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Historia de Venezuela, Tomo I
Historia de Venezuela, Tomo I

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El Governador, con codiçia de ber y saber lo que era, si por ventura fuese el prinçipio de la notiçia que de atras traya, hizo asentar su canpo en la parte mas alta que le pareçio, y embiando vna buena conpañia de soldados, de los mas dispuestos para ello, les dio naturales que los guiasen por buen camino, los quales, apartandose algunas jornadas de la demas gente, llegaron a vn cerro y poblado de crecidas montañas y arcabucos, lo alto y cumbre del qual era rraso y llano, y en el estaba vn lugar ó pueblo de hasta cien casas o buhios grandes, el qual demas de la fortificaçion conque la naturaleza lo abia dotado, artifiçialmente, por yndustria de los yndios y moradores de aquel pueblo, tenia hecho vn palenque de gruesos troncos de palma, muy espinosos y puyosos, apretados y abraçados vnos con otros, de mediana altura. Junto con esto y alrrededor del mesmo palenque, tenia hechas muy hondas cabas, dentro de las quales estavan hincadas muy largas y altas puyas, las puntas para arriba, y cubiertas estas cabas muy sutilmente con muy delgadas varas y tierra ençima, y sobre la tierra de las cabas sembradas algunas yervas para mas disimulaçion, que ninguno que no lo obiera bisto pudiera presumir que alli obiese aquellos hoyos, ni que gente de tan rrusticos yngenios como son aquellos yndios tubiesen capaçidad para ynventar semejante manera de fueça y custodia para su pueblo y personas.

Llegados nuestros españoles, como se a dicho, a bista deste pueblo y palenque, luego que fueron juntos determinaron de arremeter y asaltallo, porque la çerca no era muy alta, y como de tropel se fuesen llegando sin mirar por do yvan, vno de los de la conpañia, llamado Migel Lorenço, antiçipose de los demas quiriendose nombrar y ganar honrra; mas como no mirase donde ponia los pies, fue engañado con el artifiçio e yngenio de aquellos barbaros, y cayo dentro de vn hoyo de aquellos, y como los demas viesen que el conpañero no pareçia, presumiendo el engaño que en la tierra abia, se rrepararon y fueron llegando atentadamente hasta donde el soldado se abia sumergido y hallandolo bivo, porque cayo casi de lado entre las puyas y estacas del hoyo, no abia rreçebido lision ninguna, y echandole çiertas varas largas en que se asiese, lo sacaron con toda presteza del hoyo, sin que los yndios tubiesen lugar de tomar las armas y ofendellos, pero avnque quando acudieron estaba ya fuera el español, ellos començaron, desde lo alto del palenque a arrojar ynomerable cantidad de flecheria, y muchas lanças y dardos, con que hizieron rretirar a los españoles, y los arredraron del palenque, hiriendoles algunos soldados, y sin rreçebir ellos daño alguno quedaron vitoriosos, porque avnque los nuestros, aquel propio dia y otro despues, diversas vezes, procuraron con buenos ardides asaltar el palenque, fueron sienpre rrebatidos de los de dentro, sin poder hazer ningun daño en ellos; y considerando quan fortaleçido estaba aquel pueblo, y que si perseveraban en querello tomar su ostinaçion seria de ningun efeto, y asi tenida por temeraria y loca, acordaron dexar aquel pueblo con su vitoria, al qual por pareçelles con aquella manera de fortificaçion ynespunable para las armas que tenian con que arruynallo, le pusieron por nombre Salsillas, casi en memoria de la ynespunable fuerça de Salsas, que en Cataluña esta.

