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La Posesión De Un Guardián
Si pudiera acercarse más a la aldea ya Toya, entonces tendrÃa la oportunidad de que él la oyera y la salvara de su hermano desquiciado. Ella mentalmente se suplicó a sà misma a despertar a pesar de que sabÃa que esto era demasiado real para ser un sueño.
Casi gimió en voz alta cuando una gota de agua la golpeó probando que tenÃa razón... no era un sueño del que pudiera despertar, la tormenta finalmente la habÃa alcanzado. Mirando rápidamente por encima de su hombro, se estrelló contra lo que parecÃa una pared y tropezó hacia atrás con el impacto.
Al ver la camisa de seda blanca y ondulante a sólo un paso de ella, corrió en otra dirección... ahora huyendo del pueblo donde dormÃan los guardianes y la única esperanza que tenÃa de que alguien la salvara. Ella sabÃa que Hyakuhei solÃa ser un guardián pero de alguna manera se habÃa perdido a los demonios que una vez luchó... convirtiéndose en el enemigo. Kyoko se preguntó si no le habrÃa ocurrido lo mismo a Kyou sin que nadie se diera cuenta.
Kyoko vislumbró un blanco a su derecha y regresó hacia la aldea esperando tener ahora la oportunidad de llegar a Toya. El latido de su corazón era tan fuerte en sus oÃdos que era ensordecedor. En algún lugar sabÃa que los dioses se reÃan de ella mientras el cielo se abrÃa y soltaba su lluvia con un chirrido tembloroso de trueno.
¿Por qué? ¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Por qué no la mató en lugar de torturarla primero? SabÃa que no tenÃa ninguna posibilidad de salir corriendo. También era consciente del hecho de que él iba a detenerla antes de que ella llegara a la seguridad, pero eso no impidió su precipitada carrera por ello.
Kyou la observó acercarse a la aldea y decidió dejarla pensar que tenÃa media oportunidad de escapar por un minuto. Sólo lo harÃa mejor cuando la atrapara. Entonces otro olor lo golpeó. Sus hermanos. ¡No! ¡Ãl no lo permitirÃa! HabÃan fallado en protegerla y por eso, ahora se quedarÃa con él sin importar qué. Su sangre noble lo exigÃa.
Kyoko podÃa sentir el repentino cambio en él. Ella sintió el aura de Kyou cerrándose sobre ella y ella gritó, esta vez incapaz de retenerla. El sonido sonó como una campana de la muerte en todo el bosque como una mano sujetó su boca y un brazo alrededor de su cintura se tensó, cortando su suministro de aire como una vez más se golpeó contra su pecho. Sus pies estaban ahora colgando un par de centÃmetros del suelo.
*****
Toya miró hacia el oscuro cielo nocturno justo cuando llegaban las primeras gotas de lluvia. Esta noche fue una mala noche... podÃa sentirlo claro en su alma. Sus ojos coincidÃan con el color del relámpago que bailaba a través de la oscuridad mientras la tormenta se cerraba.
Incapaz de dormir mientras Kyoko no estaba con él, Toya habÃa subido a una rama alta de un árbol en las afueras del pueblo para vigilar. Todo lo que podÃa hacer era esperar hasta el amanecer y luego ir a su encuentro en los jardines de El Corazón del Tiempo. Si lo hiciera a su manera ... nunca se habrÃa ido a casa para empezar.
El suelo tembló con un estruendo de trueno, pero los ojos de Toya se abrieron ... su oÃdo captó un grito aterrorizado dentro de la tormenta. Ese grito le habÃa quitado el aliento. ¿Kyoko? ¿Qué estaba haciendo aquà a estas horas de la noche sin decirle primero?
Sus ojos se volvieron instantáneamente hacia la plata fundida a medida que sus instintos protectores se aceleraban. Nunca la habÃa oÃdo asustarse, ni siquiera durante la batalla. El latido de su corazón voló cuando sus alas plateadas saltaron a la vida y se alejó casi demasiado rápido para que el ojo humano la detectara.
¡Kyoko! El grito preocupado se desprendió de su garganta.
*****
Shinbe estaba fuera de la cabaña de Suki y ya no podÃa dormir. Sus pesadillas no lo permitÃan. Su mirada de amatista se clavó en el bosque que sostenÃa el portal El corazón del tiempo. Algo estaba mal, podÃa sentirlo ... no tenÃa nada que ver con la tormenta que se avecinaba en el bosque.
