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Tecnologías educativas para la inclusión
Existen algunas ventajas del internet, entre las que destacan:
—Es indudable el ahorro de tiempo y la reducción de costos.
—Actualización al instante, abundante material para comparar y establecer posturas al respecto.
—Propicia la innovación y producción de nuevos contenidos.
—Los contenidos pueden ser compartidos con la comunidad, permitiendo el crecimiento y el afianzamiento de conocimientos.
Algunas de las desventajas de la mala utilización del internet son:
—Aislamiento, distracciones y pérdida de tiempo.
—No aprovechar sus beneficios con un carácter educativo.
—Limitarse a descargar y no publicar contenido significativo que promueva la construcción del conocimiento de manera plural (evitar compartir el conocimiento).
—No obtener aprendizaje significativo.
—Existe la tentación de cometer plagio.
Salud: El desarrollo de la bioquímica ha permitido descubrir inmensidad de medicamentos y recursos con los que se han podido curar un sinnúmero de enfermedades. La utilización de nuevos instrumentos para realizar cirugías ha permitido mejorar la precisión. Sin embargo, hay que destacar también que los efectos secundarios de algunos medicamentos y el uso poco ético hacen que todo lo positivo se vea empañado. El sistema de salud en Colombia actualmente se encuentra en crisis según lo informado por el periódico El Espectador (Crisis en salud…, 2015).
Cultura y educación: La cultura hace referencia al conjunto de conocimientos, creencias, costumbres, lenguaje, modos de vida, desarrollo artístico, científico e industrial y espiritual de una sociedad específica. En las sociedades antiguas, la cultura era transmitida en forma oral (de generación en generación), posteriormente surgió la escritura; y en la actualidad interviene en dichos procesos culturales la tecnología, permitiendo difundir y renovar el conocimiento científico, las manifestaciones culturales y la información. La pregunta es: ¿cómo insertar la tecnología en las diferentes culturas sin que estas pierdan sus creencias y costumbres?
La formación cultural será necesaria para dominar el conjunto de actitudes, conocimientos y competencias que tienen relación con la identidad de las personas y los pueblos. Es decir, es necesario un proceso educativo le dé preponderancia a la vida interior de las personas, para que respeten, vivan y entiendan el papel especial de las costumbres y tradiciones, que no se limitan a ser una mera acumulación de saberes, sino que están ligadas a experiencias que definen lo que entendemos por cuestiones tan esenciales como la felicidad y el sentido de pertenencia, por ejemplo.
Es así como, para hacerle frente a la crisis de los valores culturales, se hace necesario contribuir desde distintos escenarios como la familia, la escuela y la sociedad, para trabajar mancomunadamente a fin de transformar y determinar satisfactoriamente la forma de convertir las necesidades en oportunidades, teniendo presente que esta cultura está en constante movimiento, tomando muy en cuenta que las analogías de producción inciden directamente en la estructura y conciencia social.
En este sentido, los procesos de formación han tenido un cambio debido a la evolución del hombre. El paso del tiempo ha demostrado que no solo es suficiente con las herramientas, sino que todo está determinado por la integración diaria de aspectos vitales para la enseñanza y el aprendizaje de las generaciones futuras.
La transformación de la realidad requiere enfrentar innumerables retos de orden local, regional y mundial. Las diferentes formas de evolución cultural impactan en las dinámicas laborales, la forma de adquisición de conocimiento y la manera de compartirlo. Estas exigencias de la sociedad contemporánea se apoyan en el uso de las TIC para su desarrollo, lo cual ha marcado nuevos hitos en el trabajo, las costumbres y los estilos de vida. Hoy día no basta con hacer uso de la tecnología en innumerables contextos, es indispensable usarlos eficientemente para el aprendizaje, la motivación y el perfeccionamiento integral de los individuos en el contexto en el cual se desenvuelven.
En el caso colombiano, las autoridades que manejan la educación y la cultura son los ministerios. Estas instituciones gubernamentales han centrado sus políticas educativas y culturales en reconocer las dinámicas de evolución en la sociedad, con el fin de intervenir en estos escenarios para facilitar el acceso a la información y disminuir la brecha de desigualdad social. Ahora bien, la educación (regional y nacional) tiene grandes retos por superar, entre ellos, las dificultades en el manejo de tecnologías, en algunos casos porque las instituciones educativas adolecen de la capacidad técnica y operativa instalada para emprender su uso, o bien porque la conectividad no está garantizada. En consecuencia, su utilización no representa un distintivo en la cultura educativa colombiana, pero sí una necesidad.
