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Universidades, colegios, poderes
72. Di Giacomo: Il vento irredentista a Messina, op. cit., p. 127.
73. G. Rensi: Lineamenti di filosofia scettica, Bolonia, 1919, pp. 45-46.
74. Cianferotti: 1914…, op. cit., p. 121.
75. Leotti: I Professori, op. cit., p. 256.
76. P. Treves: «Ciccotti, Ettore», en Dizionario Biografico degli Italiani, 25, 1981, ad vocem; G. Pascarelli y G. Campane: Ettore Ciccotti. Sud e politica tra realismo e utopia, Potenza, 2016.
77. E. Ciccotti: Guerre e civiltà, in Le prolusioni accademiche dell’Università degli Studi di Messina, 1838-1993, II, 1909-1933, edición y Prefazione de A. Romano, Messina, 1997, pp. 189-190.
78. Al respecto, J. Dickie: Una catastrofe patriottica. 1908: il terremoto di Messina, Roma-Bari, 2008.
79. D. Tomasello: Oltre il Futurismo percorsi delle avanguardie in Sicilia, Roma, 2000.
80. Tomasello: «Tra Liberty, Paroliberismo e Fascismo: le avanguardie a Messina», en A. Baglio y S. Bottari: Messina dalla vigilia del terremoto all’avvio della ricostruzione, Messina, 2010, p. 100, n. 5.
81. Cfr. D. Tomasello: «La Balza futurista e le avanguardie in Sicilia tra liberty e paroliberismo», en Rivista di Letteratura Italiana, 33, nn. 1 y 2, 2005, pp. 235 y ss.
82. F. T. Marinetti: «Agli studenti futuristi», La Balza, 3, Messina, 12 de mayo de 1915, p. 14.
83. B. Primerano: La formazione di Piero Calamandrei. Scritti di guerra, con un’Appendice sulla corrispondenza con Ernesta Bittanti Battisti e Bice Rizzi, tesis doctoral, tutor profesor Diego Quaglioni, Scuola di Dottorato in Studi Giuridici Comparati ed Europei, Università degli Studi di Trento, a.a. 2009-2010, p. 125.
84. Banti: Le questioni dell’età contemporanea, op. cit., citando P. Fussel: La Grande Guerra e la memoria moderna, Oxford, 1975.
85. Sobre la «necesidad de escritura» determinada por la Gran Guerra, véanse F. Caffarena: Lettere dalla Grande Guerra. Scritture del quotidiano, monumenti della memoria, fonti per la storia. Il caso italiano, Milán, 2005; A. Baglio: «Voci dalle trincee. L’esperienza della grande guerra nelle lettere e nei diari dei combattenti siciliani», en Da queste sponde sicule che stan di fronte a Scilla, op. cit., pp. 47-76.
86. El fragmento del diario de Luciano Nicastro, escrito en 1917, está tomado de A. G. Ricca: «Figure della mascolinità nell’immaginario della Grande Guerra», en L. Guidi (ed.): Vivere la guerra. Percorsi biografici e ruoli di genere tra Risorgimento e primo conflitto mondiale, Nápoles, 2007, p. 63. Cfr., además, L. Nicastro: La nostra salvezza, lettere di guerra 1915-1918, Florencia, 1918.
87. Cfr. Ricca: Figure della mascolinità nell’immaginario della Grande Guerra, op. cit., p. 91.
88. Léase el fragmento en Annuario della R. Università di Palermo, a.a. 1925-1926, Palermo, 1926, p. 20.
89. F. Lamiani: Lettere ‘siciliane’ dal fronte. La Grande Guerra vista da qui, en línea:
90. Cfr. Granata: «Forza dello spirito…», op. cit., pp. 79-80.
91. R. M. Monastra: «Di Giacomo, Giovanni Antonio(Vann’Antò)», en Dizionario Biografico degli Italiani, 40, 1991, ad vocem.
