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La Posesión De Un Guardián
Intentó sentarse, pero instantáneamente se arrepintió del movimiento, recostándose tan despacio como pudo. Le dolÃa la cabeza y ella era débil ... como si toda la fuerza acabara de ser zapped de ella. ¿Qué habÃa pasado?
Sus labios se separaron cuando los recuerdos comenzaron a volver a ella. Esta vez se sentó rápidamente sin preocuparse por el dolor, pero aún sostenÃa su cabeza en sus manos esperando conseguir su visión.
ParecÃa que estaba profundamente dentro de la tierra debido a las formaciones de cristal a lo largo del techo y las paredes. Sólo habÃa una entrada que podÃa ver y era pequeña, asà que el fuego estaba haciendo un buen trabajo de calefacción de la habitación. Sin duda sin ella, la cueva habrÃa sido muy frÃa.
Cerrando los ojos otra vez y frotándose las sienes trató de pensar racionalmente. El Guardián del Corazón de Cristal Lo habÃa destrozado para evitar que Hyakuhei lo obtuviera. Eso fue lo último que recordó. Al abrir sus ojos nuevamente, pudo ver con claridad.
Mirando hacia abajo, se dio cuenta de que estaba tumbada en el pelaje del color de la medianoche. Kyoko gimió ... Hyakuhei la tenÃa. Ella lo sabÃa. ¿Por qué otra cosa estarÃa tendida en lo que parecÃa ser una túnica de piel negra dentro de un agujero en la tierra ... sólo Hyakuhei podrÃa ser ese demente.
QuerÃa llorar, pero sabÃa mejor, porque si cedÃa al miedo ... quizás nunca dejarÃa de llorar. Comprobando que su cuerpo habÃa sufrido lesiones para mantener su mente fuera de sus miedos, se dio cuenta de que estaba sana y al instante se sintió mejor. Si Hyakuhei la iba a matar ... ya lo habrÃa hecho ... no? Ella se estremeció ante la persistente pregunta.
Mirando a su alrededor, Kyoko se sintió mejor viendo que estaba sola. Si ella iba a tratar de escapar, ahora serÃa el momento. Sólo esperaba que tuviera la energÃa que tomarÃa para huir de la cueva sin que Hyakuhei lo supiera.
Se arrastró sobre sus manos y rodillas y se estabilizó. Se tomó toda su fuerza sólo para empujarse en una posición de pie. Luchó contra la ola de mareo que la invadió. ¿Qué le habÃa hecho? ¿O era el rompimiento del cristal lo que habÃa robado su resistencia. Se sentÃa como si estuviera perdida en un sueño y sólo esperaba que fuera cierto.
Ella no querÃa ser un bebé, pero darÃa algo ahora mismo para que uno de los guardianes viniera a salvarla. Después de estar en un mundo lleno de demonios mientras ella habÃa estado ... nada la asustaba mucho, pero en este momento ... ella estaba en silencio aterrorizada.
Kyoko volvió su atención a la entrada de la cueva. Mientras que era luz dentro de la cueva, parecÃa terriblemente oscuro en el otro lado de la abertura. Se acercó a la salida casi asustada de lo que encontrarÃa en el otro lado.
PodÃa sentir la diferencia de temperatura al llegar a la abertura. Incluso podÃa sentir el frÃo tratando de entrar en la cálida habitación y casi le hacÃa desear el calor de la piel negra en la que estaba acostada. Mirando hacia atrás por encima del hombro, contempló regresar al calor, pero rápidamente desterró la idea.
"No", pensó Kyoko obstinadamente mientras se frotaba los brazos para mantenerlos calientes. HabÃa llegado tan lejos, no estaba a punto de darse la vuelta y regresar por ella. Además ... era de Hyakuhei y necesitaba que parecÃa equivocado. Ãl era el enemigo.
Dio otro paso, que la llevó a la puerta de la sombra, y ella tenÃa razón. Estaba tan oscuro. Kyoko levantó los ojos para encontrar una pequeña corriente de luz procedente de arriba. Por lo que ella podÃa decir, estaba muy lejos de la superficie. Mirando la luz para no mirar hacia la oscuridad, notó que debÃa de ser mañana.
Con un suspiro tranquilo, se preguntó cuánto tiempo habÃa estado fuera de él. Se mordió el labio inferior con la esperanza de que no hubiera dormido durante dÃas o algo asÃ. La idea de estar sola a una milla bajo la tierra la estaba arrastrando y la idea de que Hyakuhei estuviera con ella aquà abajo era algo más que espeluznante.