Solamente obieron deste pueblo vna yndia con vna criatura de hasta siete v ocho años, con la qual por presa de su trabaxo se bolbieron a donde abia quedado su Governador alojado, sin llevar otro rrecurso ni proveymiento de comida88, que fue harto desconsuelo para todos. El Governador tomo la yndia y con sus ynterpretes procuro ynquirir y saber de ella si se hallaria por alli çerca comida alguna, la qual le rrespondio que çiertas jornadas de alli abia mucha abundancia de mayz y de otras cosas de comer, pero que abian de yr por vnas çienegas y manglares, tierra muy mala y de perberso camino, y despues abian de llegar a vn rrio muy cavdaloso, por el qual abian de yr en canoas a donde la comida estaba. La neçesidad que de ella abia hizo que al Governador no le pareçiese nada dificultoso este camino para sus soldados. Luego mando aperçibir los que les pareçio, y dandoles por cavdillo vno de aquellos capitanes y a la yndia para que los guiase, les mando que fuesen a traer el bastimento que pudiesen, y que llevasen atada y con todo rrecaudo aquella yndia que abian de llevar o llevaban por guia, la qual si se les yva seria en baño su trabajo, y pondrian la gente en rriesgo de pereçer de hanbre.

A este rrio de que esta yndia dio notiçia, algunos en aquel tiempo quisieron afirmar que era el rrio Marañon, y no es de marabillar que lo tratasen, pues entonçes no abia la claridad que del y de otros muchos rrios muy cavdalosos agora ay; y mas lo çierto es que este rrio, que no es el Marañon por donde baxo Orellana del Piru, y despues la gente de Aguirre, porque desde este paraje hasta las provinçias de donde se bolvio perdido este governador Jorge Espiro, ay muy grande ynstancia89 de tierra, y se pasan otros muchos rrios cavdalosos, que avnque todos se juntasen no llegarian a hazer vn rrio que con alguna similitud pudiese ser conparado con el Marañon. Demas desto, sin lo que este Governador camino prolongando la sierra y cordillera que sobre mano derecha llevaba, sin encontrar rrio que con su grandeza le ynpidiese el pasaje, como el Marañon lo hiziera, casi por el mesmo camino caminaron despues otros capitanes con numero de gentes, como fueron Hernan Perez de Quesada, hermano del Adelantado del Nuebo Rreyno, que prolongando la cordillera fue a salir a las espaldas de Pasto, segun en su Istoria se dize; y despues del andubo Felipe de Vtre, que salio de la governaçion de Venençuela, y despues Don Pedro de Silva, que salio del Nuebo Rreyno; y con aber, como he dicho, mas claridad y pasado mas adelante deste paraje de Jorge Espira, jamas ninguno se afirmo aber visto el rrio Marañon para afirmarse en ello, mas de devisar desde lexos grandes aguas que presumian ser el.

E querido dar aqui esta claridad y rrelaçion sobre este caso, porque ninguno debe tener por çierta la opinion que algunos quieren sustentar de que de90 los Governadores y Capitanes que de Venençuela y de Cobaagua salieron antiguamente a descubrir, obo algunos que llegaron a las rriberas del rrio Marañon, tambien porque lo dicho es materia conveniente a lo que en el capitulo siguiente tengo de tratar, y para mas conprovaçion de mi opinion que es la que en el apuntare.

CAPITULO NUEBE

En el qual se escrive çierta notiçia que vna yndia dio a Jorge Espira de que abia españoles perdidos cerca de donde estaba alojado, y como de aqui naçio la opinion de la gente perdida de Ordaz y lo del Dorado.

El cavdillo quel governador Jorge Espira enbiava a buscar comida, tomo la yndia que para guya91 le abia dado, y pretendiendo guardalla desde luego con cuydado, atole vna cabuya o soga al pescueço por prision, que es vna cosa muy vsada entre gentes de jornadas quando asi van en descubrimientos. A los yndios que las van sirviendo y les llevan sus cargas y comidas les ponen esta manera de prision, para que demas del trabajo que llevan en yr cargados y fuera de sus casas y naturalezas, vayan sujetos a vna perpetua servidumbre.