92. El asunto ha sido tratado ampliamente en Romano: Studi e cultura nella Messina del primo Novecento, op. cit.
93. Conti: Majorana, Giuseppe, op. cit., p. 650.
94. Cianferotti: 1914…, op. cit., p. 125.
95. Así se expresaba el rector de la Universidad de Messina, Gaetano Vinci («Relazione letta dal Magnifico Rettore On. Prof. Comm. Gaetano Vinci per l’inaugurazione dell’anno accademico 1929-30 il giorno 10 novembre 1929-A. VIII», en Annuario della Regia Università di Messina per l’anno accademico 1928-1929 […] e per l’anno accademico 1929-1930, Messina, 1930, p. 32).
96. Así, Francesco Ercole, rector de la Universidad de Palermo, en «Discorso […] per l’inaugurazione dell’anno accademico e per lo scoprimento delle targhe in memoria degli studenti caduti in guerra», en Annuario della R. Università di Palermo, a.a. 1924-1925, Palermo, 1925, pp. 5-8.
97. Sobre la iconología del caído y en particular del estudiante universitario, F. Caberlin: «Legittimazione della grande Guerra e culto dei caduti: il caso delle università toscane», en Quaderni su guerre e memoria del 900, 1, 2010, p. 124; para observaciones interesantes al respecto, véase F. Tamarzio: «Innoxia Corpora. Il corpo del soldato nei monumenti celebrativi di Giuseppe Guerrisi tra il 1918 e il 1923», en Crepuscoli dottorali. Quaderni di arte, musica, spettacolo, en línea:
LA INMACULADA EN LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA DEL SIGLO XVIII
ARMANDO PAVÓN ROMERO
Universidad Nacional Autónoma de México
YOLANDA BLASCO GIL
Universitat de València
LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA Y LA DOCTRINA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
El Reino de Valencia se afirmó como cristiano después de la conquista de Jaime I. El rey intentó la creación de una universidad, por medio de una bula de Inocencio IV en 1245. El proyecto no se llevará a cabo y en los Fueros de Valencia se establecerá una cierta libertad de enseñanza: «Atorgam que tot clergue o altre hom pusque francament e sens tot servii e tribut, tener studi de gramàtica e de totes altres arts, e de fisica e de dret civil e canònich en tot loch per tota la ciutat».1
Esta libertad significaba el fracaso de la creación de la Universidad y de una institución que otorgara grados válidos en toda Europa. Hasta el siglo XV no se darán los elementos necesarios para su creación. En 1498 el Consell General de la ciudad se reúne y aprueba la remodelación de la casa de estudios y la redacción de nuevos estatutos: las constituciones de 1499. El Consell Municipal, de acuerdo con el arzobispo, solicitará la bula en agosto de 1498: bula pontificia de 1501 y privilegio real de 1502. El 13 de octubre de 1502 se inaugura el Estudio General. Se aprovecha la buena coyuntura con el papa valenciano para que surja una universidad de patronato municipal. Su estructura y poderes durarán, con matices menores, hasta la revolución liberal. Habrá cambios en 1611, 1660, 1673, 1733, 1720, 1786…, y constituciones en 1499, 1561, 1563, 1611, 1651, 1674, 1733 y 1787… Las primeras constituciones de 1499 comenzaban con una invocación a dios y a la virgen:
Los capítols e ordinacions per lo legir en lo Studi General
En nom de la Sancta Trinitat Pare, e Fill, e Sanct Sperit, e de Jesús, redemptor nostre, e de la gloriosa e intemerada Verge Maria, mare sua, Sàpien tots que dimarts, comptant trenta del mes de abril de l’any mil quatre-cents noranta-nou, los magnífichs mossèn Jaume Vallés, cavaller, en Damià Bonet, en Bernat Vidal, en Luís Amalrich, e en Pere Belluga, ciutadans, jurats en lo any present de la insigne ciutat de València, ensemps ab lo magnífichs mossèn Joan de Vilarasa, absent per sa indisposició de aquest acte, en Gaspar Amat, ciutadà, racional, en Bernat de Assió, notari, sindich de la dita ciutat, ajustats en lo studi de la casa del dit magnifich racional, la qual té en la parròquia de Sent Martí, davant la ecclésia de Sent Martí…2
Más tarde, en 1530 –refiere Ortí Figuerola–, la Universidad de Valencia sería la primera en el mundo hispánico en establecer el juramento de defensa de la Inmaculada Concepción de la Virgen para la colación de los grados.3 París impondría un juramento semejante, le siguieron Colonia y Maguncia.