Ella asintió con la cabeza para sà misma pensando: "Definitivamente es hora de escabullirse antes de que el diablo aparezca para arrojarme al fuego". Inhalando profundamente, ella estabilizó su miedo sabiendo que no tenÃa una alternativa ... pero ¿cómo se suponÃa que iba a volver a la cima?
Kyoko dio otro paso en la oscuridad, con la esperanza de obtener una mejor vista, pero lo que sucedió después le quitó el aliento. Ni siquiera podÃa gritar. No habÃa piso para que su pie tocara. Al instante perdió el equilibrio y estaba cayendo. Ella miró sin palabras el pequeño rayo de luz que se habÃa alejado de ella.
Cerrando los ojos, Kyoko buscó la luz mientras esperaba el impacto. Fuera de la oscuridad los brazos calientes la rodeaban para frenar su caÃda. A ella no le importaba quién fuera mientras no estuviera cayendo más. Su grito amortiguado resonó en los muros de piedra mientras se aferraba a los hombros musculosos, su miedo fijado en darse cuenta de que podrÃa haber muerto.
PodÃa sentir el calor de la persona cuyos fuertes brazos la sostenÃan con seguridad contra un pecho ancho. PodÃa oÃr algo que sonaba como alas blandas mientras subÃan hacia la entrada de la habitación de la que acababa de caer. Luchando contra el deseo de presionar más cerca del cuerpo que la habÃa salvado, empezó a concentrarse en lo mucho más ligeras que parecÃan las paredes.
Cuando la luz se acercó, Kyoko estaba casi demasiado asustada para mirar hacia arriba, sabiendo ya quién la tenÃa, pero la curiosidad mórbida le trajo los ojos de esmeralda a la cara unida a su lÃnea de vida. Sus temores fueron renovados. Su cara perfecta se volvió hacia ella mientras su largo cabello oscuro giraba alrededor de ellos en ondas. Si el mal tenÃa un nombre ... ese nombre serÃa seducción.
"Hyakuhei," su voz fue atada con alarma y gratitud al mismo tiempo. Era su culpa que estuviera aquÃ, pero también ... no tenÃa que salvarla cuando cayó. ¿Por qué habÃa hecho eso? ¿Cómo podrÃa luchar contra ese enigma? Una pequeña brisa le golpeó la espalda y se dio cuenta de que estaban cerca de la pequeña cueva que habÃa despertado originalmente. ¿HabÃa caÃdo tan lejos?
Ella no dijo una palabra mientras sus pies aterrizaban en el suelo sin un sonido y él llevó su estilo nupcial de nuevo a la piel de piel y la sentó abajo. Luego bajó su cuerpo para sentarse frente a ella. Los nervios de Kyoko estaban en un nudo en el momento en que se estableció. No le estaba ayudando que él la mirara como si estuviera profundamente pensativo. Se mordió el labio inferior sabiendo que serÃa inútil correr.
Ella lo miró de nuevo como si lo estuviera examinando. Si ya no supiera lo malvado que era, habrÃa pensado en él tan sorprendentemente hermosa como Kyou ... salvo que Kyou tuviera una coloración clara, Hyakuhei tenÃa un color oscuro. Ambos hombres eran poderosos y muy peligrosos con miradas que podÃan matar, pero ella sabÃa que no debÃa dejarse llevar por la belleza seductora.
Ella también sabÃa no mostrar este miedo traidor de guardián. Asà que estabilizando sus nervios, Kyoko levantó un poco la barbilla y lo miró desafiante. "No tengo el cristal, ¿por qué me trajiste aquÃ?" Se alegró de que su voz sonara más fuerte de lo que ella sentÃa y sacó valor de ella.
Hyakuhei ignoró la pregunta de la sacerdotisa mientras él la miraba por un momento. Esta chica le intrigó en muchos niveles. SabÃa que tenÃa un gran poder, pero también sabÃa que no tenÃa idea de lo poderosa que era en realidad. Ni siquiera se dio cuenta de que su caÃda se habÃa ralentizado antes de que él la hubiera cogido en sus brazos. Si la hubiera dejado caer, sin duda habrÃa aterrizado suavemente sobre sus pies.
