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Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra
Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra

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Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra

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GonzaloBajo esa palabra y manomañana a las diez, te estoypara cenar aguardando.¿Irás?JuanEmpresa mayorentendí que me pedías.Mañana tu huésped soy.¿Dónde he de ir?GonzaloA la capilla.Juan¿Iré solo?GonzaloNo, id los dos,y cúmpleme la palabracomo la he cumplido yo.JuanDigo que la cumpliré,que soy Tenorio.GonzaloY yo soyUlloa.JuanYo iré sin falta.GonzaloYo lo creo. Adiós.JuanAdiós.Va a la puertaAguarda, te alumbraré.GonzaloNo alumbres, que en gracia estoy.

Vase Gonzalo muy poco a poco, mirando a don Juan, y don Juan a él, hasta que desaparece, y queda don Juan con pavor

Juan¡Válgame Dios! Todo el cuerpose ha bañado de un sudorhelado, y en las entrañasse me ha helado el corazón.Un aliento respiraba,organizando la voztan frío, que parecíainfernal respiración.Cuando me tomó la manode suerte me la abrasó,que un infierno parecíamás que no vital calor.Pero todas son ideasque da a la imaginaciónel temor; y temer muertoses más villano temor.Si un cuerpo con alma noble,con potencias y razón,y con ira, no se teme,¿quién cuerpos muertos temió?Iré mañana a la iglesia,donde convidado estoy,porque se admire y espanteSevilla de mi valor.

Vase don Juan


[Sevilla, el palacio real]


Sale el Rey, don Diego Tenorio, y acompañamiento

Rey¿Llegó al fin Isabela?DiegoY disgustada.

Edouard Manet

ReyPues ¿no ha tomado bien el casamiento?DiegoSiente, señor, el nombre de infamada.ReyDe otra causa precede su tormento,¿dónde está?DiegoEn el convento está alojadade las Descalzas.ReySalga del conventoluego al punto, que quiero que en palacioasista con la reina, más de espacio.DiegoSi ha de ser con don Juan el desposorio,manda, señor, que tu presencia vea.ReyVéame, y galán salga, que notorioquiero que este placer al mundo sea.Conde será desde hoy, don Juan Tenorio,de Lebrija, él la mande y la posea;que si Isabela a un duque corresponde,ya que ha perdido un duque, gane un conde.DiegoTodos por la merced, tus pies besamos.ReyMerecéis mi favor tan dignamente,que si aquí los servicios ponderamos,me quedo atrás con el favor presente.Paréceme, don Diego, que hoy hagamoslas bodas de doña Ana juntamente.Diego¿Con Octavio?ReyNo es bien que el duque Octaviosea el restaurador de aqueste agravio.Doña Ana, con la reina, me ha pedidoque perdone al marqués, porque doña Ana,ya que el padre murió, quiere marido,porque si le perdió, con él le gana.Iréis con poca gente, y sin ruidoluego a hablalle, a la fuerza de Triana,por su satisfacción, y por su abono,de su agraviada prima, le perdono.DiegoYa he visto lo que tanto deseaba.ReyQue esta noche han de ser, podéis decille,los desposorios.DiegoTodo en bien se acaba;fácil será el marqués el persuadille,que de su prima amartelado estaba.ReyTambién podéis a Octavio prevenille.Desdichado es el duque con mujeres,son todas opinión, y pareceres.Hanme dicho que está muy enojadocon don Juan.DiegoNo me espanto, si ha sabidode don Juan el delito averiguadoque la causa de tanto daño ha sido.El duque viene.ReyNo dejéis mi lado,que en el delito sois comprehendido.