Viendose, pues, esta pobre yndia enlazada por el pescueço, començo a quexarse de la crueldad y tirania que con ella vsaban estos españoles y a dezir que a ella la abian tenido sujeta otros españoles, pero que no lo abian hecho tan seberamente con ella ni la abian puesto aquella manera de prision, antes despues de aberse servido libremente de ella el tienpo que les pareçio, le abian dexado y enbiado con todo contento a su casa. Y como el faravte o ynterprete diese notiçia desto que la yndia abia dicho, cavsoles grande admiraçion y los hizo estar perplexos, considerando que pudiese ser aquello, pues hasta entonçes nvnca por aquella via abia pasado ninguna gente de ninguna parte a descubrir, antes ellos eran los primeros descubridores de aquellas tierras.

Y con esta confusion, el Governador llamo a la yndia y le torno a rrepreguntar lo que abia dicho, la qual, por el faravte o ynterprete, rrespondio que çiertos honbres de la suerte y manera de los que alli estaban, abian subido por el rrio arriba por donde ella los queria llevar, y llegados aquel pueblo del palenque, que los españoles llamaron Salsillas, se bolvieron, y que avnque en aquella sazon la prendieron aquellos españoles, sin hazelle daño ninguno la abian sotado, por temor de los quales aquellos yndios avian fortificado en aquella forma aquel su pueblo, y que estaban diez jornadas de alli el rrio abaxo en vna tierra de muchos pueblos de yndios, donde los cristianos tenian hecho otro palenque fuerte en que se rrecogian y estaban fortificados contra las asechanzas y calunias de los yndios naturales de aquelas tierras y eran ya muy biejos, y que tenian muchos hijos ya grandes e yndias que les servian, los quales no tenian para defensa de sus personas sino solas dos espadas, y los demas vsaban las armas de la tierra, que eran arcos y flechas, y que asi mesmo no tenian caballos, que en su lengua llaman guabiares, mas que tenian perros, a quien llaman avres.

Esta rrelaçion y notiçia que esta yndia dio destos españoles mobio los animos de muchos soldados a tener voluntad de yr en demanda de aquella tierra y gente de quien les abia dado notiçia aquella barbara muger; mas al gobernador Jorge Espira no le pareçio açertado viaje dexar de seguir su descubrimiento por tierra e yr a meterse en la fortuna del agua por dicho de vna ynfiel de menos verdad que fee, y asi con buenas rrazones dio a entender a los suyos que debian de quitarse de aquel proposito, y los animos que tan balerosamente querian emplear en seguir aquella rrustica muger que por ventura pretendia metellos en donde pereçiesen, los conservasen para la notiçia que casi entre las manos llevaban, por la mucha çertidumbre que los naturales de atras les abian dado de las rriquezas de adelante.

De estos propios soldados que aqui se hallaron con Jorge Espira an querido y avn quieren afirmar que esta notiçia que con astuçia de aber libertad les dio esta yndia de aber visto y conoçer españoles en aquella tierra y estan en la parte dicha, es çierta y verdadera, y que es la gente que Don Diego de Ordax perdio viniendo al Marañon; y lo que açerca desta gente de Ordaz ay que saber yo lo tengo escrito en esta Istoria, tratando de aquella propia jornada, y los propios soldados de Ordaz que oy son bivos afirman que en el Marañon no se perdio ninguna gente de los de su conpania, sino en vnos baxos. De los que alli se perdieron en el propio batel de la nao escaparon çiertos soldados que dieron notiçia de la perdiçion y anegaçion de los demas; y como en la propia parte trate, esto de dezir que ay españoles en aquellas provinçias del Dorado o sierras del Sur, es ynbençion sembrada mañosamente, para con esta color persuadir a los governadores que consientan juntar gente para yr a buscallos; de la qual fama y dibulgaçion tubo notiçia Su Magestad en España el año de mil quinientos y çinquenta y nuebe, y embio vna çedula rreal al Avdiençia del Nuebo Rreyno de Granada para que se ynformasen de los naturales que gente españoles abia perdidos en aquellas provinçias del Sur, y avnqne diligentemente lo procuraron, no hallaron ninguna evidençia ni claridad de ello, y asi se dexo caer.