En el derecho valenciano será en cortes de 1645 cuando por primera vez aparezca la imposición del misterio de la Inmaculada, declarando el día festividad en el primer fuero aprobado:
Primerament la devoció que los vehins y habitadors de la present ciutat y regne sempre han tengut y tenen a la Inmaculada Concepció de la gloriosa sempre Verge Maria, Mare de Deu, nostre Senyor, és molt gran, y per la molta reverència que se li deu. Supliquen a vostra magestat los tres braços sia servit intercedir ab sa Sanctedat per a que lo dia de la festa de la Concepció sia de precepte en la dita ciutat y regne manant a son embaixador que assistix en Roma obtinga lletres o breu per a dit efecte. Plau a sa magestat.4
Veremos la gran devoción de los valencianos a la Inmaculada y cómo piden que sea precepto su dogma ante su santidad el papa.5
En el siglo XVIII, Felipe V impondrá la nueva planta borbónica a los reinos de la Corona de Aragón… Unos días después de la victoria en Almansa, el rey suspende el patronato de la ciudad sobre el estudio general. En un primer momento pretendió la reforma de las universidades de la Corona, suspendió su funcionamiento y en Cataluña trasladó las existentes a Cervera, que funda en 1717 aplicando el modelo castellano de Salamanca.6 Valencia, a pesar de sus dificultades, mantuvo su organización municipal; pasó años difíciles aunque no sufrió cambios tan profundos. El decreto de 30 de mayo de 1707 suspendía el patronato de la ciudad; en lo sucesivo no podría nombrar catedráticos, pavordes, ni rector, mientras no decidiese el rey. La Universidad atravesó años de penuria, el cierre de sus aulas desde 1705 a 1708 y, cuando se abrieron, no pudo funcionar con normalidad. La ciudad, el Ayuntamiento, se hará cargo de profesores y gastos, para que sigan los estudios. Nombraría vicerrectores, examinadores y profesores interinos, les pagaría los salarios. Finalmente, en 1720 el rey devuelve el patronato a la ciudad, para evitar, según el municipio, que se perdiesen las rentas y se extinguiesen las pavordías. Cuando en 1733 se den nuevas constituciones se traducen las antiguas sin apenas retoques. Los acontecimientos políticos dieron lugar a la pérdida del derecho foral valenciano y, en un principio, del patronato municipal sobre la Universidad. Pero fue devuelto. Más tarde, se verá afectado por la tendencia centralizadora de Carlos III, con sus reformas universitarias. Se darán nuevos planes de estudio, con una concepción diferente. En los claustros de Valencia se intentó presentar un plan de estudios al rey, con falta de acuerdo entre tomistas y antitomistas. Con ocasión de la provisión de cátedras, el Consejo de Castilla impugnó en 1776 el patronato municipal sobre la Universidad… En 1784 se recuperó, gracias al rector Vicente Blasco. En diciembre de 1786 el rey aprueba su nuevo plan de estudios, notificado al claustro en marzo. Se concedía una dotación fija de renta anual del Ayuntamiento y de la mitra que administraría la Universidad. En 1827 se incorporará el patronato a la Corona.7 Sin embargo, pese a todos los avatares sufridos por la Universidad, la advocación a la Virgen permanecerá hasta 1854, año en que se decreta el dogma de la Inmaculada Concepción, mediante la bula de Pío IX Ineffabilis Deus.