Sale el duque Octavio

OctavioLos pies, invicto rey, me dé tu alteza.ReyAlzad, duque, y cubrid vuestra cabeza.¿Qué pedís?OctavioVengo a pediros,postrado ante vuestras plantas,una merced, cosa justa,digan de serme otorgada.ReyDuque, como justa sea,digo que os doy mi palabrade otorgárosla. Pedid.OctavioYa sabes, señor, por cartasde tu embajador, y el mundopor la lengua de la famasabe, que don Juan Tenorio,con española arrogancia,en Nápoles, una noche,para mí noche tan mala,con mi nombre profanóel sagrado de una dama.ReyNo pases más adelante,ya supe vuestra desgracia,en efecto. ¿Qué pedís?OctavioLicencia que en la campañadefienda cómo es traidor.DiegoEso no, su sangre claraes tan honrada.ReyDon Diego…Diego¿Señor?..Octavio¿Quién eres, que hablasen la presencia del reyde esta suerte?DiegoSoy quien callaporque me lo manda el rey,que si no, con esta espadate respondiera.OctavioEres viejo.DiegoYo he sido mozo en Italia,a vuestro pesar un tiempo.Ya conocieron mi espadaen Nápoles y en Milán.OctavioTienes ya la sangre helada,no vale fui, sino soy.Empuña don DiegoDiegoPues fui, y soy.ReyTened, basta,bueno está. Callad don Diego,que a mi persona se guardapoco respeto, y vos, duque,después que las bodas se hagan,más de espacio me hablaréis.Gentilhombre de mi cámaraes don Juan, y hechura mía,y de aqueste tronco rama.Mirad por él.OctavioYo lo haré,gran señor, como lo mandas.ReyVenid conmigo, don Diego.Diego¡Ay hijo, qué mal me pagasel amor que te he tenido!Duque…OctavioGran señor…ReyMañanavuestras bodas han de hacer.OctavioHáganse, pues tú lo mandas.

Vase le Rey y don Diego, y salen Gaseno y Aminta

GasenoEste señor nos dirádónde está don Juan Tenorio.Señor,)Si está por acáun don Juan, a quien notorioya su apellido será?OctavioDon Juan Tenorio diréis.AmintaSí, señor, ese don Juan.OctavioAquí está. ¿Qué le queréis?AmintaEs mi esposo ese galán.Octavio¿Cómo?AmintaPues, ¿no lo sabéissiendo del Alcázar vos?OctavioNo me ha dicho don Juan nada.Gaseno¿Es posible?OctavioSí, por Dios.GasenoDoña Aminta es muy honradacuando se casen los dos,que cristiana vieja eshasta lo huesos, y tienede la hacienda el interésy a su virtud aun le avienemás bien que un conde, un marqués.Casóse don Juan con ella,y quitósela a Batricio.AmintaDecid cómo fui doncellaa su poder.GasenoNo es juicioesto, ni aquesta querella.Octavio(Ésta es burla de don Juan,

Aparte

y para venganza míaéstos diciéndola están.)¿Qué pedís al fin?GasenoQuerría,porque los días se van,que se hiciese el casamiento,o querellarme ante el rey.
OctavioDigo que es justo ese intento.GasenoY razón, y justa ley.OctavioMedida y mi pensamientoha venido la ocasión;en el Alcázar tenemosbodas.Aminta¿Si las mías son?OctavioQuiero, para que acertemosvalerme de una invención.Venid donde os vestiréis,señora, a lo cortesano,y a un cuarto del rey saldréisconmigo.AmintaVos de la manoa don Juan me llevaréis.Octavio(Que de esta suerte es cautela).

Aparte

GasenoEl arbitrio me consuela.OctavioÉstos venganza me dan

Aparte

de aqueste traidor don Juany el agravio de Isabela.

Vanse todos


[En la catedral de Sevilla]