Su poder habÃa crecido desde la última vez que se habÃan encontrado cara a cara. Esta vez encontrar el Cristal del Corazón Guardián serÃa más fácil porque ella le ayudarÃa a localizar los fragmentos destrozados. Su error anterior habÃa sido su obsesión con sólo el cristal. Esta vez querÃa tanto ... ella y el cristal.
-¿Por qué me tienes miedo? Hyakuhei susurró suavemente mientras levantaba su mano para tocar su mejilla y se sorprendió cuando apenas se estremeció. Ella le estaba mostrando que no le tenÃa miedo, sin darse cuenta de que podÃa oler su miedo cuando él extendió la mano para tocarla. TenÃa razón al asustarse, pero él la harÃa olvidar esos temores.
Con el contacto de la piel y sus amplios ojos mirando a los suyos, él entró en su mente, dándole la sensación de comodidad y seguridad. Ya le habÃa puesto hechizos antes, pero siempre los habÃa roto. Esta vez serÃa un hechizo que la dejaba sin sentir ningún peligro y que no tendrÃa ninguna causa para liberarse de ella, aunque probablemente lo harÃa si se esforzaba lo suficiente. Esta era la esclavitud de un demonio vampiro que habÃa tomado recientemente en su alma.
Las comisuras de sus labios sensuales aparecieron en un tono de sonrisa mientras curiosamente lo miraba y su olor de miedo retrocedÃa.
Kyoko deberÃa haber sabido mejor que dejar que la tocara, pero ella estaba haciendo todo lo posible para no mostrar miedo. Mientras su corazón le latÃa en los oÃdos, empezó a sentirse extraña. TodavÃa no habÃa tratado de herirla y por alguna razón ... comprendió que no eran sus intenciones en absoluto. Se sentÃa segura con él y también se sentÃa somnolienta. Ella volvió su mejilla en la palma de su mano y bajó las pestañas.
"Hyakuhei," Susurró, contenta de que ya no estuviera sola dentro de la cueva.
Ãl la sintió neumático y se arrastró más cerca para poner suavemente su espalda en el suave pelaje de medianoche. Se posó sobre su cuerpo y se quedó mirando su visión.
"Es a mà a quien amará Kyoko ... mi tacto, mi voz ... mi beso." Ãl bajó sus labios a los de ella mientras ella se quedaba dormida ... Esta noche dejarÃa que su cuerpo y mente durmieran y él mantendrÃa contacto con ella para fortalecer el vÃnculo del esclavo. Ãl le harÃa querer que llegara al punto de dolor fÃsico, asà que no tendrÃa más remedio que buscarlo y alimentarlo.
Se acostó a su lado, atrayendo su cuerpo entre sus brazos, inhalando su olor. Ãl sonrió para sà mismo sabiendo que era tan inocente ... sólo una mujer-niño realmente. No tenÃa ganas de cambiar eso esta noche. Su cuerpo se tensó alrededor de ella posesivamente. Era pura y ajena al hecho de que ahora estaba bajo su control mientras dormÃa dentro de un sueño. ¡Era suya!
A varios kilómetros de distancia, Hyakuhei se lanzó y se volvió mientras soñaba con el mismo sueño que Kyoko ... el demonio de los sueños ahora los tenÃa a ambos dentro de sus garras y ni siquiera lo sabÃan. El demonio se rió en silencio ante el caos que habÃa creado. Oh, sin duda estaba bajo el control de Hyakuhei, pero su mente permanecÃa intacta. Por cuánto tiempo todavÃa era un desconocido y trató de atacar a su carcelero mientras podÃa.
El fragmento de cristal dentro del espÃritu de los maestros del sueño le dio el poder de mirar profundamente dentro de Hyakuhei ... tan profundo que podÃa ver a través del Corazón del Tiempo y en otra realidad. Mundo pasado o futuro ... no importaba porque era la verdad y lo usarÃa contra el oscuro que lo habÃa encadenado.
Ãl alimentarÃa los recuerdos tanto a Hyakuhei como a la sacerdotisa para que ellos supieran la derrota no una vez ... sino dos veces. Esta era la tierra de los demonios y los demonios siempre debÃan ganar.
*****
Kyou sostuvo con cuidado a Kyoko en sus brazos aunque ella estuviera dormida. HabÃa puesto cierta distancia entre Hyakuhei y la sacerdotisa, pero de alguna manera ... era como si Hyakuhei estuviera a la distancia de ella. Su sangre guardián rugió en respuesta a estos pensamientos mientras él la mantenÃa un poco más apretada para sà mismo.