LOS CLAUSTROS UNIVERSITARIOS
Una de las series documentales más importantes en los archivos universitarios es la de los libros de claustros. La Universidad de Valencia cuenta con los claustros de catedráticos; permiten conocer y comprender la Universidad, su modelo, organización y poderes, relación con la Corona, fiestas académicas y religiosas, planes de estudio, cursos, exámenes, cargos académicos, nuevas asignaturas y demás noticias o datos concernientes al estudio.8 No puede prescindirse de su análisis si se quiere hacer una historia de la Universidad no superficial. Los claustros recogen reales cédulas o disposiciones dadas por el rey y mandadas acatar por los claustrales… Son útiles para reconstruir los grupos académicos, para averiguar los juegos de poder en la Universidad, en conexión con la enseñanza en las aulas, la ciencia o los saberes, disciplina escolar, pleitos con los síndicos del Ayuntamiento, exámenes, grados, vestimenta académica, asientos. Así como aspectos de la economía de la Universidad, matrícula de alumnos, gastos o salarios del personal universitario. En muchos casos, núcleos principales de la historia de las universidades.
En estas reuniones se tratan problemas y cuestiones que afectan a los estudios. Sus actas son importantes para conocer la vida diaria. Son una fuente rica por los datos que aportan, con muchas posibilidades, sobre todo hasta el silgo XIX, en el que el poder centralizado de los reyes controla la vida de los claustros, ya iniciado con los últimos reyes del XVIII. De ahí la importancia de su transcripción para una universidad, pues facilita el estudio a investigadores. No obstante, podrían aplicarse técnicas que maximicen este arduo trabajo, lo completen y saquen el mayor rendimiento a su estudio, aportando facilidades de conocimiento al investigador y simplificando su estudio, técnicas que permitan el acceso al conocimiento de estas transcripciones, como son los estudios bibliométricos.9 Por otra parte, aunque los temas tratados por los claustros son muy variados, nuestro objeto en este trabajo partió de la obvia invisibilidad de la mujer. Consideramos que una manera de abordarlo era a través de la representación de la Inmaculada. Presentamos algunos de los esfuerzos que realizamos, y luego nos centramos en una polémica que nos devolvió a la ciencia y al juego de poderes internos y externos propios de las universidades hispánicas del XVIII.
Cabe volver a mencionar que hay varios tipos de claustros, que pueden recogerse en el mismo libro o en varios. En el siglo XVIII encontramos un claustro mayor que aprobaría o dispensaría las constituciones de las universidades, un claustro de examinadores de cada facultad que se reúnen, presididos por un prior, para establecer acuerdos o repartir propinas de los grados, así como reuniones de pavordes eclesiásticos para administrar sus rentas y distribuirlas. De otra parte, está el claustro general de catedráticos, que será el órgano de representación que recibirá reales órdenes, pero también hará llegar a instancias superiores el sentir de la Universidad y resolverá asuntos menores sobre el estudio. Estará presidido por el rector de la universidad o por el vicerrector y se celebrará en la capilla de la Universidad. Estaba formado por todos los catedráticos de esta. Además había claustros o juntas de catedráticos de las distintas facultades: claustros particulares de catedráticos de medicina, teología, filosofía y leyes y cánones.10
En definitiva, a través de los claustros podemos estudiar la composición, tipología y materias o asuntos del estudio, depositados en el archivo de la Universidad, desde el XVIII. No obstante, un tema como el que ahora nos ocupa no ha sido suficientemente tratado.11
LA INVISIBILIDAD DE LA MUJER
Es sabido que la Universidad era una institución masculina. No había mujeres universitarias… Sin embargo, a partir de nuestro trabajo de transcripción de claustros hemos determinado qué presencia de mujeres hay en las actas, fundamentalmente a través de la Inmaculada. Hemos utilizado los dos volúmenes –78 y 79– y recontamos 62 palabras referentes a las mujeres, tales como: «mujer» –y con variantes como «mujeres», «muyer», «muier»–, «princesa», «reina» –en castellano o valenciano–, «Santa» –con la variante «santes»–, virgen –con la variante «verge»–, «Ynmaculada» –con sus variantes «Inmaculada» e «Ymmaculada»–, e «infanta», «señora», «señorita», «doncella», «dama», «doña» o «Doña», todas incluyendo sus plurales.