Salen don Juan y Catalinon

Catalinon¿Cómo el rey te recibió?JuanCon más amor que mi padre.Catalinon¿Viste a Isabela?JuanTambién.Catalinon¿Cómo viene?JuanComo un ángel.Catalinon¿Recibióte bien?JuanEl rostrobañado de leche, y sangre,como la rosa que al albarevienta la verde cárcel.Catalinon¿Al fin esta noche sonlas bodas?JuanSin falta.CatalinonSi anteshubieran sido, no hubierasengañado a tantas antes.Pero tú tomas esposa,señor, con cargas muy grandes.JuanDi, ¿comienzas a ser necio?CatalinonY podrás muy bien casartemañana, que hoy es mal día.JuanPues ¿qué día es hoy?CatalinonEs martes.JuanMil embusteros y locosdan en esos disparates.Sólo aquél llamo mal día,aciago y detestable,en que no tengo dineros,que los demás es donaire.CatalinonVamos, si te has de vestir,que te aguardarán y es tarde.JuanOtro negocio tenemosque hacer, aunque nos aguarden.Catalinon¿Cuál es?JuanCenar con el muerto.CatalinonNecedad de necedades.Juan¿No ves que di mi palabra?Catalinon¿Y cuando se la quebrantes,qué importa? ¿Habrá de pedirteuna figura de jaspela palabra?JuanPodrá el muertollamarme a voces infame.CatalinonYa está cerrada la iglesia.JuanLlama.Catalinon¿Qué importa que llame?¿Quién tiene de abrir, que estándurmiendo los sacristanes?

Manuel Garcia y Rodriguez

JuanLlama a ese postigo.CatalinonAbiertoestá.JuanPues entra.Catalinon¡Entre un frailecon hisopo y con estola!JuanSígueme y calla.Catalinon¿Que calle?JuanSí.CatalinonYa callo. Dios en pazde estos convites me saque.Entran por una puerta y salen por otra¡Qué oscura que está la iglesia,señor, para ser tan grande!¡Ay de mí! ¡Tenme, señor,porque de la capa me asen!

Sale don Gonzalo como de antes y encuéntrase con ellos

Juan¿Quién es?GonzaloYo soy.CatalinonMuerto estoy.GonzaloEl muerto soy, no te espantes,no entendí que me cumplierasla palabra, según hacesde todos burla.Juan¿Me tienesen opinión de cobarde?GonzaloSí, que aquella noche huístede mí, cuando me mataste.JuanHuí de ser conocido,mas ya me tienes delante,di presto lo que me quieres.GonzaloQuiero a cenar convidarte.CatalinonAquí excusamos la cena,que toda ha de ser fiambrepues no parece cocina[si al convidado le mate].JuanCenemos.GonzaloPara cenares menester que levantesesa tumba.JuanY si te importa,levantaré esos pilares.GonzaloValiente estás.JuanTengo bríoy corazón en las carnes.CatalinonMesa de Guinea es ésta.Pues, ¿no hay por allá quien lave?GonzaloSiéntate.Juan¿Adónde?CatalinonCon sillasvienen ya dos negros pajes.

(Entran dos enlutados con dos sillas.)

¿También acá se usan lutosy bayeticas de Flandes?JuanSiéntate tú.CatalinonYo, señor,he merendado esta tarde.GonzaloNo repliques.CatalinonNo replico.(¡Dios en paz desto me saque!)¿Qué plato es éste, señor?GonzaloEste plato es de alacranesy víboras.Catalinon¡Gentil plato!GonzaloEstos son nuestros manjares.¿No comes tú?JuanComeré,si me dieses áspid y áspidescuantos el infierno tiene.GonzaloTambién quiero que te canten.Catalinon¿Qué vino beben acá?GonzaloPruébalo.CatalinonHiel y vinagrees este vino.GonzaloEste vinoexprimen nuestros lagares.

(Cantan:)

Adviertan los que de Diosjuzgan los castigos grandes,que no hay plazo que no llegueni deuda que no se pague.Catalinon¡Malo es esto, vive Cristo!que he entendido este romance,y que con nosotros habla.JuanUn yelo el pecho me parte.Musicos«Mientras en el mundo viva,no es justo que diga nadiequé largo me lo fiáissiendo tan breve el cobrarse.»Catalinon¿De qué es este guisadillo?GonzaloDe uñas.CatalinonDe uñas de sastreserá, si es guisado de uñas.JuanYa he cenado, haz que levantenla mesa.GonzaloDame esa mano.No temas, la mano dame.Juan¿Eso dices? ¿Yo temor?¡Que me abraso! No me abrasescon tu fuego.GonzaloAquéste es pocopara el fuego que buscaste.Las maravillas de Diosson, don Juan, investigables,y así quiere que tus culpasa manos de un muerto pagues,y así pagas de esta suertelas doncellas que burlaste.Ésta es justicia de Dios,quien tal hace, que tal pague.JuanQue me abraso, no me aprietes,con la daga he de matarte,mas, (ay, que me canso en vanode tirar golpes al aire!A tu hija no ofendí,que vio mis engaños antes.GonzaloNo importa, que ya pusistetu intento.JuanDeja que llamequien me confiese y absuelva.GonzaloNo hay lugar, ya acuerdas tarde.Juan¡Que me quemo! ¡Que me abraso!Muerto soy.