¿Kyou? ¿Qué estaba haciendo Kyou tan cerca? Por un momento muy largo, la garganta de Shinbe se negó a trabajar y su respiración se detuvo en su pecho mientras miraba a lo lejos. PodÃa sentirla... Kyoko habia vuelto. Su pelo azul de medianoche se balanceaba en los vientos tempestuosos que traÃan consigo el olor de la ira de su hermano y su puño cerrado. No estaba sola... ¡Kyou estaba con ella!
Agarró su bastón que estaba apoyado contra el marco de la puerta. Shinbe sabÃa que no tenÃa que llamar a los demás, ya podÃa sentirlos detrás de él. Alas translúcidas de amatista se extendÃan a su alrededor mientras sus pies dejaban el suelo.
Kamui rápidamente siguió el ejemplo, dejando un rastro de polvo multicolor a su paso. Kaen rugió a la vida levantando a Suki para unirse a la persecución.
*****
¡No! La voz de Kyou era severa como si la regañara por algo que no aprobaba. No esta vez. Esta vez no lo negarÃan. HabÃa querido tocarla antes, durante el calor de la batalla, pero nunca lo habÃa hecho. Algo le habÃa advertido que el contacto serÃa peligroso para ambos, asà que se habÃa refrenado.
Esta vez apaciguarÃa su verdadera naturaleza. Su alma lo habÃa plagado lo suficiente. Ella era el único ser humano que se enfrentaba a él en la batalla o en cualquier otro lugar y no correr con miedo. Apretó los brazos para detener sus luchas.
SabÃa que sus hermanos la querÃan ... pero Toya estaba enamorada de la sacerdotisa. Le hacÃa enojar porque su hermano estuviera cerca de algo que deseaba para sà mismo. TodavÃa no podÃa entender por qué Toya no se habÃa apareado con ella, sino que la habÃa dejado libre e indefensa. ¿No se dio cuenta de que el enemigo podÃa llevársela? El mero pensamiento de que Toya la tomara como suya envió una ola de posesividad a través de sus brazos mientras la sostenÃa.
Kyou sabia que Toya la habÃa escuchado gritar por ayuda. PodÃa sentir que el guardián de plata se acercaba a una velocidad alarmantemente rápida. No sólo le enseñarÃa a no salir sola por la noche ... también le enseñarÃa a su hermano ingenuo una lección por dejarla hacerlo.
Con un rápido pensamiento, creó un escudo que sabÃa que su hermano no podÃa romper. Miró hacia abajo a la muchacha de ojos esmeralda, con el miedo que habÃa causado. Kyou se quitó la mano de sus labios sólo para reemplazarla con sus labios ... cortando su grito. Ãl reclamó su boca en un beso duro, hambriento, implacable en su búsqueda. En cuanto la probó, era demasiado tarde para devolverla.
Kyoko al instante comenzó a luchar contra él, jadeando para respirar. ¿Qué estaba haciendo? Ella nunca habÃa sido besada antes y esto no era lo que ella habÃa soñado como su primer beso. Ella gritó contra sus labios sólo para ser invadida.
Kyou empujó su lengua en ella mientras sostenÃa su cara todavÃa, sus dedos entrelazados en su sedoso pelo castaño. Su otra mano se deslizó hacia atrás debajo de su falda acariciando la suave piel allà antes de encontrarse con el suave algodón entre sus muslos.
Miró fascinado mientras sus amplios ojos se cerraban instantáneamente y ella lloriqueó en el beso. Kyou podÃa sentir su confusión de desesperadamente queriendo que él se detuviera, pero también querÃa más mientras él daba vida a su cuerpo con sensaciones que nunca habÃa sentido antes. HabÃa muchas cosas que él le enseñarÃa esta noche.
Sus brillantes ojos dorados brillaron cuando una oleada de deseo blanco le disparó a través de él y entre sus lomos mientras se apretaba contra la suave redondez de su cadera. No habÃa querido llevarlo tan lejos ... ¿qué habÃa hecho?
La adrenalina de Toya le proporcionó velocidad hasta que su visión captó un tenue resplandor azul que provenÃa de la oscuridad del bosque. Rápidamente aterrizó, deteniéndose cuando los encontró. Una barrera azul fluorescente rodeó a Kyou y su rehén, crepitando con peligrosa energÃa. Lo que vio sus ojos lo destrozó y lo llenó de furia al mismo tiempo.
