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El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”
El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”

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El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”

Язык: es
Год издания: 2019
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Jason había estado esperando que Envy entrara por la puerta de la discoteca desde el taburete más cercano a la puerta. Él sabía que ella aparecería por allí y no se sorprendió de verla con Chad. Tras concederles algunos minutos para observar el lugar, esbozó una mueca de satisfacción cuando se dio cuenta de la tensión que se acumulaba en los hombros de Envy. Sabía que había visto a su novio morreándose con otra en la pista de baile.

Él había intentado esconder sus celos durante el último par de meses y no quería hacerle daño a ella, pero si era algo así lo que hacía falta para alejarla de Trevor, por lo menos sería por su bien.

Girándose hacia Kat, la guapa camarera con la que había estado hablando, Jason sonrió.

–Te dije que vendrían –él asintió mirando hacia Envy y Chad.

Había estado allí durante más de una hora, pero después de ver a Trevor engañando a Envy, no tenía ganas de unirse a la multitud. Se había acabado aburriendo y empezó a hablar con Kat para pasar el rato. Incluso le había hablado del novio infiel de Envy.

–Entonces, ¿esos son tu mejor amigo y su hermana? –Kat echó un vistazo a la pareja, pero su principal interés estaba en el policía. Si Jason no le hubiera dicho que era policía, ella no lo habría adivinado jamás. Estaba más bueno que el pan.

Medía más o menos un metro ochenta y cinco, de piel morena y pelo castaño con reflejos dorados. Lo llevaba algo más largo que el típico policía y parecía como si el viento se lo hubiera colocado hacia un lado, lo que le daba un aire algo salvaje. Se encontró a sí misma comparándolo con Quinn, parpadeó y se dio cuenta de que lo había vuelto a hacer. Miró de nuevo a Jason sabiendo que ambos necesitaban apagar de una vez aquellos fuegos o corrían el riesgo de quemarse constantemente.

–No parece un poli –dijo Kat, observando a Chad y preguntándose si saldría con alguien. Jason no había dicho si sí o si no.

–Bueno –Jason casi se enfurruñó cuando se dio cuenta de cómo estaba mirando a Chad. Agitó la cabeza, –Vuelvo en unos minutos.

Acabándose la bebida se levantó del taburete y comenzó a andar hacia sus amigos. Cuando salvó la distancia que les separaba puso una mano sobre el hombro de Envy. Acercó los labios a su oreja y susurró, –¿Quieres bailar?

Envy sonrió sin girarse. –Oh, ¡vaya que sí! –exclamó ella, y de un salto bajó el tramo de escaleras que tenía delante, dejando a Jason junto a Chad con la mano todavía sosteniendo un hombro imaginario. Parpadeó cuando oyó a Chad riéndose.

–Joder –Jason suspiró mientras la veía bajar las escaleras.

Chad le dio unas palmaditas en el hombro con lástima mientras lo dirigía de vuelta a la barra y se apoyaba en ella –No dejes que te moleste. Creo que Envy solo tiene una cosa en la cabeza y tiene que ver con la venganza.

Echó un vistazo a la chica detrás de la barra y, por un momento, incluso se olvidó de que Jason estaba allí. Ella estaba increíble con su bronceado y el pelo tan largo y moreno que le caía con ondulaciones por la espalda y hacia los labios. Sus ojos eran todo lo contrario, de un color azul claro con un profundo anillo negro alrededor del color más claro.

Fueron sus labios carnosos los que llamaron su atención después de decir: –Solo un refresco, por favor.

–¿No bebes esta noche? –preguntó Jason, e intentó no mirar a su amiga mientras los ojos de Chad seguían en Kat. ¿Por qué todas las chicas se fijaban en los policías?

–No, tengo la sensación de que tengo que estar sobrio por ahora. No me gusta Trevor, así que le di a Envy mi pistola paralizante para que se divirtiera.

–Chad apartó su mirada de la chica lo suficiente como para hacerle un amago de sonrisa a Jason–. Y he venido conduciendo el coche patrulla.

Sabía que Jason leería entre líneas.

repentinamente, Jason se apartó de la barra de un empujón perdonando a su amigo por ser un imán para las mujeres. –Oh vaya, ¡entonces esto no me lo pierdo! –

Él volvió a la barandilla seguido por la risa de Chad.