Cae muerto don Juan

CatalinonNo hay quien se escape,que aquí tengo de morirtambién por acompañarte.GonzaloÉsta es justicia de Dios,quien tal hace, que tal pague.

Húndese el sepulcro con don Juan, y don Gonzalo, con mucho ruido, y sale Catalinon arrastrando

Catalinon¡Válgame Dios! ¿Qué es aquesto?Toda la capilla se arde,y con el muerto he quedado,para que le vele y guardeArrastrando como pueda,iré a avisar a su padre,san Jorge, san Agnus Dei,sacadme en paz a la calle.

Vase Catalinon

Alexandre Evariste Fragonard


[Sevilla, el palacio real]


Sale el Rey, don Diego y acompañamiento

DiegoYa el marqués, señor, esperabesar vuestros pies reales.ReyEntre luego y avisadal conde, porque no aguarde.

Salen Batricio y Gaseno.

Batricio¿Dónde, señor, se permitendesenvolturas tan grandes?Que tus criados afrentena los hombres miserables.Rey¿Qué dices?BatricioDon Juan Tenorio,alevoso y detestable,la noche del casamiento,antes que le consumase,a mi mujer me quitó,testigos tengo delante.

Salen Tisbea e Isabela y acompañamiento

TisbeaSi vuestra alteza, señor,de don Juan Tenorio no hacejusticia, a Dios y a los hombres,mientras viva he de quejarme.Derrotado le echó el mar,díle vida y hospedaje,y pagóme esta amistadcon mentirme y engañarmecon nombre de mi marido.Rey¿Qué dices?IsabelaDice verdades.

Salen Aminta y el duque Octavio.

Aminta¿Adónde mi esposo está?Rey¿Quién es?AmintaPues, ¿aún no lo sabe?El señor don Juan Tenorio,con quien vengo a desposarme,porque me debe el honor,y es noble, y no ha de negarme.Manda que nos desposemos.
Rey¿Esto mis privados hacen?Prendedle y matadle luego.¿Esto mis privados hacen?

Sale el marqués de la Mota

MotaPues es tiempo, gran señor,que a luz verdades se saquen,sabrás que don Juan Tenoriola culpa que me imputastecometió, que con mi capapudo él cruel engañarmede que tengo dos testigos.Rey¿Hay desvergüenza tan grande?DiegoEn premio de mis servicioshaz que le prendan, y paguesus culpas, porque del cielorayos contra mí no bajen,siendo mi hijo tan malo.Rey¿Esto mis privados hacen?

Sale Catalinon

CatalinonEscuchad, oíd, señores,el suceso más notableque en el mundo ha sucedido,y en oyéndolo matadme.Don Juan, del comendadorhaciendo burla una tarde,después de haberle quitadolas dos prendas que más valen,tirando al bulto de piedrala barba por ultrajarle,a cenar le convidó.¡Nunca fuera a convidarle!Fue el bulto, y le convidóy agora, porque no os canse,acabando de cenarentre mil presagios gravesde la mano le tomóy le aprieta hasta quitallela vida, diciendo «Diosme manda que así te mate,castigando tus delitos.¡Quién tal hace, que tal pague!»Rey¿Qué dices?CatalinonLo que es verdad,diciendo antes que acabase,que a doña Ana no debíahonor, que lo oyeron antesdel engaño.MotaPor las nuevasmil albricias quiero darte.Rey¡Justo castigo del cielo!Y agora es bien que se casentodos, pues la causa es muerta,vida de tantos desastres.OctavioPues ha enviudado Isabela,quiero con ella casarme.MotaYo con mi prima.BatricioY nosotroscon las nuestras, porque acabe«El convidado de piedra.»ReyY el sepulcro se trasladeen San Francisco en Madridpara memoria más grande.