-¡ Kyou! Toya rugió de rabia. Moviendo las manos hacia abajo por los costados, sus dagas se deslizaron hacia la existencia. Agarrando las armas sagradas con firmeza, cruzó las brillantes cuchillas. El poder dentro de las dagas gemelas pulsó a la vida causando una onda de choque a su alrededor ... enviando su cabello revoloteando y revelando la rabia que mostraba en su rostro.
Toya rugió mientras se lanzaba contra la barrera y golpeaba sus hojas contra ella, sólo para ser repelido hacia atrás cuando los tornillos de energÃa disparaban desde la superficie del escudo. Su cuerpo se estrelló contra el tronco de un enorme árbol, deteniendo su vuelo. Gruñó mientras se deslizaba por la áspera corteza.
Recogiéndose de la suciedad, Toya observó airadamente mientras su hermano seguÃa besando a Kyoko. Entonces advirtió que los músculos del brazo de Kyou se apretujaban ligeramente y seguÃa el movimiento hacia abajo a su mano. Al ver la mano de su hermano debajo de su falda, la rabia le golpeó cuadrado en el pecho. Los movimientos musculares de su brazo sólo podÃan significar una cosa. Esa ira se amplificó mientras su hermano continuaba, sabiendo que estaba observando.
¡Kyoko! Toya podÃa sentir la sangre de su guardia hervida mientras gritaba su nombre. Kyoko era suyo y no dejarÃa que Kyou la tocara de esta manera. ¡Maldito bastardo! Otra vez una ola de energÃa barrida a su alrededor, el envÃo de suciedad y escombros en los árboles de la onda de choque.
La mente de Kyoko estaba atormentada mientras su cuerpo empezaba a traicionarla. Golpeó a Kyou en todas partes con el puño pequeño que podÃa aterrizar hasta que tuvo que agarrar el frente de su camisa para mantenerla porque las rodillas se debilitaban. Ella empujó contra su pecho tan fuerte como pudo, pero sólo logró hacerle profundizar el embriagador beso y dar su acariciante mano más acceso.
Oyó que Toya gritaba su nombre y sabÃa que estaba lo suficientemente cerca para verla, pero Kyou no la soltó. El beso se hizo más exigente a medida que sus gemidos y movimientos frenéticos se hacÃan más intensos. Ella le echó una patada para que su pierna quedara atrapada entre la suya. Al frustrarse, trató de morderlo, pero tampoco funcionó muy bien.
No la estaba haciendo daño. En su lugar, lo que estaba haciendo se sentÃa tan bien. Ahora la acariciaba entre sus piernas con un agarre rÃtmico que la hacÃa sentir como si estuviera montando su mano ... era una tortura injusta. Nunca una vez habÃa considerado a Kyou capaz de un beso ... mucho menos un tacto tan audaz. Para que fuera tan seductor fue ... el mismo pensamiento hizo que su mente y su cuerpo hicieran la guerra mientras ella todavÃa trataba de ganar su libertad.
Kyou estaba disfrutando de su determinación de luchar contra él, pero podÃa sentir que estaba confundida con su reacción al beso y al placer que le estaba dando. Su joven cuerpo intacto lo anhelaba incluso mientras luchaba contra él con toda su pobre fuerza. Le dio aún más satisfacción sabiendo que Toya estaba observando desde fuera del escudo que habÃa creado a su alrededor.
PodÃa sentir su respuesta a su contacto y casi gimió mientras su cuerpo la traicionaba más. Sus gemidos cada vez más pronunciados como su lado sacerdotisa resplandeció a la vida ... el lado de su alma que pertenecÃa sólo a los guardianes. Ella no habÃa cedido. Ella todavÃa luchó contra él pero no importó para la opción fue hecha. Lo habÃa llevado demasiado lejos para volver atrás.
La mirada de Kyou se volvió para bloquear con la de Toya, queriendo que él viera, para verlo despertar su pasión indomable. La expresión en la cara de Toya ... la mirada en sus ojos en ese momento. SÃ, ahora su hermano sabÃa el precio que pagaba cuando apartó los ojos de la que él debÃa proteger. En la mente de Kyou ... le sirvió a Toya el derecho de perderla asÃ.
Sus jadeos fueron suficientes para que casi pierda el control que estaba sujetando por un hilo. Era intoxicante por decir lo menos. Toya sabrÃa lo que se sentÃa al querer algo que su hermano tenÃa y saber que estaba fuera de su alcance.