–Bueno, ya he hecho felices a dos personas esta noche –Chad le guiñó un ojo a Kat, sabía que ella le estaba escuchando, y después pagó su bebida. debía ir a ver lo que Envy era capaz de hacer.

Kat Asintió cuando Chad le deslizó un billete de veinte y le dijo que se quedara el cambio antes de alejarse de allí y unirse a Jason. Estos dos podían ser muy peligrosos para las hormonas de una chica. Jason tenía el pelo largo y castaño claro, con la cara y el cuerpo de un vigilante de la playa.

Ella había pillado a la mayoría de las chicas tratando de llamar su atención mientras pasaban. Jason parecía no enterarse de ello y parecía perdido en sus propios pensamientos... hasta que empezó a hablarle sobre su mejor amigo, Chad, y la chica que tanto trataban de proteger ambos.

Ella echaba de menos algo así, alguien aparte de sus hermanos que la protegiera. Parpadeó lentamente forzándose a borrar la imagen de Quinn de su mente y centrándose en el problema que tenía entre manos.

Fue el comentario sobre la pistola paralizadora la que le ayudó a olvidarse de Quinn por un momento. Kat decidió advertir a sus hermanos sobre el nuevo pasatiempo que estaba a punto de empezar. Ya había tenido suficientes problemas últimamente enfrentándose a la serie de asesinatos que rodeaban la discoteca. Lo último que necesitaban era seguir atrayendo una atención negativa.

Chad se apoyó un poco en la barandilla buscando a Envy. Gracias a Dios los bailarines de la jaula seguían allí y prestaban parte de la luz del foco que los iluminaba para que fuera más fácil localizarla. Escuchó un débil gruñido que venía de Jason, siguió su línea de visión y entonces la divisó bailando en medio de un grupo de chicos, cerca del brillo del foco de la jaula. Frunció el ceño, aguzó su mirada y se preguntó qué estaría a punto de hacer.

–Por lo menos está observando a Trevor. Por cierto, gracias por llamarme –dijo con voz seria–. He esperado mucho para que algo así ocurriera.

Jason se encogió de hombros, –No por mí. Por ella. Se merece algo mejor que él. –Intentó sonreír, mientras observaba, sabiendo que ella estaría soltera a partir de ese momento. Pero la imagen de todos esos otros tipos intentando llamar su atención hizo que su pequeña sonrisa tuviera un toque de tristeza.

Capítulo 2

Envy sintió el calor deslizándose sobre ella como una segunda piel mientras bajaba los escalones. Intentó relajar sus tensos músculos y se acercó a la pista de baile Dio algunos pasos en dirección a Trevor, sentía como si estuviera en medio de un poco de sexo ya que notaba como algunos dedos tocaban suavemente su piel y cuerpos desconocidos se deslizaban contra el suyo.

La pista de baile era más oscura que las de otras discotecas en las que ella había estado o había trabajado y se dio cuenta de que le gustaba esa privacidad. No había muchas parejas bailando, era más como un grupo de cuerpos calientes mezclándose. Al sentir el cambio de ambiente, ella misma fue levantando lentamente los dedos para acariciar otros cuerpos en la oscuridad. El subidón de adrenalina que vino después la agitó al ritmo de la música sensual.

No tenía ganas de enfrentarse a Trevor, se tomó un momento para cerrar los ojos y dejarse llevar con una música que solo podía describirse como el sonido de la lujuria.

Empezó a sentir que los breves toques se volvían más intensos, así que Envy abrió los ojos y se encontró a sí misma mirando hacia varios pechos masculinos, algunos mostrando su piel bajo camisas desabrochadas y otros cubiertos con materiales ceñidos, lo que era igual de seductor. No se atrevió a mirar hacia sus caras por miedo a hacer contacto visual.

Sintiéndose un poco excitada, empezó a retroceder y no le importaba que ellos la siguieran en ese baile seductor. Al sentir el frío acero de los barrotes de la jaula de baile en su espalda, ella levantó la vista lentamente hacia la plataforma. Sus ojos se quedaron atrapados en el chico que estaba dentro de la jaula mientras hacía que la chica se arrodillara debajo de él en postura sumisa.