FIN DE LA COMEDIA


Jose Dominguez Becquer

Don Gil de las calzas verdes

Personas

Doña Juana.

Don Diego.

Don Martín.

Don Antonio.

Doña Inés.

Celio.

Don Pedro, [viejo].

Fabio.

Doña Clara.

Decio.

Don Juan Valdivieso, escudero.

Quintana, [criado].

[Aguilar], paje.

Caramanchel, [lacayo].

Un Alguacil.

Osorio.

Músicos.


Acto I


[Entrada al Puente de Segovia.]


Sale Doña Juana, de hombre, con calzas y vestido todo verde, y Quintana, criado.

QuintanaYa que a vista de Madridy en su puente segoviana,olvidamos, doña Juana,huertas de Valladolid,Puerta del Campo, Espolón,puentes, galeras, Esgueva,con todo aquello que lleva,por ser como inquisiciónde la pinciana nobleza(pues cual brazo de justicia,desterrando su inmundicia,califica su limpieza);ya que nos traen tus pesaresa que desta insigne puenteveas la humilde corrientedel enano Manzanares,que por arenales rojoscorre, y se debe correr,que en tal puente venga a serlágrima de tantos ojos;¿no sabremos qué ocasiónte ha traído desa traza?¿Qué peligro te disfrazade damisela en varón?

