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Amy Blankenship

Lazos Que Unen

Lazos Que UnenSerie Obsession
Autor: Amy BlankenshipTraducido por Arturo Juan Rodríguez Sevilla
Copyright © 2012 Amy BlankenshipEdición en Inglés Publicada por TekTimeTodos los derechos reservados

Capítulo 1 "Santuario"

Ángel Hart miró por el grueso cristal de la ventana, queriendo encogerse ante la altura del helicóptero mientras sobrevolaba el resort donde había crecido. Amaba este lugar hasta la muerte… Pero le gustaba mucho más desde el suelo. Volar era su única fobia y lo había estado haciendo durante las últimas diez horas.

Soplándose el flequillo de los ojos, miró a su hermano Tristian, preguntándose qué lo había poseído para recibirlos en el aeropuerto sabiendo que tendría que volar en el helicóptero de regreso a casa.

Sabía que Tristian odiaba volar aún más que ella y lo veía enviar mensajes de texto a alguien en el móvil para mantener la mente ocupada. Tal vez se había enfrentado a su miedo porque no se habían visto en casi dos años, a pesar de que habían hablado por teléfono y enviado mensajes de texto casi todos los días. En realidad tampoco le importaba porqué lo había hecho, porque tenerlo aquí tenía un efecto calmante y por ello estaba agradecida.

Para escapar del ruido del helicóptero, Angel dejó que su mente retrocediera a los últimos dos años. Cuando sus padres se divorciaron, su padre la arrastró a California, mientras que Tristian se vio obligado a quedarse aquí en Sanctuary con su madre. Como estaba demasiado lejos como para conducir y a ninguno de los dos le gustaba volar… La distancia había sido la única razón por la que no se habían visitado en persona.

No se había dado cuenta de lo mucho que había extrañado a Tristian hasta que lo vio solo en el aeropuerto. Estaba apoyado contra la pared justo enfrente de la puerta por la que entraron. Tan pronto como se vieron, fue corriendo hacia él mientras este le extendía los brazos para atraparla.

Su hermano mayor.... Tristian siempre había sido el primero con el que hablaba por la mañana y el último que había visto antes de cerrar los ojos para irse a dormir. Cuando eran pequeños, incluso convencían a sus padres de que tenían problemas de sonambulismo para levantarse en medio de la noche y dormir en la misma cama.

Su madre había tratado de ponerle fin cuando se habían hecho mayores cerrando con llave las puertas de su dormitorio por la noche. Los labios de Ángel se endurecieron al recordar lo que su madre había dicho la última vez que los vio dormidos abrazados.

"Es pecaminoso, como os comportáis.... Parecéis más amantes que hermanos." La voz de Isabel Hart había cambiado de amor maternal a desprecio esa noche.

Tristian había encontrado rápidamente una forma de saltase las absurdas cerraduras: había abierto una parte de la pared en la parte de atrás de su armario para poder entrar fácilmente en los pequeños y delgados pasillos que atravesaban en secreto las paredes del hotel en el que vivían. Había hecho lo mismo con su armario, y todas las noches se metía en su habitación y dormía con ella.... Con el despertador puesto para que no los atraparan.

Le había dicho que era su madre la que era una pervertida, al pensar que su relación era errónea y sucia. Incluso había señalado que en muchos países más pequeños, toda la familia se bañaba y dormía junta, y que en otros, era perfectamente normal incluso casarse entre hermanos. Tristian la había convencido de que era la madre la que era la pecadora, al tratar de mantenerlos separados.

Ángel había decidido desde hacía mucho tiempo guardar el secreto, que no era asunto de nadie más.... confiaba en Tristian.

Este no había cambiado mucho desde la última vez que lo vio, conservando su apariencia joven e inocente. Pero, al mismo tiempo, podía ver los cambios que se había perdido. Su cabello rubio había oscurecido un poco en las raíces.... Los reflejos de rubio platino y destellos suaves de rubio fresa le quedaban muy bien con el bronceado claro y los ojos verdes.

Angel sonrió pensando en cómo encajaría con los surfistas de California, con ese corte de pelo alternativo. Largo, casi hasta la barbilla y echado hacia un lado, tapándole un ojo. También se veía asomando por el cuello el collar con forma de cruz de cuero negro, que le había enviado para Navidad.