Levantando una mano para cubrir su mejilla, sintió que el calor extraño comenzaba a extenderse a través de él cuando ella volvió su cara ligeramente en su palma. Sus ojos dorados se endurecieron cuando susurró un nombre en su sueño. HabÃa dicho el nombre del enemigo con tanta ternura.
Con un gruñido enfurecido, Kyou trató de mirar en su mente para ver lo que estaba soñando, pero encontró una barrera que lo mantenÃa alejado del sueño. Su mirada se estrechó ... la barrera de un demonio de sueños? ¿Cómo se atreve Hyakuhei a construir un vÃnculo con Kyoko usando un demonio humilde? Sus labios se diluyeron con el conocimiento de cuánto poder tenÃa el demonio de los sueños dentro de su encantamiento.
Deteniéndose en el aire, Kyou envió una ola banid de poder psÃquico directamente a la barrera y sonrió helado cuando oyó el grito débil del maestro de sueños como lo dejó su mente. PodÃa sentir la mancha de Hyakuhei dejarla como su sueño llegó a un final abrupto. Sólo podÃa esperar que Hyakuhei estuviera completamente despierto, con sudor frÃo ... y con dolor.
Kyou la acercó a su rostro para poder verla mientras volaba hacia la barrera velada que ocultaba su castillo. Otros sólo veÃan un bosque sombrÃo cubierto de parras estranguladas y la lluvia, pero él conocÃa la ilusión.
Cerrando los ojos, susurró palabras secretas y el mórbido paisaje cambió cuando un agujero en la barrera oculta se abrió ... permitiéndole entrar. La ilusión se cerró detrás de él. El encanto habÃa vuelto a sellar su hogar del inquieto mundo de los demonios.
La propia barrera fue un golpe de genio creado por su padre Tadamichi para evitar que los enemigos no deseados atacaran. En el extremo sin embargo, Kyou descubrió el propósito verdadero de la barrera ... para evitar Hyakuhei de volver a casa. Era un castigo apropiado hace tanto tiempo, Kyou habÃa presenciado a su tÃo de pie justo afuera, mirando y deseando ... no ... tener que pasar más allá y agarrar el poder que Tadamichi habÃa dejado atrás.
Voló sobre los exuberantes terrenos que rodeaban su palacio, entrando en una ventana abierta en uno de los pisos superiores, sus pies aterrizaban en silencio sobre el suelo de mármol de su interior. Con gracia, sus pasos no hicieron ningún sonido mientras caminaba hacia el lado de la habitación que contenÃa una almohada lo suficientemente grande como para que una docena de personas pudieran dormir.
Inclinándose, Kyou la depositó suavemente sobre la suave almohada sólo para mirarla fijamente. ¿Por qué la habÃa tomado? SabÃa por qué ... "porque la querÃa". Eso habÃa sido suficiente.
SabÃa cuando Kyoko despertó que lo odiarÃa. Kyou no querÃa que ella lo odiara. De nuevo se preguntó por qué le importaba tanto lo que pensaba de él. ¿Desde cuándo habÃa querido algo que ya no le pertenecÃa?
Gruñó suavemente, enfadándose con sus propios pensamientos enredados. ¿Cómo podÃa lograr que ella estuviera de acuerdo en quedarse aquÃ, con él, sin tener que luchar con ella cada paso del camino? Este era un nuevo obstáculo para el señor del reino demonÃaco.
Si hubiera sido alguien más causando estos pensamientos para atormentarlo, él solo los destruirÃa y seguirÃa con su existencia. Pero ... ella era su sacerdotisa ... él era su guardián. El no deseaba matarla. No querÃa lastimarla en absoluto. Sólo querÃa tenerla cerca. Esta noción lo sorprendió.
HarÃa un trato con ella. SÃ, ella le mostrarÃa lo que él querÃa saber. Sólo entonces él la dejarÃa ir ... Si todavÃa querÃa irse y él se asegurarÃa de que no lo hiciera. El hecho de que Hyakuhei se hubiera metido en sus sueños hace unos momentos aumentó su necesidad de mantenerla cerca.
Su única preocupación en este punto era el poder del maestro de sueños ... ¿era lo suficientemente fuerte como para romper la barrera que rodeaba su casa? ¿La magia antigua serÃa suficiente para protegerla? No tenÃa idea de cuánto peligro estaba realmente. Los ojos dorados de Kyou se movieron hacia su rostro al sentir que su pulso se aceleraba. Ella despertaba.