La sala entera pareció desvanecerse mientras mantenían sus miradas. La manera en la que él la estaba mirando hizo que Envy se sintiera como si fuera ella a la que estaba sometiendo. Él tenía los ojos de color azul pálido con un grueso anillo negro alrededor del iris. Ella no había visto ojos así de sorprendentes e intensos en su vida. Podría haber estado observándolos durante horas y aun así querer más, y eso la asustaba.

Su mirada le dio la impresión a Envy de que él ya sabía cómo era ella desnuda. La manera en la que sus ojos recorrían su cuerpo y se paraban en ciertas partes... hizo que sintiera como si fueran sus manos las que tocaban esos mismos lugares. La urgencia de tirarse hacia los barrotes de la jaula y rogarle que la tomara rápido y fuerte allí mismo fue casi demasiado para poder resistirse.

Envy intentó recordarse a sí misma que podía irse de la pista de baile cuando quisiera mientras apartaba con dificultad sus ojos de la mirada posesiva del chico.

Trevor no se estaba divirtiendo incluso aunque trataba de dejarse llevar con el baile y mezclarse todo lo que pudiera. Pero ni las chicas calientes ni el baile eran las verdaderas razones por las que él estaba allí. Él mantenía su mirada en el chico de la jaula porque ese era su verdadero objetivo.

El nombre del chico era Devon Santos, fue el último en ser visto con Kelly Foster, la veinteañera que fue encontrada la semana anterior en un callejón cercano. Ella estuvo en esa misma jaula con Devon la última noche que fue vista con vida.

Hasta entonces, él se había enterado de que la chica asesinada había dejado de trabajar en una discoteca calle abajo llamada Night Light. Solamente trabajó en el Moon Dance una noche... la noche que fue asesinada. La suya no era la única muerte que estaba siguiendo, pero era la más importante. Quien fuera que se deshiciera del cuerpo, se aseguró de dejarlo cerca de los pumas y los jaguares como un regalo.

Devon era socio propietario del local, junto con sus dos hermanos, Nick y Warren, y su única hermana, Kat. Los rumores decían que ambas discotecas tenían una enemistad desde hacía tiempo y que las dos familias habían sido rivales desde que los patriarcas habían desaparecido diez años antes.

Trevor entornó los ojos, sabiendo la verdadera razón de la enemistad entre las discotecas. No se trataba de discotecas normales, estas estaban dirigidas por cambiantes. La discoteca en la que Kelly había estado trabajando estaba dirigida por hombres puma. Ella lo dejó y vino a trabajar para los hombres jaguar, para acabar muerta al siguiente día. Aquello era demasiado como para ignorarlo.

Si los humanos supieran que los cambiantes vivían entre ellos, cundiría el pánico... aunque ellos habían sido parte de la sociedad durante muchos años sin que el secreto saliera a la luz. Mientras ellos siguieran cumpliendo las leyes de la raza humana, no había necesidad de descubrirlos. La mentalidad humana volvería a tiempos oscuros si aquello ocurría.

La teoría tras las operaciones encubiertas del comando paranormal de la CIA los trataba del mismo modo que trataba a los OVNI y los encuentros alienígenas; mentir, esconder y encubrir. Había cosas mucho peores por ahí que los cambiantes que encajaban perfectamente con los humanos... otras criaturas más peligrosas de las que los humanos solo hacían malas películas de miedo y otras de las que los humanos no tenían ni idea.

Pero, cuando la gente empezó a desaparecer o a aparecer muerta, su equipo se dispersó para intentar averiguar qué estaba pasando.

Observando cómo Devon abandonaba la chica de la jaula y se acercaba a los barrotes para observar a otra persona, Trevor desvió su mirada. En aquel instante su presión sanguínea se elevó súbitamente cuando divisó a Envy apoyada contra la misma jaula y rodeada por una masa de chicos.

¿Qué demonios estaba ella haciendo allí? Dejó a sus compañeros de baile sin pensárselo y avanzó con empujones a través de la multitud hacia ella.