Jose Dominguez Becquer

Doña JuanaPor agora no, Quintana.QuintanaCinco días hace hoyque mudo contigo voy.Un lunes por la mañanaen Valladolid quisistefiarte de mi lealtad:dejaste aquella ciudad;a esta corte te partiste,quedando sola la casade la vejez que te adora,sin ser posible hasta agorasaber de ti lo que pasa,por conjurarme primeroque no examine qué tienes,por qué, cómo o dónde vienes;y yo, humilde majadero,callo y camino tras ti,haciendo más conjeturasque un matemático a escuras.¿Dónde me llevas ansí?Aclara mi confusión,si a lástima te he movido;que si contigo he venido,fue tu determinaciónde suerte que, temerosode que si sola salíasa riesgo tu honor ponías,tuve por más provechososeguirte y ser de tu honorguardajoyas, que quedar,yéndote tú, a consolarlas congojas de señor.Ten ya compasión de mí;que suspensa el alma estáhasta saberlo.Doña JuanaSerápara admirarte. Oye.QuintanaDí.Doña JuanaDos meses ha que pasóla Pascua, que por abrilviste bizarra los camposde felpas y de tabís,cuando a la puente (que a mediashicieron, a lo que oí,Pero Anzures y su esposa)va todo Valladolid.Iba yo con los demás;pero no sé si volví,a lo menos con el alma,que no he vuelto a reducir;porque junto a la Vitoriaun Adonis bello vi,que a mil Venus daba amores,y a mil Martes celos mil.Diome un vuelco el corazón,porque amor es alguacilde las almas, y temblécomo a la justicia vi.Tropecé, si con los pies,con los ojos al salir,la libertad en la cara,en el umbral un chapín.Llegó, descalzado el guante,una mano de marfila tenerme de su mano…¡Qué bien me tuvo! ¡ay de mí!Y diciéndome: «Señora,tened; que no es bien que asíimite al querub soberbio,cayendo, tal serafín».Un guante me llevó en prendasdel alma, y si he de decirla verdad, dentro del guanteel alma que le ofrecí.Toda aquella tarde corta(digo, corta para mí;que aunque las de abril son largas,mi amor no las juzgó ansí),bebió el alma por los ojos,sin poderse resistir,el veneno que brindabasu talle airoso y gentil.Acostóse el sol de envidia,y llegóse a despedirde mí al estribo de un cocheadonde supo fingiramores, celos, firmezas,suspirar, temer, sentirausencias, desdén, mudanzas,y otros embelecos mil,con que engañándome el alma,Troya soy, si Scitia fui.Entré en casa enajenada.Si amaste, juzga por tien desvelos principiantesqué tal llegué. No dormí,no sosegué; pareciómeque, olvidado de salirel sol, ya se desdeñabade dorar nuestro cenit.Levantéme con ojeras,desojada por abrirun balcón, de donde luegomi adorado ingrato vi.Aprestó desde aquel díaasaltos para batirmi libertad descuidada.Dio en servirme desde allí.Papeles leí de día,músicas de noche oí,joyas recibí, y ya sabesqué se sigue al recibir.¿Para qué te canso en esto?En dos meses don Martínde Guzmán (que así se llamaquién me obliga a andar ansí)allanó dificultades,tan arduas de resistiren quien ama, cuanto amorinvencible, todo ardid.Diome palabra de esposo;pero fue palabra en fin,tan pródiga en las promesas,como avara en el cumplir.Llegó a oídos de su padre(debióselo de decirmi desdicha) nuestro amor;y aunque sabe que nací,si no tan rica, tan noble,el oro, que es sangre vilque califica intereses,un portillo supo abriren su codicia. ¡Qué mucho,siendo él viejo, y yo infeliz!Ofrecióse un casamientode una doña Inés, que aquícon setenta mil ducadosse hace adorar y aplaudir.Escribió su viejo padreal padre de don Martín,pidiéndole para yerno;no se atrevió a dar el síclaramente, por saberque era forzoso salira la causa mi deshonra.Oye una industria civil.Previno postas el viejo,y hizo a mi esposo partira esta corte, toda engaños.Ya, Quintana, está en Madrid.Díjole que se mudaseel nombre de don Martín,atajando inconvenientes,en el nombre de don Gil;por que, si de parte míaviniese en su busca aquíla justicia, deslumbrasesu diligencia este ardid.Escribió luego a don PedroMendoza y Velasteguí,padre de mi opositora,dándole en él a sentirel pesar de que impidiesela liviandad juvenilde su hijo el concluirsecasamiento tan feliz;que por estar desposadocon doña Juana Solís,si bien noble, no tan ricacomo pudiera elegir,enviaba en su lugary en vez de su hijo, a un don Gilde no sé quién, de lo buenoque ilustra a Valladolid.Partióse con este embuste;mas la sospecha, adalidlince de los pensamientos,y Argos cauteloso en mí,adivinó mis desgracias,sabiéndolas descubrirel oro que en dos diamantesbastante son para abrirsecretos de cal y canto.Supe todo el caso, en fin,y la distancia que haydel prometer al cumplir.Saqué fuerzas de flaqueza,dejé el temor femenil,dióme alientos el agravioy de la industria adquiríla determinación cuerda;porque pocas veces vino vencer la diligenciacualquier fortuna infeliz.Disfracéme como ves;y, fiándome de ti,a la fortuna me arrojoy al puerto pienso salir.Dos días ha que mi amante,cuando mucho, está en Madrid:mi amor midió sus jornadas.Y ¿quién duda, siendo así,que no habrá visto a don Pedrosin primero prevenirgalas con que enamorar,y trazas con que mentir?Yo, pues que he de ser estorbode su ciego frenesí,a vista tengo de andarde mi ingrato don Martín,malogrando cuanto hiciere:el cómo déjalo a mí.Para que no me conozca(que no hará, vestida ansí)falta sólo que te ausentes,no me descubran por ti.Vallecas dista una legua:disponte luego a partirallá; que de cualquier cosa,o próspera o infeliz,con los que a vender pan vienende allá, te podré escribir.QuintanaVerdaderas has sacadolas fábulas de Merlín.No te quiero aconsejar.Dios te deje conseguirel fin de tus esperanzas.Doña JuanaAdiós.Quintana¿Escribirás?Doña JuanaSí.

(Vase Quintana.)


Sale Caramanchel, lacayo.


[Doña Juana.]