Porque es çierto que vn solo cristiano que Su Magestad entendiera que abia en aquellas partes entre yndios, es tanto el entrañable amor que a sus subditos y vasallos tenia y tiene, que sobre el libertarlo obiera puesto toda la diligençia posible. Aliende desto, como poco a dixe, el rrio Marañon esta tan desviado desta provinçia y paraje de donde voy tratando quanto atras queda declarado. Luego sigese que avnque se obiera perdido gente en el Marañon, que no podia aberse apartado tanto del, ni metidose en la tierra, por ser los descubrimientos y conquistas de aquel tienpo de tal condiçion que consumian en breve tienpo muy grandes compañias de gentes. Y esto no lo digo porque por ello pretenda deshazer la grandeza de la tierra que en aquellas del Sur ay, que llaman el Dorado, porque yo por muy çierto tengo en este caso la comun opinion y notiçia que siempre an dado los naturales, algun prinçipio de la qual vio Felipe de Utre el año de quarenta y siete, quando salio herido y casi huyendo y admirado y espantado de aquel prinçipio que vio el y los que con el yvan, que los naturales vezinos de aquella tierra y amigos suyos le vendieron por muy pequeña cosa en conparaçion de lo que adelante abia, como en su lugar mas largo lo dire, tratando de su jornada, y lo mesmo confirmo despues Don Pedro de Silba, que yendo con vnos pocos compañeros enfermos y mal adereçados, vio vn prinçipio de poblazones y gentes tan rricas y tantas que le fue neçesario sin dalles ninguna pesadumbre, bolverse por do abia entrado, de lo qual tanbien en su lugar dire como paso.

Y pues tantos testigos ay y de tanto credito, por muy çierto se puede tener la feliçidad de aquella tierra; y porque sobre todo lo dicho tocante al Dorado y a la gente de Ordas, se trata mas largo en la parte rreferida, podre çesar aqui la platica, y avn rrogar a estos señores governadores y sus soldados que se entretengan vn poco buscando que comer en estos arcabucos, en tanto que rrecorremos la salida del tiniente Fedreman del Cabo de la Vela em prosecucion de su jornada, y declaramos algo del suçeso della.

Solo me rresta aqui dezir que los soldados y capitanes de Jorge Espira se conformaron con la voluntad de su governador, y siguiendola no curaron de tratar mas en lo que la yndia dezia, con proposito de seguir su descubrimiento, como lo llevaban començado por la halda de la cordillera del Rreyno.

CAPITULO DIEZ

Como Fedreman partio del Cabo de la Bela y se metio la tierra adentro, donde torno a encontrar con el capitan Rribera y lo prendio a el y a sus soldados, y dio la vuelta a la laguna de Maracaybo por diferente camino.

En tanto que los trabaxos preferidos padeçia el governador Jorge Espira y sus soldados, al teniente Fedreman no le subçedian sus cosas tan prosperamente que no partiçipase de las mesmas calamidades e ynfortunios92; porque despues de aber estado algunos dias en el Cabo de la Bela, fueron rresolutos el y sus capitanes y gente que siguiesen las pisadas y camino que Miçer Ambrosio abia llevado, porque en su compañia abia algunos soldados de los que escaparon de aquella jornada, que le certificaban que si llegaba al paraje donde Micer Ambrosio llego y de alli proseguia adelante con su descubrimiento, que podia dar en alguna tierra prospera y feliçe, por abelles pareçido en alguna manera buena dispusiçion de tierra la de adelante hacia el Norte; avnque a otros que con Miçer Ambrosio yvan les pareçio lo contrario, por la poca voluntad que de pasar adelante tenian, afligidos de los grandes trabaxos y neçesidades que abian pasado.