Con relación a lo anterior, Santiesteban y Díaz (2020), señalan que la educación como proceso permite la formación integral: “Los estudiantes, en dependencia de los periodos del desarrollo por los que transitan y lo alcanzado socialmente; guiado por las influencias de las familias, la dirección del proceso educativo en la institución educativa, y la sociedad en su conjunto”. Lo anterior se acentúa con los cambios y transformaciones económicas, políticas y sociales actuales. En ese sentido, la institucionalidad, la tecnología, las políticas públicas y el sector empresarial impactan en la formación de cualquier sociedad. La tecnología particularmente se valora como determinante en la educación y cultura actual. Los docentes, como guías de la educación formal en la que se construyen los imaginarios de cultura y educación, son responsables de promover el uso educativo de las TIC conforme a las demandas de la cultura digital. Lo anterior requiere de disponibilidad a cualquier hora del día, lo que le implica tener numerosas funciones simultáneamente, además de superar el hecho de que sus estudiantes esperan que su práctica docente se dinamice e incorpore la tecnología con la cual ellos están muchas veces más familiarizados que sus docentes.
Lo anterior es un llamado a equilibrar la actualización docente, los recursos didácticos y la concepción sobre el aprendizaje en la era actual, porque las necesidades educativas y sociales y los valores y el respeto por la pluralidad no esperan. Quedarse atrás en este aspecto podría no afectar el desempeño académico, pero se aleja de los ideales de la sociedad moderna que precisa orientación docente de entornos ricos en innovación tecnológica. Si aprender siempre ha sido un fin y un reto, hoy día enseñar en medio de dispositivos digitales, plataformas interactivas, generación masiva de información, instantaneidad en las respuestas y atractivos gráficos multimediales se ha convertido en el gran desafío por superar. Por otro lado, la transformación de los roles de estudiante y docente en medio de este contexto es otro elemento que interviene en una ecuación social cada vez más compleja. En consecuencia, la tecnología no domina al hombre a menos que al usarla este sea incapaz de preservar su identidad, costumbres, manifestaciones culturales y la capacidad de comprender el cúmulo de aspectos que permean lo que se denomina educación y cultura.
El proceso formativo involucra a muchos actores llamados a contribuir en dicho proceso y los recursos como las tecnologías, el currículo y los programas institucionales deben ser coherentes con las realidades emergentes del medio en el que se desarrolla, entendiendo que la formación tiene un carácter individual, colectivo y cultural innegable.
Necesidades económicas y conveniencias políticas
Los sectores económicos, para aumentar su productividad y poder hacer frente a la competencia, necesitan estar actualizados en cuanto a la innovación tecnológica. Por ello, las empresas utilizan la tecnología para diseñar y fabricar nuevos productos. La mayoría de las empresas grandes disponen de un departamento de investigación para diseñarlos y producirlos, teniendo muy presente la viabilidad, el lanzamiento al mercado, el proceso de producción, la planificación y el control de producción y calidad del producto, todo orientado a su beneficio económico.
El factor político tiende a estimular la investigación, la innovación tecnológica y el desarrollo, ya que esta constituye un cimiento básico en la economía de cualquier país. En este sentido, al ser la tecnología una sección estratégica de gran importancia en el progreso industrial, los gobiernos destinan cada vez mayor parte de su presupuesto en investigación y adelanto tecnológico; además, el sector armamentista también está sustentado en nuevos avances tecnológicos y científicos que hacen más eficaces sus productos. Ahora bien, ¿esto significa que las nuevas tecnologías podrán impedir la presencia de más criminales en las calles y con ello el número de víctimas por causa de tiroteos? Pues no. Pues si bien es cierto, una de las características a resaltar de la tecnología es la facilidad con la cual se entrelazan los sistemas, por consiguiente, hay un constate flujo de información, de carácter económico, político y judicial. Este mar de datos permite que las autoridades tengan a las personas indicadas de realizar actos encontrar de la ley perfilados, ahora bien, los sistemas de vigilancia como las cámaras de seguridad brindan la posibilidad de adelantarse a los acontecimientos, identificando situaciones problemas o altercados al orden público. Comunicarse con las entidades gubernamentales a cargo de la seguridad de los ciudadanos es más fácil y asequibles que épocas pasadas y conocer el prontuario de las armas de fuego garantiza su circulación de forma segura en las calles. Aunque dispongamos de la tecnología y no se construya tejido social, respeto y cultura tecnológica no existirá un bienestar social, político y educativo.