CaramanchelPues para fiador no valgo,sal acá, bodegonero;que en esta puente te espero.Doña Juana¡Hola! ¿Qué es eso?CaramanchelOye, hidalgo;eso de hola, al que a la colacomo contera le siga;y a las doce sólo diga:«Olla, olla», y no «hola, hola».Doña JuanaYo que hola agora os llamo,daros esotro podré.CaramanchelPerdóneme, pues, usté.Doña Juana¿Buscais amo?CaramanchelBusco un amo;que si el cielo los lloviera,y las chinches se tornaranamos; si amos pregonaranpor las calles; si estuvieraMadrid de amos empedrado,y ciego yo los pisara,nunca en uno tropezara,según soy de desdichado.Doña Juana¿Qué tantos habeis tenido?CaramanchelMuchos, pero más inormes,que Lazarillo de Tormes.Un mes serví, no cumplido,a un médico muy barbado,belfo, sin ser alemán;guantes de ámbar, gorgorán,mula de felpa, engomado,muchos libros, poca ciencia;pero no se me lograbael salario que me daba,porque con poca conciencialo ganaba su mercé;y huyendo de tal azar,me acogí con Cafíamar.Doña Juana¿Mal lo ganaba? ¿Por qué?CaramanchelPor mil causas: la primera,porque con cuatro aforismos,dos textos, tres silogismos,curaba una calle entera.No hay facultad que más pidaestudios, libros, galenos,ni gente que estudie menos,con importarnos la vida.Pero, ¿cómo han de estudiar,no parando en todo el día?Yo te diré lo que hacíami médico. Al madrugar,almorzaba de ordinariouna lonja de lo añejo,porque era cristiano viejo;y con este letüarioaqua vitis, que es de vid,visitaba sin trabajo,calle arriba, calle abajo,los egrotos de Madrid.Volvíamos a las once:considere el pío lector,si podría el mi doctor,puesto que fuese de bronce,harto de ver orinales,y fístulas, revolverHipócrates, y leerlas curas de tantos males.Comía luego su olla,con un asado manido,y después de haber comido,jugaba cientos o polla.Daban las tres y tornabaa la médica atahona,yo la maza y él la mona;y cuando a casa llegaba,ya era de noche. Acudíaal estudio, deseoso(aunque no era escrupuloso)de ocupar algo del díaen ver los expositoresde sus Rasis y Avicenas;asentábase, y apenasojeaba dos autores,cuando doña Estefaníagritaba: «Ola, Inés, Leonor,id a llamar al doctor:que la cazuela se enfría».Respondía él: «En un horano hay que llamarme a cenar.Déjenme un rato estudiar.Decid a vuestra señoraque le ha dado garrotilloal hijo de tal Condesa;y que está la ginovesa,su amiga, con tabardillo;que es fuerza mirar si es buenosangrarla estando preñada;que a Dioscórides le agrada;mas no lo aprueba Galeno».Enfadábase la dama,y entrando a ver su doctor,decía: «Acabad, señor;cobrado habéis harta fama,y demasiado sabéispara lo que aquí ganáis:advertid, si así os cansáis,que presto os consumiréis.Dad al diablo los Galenos,si os han de hacer tanto daño:¿Qué importa al cabo del añoveinte muertos más o menos?»Con aquestos incentivosel doctor se levantaba;los textos muertos cerrabapor estudiar en los vivos.Cenaba, yendo en ayunasde la ciencia que vio a solas;comenzaba en escarolas,acababa en aceitunas,y acostándose repleto,al punto del madrugar,se volvía a visitar,sin mirar ni un quodlibeto.Subía a ver al paciente;decía cuatro chanzonetas;escribía dos recetasdestas que ordinariamentese alegan sin estudiar;y luego los embaucabacon unos modos que usabaextraordinarios de hablar.