Devon gruñó suavemente cuando la chica que había llamado su atención levantó las manos para agarrar los barrotes detrás de ella. Él podía oler su calor por encima del de cualquiera de la discoteca, y aquello le atraía. Cubriendo las manos de la chica con las suyas, dejó que sus dedos trazaran un camino de forma seductora por sus brazos a través de la jaula.

Justo cuando Envy iba a levantar su mirada hacia el erótico bailarín, alguien la agarró del brazo y la apartó de la jaula. Sus labios se separaron cuando vio de quien se trataba. Se había olvidado de Trevor por completo. La atmosfera de seducción desapareció de repente y ella volvía a estar enfadada porque recordó el motivo por el que había ido al Moon Dance en primer lugar... venganza.

–¿Qué demonios estás haciendo aquí? –le dijo Trevor de manera brusca, intentando alejarla de la jaula y del peligroso alcance de Devon. Si el jaguar era el asesino, entonces aquella manera de mirar a Envy la marcaba como la siguiente víctima.

Envy mantuvo la otra mano asida firmemente a la barra simplemente porque no le gustaba la manera en la que Trevor había decidido maltratarla. Estaba actuando como si ella le hubiese hecho algo malo a él. Con su sonrisa más dulce, ella le dijo: –He venido a bailar… lo mismo que tú.

Trevor apretó los labios sabiendo que ella le había visto bailando con otras chicas, pero lo que ella no sabía era que solo las estaba utilizando como tapadera. Ni siquiera se preocupó por preguntarles el nombre. Envy y él se miraron a los ojos durante varios latidos del corazón antes de que él suspirara.

Acercándose a su oído, Trevor dijo:

–Te lo puedo explicar –él no había querido contarle quién era en realidad porque, igual que el imbécil de su hermano, tenía miedo de que ella creyera que solo la estaba utilizando para tener mejor acceso a los bares donde trabajaba.

–Vamos –intentó de nuevo apartarla de mirada caliente de Devon. Volvió a levantar la vista hacia Devon y, si las miradas matasen, se habría convertido en un charco de sangre allí mismo. Volvió la mirada de nuevo hacia su novia.

Envy sacudió la cabeza. Apostaba a que se lo podía explicar.

–Vine a bailar. Puedo bailar con estas señoritas o puedes unirte y bailar con nosotros.

Ella levantó delicadamente una ceja, como si a ella le diera igual una u otra opción.

Trevor volvió la cabeza lentamente y echó un vistazo por encima de su hombro a los tíos lujuriosos que seguían rondando por allí esperando por si tenían alguna oportunidad con ella. –Largo–, les dijo en tono amenazador mientras se acercaba a Envy. Si ella quería bailar, entonces por descontado, ella bailaría con él.

Envy se puso de morros con él, pero en su interior se preguntaba por qué actuaba con tantos celos cuando él había estado bailando de manera tan provocativa con otras dos chicas.

–No eres nada divertido –Ella finalmente soltó el barrote para poner las manos sobre su propio cuerpo, sacando la pequeña pistola paralizante de su bolsillo de manera despreocupada y entonces deslizó las manos por sus costillas.

Devon permanecía de pie, observando a la pequeña pelirroja que había atraído mucho más que solo su atención. No le gustaba el olor del tío que estaba intentando reclamarla. Olía a pólvora vieja y eso significaba que llevaba un arma escondida en alguna parte. Quitó el pestillo de la jaula y salió diciéndole a la bailarina que se tomara un descanso.

Tocándose la oreja con el dedo, Devon escuchó a su hermano informarle a través del intercomunicador casi invisible de que la chica que se había acercado a la jaula tenía una pistola paralizante y tenía intención de usarla contra un chico. Miró por toda la pista de baile hacia la luz negra que iluminaba los escalones donde Nick estaba listo para intervenir, si fuera necesario.

Había sido Warren el que había hablado por el intercomunicador, así que Devon se imaginó que su hermano mayor estaba observándolos desde una de las cámaras de vigilancia con visión nocturna que colgaban sobre la pasarela que tenía encima.

Volviendo la vista hacia las pequeñas manos de la chica recorriendo el cuerpo del chico, Devon sintió la imperiosa necesidad de arrancarle la cabeza. Hasta que vio el destello plateado mientras su mano bajaba por la cadera del chico. Sus labios dibujaron el esbozo de una sonrisa y decidió no actuar aún.