Al mismo tiempo, y para contrastar, hemos elegido tres palabras en masculino: doctor, catedrático y señor –todas con sus plurales–. El resultado es el siguiente:
Palabras Número total Señora 457 Sapiencia 360 Santa 196 María 66 Merced (Señora de la) 43 Princesa 36 Ynmaculada (y variantes) 32 Divina 30 Puríssima 22 Señor 3.732 Catedrático (s) 492 Doctor (es) 445La comparación es abrumadora a favor de las palabras en masculino. La diferencia entre «Señor» y «Señora» es de 8 a 1. La palabra sapiencia aparece 360 veces porque alude a la capilla donde se celebraban los claustros y las actas establecen siempre el lugar donde se realizaban las reuniones, mediante fórmulas tales como: «Junta de Claustro General de Cathedráticos… celebrada en la Capilla de Nuestra Señora de la Sapiencia…» y, por lo que toca a la otra palabra más numerosa, «Santa», podemos decir que siempre refiere a la «Santa Iglesia». La mayor parte de estas palabras tienen un carácter religioso o vinculado a la Iglesia, pero algunas aparecen en tanto que familiares del rey, casi siempre para hacer rogativas por el embarazo o el buen parto de las princesas.
EN TORNO A UNA CONCLUSIÓN SOBRE LA INMACULADA
Acerca de la Inmaculada, destaca en estos libros de claustros una polémica surgida a propósito de un doctorado en teología. Se trata del caso del bachiller Manuel de Noé y Guas, que presentó entre las conclusiones que defendería una que resultó polémica y que desbordó al claustro de catedráticos. La primera mención aparece en el claustro de junio de 1777.12
Claustro de 26 de junio de 1777
El acta da cuenta de que el vicerrector, Luis de Adamdrat, a requerimiento del síndico del claustro general, Joseph Escrig, mandó suspender el acto de conclusiones para el doctorado en teología del bachiller Manuel de Noé y Guas, debido a la proposición siguiente:
Rationabiliter Creditur Beatam Virginem Mariam, quod genuit Unigenitum a Patre, plenum gratiae, et veritatis, fuisse in utero Sanctificatam. La qual parecía opuesta al Juramento que en esta Universidad se presta en confeción y defensa del Ministerio de la Puríssima Concepción Ymmaculada…13
El vicerrector, como se ha dicho, suspendió el acto el mismo día en que se hallaba convocado y citó a junta de claustro general para oír al claustro de teología. El primero en hablar fue el doctor Manuel Miralles, presidente del acto de conclusión y, en consecuencia, padrino del bachiller Noé. Dijo, en primer lugar, que él había hecho el juramento de defender el misterio de la concepción. También dijo «que la Conclusión ni habla ni se propone hablar del Misterio, ni en toda ella [la proposición] hay una palabra que se oponga a él…».14 Explicó que «Rationabiliter» significa: «en fuerza y peso de la razón» y por tanto, acompañado de «Creditur»: «En fuerza y peso de la razón se cree». Y que la última parte, «fuisse in utero Sanctificatam», al ser una oración indefinida abarca todos los instantes del útero. Miralles se salió del claustro para que «pueda con más libertad resolver lo que Juzgare Justo». El claustro de teología, excepto Adamdrat, concluyó:
Que la referida Propossición no es digna de Censura theológica, pero sí necesita de reforma y mayor explicación, en orden al Misterio de la Ymmaculada Concepción de María Santíssima, según la fórmula que para ello tiene de Juramento la Universidad de Valencia.15
Una vez escuchada la opinión del claustro de teología, el claustro general de catedráticos, excepto Adamdrat, acordó nombrar comisarios –Joseph Escrig, catedrático de leyes, y Sebastián Sales, pavorde y catedrático de teología– para que avisaran al fiscal Thomás Sanz de Velasco, en tanto censor regio. Si este estuviera de acuerdo se procedería a cumplir los siguientes acuerdos del claustro:
– Preguntar al impresor de las conclusiones cuántos ejemplares se imprimieron y se entregaron al bachiller.