Y con esta determinaçion se partio Fedreman con toda su gente del Cabo de la Vela, tomando la derrota y via del valle de Vpar, para de allí ponerse en el camino que tenia pensado; y avnque en este viaje no fueron perseguidos de naturales, fueronlo de enfermedades que començaron a dar a los soldados en apartandose de la costa y frescura de la mar, porque luego se metieron en vnas tierras y valles muy calidos y que careçian de todo rrefresco y avn de comidas y de aguas, que era lo que mas atormentaba la gente, porque como eran rreçien venidos de España y no hechos a semejantes trabaxos, hanbres y sedes93, facilmente eran consumidos y muertos; y asi el tiniente yva cada dia perdiendo gente por el camino sin podellos rremediar. Apartabanse algunos soldados a quien la sed mas aquexaba a buscar agua, y engolfados la tierra adentro, que por alli en algunas partes era muy llana, facilmente desatinaban y perdian el tino, sin jamas poder açertar con el camino por do abian entrado, y asi como locos se andaban de vna parte á otra, hasta que vençidos de flaqueza y faltos de fuerça no se podian menear a vna parte ni a otra, y alli donde esta triste boz les tomaba, alli se quedaban mirlados y muertos; y de esta suerte le falto mucha gente a Fedreman, sin poder el poner ningun rremedio en ello, porque si se detenia a buscar los soldados que desta suerte se le perdian era poner en condiçion de perder de todo punto su canpo, pues mientras mas se detuviese por estas tierras calientes y secas, mas abia de cargar la sed y enfermedades en su gente, y ansi, avnque cada dia le daban nuevas que se le quedaba la gente perdida, pasaba de largo y disimulaba con ello, porque, como he dicho, no podia ni le convenia hacer otra cosa, so pena de perdello todo.

El capitan Rribera, que con sus cinquenta conpañeros se abia apartado en el Cabo de la Bela de Fedreman para se yr a Santa Marta, de do abia salido, prosiguiendo su viaje, le fue estorvado el pasaje por los yndios de Chimila, pueblo çercano a la marina y a Santa Marta, porque hiriendoles çiertos soldados en vna guaçabara que con ellos tuvieron, les fue forçoso rretirarse de noche y bolver atras, por lo qual determino el capitan Rribera de verse otra vez con Fedreman a fin de rrogalle que si tenia algun nabio en la costa se lo vendiese para yr a Santa Marta. Algunos soldados de los de Rribera quisieron estorvar estas vistas, diziendo que si con Fedreman se tornaban a ber, que podria ser constreñilles a que fuesen con el; mas Rribera como era hombre cabeçudo, rrepudio el consejo que le daban, diziendo que no seria parte Fedreman para estorvalle de hazer lo que quisiese, y con esta determinaçion llego a encontrarse con Fedreman a tiempo que le abian ya faltado parte de sus soldados y estaba con neçesidad de acreçentar su gente, y viendose los dos Capitanes, façilmente se conçertaron, porque Fedreman, ofreciendose de hacer todo plazer al capitan Rribera si de su voluntad le siguiese con sus soldados, le persuadio por muchas vias y con muchos buenos cunplimientos a ello, y viendo Rribera que si lo que Fedreman le rrogaba no lo hacia de voluntad, lo abia de venir a hacer con biolencia y por fuerça, acordo conplazer al tiniente Fedreman y condeçender con su rruego, y asi le dio la palabra de no hazer mas de lo que quisiese. Esto determinado, algunos soldados de los de Rribera, no pareçiendoles bien tanta tardança como Rribera hazia en estarse alli con el tiniente Fedreman, porque se deseaban bolverse a Santa Marta, fueronse a Fedreman a preguntalle lo que estaba hecho y si los abia de dexar yr a Santa Marta, el qual los remitio a su capitan Rribera, para que les diese la respuesta dello, donde luego supieron lo que estaba determinado y conçertado entre los dos capitanes, y para mas congratularse Rribera con Fedreman y escusallo de culpa, hizo çierto escrito o petiçion diziendo que el de su voluntad se metia debaxo de su vandera por estar en parte donde podia ser desbaratado y maltratado de los naturales.

