

Shinbe, Kamui y Toya vieron a las dos chicas desaparecer por las escaleras. Shinbe le preguntó a Toya con voz preocupada: "¿Sabe ella lo que realmente está pasando aquí?"

Toya observó los labios de Kyoko moviéndose mientras hablaba con Suki, "Sí, creo que lo sabe". Luego, volviéndose hacia ellos, cambió el tema, "Kamui, ¿Vienes con nosotros esta noche?"

Shinbe hizo una doble partida. "¿Toya? ¿De verdad vas a venir a bailar?" Su voz sonaba como sorprendido. "No me parece que sea como Toya", pensó para sí mismo.

"Oye, me dijeron que la vigilara como un halcón, así que supongo que no tengo otra opción ahora ¿no?" Toya actuó molesto por lo que pensaría que estaban haciendo esto en contra de su voluntad. Pero en realidad él no la quería perder de vista.

Su impulso golpeó bajo su piel, como para decirle que la proteja a toda costa, no importaba si se le había dicho que lo hiciera o no. No estaba ayudando que ahora él tenía una imagen mental de Kyoko moviéndose alrededor en un golpe rítmico sugestivo en una pista de baile abarrotada. Hizo que sus instintos protectores surgieran y de repente preferiría que no se fuera.

Un gruñido suave salió desde la garganta de Toya y sacudió su cabeza tratando de deshacerse de esa idea de imaginarse demasiados ojos puestos sobre ella, ojos que no le pertenecían.

"Sí, suena divertido. Yo también voy", intervino Kamui. "tenemos que hacer algo los fines de semana para apartar nuestras mentes de este lugar". Se sentía casi exaltado de alivio sabiendo que ahora Kyoko estaría por esos lados. "Además necesitamos encontrar una novia para Toya", sugirió él inocentemente.

"¿Quién dice que necesito una novia? Pequeño imbécil", Toya gruñó mientras Kamui se aparecía en su cabeza. "No sabrías lo que era una novia si te mordiera el trasero".

Shinbe sonrió, "Creo que soy el único aquí que sabe lo que es una novia, pero te puedo presentar dos vírgenes si quieres la experiencia". Dio un rápido paso atrás cuando ambos voltearon y lo miraron de forma amenazante.

Cambiando rápidamente el tema, Shinbe asintió con la cabeza y luego se deslizó un poco más cerca de Toya. "¿Kyou te ordenó vigilar a Kyoko?" su mirada se desvió en la dirección en la que ella se había ido. "Tú sabes, últimamente he sentido un cambio de balance por aquí, como si algo estuviera por suceder. El mal está acercándose. Me pregunto si ella tiene algo que ver con eso". Los instintos de Shinbe casi siempre eran los correctos y eso le preocupaba.

Toya lo había sentido también, y quería respuestas. "Bueno, no hay momento como el ahora. ¿Por qué no voy arriba a preguntarle al “congelado” la verdad?" Él sabía que Kyou estaba escondiendo algo y que iba a averiguar qué era.

Antes de que Shinbe pudiera detenerlo, Toya ya había sido sacado de las escaleras. Shinbe se retorció, "Odio cuando están en la misma habitación". Lo he visto, y no es bonito. Actúan como hermanos o algo así". Sus ojos amatista pasaban por las escaleras, viendo a Toya agarrar dos a la vez.

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