¿La sociedad está preparada para ir a la par de los avances de la tecnología y la ciencia?
Una sociedad versada tiene un potencial de desarrollo muy alto. En la actualidad, los países son calificados por el índice de desarrollo humano (IDH), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); está formado por un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida decoroso. Estos tres componentes definen la calidad de vida de las personas en una sociedad determinada. Sin embargo, en países subdesarrollados como Colombia o Venezuela, la armonía entre ciencia, tecnología y sociedad se ve afectada en su integralidad.
Ilustración 1. La tecnología y la ciencia en la sociedad
Fuente: Elaboración propia.
La ilustración anterior muestra las entidades a nivel internacional y nacional relacionadas con el desarrollo científico y tecnológico en Colombia, donde la educación es un pilar fundamental para este desarrollo. La Sociedad Internacional de Tecnología en Educación (ISTE) expresa ciertos estándares tanto para el docente como para el estudiante respecto al uso efectivo de la tecnología en las escuelas. Estos van desde acceder eficientemente a la información hasta producir, hasta ser agentes activos.
Por otro lado, la delincuencia informática crece tan rápidamente como la misma tecnología. Es común escuchar a los padres de familia quejarse de que sus hijos pasan horas y horas chateando con su dispositivo electrónico en la casa, incluso usan el chat para comunicarse con sus padres y hermanos, aunque estén en el mismo lugar. Los paseos y salidas de campo perdieron su esencia cuando cada uno está entretenido en sus contactos. Paradójicamente, la tecnología, en vez de conectarnos, nos ha alejado. Son muchos los ejemplos que se pueden citar de este distanciamiento, producto del mal uso que se está haciendo de la tecnología.
Frente a lo anterior, Turkle (2020) afirma que ahora buscamos formas de evitar la conversación. Nos escondemos los unos de los otros a pesar de estar constantemente interconectados. Por otra parte, Nobles et al. (2016) explican que a medida que las personas intercambian contenidos y realizan transacciones, la comunicación e interacción con familiares, amigos y conocidos alcanza un alto proceso de cambio. Es así como hoy día el teléfono móvil ocupa el primer lugar en la comunicación cotidiana, superando a la comunicación en persona.
¿Qué medidas se deben tomar para contrarrestar esta tendencia? ¿Limitar el uso del celular u otro dispositivo electrónico en casa o en actividades sociales y de integración familiar? ¿Colocar en la casa carteles que promuevan las buenas prácticas sobre el uso de tales dispositivos electrónicos? ¿Reglamentar sanciones para quienes excedan los límites establecidos? La reflexión queda a consideración de todos.
Por otra parte, los avances de la tecnología y la ciencia han afectado directamente la salud de los ciudadanos; un caso que podemos mencionar es la producción de alimentos en los que los conservantes se hacen necesarios para prolongar su vida útil. Los conservantes son sustancias utilizadas como agregado alimentario, ya sea de origen natural o artificial, que detienen o minimizan el deterioro causado por la presencia de bacterias, mohos y levaduras, entre otros microorganismos; algunos alimentos requieren el uso de conservantes o simplemente la utilización de conservación como, por ejemplo, la congelación. El interrogante para considerar sería: ¿qué efectos causan los conservantes alimenticios en la salud del ser humano a corto, mediano o largo plazo?
Hacia una alfabetización científica y tecnológica
Es fundamental enfatizar en la implementación de una educación científico-tecnológica si hacemos parte de un mundo colmado de productos y artefactos modernos. La Unesco (1994) expresa que la alfabetización científica y tecnológica supone la dotación de recursos para el acceso al conocimiento, extendiéndose a todo el mundo. Así, los Estados deben garantizar la accesibilidad al conocimiento y transparencia de la actividad científica, alumbrados por la responsabilidad de que la ciencia no solo se hace en la sociedad, sino que es para la sociedad.
Parece contradictorio, pero estudios recientes como el de Gil et al. (2005) muestran que el panorama en torno a la propiciación de la ciencia en educación resulta alarmante. Dicen en su investigación que la didáctica de las ciencias ha mostrado reiteradamente el grave fracaso escolar, así como la falta de interés e incluso rechazo que generan las materias científicas. Estos autores indican la poca acogida que ha tenido el accionar científico en los procesos académicos. Esto indica una radiografía donde se hace pertinente una alfabetización científica.