Se sentó en la almohada a su lado y esperó. Primero, tratarÃa de calmar sus temores. Entonces y sólo entonces serÃa capaz de pasar al siguiente paso ... mantenerla a su lado sin importar el costo.
Kyoko sintió como si estuviera en una nube y la confundÃa. Su mano se movió a través de algo muy suave y se preguntó si ella estaba soñando de nuevo ... Hyakuhei la habÃa besado tan suavemente. ¿Por qué la habÃa besado? Sus ojos se abrieron sólo para abrirse cuando la primera cosa que vio fue Kyou sentada a su lado, parecÃa un ángel congelado que habÃa perdido sus alas.
Unos ojos dorados y sin emociones la estaban clavando en el lugar donde estaba acostada. Las semejanzas entre su sueño y su realidad eran desalentadoras por decir lo menos.
Rápidamente miró a su alrededor notando el suelo de mármol negro y las paredes de piedra. Su primer pensamiento fue que esto era como la cueva sólo mejor. ParecÃa lo que ella siempre imaginaba que serÃa el interior de un castillo. Los grandes tapices cubrÃan partes de las paredes que le daban un toque más cálido, junto con la almohada de oro y negro que estaba tendiendo.
Su atención volvió a Kyou notando que no habÃa movido un músculo. De nuevo el recuerdo de su pensamiento anterior volvió a atormentarla ... Es tan peligroso como Hyakuhei. ¿Cómo podrÃa alguien tan hermoso ser tan malvado? La oscuridad de la habitación hizo que su aura pareciera brillar de una forma perturbadora, como si se estuviera burlando de sus pensamientos.
Una vez más, la misma sensación de nudos en su estómago volvió justo como en el sueño. Cerró los ojos con fuerza, apretó las manos sobre la almohada y rezó para que esto fuera sólo otro sueño ... que despertarÃa de nuevo en la estatua de soltera y Toya estarÃa de pie sobre ella gritando por su estupidez por volver en medio de la noche . Cuando sus ojos se abrieron se tragó con miedo, comprendiendo que esto era muy real.
Cuando habló, la asustó tanto que se estremeció ante la melancólica voz. Sus ojos de esmeralda se ensancharon ante la reacción sabiendo que acababa de estropear de nuevo mostrándole miedo ... esto no era bueno.
"No te haré daño ... si te comportas." Kyou la miró inexpresivamente a los ojos esperando su reacción a sus palabras. Ãl sonrió entonces interiormente cuando ella lo miró. "Bien." Pensó para sà mismo. Ella no iba a gritar por miedo a él ... al menos mientras ella todavÃa estaba tan enojada.
Kyoko le lanzó puñetazos mientras recordaba lo que habÃa hecho ... y justo allà delante de Toya de toda la gente. ¿Cómo pudo haber hecho tal cosa? Levantando la barbilla, Kyoko siseó, "¿Y qué te hace pensar que alguna vez me comportarÃa?"
Kyou casi se perdió cuando la demanda salió de sus labios rosados. Por los dioses, estaba decidida a desafiarlo hasta el final. A pesar de su antipatÃa inicial con ella, tenÃa que saber que no era su deseo terminar con su existencia. Si ese fuera el caso, ella habrÃa muerto en sus manos en su primera reunión. Su desafÃo estaba calentando su sangre de nuevo ... forzándolo a hacer un esfuerzo fÃsico para concentrarse en la tarea a mano.
Los ojos de Kyoko de repente cayeron de los suyos. No podÃa competir con la intensidad de su mirada. En ese momento no. No con el corazón latiendo tan fuerte. La extraña mirada de sus orbes de oro la asustaba más que luchar contra el propio Hyakuhei.
"Te comportarás si quieres volver a Toya ya los otros guardianes", dijo con confianza como si declarara un hecho. Ãl entrecerró su mirada mientras sus ojos se acercaban a los suyos. Asà que ... ella pensó que iba a discutir, ¿verdad? Ciertamente lo esperaba. Si tuviera algo que ver con eso ... nunca volverÃa a mirar a Toya.
"¿Quién crees qué eres?" -preguntó levantándose de rodillas delante de él. "Pusiste tus manos en mà ... me tocaste en maneras que yo no querÃa. No me importa lo que quieras o que tengas que decir, me llevas de vuelta a Toya, tú ... ¡Pervertido! "
Kyou de repente se inclinó hacia adelante haciendo Kyoko caer de nuevo en su posición original y saboreó el olor mixto de su miedo y emoción.