– Pedir al bachiller Noé recoger todos los ejemplares y entregar el total al archivo de la universidad.
– Informar al bachiller de que para graduarse debe defender la tesis con la corrección formulada por el claustro de teología. De lo contrario, se le prohíbe defender la tesis como la ha presentado.
El claustro general también consignó la posición del vicerrector Adamdrat, el único en contra de la propuesta del claustro de teología. Pidió una resolución más contundente. Sostenía que la tesis era contraria al misterio y que implícitamente le negaba. Con ello, se aborda «el Misterio como Proposición theológica [e iba] contra la virtud de la religión en el Juramento del Misterio». También señaló que la expresión genuit Unigenitum a Patre, tenía sentido herético y estaba prohibida en el «expurgatorio de España». Por tanto, decía, la tesis no debe reformarse para poder defenderse, sino que debe prohibirse.16
La polémica radicaba, primero, en que al decir que la virgen «fue santificada en el útero» no se establecía que fuera santificada en el instante mismo de la concepción. Entonces, podría haber sido santificada en cualquier otro momento mientras estuvo en el útero. El segundo punto fue si la expresión quod genuit Unigenitum a Patre ponía más el énfasis en la generación temporal que en la eterna. Para salvar el problema, Adamdrat y seguidores sostendrían más adelante que si se cambiaba la expresión y en lugar del ablativo se cambiara por un genitivo se salvaría el problema. Esto, en castellano, significaba cambiar la proposición «que engendró del padre al unigénito» por otra que dijera: «que engendró al unigénito del padre». El tercer punto que estuvo en los primeros momentos de la polémica –y luego apenas se mencionó– fue la expresión: «Se cree muy razonablemente», pues hubo quien interpretó que esa expresión debía leerse «muy probablemente», lo cual restaba certidumbre al misterio.
Claustro de 3 de julio de 1777
El claustro general volvió a reunirse el 3 de julio para conocer el informe de los comisarios Escrig y Sales.17 Estos relataron que se habían impreso 300 ejemplares y que el pavorde Sales había hablado con el bachiller Noé. Le pidió recoger los que se habían distribuido «y que reformase la Conclusión treinta y nueve», objeto de la polémica. Escrig le propuso que, para reformar su conclusión, el bachiller usara una proposición del papa Benedicto XIV. Entonces, según los comisarios, Noé y Guas «quedó convencido con las razones que se le dixeron».18
Se buscó a Miralles, presidente del acto de conclusiones, para que aceptase también modificar la tesis original. El pavorde Sales proponía la fórmula: «fuisse in utero santificatam in primo instanti conceptionis» e insistía en dos aspectos más de la tesis: Una en torno a la expresión: «Rationabiliter creditur», diciendo que disminuía «muchos grados» el misterio; y la segunda fue sobre la expresión: «quod genuit unigenitum a Patre», pues «confunden la generación temporal y eterna».19
El acta dice que se le enviaron tres recados durante los días 27 y primera hora del 28. Al no localizarlo, el pavorde y comisario Sales dijo al bachiller Noé que tenía de plazo hasta el día 28 a las 8:30 horas de la mañana para que «dixese su última resolución». El bachiller no apareció a la cita, ni tampoco al día siguiente, 29 de julio. Entonces, el día 30, el pavorde Sales habló con el bachiller y le llamó la atención por su conducta. El bachiller entregó solo once ejemplares de las tesis, de las cuales solo había recogido una, las demás las tenía en su casa.
El pavorde le dio unas horas más para tomar su última resolución. El acta da cuenta de que el bachiller compareció en compañía de su padre e insistió en mantener su tesis original con la interpretación de Miralles, presidente de su acto de conclusiones. Sales trató de persuadirlo de aceptar la proposición del claustro, sin embargo, el bachiller Noé dijo que «estava determinado a no graduarse». Aun así, Sales insistió y le hizo ver el escándalo que esa tesis causaría en la ciudad. Sin embargo, el bachiller se mantuvo firme en su posición. Dos días más tarde, el 2 de julio, entregó seis ejemplares, más de las conclusiones.