De igual forma, se hace necesaria una reorientación expresada en estrategias para promover la alfabetización científica mitigando el rechazo, enfocada desde el currículo en áreas integradas como ciencia, tecnología y sociedad. Esto hace parte activa de la cultura general en las nuevas sociedades modernas y democráticas, propiciando la responsabilidad crítica y el interés por el estudio de las ciencias y las tecnologías. Garritz (1994) señala 11 características de las ciencias y tecnologías en el proceso educativo:
1.La identificación de problemas sociales de relevancia para los estudiantes, local o globalmente.
2.La implementación de recursos locales (humanos y materiales) para la identificación de información útil en la resolución de un problema.
3.Investigación estudiantil orientada a la resolución de problemas cotidianos.
4.La resignificación del aprendizaje más allá del aula.
5.El impacto individual de la tecnología y la ciencia percibido por el estudiante.
6.La relevancia que tienen los contenidos académicos en su vida académica, profesional y personal.
7.El énfasis en la importancia de las habilidades que se desarrollan en el proceso, con el fin de resolver sus propios problemas.
8.La relevancia de la promoción de las carreras científicas y técnicas.
9.La vinculación de estudiantes en acciones concretas que favorecen la solución de los problemas de su comunidad.
10.La caracterización de medios para el impacto de la ciencia y la tecnología en el futuro de la sociedad.
11.La estimulación a la autonomía del estudiante en el aprendizaje.
Finalmente, es evidente la necesidad de orientar la tecnología, la innovación y la ciencia hacia la conformación de un modelo más reflexivo, responsable y fructífero para la inclusión y la competitividad social, económica y política de Colombia, tomando como eje de desarrollo el paradigma del conocimiento, teniendo muy presente que las sociedades industrializadas y globalizadas evolucionan a un ritmo vertiginoso.
El currículo como medio para fortalecer los procesos formativos
La construcción del currículo debe obedecer a una perspectiva, si se quiere profética, de lo que se espera lograr con los educandos, por lo cual el docente requiere conocer muy bien los lineamientos del MEN y el contexto de su comunidad, para así adaptar las estrategias y actividades a las características de sus estudiantes, y no lo contrario, que sean los estudiantes quienes deban adaptarse a las estrategias del docente (ver la ilustración 2).
Ilustración 2. Las TIC en el currículo escolar
Fuente: Elaboración propia.
Es decir, el docente estará formado e informado de los procesos que se vienen llevando a cabo con los educandos para poder en cierta medida garantizar aprendizajes significativos en los y las estudiantes; un currículo donde los procesos sean continuados. Por ejemplo, que se articule coherentemente un grado con el siguiente, recordando siempre el propósito preestablecido para cada nivel. En Colombia, existen los estándares por niveles de grados, donde se indica lo que precisan saber cómo mínimo todos los estudiantes del país, y, con base en ese parámetro nacional, se evalúan todas las instituciones. Esto es algo un poco enigmático, porque en el interior del país existen regiones divididas en subregiones que forman diferentes comunidades, donde cada una cuenta con particularidades diferentes. Por ello, en el momento de evaluar los desempeños de los escolares, deben examinarse factores como su cultura, su lengua y su ubicación geográfica. ¿Puede usarse el currículo como medio para fortalecer el aprendizaje y la cualificación académica? En efecto, el currículo es la mejor manera para lograr que las sociedades se desarrollen y alcancen mejores niveles de calidad de vida para sus ciudadanos. Para esto, los docentes deben elaborar y desarrollar currículos que apunten a ese propósito, haciéndose necesario atender a políticas, culturas y prácticas más inclusivas, lo cual abordaremos más adelante.
Ahora bien, haciendo énfasis en el currículo integral, uno de los aspectos con más carencia en esta nueva época son los valores, requiriendo una relación directa con las bases teóricas y prácticas para la transformación social. Generalmente, la ruptura familiar ha originado una inestabilidad emocional acompañada de una nula orientación y vigilancia tecnológica. Seguramente, ello redundará en el uso inadecuado de la tecnología y un rendimiento escolar poco satisfactorio (Parra Logroño, 2020).
Por tal motivo, se abordará una de las tendencias, no solo educativas sino culturales y sociales de la actualidad: las TIC y la necesidad de vincularlas eficientemente en este proceso educativo.