«La enfermedad que le ha dado,señora, a Vueseñoría,son flatos e hipocondría;siento el pulmón opilado,y para desarraigarlas flemas vítreas que tienecon el quilo, le conviene(por que mejor pueda obrarNaturaleza) que tomeunos alquermes que denal hépate y al esplénla sustancia que el mal come».Encajábanle un doblón,y asombrados de escucharle,no cesaban de adularle,hasta hacerle un Salomón.Y juro a Dios que, teniendocuatro enfermos que purgar,le vi un día trasladar(no pienses que estoy mintiendo)de un antiguo cartapaciocuatro purgas, que llevóescritas (fuesen o noa propósito) a palacio;y recetada la cenapara el que purgarse había,sacaba una y le decía:«Dios te la depare buena»¿Parécele a vuesastéque tal modo de ganarse me podía a mí lograr?Pues por esto le dejé.Doña Juana¡Escrupuloso criado!CaramanchelAcomodéme despuéscon un abogado, que esde las bolsas abogado,y enfadóme que aguardandomil pleiteantes que viesesus procesos, se estuviesecatorce horas enrizandoel bigotismo; que hay trazasdignas de un jubón de azotes.Unos empina-bigoteshay a modo de tenazas,con que se engoma el letradola barba que en punta está:¡Miren qué bien que saldráun parecer engomado!Dejéle, en fin; que estos tales,por engordar alguaciles,miran derechos civilesy hacen tuertos criminales.Serví luego a un clerigónun mes (pienso que no entero)de lacayo y despensero.Era un hombre de opinión:Su bonetazo calado,lucio, grave, carilleno,mula de veintidoseno,el cuello torcido a un lado;y hombre, en fin, que nos mandabaa pan y agua ayunarlos viernes, por ahorrarla pitanza que nos daba;y él comiéndose un capón(que tenía con ensanchasla conciencia, por ser anchaslas que teólogas son),quedándose con los dosalones cabeceando,decía, al cielo mirando:¡Ay, ama, qué bueno es Dios!Dejéle, en fin, por no versanto que tan gordo y lleno,nunca a Dios llamaba bueno,hasta después de comer.Luego entré con un pelónque sobre un rocín andaba,y aunque dos reales me dabade ración y quitación,si la menor falta hacía,por irremisible ley,olvidando el Agnus Dei,qui tollis ración, decía.Quitábame de ordinariola ración, pero el rocíny su medio celemínalentaban mi salario,vendiendo sin redenciónla cebada que le hurtaba:con que yo ración llevaba,y el rocín la quitación.Serví a un moscatel, maridode cierta doña Mayor,a quien le daba el señorpor uno y otro partidocomisiones, que a mi verel proveyente cobraba,pues con comisión quedabade acudir a su mujer.Si te hubiera de contarlos amos que en varias vecesserví, y andan como pecespor los golfos deste mar,fuera un trabajo excusado;bástete el saber que estoysin cómodo el día de hoy,por mal acondicionado.Doña JuanaPues si das en coronistade los diversos señoresque se extreman en humores,desde hoy me pon en tu lista,porque desde hoy te reciboen mi servicio.Caramanchel¡Lenguajenuevo! ¿Quién ha visto pajecon lacayo?Doña JuanaYo no vivosino sólo de mi hacienda;ni paje en mi vida fui:vengo a pretender aquíun hábito o encomienda;y porque en Segovia dejomalo a un mozo, he menesterquien me sirva.Caramanchel¿A pretenderentráis mozo? Saldréis viejo.Doña JuanaCobrando voy aficióna tu humor.CaramanchelNinguno ha habido,de los amos que he tenido,ni poeta, ni capón;parecéisme lo postrero;y así, señor, me tenedpor criado, y sea a merced,que medrar mejor esperoque sirviéndoos a destajo,en fe de ser yo tan fiel.Doña Juana¿Llámaste?CaramanchelCaramanchel,porque nací en el de abajo.Doña JuanaAficionándome vaspor lo airoso y lo sutil.Caramanchel¿Cómo os llamáis vos?Doña JuanaDon Gil.Caramanchel¿Y qué más?Doña JuanaDon Gil no más.CaramanchelCapón sois hasta en el nombre;pues si en ello se repara,las barbas son en la caralo mismo que el sobrenombre.Doña JuanaAgora importa encubrirmi apellido. ¿Qué posadaconoces limpia y honrada?CaramanchelUna te haré prevenirde las frescas y curiosasde Madrid.Doña Juana¿Hay ama?CaramanchelY moza.Doña Juana¿Cosquillosa?CaramanchelY que retoza.Doña Juana¿Qué calle?CaramanchelDe las Urosas.Doña JuanaVamos

[Aparte.]

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