Algunos soldados de los que Rribera abia traydo, quisieron yntentar nobedades, y començaron a mover los animos de muchas personas, para que dexando la conpañia de Fedreman, se fuesen a Santa Marta; mas siendo descubiertos de sus desinos y tratos, fueron frustados dellos, y algunos castigados exemplarmente, porque el Alcalde mayor, Antonio de Chabes, por consejo y mandado del teniente y capitan de dreman94, ahorco dos soldados de los de Santa Marta, que pareçian tener los animos mas levantados y cavsar mas bulliçio en el canpo, y con todo este castigo y la bigilançia que los capitanes de Fedreman ponian en guardar y mirar que no se les fuesen los soldados que abian venido con el capitan Rribera, se les fueron vna noche seys soldados, y echandolos menos otro dia el capitan Fedreman95 los enbio a buscar haziendo gracia y merced de los caballos y rropas y presas y armas, y de todo lo demas que los fugitivos llevaban a los que yvan en su alcançe y seguimiento, para que con mas voluntad los siguiesen; y despues de aber caminado en su demanda algunos dias, se bolvieron sin hazer ningun efeto, porque en el camino perdieron el rrastro y no atinando la derrota que podian llevar fueron burlados por las astuçias y buen ingenio de los fugitivos, los quales, entendiendo que abia de salir gente en su alcançe, llegaron al rrio llano y haziendo señal o rrastro de que abian pasado adelante, se bolvieron al propio rrio y caminando por el agua del muy gran rrato, se enboscaron y escondieron de suerte que, como he dicho, no pudieron ser hallados de los que los buscaban, los quales se bolbieron sin la presa a donde Fedreman estava, y los soldados de Santa Marta prosiguieron su viaje, y pasando por muchas poblazones de naturales y gentes muy belicosas, llegaron a Santa Marta, donde hallaron al Adelantado de Canaria Don Pero Fernandez de Lugo, que abia rrezien llegado de España, el qual, sabido lo que Fedreman abia hecho, le escrivio muy comedidamente que se hiziesen buena vezindad y que le desocupase lo que de su governacion le tenia ocupado.

Estas cartas, por mano de los naturales, de vnos en otros, fueron a poder de Fedreman, el qual, sabida la pujanza de gente quel Adelantado abia traydo despaña, camino luego con su canpo derecho al valle de Upar, como yva, para segun se a dicho, seguir la derrota de Miçer Ambrosio y entrar en el Rreyno. Mas como la joya y suerte del Nuebo Rreyno no estaba guardada para estos gobernadores de Venençuela, que eran muy amigos de derramar sangre humana y de oprimir los probezillos, en llegando Fedreman al vallo de Upar mudo consejo con la ambiçion y deseo que tenia de ser governador de Venençuela: porque pareçe ser que quando salio de España los Bezares le dieron toda buena esperança de que tras del le embiarian provisiones para que en el quedase el govierno de la tierra, y con este deseo ymagino que ya estas provisiones quel esperaba estarian en Coro, y asi, dexando el camino y derrota que llevaba, en la qual no ynteresaba mas de ganar por la mano al licençiado Ximenez y entrar mucho tiempo antes en el Nuebo Rreyno de Granada, dio la buelta sobre la mano izquierda, acostandose a la laguna de Maracaybo, para bolver a la rrancheria y puerto por do su gente abia pasado. Dividio su gente por diversas partes para que mejor se pudiesen sustentar, y con todo eso era tan mal poblada por alli la tierra como la de antes por do abia pasado, y asi no menos hambres y neçesidades padeçieron en esta torna buelta que en lo que atras quedava andado, con muertes de muchos españoles.