Kyou podÃa sentir que sus luchas se debilitaban y sabÃa por qué, al sentir que intentaba evitar empujarse más contra su mano, donde el calor húmedo irradiaba de ella. TenÃa la espalda arqueada y los ojos cerrados, las largas pestañas cubiertas por las mejillas encendidas.
Justo cuando alcanzó la cumbre de la montaña que él la habÃa forzado a subir, él quitó su boca de la suya dejando su grito seductor eco a su alrededor. El rostro de Kyou no contenÃa expresión, pero sus ojos brillaban mientras miraba, sintiendo la carne caliente de su cuerpo apretado contra el suyo. Sólo la habÃa tocado ... tal pasión se ocultaba profundamente dentro de la sacerdotisa.
La confusión de Kyoko se rompió cuando ella se sintió palpitar contra su mano y ella levantó la cabeza para mirar a Kyou. Su aparición angélica desmentÃa su maldad. No era mejor que su tÃo Hyakuhei. Sintió que toda la fuerza de su ira mortificada anulaba cualquier temor que aún tuviera. Levantó la mano y le golpeó con fuerza la mejilla, luego se calmó cuando se dio cuenta de que probablemente habÃa firmado su orden de muerte.
Cuando el sonido del golpe se desvaneció, Kyoko levantó su barbilla desafiante mientras la lluvia zumbaba contra el escudo exterior de la barrera. "Te odio", siseó mientras las humillantes lagrimas brotaban a sus ojos.
Kyou no se vio afectada y no hizo ningún movimiento para dejarla libre mientras su mirada se bloqueaba con su ahora enojada asustada. Le gustara o no, su sangre de guardián la habÃa elegido y por eso ... ambos estaban condenados. A Kyou le gustaba el olor de su ira. Era como un afrodisÃaco para él, pero sintió el caliente cuchillo de los celos mientras volvÃa su atención hacia su hermano.
Los ojos de Toya ahora estaban ocultos detrás de los mechones de su pelo plateado de medianoche mientras los miraba. SabÃa que no podÃa romper la barrera que Kyou habÃa creado, pero él habÃa oÃdo sus palabras. Odiaba a Kyou y le tocaba liberarla de su esclavitud.
-¡ Kyou! La cara de Toya se levantó para mostrar ojos plateados de rabia. "Somos sus protectores ... sus guardianes. ¡Devuélvemela! ¡Ahora! Su voz era áspera y ronca dentro del sonido de la lluvia.
Kyou seguÃa mirando a Kyoko. Ãl deslizó su palma contra su mejilla acariciando como sus ojos dorados aburridos en el suyo. -Tan posesivo -susurró como si hablara consigo mismo, todavÃa observando el fuego de sus ojos-. El hecho de que ahora le temiera aún menos por su enojo le hizo sonreÃr interiormente.
Volviendo su mirada a la de su hermano, los ojos de Kyou se estrecharon peligrosamente, pero su voz permaneció frÃa y sin sentido. "Es demasiado tarde. Estaba relajado en su protección de nuestra sacerdotisa para que ella estuviera sola en el santuario tan tarde por la noche."
Kyoko intentó alejarse de él, pero su agarre se apretó. "¡Déjame ir, idiota!" Miró hacia atrás por encima de su hombro a Toya que querÃa gritar su nombre, necesitando su ayuda. Pero sus labios se mantuvieron sellados, no queriendo que los hermanos pelearan.
SabÃa que Kyou era fuerte, pero también sabÃa si estaba enojado ... La fuerza de Toya era ilimitada. Una batalla entre ellos serÃa demasiado peligrosa. Sin embargo, no pudo evitar la mirada suplicante que brillaba dentro de sus ojos de esmeralda ... esa sola mirada era un grito silencioso para que él la ayudara.
Como si estuviera leyendo sus pensamientos, Kyou la agarró de la barbilla y le devolvió la atención a donde estaba. "Nunca," gruñó observando sus ojos ensancharse en alarma. Luego, tomando sus dedos en el pulso de su cuello, él presionó, atrapándola mientras su cuerpo se le cayó y ella silenciosamente se deslizó contra él. Casi se arrepentÃa de haberla dejado dormir ... casi.
Toya sabÃa que su hermano era más fuerte, pero todavÃa ... no tenÃa derecho a tomarla. PodÃa leer el extraño deseo en los ojos de Kyou mientras miraba a Kyoko. "¿Qué crees que estás haciendo? ¡Demonios! Solo devuélvemela... Siempre la he protegido." Esperó mientras su hermano lo miraba fijamente.