–Yo me encargo de esto –susurró Devon por el intercomunicador.

Chad y Jason se sonrieron sabiendo que se estaba preparándose para bajar los escalones que llevaban a la pista de baile.

Trevor se dio cuenta de repente de que Envy no le había dicho que ella iba a ir allí, así que ¿por qué se sentía tan culpable? –Te he preguntado qué estabas haciendo aquí–, repitió, y esta vez su voz era firme mientras se acercaba a ella. Mala idea, casi perdió el hilo de sus pensamientos porque la mayor parte de su sangre fue a parar a su ingle, lo que le produjo una erección, la primera desde que había entrado en la discoteca.

Envy apretó su cuerpo contra el de Trevor de manera seductora para tener una oportunidad de echarse atrás rápidamente.

–Vine a darte algo –contestó ella y concentró todo el deseo que sentía desde la pista de baile en sus ojos para distraerlo.

–Espero que vaya a juego con lo que yo tengo para ti– gimió Trevor mientras sentía que ella pasaba la mano por su ingle.

–Averígualo –Envy siseó y apretó la pistola paralizante contra su erección. Se apartó bruscamente justo cuando él tuvo un espasmo y cayó de rodillas sin decir nada.

–¡Ups! –Envy puso mala cara y volvió a meter la pistola en el bolsillo rápidamente antes de darse la vuelta para huir en dirección contraria. Lo último que quería era estar todavía allí cuando Trevor tuviera las fuerzas suficientes de volver a ponerse de pie.

Cuando Envy pudo abrirse paso por la oscura pista de baile, alguien la agarró fuertemente del brazo. Creyendo que era su hermano, ella no levantó la mirada y se dejó guiar. Justo cuando levantó la mirada, vio una pequeña puerta abierta por la que fue empujada.

Envy casi no tuvo tiempo de volverse antes de que la puerta se cerrara y bloqueara tras ella. Una tenue luz sobre su cabeza se balanceaba revelando monitores y al chico de la jaula. Ella abrió la boca para hablar, pero no pudo.

–Creía que sería mejor que vieras tu obra desde la seguridad de la oficina –Devon sonrió burlonamente y señaló una de las pantallas.

Envy echó un vistazo a la pantalla creyendo que la visión de Trevor agarrándose la entrepierna le haría reír... pero, sin embargo, se sentía mal por él. Le hizo sentir que se había pasado un poco. Al verle retorcerse de dolor, se alegró de que el monitor ni tuviera sonido porque estaba segura de que no quería saber lo que estaba diciendo.

Observaba en silencio cuando Chad y Jason aparecieron entre la multitud y le ayudaron a subir las escaleras. No sabía lo que estaban diciendo, pero cuando Trevor empujó a Chad con más fuerza de la que debería tener segundos después de haber sufrido la descarga, sus ojos volvieron a la puerta dispuesta a escaparse de allí antes de que alguno resultara herido.

Al ver al bailarín agitando la cabeza como advertencia mientras se colocaba entre ella y la puerta, Envy volvió a mirar al monitor y se sorprendió de ver que en realidad era Jason quien había cogido a Trevor haciéndole una llave mientras Chad le ponía las esposas.

Se sintió más que enfadada consigo misma por su comportamiento infantil. Intentó acercarse a la puerta para decirle a Chad que dejara ir a Trevor. De nuevo, la mano la agarró del brazo. Ella miró hacia abajo negándose a mirarlo a los ojos, cuando obviamente había sido culpa suya meterse en ese lío. La culpa solo se añadió a su enfado y le dio más coraje.

–Después de haberme visto utilizar una pistola paralizante en un tío, ¿de verdad piensas que es buena idea?

Volvió a clavar su mirada en los ojos de él intentando no perder el aliento por el impacto. Ahora que los veía de cerca, sus ojos eran incluso más increíbles de lo que parecían desde el otro lado de los barrotes de la jaula.