"Te quedarás aquà conmigo hasta que yo considere lo contrario. Si tus llamados Guardianes no pueden estar allà para protegerte, entonces no merecen la responsabilidad ." El temperamento de Kyou brilló cuando recordó lo cerca que habÃa llegado a la muerte de los demonios que habÃa destruido antes de tomarla. Esto fue para su propio bien. Si no la hubiera encontrado a tiempo, estarÃa con Hyakuhei en este momento en lugar de estar bajo su protección.
Los labios de Kyoko se separaron confundidos, "¿Por qué quieres que me quede aquà contigo?" Fue entonces cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba mientras se inclinaba sobre ella. Ella observó cómo respiraba y parpadeó ... por un momento, parecÃa que su camisa se volvÃa casi transparente a la luz. Mentalmente sacudiendo su cabeza, ella encontró su mirada esperando una respuesta a su pregunta.
Antes de que Kyou pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió y dos niños pequeños corrÃan sonriendo y riendo. ParecÃan tener alrededor de seis años. Los chicos tenÃan un pelo rubio indómito que se detuvo justo por encima de sus hombros. Eran gemelos idénticos.
Kyou se sentó bruscamente, momentáneamente, con la expresión de alguien con la mano atrapada en el frasco de galletas. Kyoko ni siquiera sabÃa que la mirada estaba incluso en su repertorio. Ella sabÃa que nunca lo olvidarÃa ... ¿dónde estaba una cámara cuando realmente lo querÃas?
Inclinó la cabeza hacia un lado sabiendo que eran niños y gemelos humanos. ¿Por qué estaban aquà ... con él?
"Kyou, has vuelto." Ellos gritaron su nombre mientras corrÃan más cerca. Notando a Kyoko se detuvieron, sus ojos se ensancharon con tÃmida curiosidad.
"Kyou, ¿se queda ella?" Se volvieron ojos azules claros para mirar a Kyou.
Kyoko observo a Kyou. Ni siquiera miró a los gemelos pequeños mientras él les respondÃa.
"Hiroki, Hiraru," dijo con una voz inexpresiva.
âSÃ. Vino las respuestas dulces.
"Ella se queda. Ahora déjanos por el momento." La frÃa y calmada voz de Kyou no perturbó a los gemelos mientras sonreÃan a Kyoko y luego corrió hacia delante, cerrando la distancia entre ellos.
Kyoko esperaba ser atacado. Sus ojos se abrieron de sorpresa cuando se detuvieron para alcanzarla y se subieron al regazo de Kyou, abrazándolo por todo lo que valÃan la pena. Una vez más, la expresión en el rostro de Kyou no tenÃa precio, lo que la hacÃa preguntarse cuánto sabÃa realmente de él. Los gemelos se echaron a reÃr cuando Kyou abruptamente gruñó profundamente en su pecho antes de darse la vuelta y saltar fuera de la habitación.
Kyoko miró de nuevo a Kyou. -¿Por qué están contigo? Simplemente se paró delante de ella, elegante y exasperantemente hermosa. Pensó que no responderÃa y se sorprendió cuando lo hizo.
"Ellos quieren quedarse ... y yo los dejo", respondió con la misma mirada en blanco que le habÃa dado antes. Alzándose sobre ella, Kyou notó la expresión de sorpresa que cruzó su rostro. Su mirada se deslizó por sus mejillas para hacer una pausa en sus labios ... labios llenos, casi putos.
Kyoko no supo qué pensar de su respuesta. -¿Por qué los dejas cuando odias a los humanos?
Le encantaba ver moverse los labios. Kyou se acercó a Kyoko, a unos centÃmetros de su rostro. No son lo suficientemente inteligentes como para temerme. Su voz era baja y suave. Sus ojos se levantaron de sus labios que se imponÃan en los suyos.
Kyoko tragó saliva, inclinándose un poco hacia atrás, pero la almohada no permitÃa demasiado espacio para hacerlo. ¿Qué querÃa decir ... que no era lo suficientemente inteligente como para tener miedo de él? PodÃa decir que él no le harÃa daño, asà que ella no se apartó de él. -Entonces, ¿por qué estoy aquÃ? Ella levanto una ceja.
-Porque tampoco eres lo suficientemente inteligente como para tener miedo de mà -su voz se hizo más suave mientras observaba su rostro tan cerca del suyo. Le sorprendió lo mucho que sus emociones se mostraron en su rostro.