Kyou podÃa sentir lo que su hermano no podÃa. El mal se estaba acercando a ellos en forma de Hyakuhei y sus secuaces. Esta serÃa otra lección para su querido hermano para aprender de la manera más dura.
Toya soltó su respiración reprimida mientras sus manos se apretaban en puño a los costados. ¿En qué está pensando? ¡Ella es nuestra sacerdotisa! TodavÃa no obtuvo una respuesta Toya susurró: -Pensé que dijiste que los humanos estaban debajo de ti ... ¿por qué hiciste ... eso?
El rostro de Kyou se mantuvo en calma y su voz se suavizó por un momento fugaz como si estuviera hablando con un niño rebelde: -Si sacas los ojos de ella, entonces te quitarán. Tu, hermano, no conoces el significado de la verdadera protección. "
Kyou ya habÃa vuelto su atención a la chica flaca en sus brazos. Su hermano la amaba pero nunca le habÃa dicho, lo irónico. Amaba a su hermano pero ... tenÃa la intención de robar ese amor. Lo querÃa ... lo anhelaba y no se lo negarÃa.
Sus orbes de oro se volvieron hacia Toya mientras su voz se endurecÃa. "Hyakuhei está cerca ... ¿puedes sentirlo? Ella habrÃa estado en peligro. La dejaste sin tocar, sin marcar, desprotegida y sola ... esperándolo. No cometeré el mismo error.
Toya observó cómo la sombra de las alas de oro de Kyou resplandecÃa en vida, destruyendo la barrera que los rodeaba al segundo momento en que las poderosas plumas tocaron su superficie. Gritó en negación cuando Kyou desapareció con Kyoko en su apretado abrazo. El sonido rebotó, no dejando nada más que el rugido de la tormenta que seguÃa asolando el bosque.
SabÃa que la habÃa fallado por ahora, pero encontrarÃa una forma de liberarla de su hermano. Kyou estaba en lo cierto por regañarle por su falta de vigilancia sobre Kyoko, pero besarla ... tocarla asà ... y luego sacarla de su protección. ¿Por qué?
La sangre de Toya hervÃa mientras el eco de la amenaza de Kyou resonaba en su mente. ¿Desmarcado? Oró para que Kyou no quiso decir que tomarÃa a Kyoko como su compañera sólo para protegerla. Toya gruñó al pensarlo.
¡Ni hablar!â Gritó al espacio vacÃo. Ãl era el que siempre estaba a su lado, no Kyou. Kyou odiaba a los humanos y nunca habÃa mostrado interés en Kyoko. ¿Por qué de repente harÃa algo tan precipitado? El aire que rodeaba a Toya se volvió vivo con la furia suprimida mientras sus poderes guardianes se elevaban peligrosamente con su ira.
¡Kyou, maldita sea! ¡No lo permitiré! La voz de Toya se oÃa por todo el bosque.
CapÃtulo 3 "Descendiendo a la Oscuridad"
Shinbe aterrizó detrás de Toya que habÃa llegado justo cuando Kyou y Kyoko desaparecieron. Los otros descendieron detrás de él mientras observaban la poderosa aura de Toya expandiéndose a su alrededor en ondas azules fluorescentes.
El rostro de Kamui mostró la conmoción de lo que acababa de presenciar como los reflejos morados dentro de su pelo indomable que se agitaba por los vientos de la explosión de Toya. Sus ojos parecÃan cambiar de color con cada latido del corazón que le siguió. ¿Kyoko? Su voz sonaba sin aliento mientras su labio inferior temblaba de rebelión. De sus alas translúcidas brotó un polvoriento polvo multicolores mientras los levantaba en un poderoso golpe, con la intención de perseguir al que habÃa quitado a Kyoko de ellos.
Un destello de relámpago silueteaba las oscuras alas del enemigo mientras brillaba a la vida justo en el camino de Kamui. El largo cabello de medianoche de Hyakuhei se elevó en la corriente causado por su repentino descenso. Sus ojos de ébano se bloquearon con Kamui haciendo que el guardián retrocediera en su precipitación para rescatar a Kyoko.
"Pobre niño ... ¿has perdido algo?" La voz de Hyakuhei contenÃa una nota de preocupación, pero sus ojos de ébano daban sus verdaderas intenciones. Moviéndose hacia adelante, extendió la mano para tocar la mejilla pálida de Kamui, sólo para reÃrse cuando el guardián retrocedió varios pies para evitar el contacto.