–Quien quiera que sean esos tíos, tal vez prefieras que los saquen de la discoteca antes de volver a la pista de baile –Devon le advirtió de nuevo y vio cómo se encendía la llama en sus ojos. Casi podía ver cómo se le erizaba la piel con la necesidad de ir a salvar al chico a quien acababa de herir... pero no tenía ninguna intención de dejarla escapar.

–¿Cómo te llamas?

–¿Por qué? –Envy apartó bruscamente el brazo. –¿Para que los dueños puedan prohibirme la entrada a la discoteca?

–No creo –Devon gruñó profundamente ante aquella idea. –Pero puede que quieras mantener la pistola guardada durante el resto de la noche.

Él vio como ella volvía a mirar al monitor para ver que su víctima ya se había ido.

‘Joder,’ Envy suspiró mentalmente mientras se apoyaba en la puerta y sentía las vibraciones de la música a través de la madera. Se mordió el labio inferior sabiendo que había ido demasiado lejos. Entonces se acordó de la otra razón por la que había ido al Moon Dance aquella noche y se preguntó no sería buen momento para pedir trabajo. ¿Por qué no intentarlo? Se encogió de hombros mentalmente.

–¿Sabes si están contratando a gente?

Devon no pudo evitar esbozar una sonrisa. Lo que daría por meterla en la jaula con él durante un rato para intentar domar el fuego que ardía en su interior.

–¿Bailas? –preguntó esperanzado.

Los ojos de Envy se abrieron de par en par cuando recordó haberlo visto en la jaula y un fuego recorrió sus muslos... Desafortunadamente, le ocurrió lo mismo en las mejillas. –No –susurró un poco con voz ronca, –no bailo. Atiendo la barra en alguno de los otros clubes de la zona y quería dejar un currículum mientras estaba aquí.

–Qué lástima –Devon sonrió y se echó hacia delante para abrir un cajón del escritorio. Sacó un formulario y se lo entregó. Ella todavía no le había dicho su nombre, pero si ella rellenaba el formulario, tendría la información que necesitaba. También quería asegurarse de que no había trabajado en el Night Light.

Se estaba cansando de que mandaran a gente solo para husmear. Había sido Quinn quien terminó con la amistad entre los pumas y los jaguares, así que, por él, los pumas podían dejarlos en paz de una maldita vez.

Alguien en el Night Light había enviado a la última persona que contrataron, y ahora que la habían asesinado, los pumas estaban buscando respuestas en el Moon Dance... del mismo modo que la policía. Para más inri, la única noche que había trabajado allí, pidió que fuera en la jaula con él.

Devon cogió la silla que estaba bajo el escritorio sabiendo que la manera más rápida de que ella se quedara más rato era dándole lo que quería. –Puedes rellenarla ahora. Tal vez consigas el trabajo antes de que la noche acabe.

Envy se sentó, pero volvió a mirar al monitor con el ceño fruncido.

–¿Crees que el dueño me vio usando la pistola paralizante en Trevor? –ella volvió a morderse en labio inferior y se imaginó como debió haberse visto desde fuera–. Ojalá no lo hubiera hecho, de verdad.

Devon se inclinó por encima del respaldo de la silla de la chica como si estuviera mirando al monitor con ella. Poniendo sus labios muy cerca de su oreja le preguntó:

–Si el dueño te hubiera visto y te preguntara sobre ello, ¿qué le dirías? –Respiró lentamente ya que su aroma lo tenía atrapado y le calentaba la sangre.

Envy empezó a girar la cabeza para mirarle, pero se detuvo. La sensación que le estaba causando con su cercanía se extendía por el hombro hacia el cuello. –Solo estaba siendo mala–, respiró, sintiendo como el calor se le acumulaba de nuevo en el abdomen. Este chico era peligroso para sus sentidos. No sabía si darse la vuelta y abalanzarse sobre él o salir corriendo.

La comisura del labio de Devon insinuó una sonrisa, pero él no se movió de donde estaba.

–Entonces, ¿vas por ahí dando descargas a tíos así porque sí?

Él podía oler su excitación creciente y aquello hacía que sus pantalones le resultaran incómodamente apretados.

–No –Envy se alegró de la distracción cuando cogió un bolígrafo de la mesa y empezó a completar el formulario–, solo a los que se lo merecen –respondió sin querer hablar más de ello.

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