En el curso del tiempo surgen nuevos modelos que traen como resultado avances y mejoras a nivel educativo. A continuación, se hablará del modelo disciplinar y el modelo integral. El modelo tradicional está basado en contenidos orientados bajo una asignatura y que excluyen por completo el aprendizaje fuera del aula; en este modelo no hay un aprendizaje significativo o situado, los alumnos aprenden de los contenidos dados por los docentes, pero no son guiados al aprendizaje a través de las experiencias. Por tal razón, comienza a tomar auge, aun con los fundamentos del modelo tradicional, la globalización curricular propia del modelo disciplinar, el cual es el que predomina hoy día en las escuelas; este modelo es caracterizado por la rigidez del tradicional, por el currículo y los contenidos tomados del texto, los cuales deben ser abordados por el profesor en el aula de clases.
Siendo sus bases tan similares a las del modelo tradicional y en busca de óptimos resultados, se fundamenta el modelo integral, el cual da un giro a la educación. Este aparece bajo el nombre de modelo integrador, caracterizado por actividades que van enfocadas al contenido, que tienen en cuenta las capacidades, habilidades y destrezas propias de la etapa y el tema tratado, pero en el momento necesario para resolver un problema planteado o para llevar a cabo un proyecto determinado; además, plantea un seguimiento disciplinar durante el proceso, el cual hay que realizar al comienzo y al final del proceso de enseñanza-aprendizaje con el fin de dar solución a los problemas que se presenten. Este modelo no se fundamenta en los resultados, se fundamenta en la práctica de dicho aprendizaje.
Si se establecen diferencias entre estos dos enfoques, se podría decir que son muchas. La principal diferencia es que en el modelo tradicional el aprendizaje y la actividad del alumno giran alrededor de los conocimientos de las distintas disciplinas, mientras que en el integrador lo importante es la elaboración de la tarea encomendada. En el primero, los estudiantes no son capacitados para poner sus conocimientos en práctica, solo estudian para no reprobar la materia y pasar al siguiente nivel; en el modelo integral, se capacita al estudiante para abordar los asuntos que le plantea la vida.
El modelo disciplinar se caracteriza por las habilidades y destrezas que el estudiante debe dominar. Aunque se maneja desde la perspectiva interdisciplinar, el aprendizaje se dará teniendo en cuenta los contenidos y los objetivos que estos deben alcanzar. En cuanto al enfoque integrador, este reconoce las competencias y los conocimientos que tenga el estudiante sobre los temas que serán tratados, los cuales, a su vez, serán utilizados para resolver problemas que se presentan en el proceso educativo, esto significa que todo lo que se trabaja y se aprende está sustentado sobre unas bases fijas, lo que se conoce como aprendizaje situado. En el proceso educativo es necesario que el estudiante esté en una constante utilización de las herramientas tecnológicas, puesto que estas permiten incorporar conocimiento del exterior al interior del aula de clase y hacer una transversalidad entre las asignaturas, para estimular un planteamiento interdisciplinar; la conexión de los aprendizajes aislados será fundamental, así como la funcionalidad y significatividad que para los escolares represente el tema dado dentro del aula de clase.
Por otro lado, el modelo globalizador o integrador parte de un problema concreto o un proyecto que se debe ser cercano a los estudiantes, de modo que, a medida que vayan dándole solución a este problema, adquieran nuevos conocimientos y destrezas para conseguir el objetivo propuesto. Esta es una manera de llegar a la malla curricular establecida de una manera inductiva, desde la experiencia hacia los contenidos. El modelo logra integrar las herramientas tecnológicas al proceso educativo manteniendo unidas la acción de la escuela y la sociedad. Este modelo curricular se corresponde con lo que García Castaño y Carrasco (2011) denominan el trabajo integrado en educación.
En concordancia con Barros del Río et al. (2020), Riverón Rodríguez et al. (2020) y Sauleda (2020), la escuela tiene que llevar a efecto una actividad en la cual integre y dé respuesta de manera conjunta a los diferentes actores educativos sobre la cualificación integral de sus educandos, apoyándose en métodos telecolaborativos en los que hace uso de las tecnologías, crea entornos virtuales y propicia la colaboración intercultural y nuevas maneras de aprender. Por ende, se hace necesario implementar tendencias, metodologías y recursos TIC para la enseñanza y el aprendizaje.