"Siempre tan asustadizo." Haciendo caso omiso del otro guardián que aún está en el suelo, Hyakuhei acechó al muchacho de ojos brillantes mientras se retiraba, "Ven ahora Kamui, ¿cómo vas a poder vencerme realmente ... si no tienes a tu sacerdotisa contigo?" ConocÃa los temores del muchacho mejor que nadie. Sus labios insinuaban una sonrisa sádica. Después de todo, el fue quien enseño a Kamui todos esos miedos.
Kamui casi se atragantó con el pánico que estaba subiendo más alto por el momento. Ver el monstruo delante de él era casi tan malo como sentir el monstruo escondido dentro ... del demonio de los sueños. PodÃa sentirlo allà delante de él, detrás del rostro de su enemigo, los recuerdos de pesadillas que hacÃa tiempo habÃa enterrado volvieron a perseguirle mientras luchaba contra el impulso de huir del hombre ante él.
Sintiendo el terror de Kamui inundar el área Shinbe gritó: "¡Déjalo en paz, traidor!" Alzando su bastón, utilizó su telekinesis para enviar un ataque de rocas y tierra a su tÃo y distraerlo el tiempo suficiente para que Kamui escapara.
Con una ola de su mano, Hyakuhei creó una barrera para que los proyectiles rebotaran inofensivamente, sus ojos negros se volvieron hacia el guardián amatista en ira. "No interfiera con algo que no tiene conocimiento de su querido sobrino."
Kamui cayó al suelo, aterrizando en sus pies mientras empujaba los recuerdos oscuros hacia atrás con la esperanza de que permanecerÃan ocultos por un tiempo más. Eran sus secretos para guardar y mantenerlos que debÃa. Kamui parpadeó ... sus ojos volvieron a su normal estado brillante. Nunca recordarÃa lo que Hyakuhei le habÃa atrevido a recordar ... volvió a mirar a los otros guardianes que deseaban que la mentira fuera verdad.
Toya habÃa visto lo suficiente y se quebró. Con la velocidad más rápida de lo que el ojo humano pudo detectar, Toya parecÃa desaparecer y reaparecer detrás de Hyakuhei. Envolviendo su brazo alrededor del cuello del enemigo en un asalto de muerte, gruñó: -¿Y qué diablos crees que puedes hacer al respecto ... querido tÃo?
Los ojos de Hyakuhei se convirtieron en rajas cuando se dio cuenta de que la ira de Toya habÃa liberado el poder que igualaba el suyo propio. Viendo que Kamui habÃa escapado de su alcance por ahora, sonrió engañosamente. -¿Cómo piensas detenerme cuando ni siquiera puedes proteger a una niña pequeña? -Ya perdió.
SabÃa que todavÃa podÃa torturar a la sacerdotisa con los recuerdos seductores escondidos en lo profundo de los sueños. El duende del sueño verÃa que permanecieron vinculados. Tarde o temprano ... ella vendrÃa a él de buena gana. Kyou no la tendrÃa por mucho tiempo. Incluso ahora podÃa sentir su sueño ... esperando que se uniera a ella en sus sueños.
Con una risa perversa, el cuerpo de Hyakuhei desapareció dejando a Toya una vez más gritar de rabia.
*****
La oscuridad rodeó a Kyoko en su turbidez y de alguna manera ella supo que estaba una vez más dormida. La realidad se desvaneció en el fondo y se encogió interiormente, sabiendo que el sueño habÃa encontrado una manera de continuar. Trató de luchar contra ella ... para despertarse para que no pudiera alcanzarla, pero la calma del mundo de los sueños era demasiado fuerte.
El tiempo y el espacio no tenÃan sentido ya que el sueño se hizo real para ella. Kyoko se sentÃa caliente, casi demasiado caliente y la sensación hacÃa difÃcil para ella despertar. Luchó para tratar de sacudir la oscuridad que la dejaba tan débil y perdida. Moviendo sus dedos a su lado, sintió la suavidad de la piel. Se dio cuenta de que estaba acostada en algún tipo de piel.
Abriendo los ojos, miró a un techo de piedra y dejó que su visión la atravesara hasta los muros de piedra que la rodeaban. Estaba en una cueva de algún tipo. La luz parpadeaba en todos los colores a su alrededor desde un pequeño fuego que estaba a sólo unos tres metros de distancia. Fue realmente impresionante como sólo el sueño podrÃa ser.