En esta jornada se aparto vn capitan llamado Pedro de Linpias(A), a quien cupo por suerte yr con çierta gente por la cordillera y serrania que caen sobre la propria laguna, donde tomo cantidad de oro fundido y alguno en polvo, de do quedo la noticia y fama que agora dizen de los braços de herina, que es esto: y avnque despues lo an salido a buscar algunos capitanes, nvnca an topado con ello. Es tierra de pocos naturales, pero de muy rricas minas de oro debaxo de tierra. Y con la horden dicha camino el canpo de Fedreman derecho a la laguna, donde llego, con harto trabaxo y perdida de los suyos, al propio paso y lugar de do antes abia partido Chabes con toda la gente, que era la rrancheria y alojamiento do estuvo Miçer Ambrosio. Llegados alli hallaron mal adereço para poder pasar la laguna, porque los bergantines y canoas todo lo quemaron quando pasaron: solo les quedo para rremedio desta pasada, sacar de la laguna las obras muertas del nabio que antes alli abian tenido para su conquista y pasaje, que abiendole pegado fuego se habia quemado todo lo que cay fuera del agua; y aderesçandolo lo mejor que pudieron, pasaron todos de la otra parte de la laguna de Maracaybo, donde se alojo el campo, en tanto que Fedreman, juntamente con su yda a Coro, determinaba su viaje y la derrota que abia de tomar.

NOTAS AL CAPÍTULO X

(A) Pedro de Limpias y Sarmiento, que habia llegado con Ampiés á Venezuela, y se distingió en las jornadas de Alfinger y Federmán, era un hidalgo, natural de Burgos, según Castellanos, y montañés, según el Padre Simón.

Tenía gran facilidad para aprender las lenguas de los indígenas, y esto hizo doblemente valiosos sus servicios.

Como más adelante se dirá, acompañó á Huten en su expedición, pero indispuesto con su jefe deslució su historia, haciéndose merecedor de grave castigo, que no sufrió. Sirvió después á las órdenes de Carvajal, y tomó parte en la jornada de Alonso Pérez de Tolosa.

Fué uno de los fundadores de Tocuyo, en el que se estableció.

CAPITULO ONZE

En el qual se escribe vna guaçabara que los yndios dieron á los españoles, y el subceso de ella, y como pasando adelante y pasando por muchas poblazones y rrios cavdalosos, llegaron al rrio de Papamene.

Abiendo ya asosegado Jorge Espira a su gente del alboroto que entre ellos se abia levantado sobre yr en descubrimiento de las tierras y españoles que por notiçia les abia dado aquella yndia de quien atras queda largamente dicho, y estando casi de camino para pasar adelante, fueron juntos y conbocados esos pocos naturales que por aquella comarca abia, para acometer a los españoles y hazer en ellos el daño que pudiesen; y poniendo en efeto su determinaçion, vinieron de mano armada vn día muy de mañana, ya que quería amaneçer, que es la ora en que mas comunmente los yndios suelen dar en los españoles, y llegando a donde las velas o çentinelas estavan casi dormidas, arronjaron vna lança y dieron a vno de los que velaban en la rrodela que se la pasaron y juntamente con ella el cuerpo del que la tenia, que dende a poco murio dello, y con esto fueron sentidos los yndios por los demas españoles, los quales luego tomaron las armas para rresistir a sus contrarios; y los adereços de guerra que trayan estos naturales eran muy creçidas lanças de palma y rrodelas de anta y mucha cantidad de flecheria con rreçios arcos y grandes hondas de las quales vsaban con mucha destreza; eran muy çiertos en el golpe; trayan asi mesmo muy grandes ollas y gruesas cabuyas o sogas para atar a los españoles y guisarlos y comellos y celebrar vna muy buena comida, para el qual efecto trayan alli consigo a sus mugeres con los adereços de coçinar.

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