Sin embargo, sentía que era ella la que más había cambiado. Cuando dejó el Santuario, sólo tenía dieciséis años. Después de estar con Tristian, Hunter y Ray casi todos los días de su vida… Se había sentido tan perdida y sola en Los Ángeles… Nunca había ido a una escuela de verdad, porque su abuela siempre había contratado a tutores privados para que les enseñaran en casa.

Ir a la escuela secundaria en Los Ángeles había sido un gran choque cultural. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el hecho de que su familia tuviera tanto dinero sólo les había permitido mantenerla completamente a oscuras en cuanto a lo que era normal. Luego conoció a Ashton Fox. Cada vez que dejaba el ático de su padre, Ashton estaba allí o él aparecía donde ella estaba.... Como si fuera el destino. Enseguida empezó a hacerla sonreír y a mostrarle un mundo completamente nuevo.

Ángel cometió el error de mirar hacia atrás por la ventana justo cuando pasaban por un valle bajo, haciéndola sentir como si estuvieran en lo alto del cielo.

Apretó la mano de Ashton aún más fuerte, decidiendo mirarlo a él en vez de las vistas vertiginosas. Sus ojos azules como el hielo se reían de su nerviosismo pero, no le importaba.... No realmente. Estaba casi contenta de que no le hubiera hecho caso cuando trató de evitar que la siguiera de vuelta a Sanctuary durante la semana.

Usando el pequeño comunicador integrado en sus protectores auditivos, le preguntó: "Ash, ¿has estado alguna vez en un helicóptero? Parece que lo estás llevando muy bien".

"No, pero estoy disfrutando cada segundo", le sonrió Ashton. "Tu familia es un poco excéntrica, ¿no crees? Que un helicóptero nos recoja en el aeropuerto mientras una limusina trae nuestro equipaje… Y yo que pensaba que mi familia era rica". Movió las cejas tratando de hacerla reír.

Sabía que estaba nerviosa por la forma en que le estaba cortando la circulación de la mano. Su vulnerabilidad sólo le encariñaba mucho más con él. No se parecía en nada a las barriobajeras de Los Ángeles con las que siempre había salido. Sus pensamientos se desbarataron cuando la voz de su hermano apareció en el comunicador.

"Siempre es así", Tristian miró a su hermana sabiendo que estaría de acuerdo con él.

Habían visto a los adultos de la familia Hart jugar el absurdo juego toda su vida. "La familia Hart siempre tiene que superarse. El hecho de que nuestra abuela sea dueña de este helicóptero y de todo Sanctuary es su pequeña victoria sobre sus tres hijos… Y sobre el mundo"; murmuró la última parte con un poco más de sarcasmo.

"Es suficiente, Tristian." Malcolm Hart miró a su hijo con desilusión y luego se volvió hacia su última novia, Felicia. Decidió dominar el enlace de comunicación durante el resto del viaje para que su hijo no tuviera la oportunidad de decir nada más perjudicial sobre la familia delante de su invitado.

Le sonrió a la linda pelirroja con la que había empezado a salir hacía un par de semanas. La sedujo con dinero para poder traerla y mostrarla frente a su ex esposa, Lily. Había sido ella la que insistió con el divorcio, así que estaba a punto de restregárselo con maldad por la cara.

Al entrar en el modo de guía turístico, Malcolm indicó por la ventana viendo que ya casi estaban allí. "Ese es el centro turístico que está justo encima de la colina, Sanctuary.... Conocido por su famosa capilla de bodas y suites nupciales." Malcolm sonrió a Felicia. Sabía que si mantenía sus esperanzas, haría su papel muy bien delante de Lily.

"Como la cima de la montaña es más o menos plana, este lugar tiene todo lo que puedas imaginarte, incluyendo un spa, un estanque enorme y piscinas cubiertas y al aire libre.... Entre otras cosas. Somos dueños de todo durante unas treinta millas en todas las direcciones y hemos vallado la tierra como coto de caza para que nadie pueda construir sobre ella y estropear su belleza. Sólo hay un camino que lleva a la montaña, y la puerta de abajo mantiene alejados a los intrusos".

"Guau… es maravilloso", dijo Felicia con tono aniñado.

"Y al pie de montaña hay una reserva indígena apache", continuó. "La mayoría de los empleados del resort son apaches." Los ojos de Malcolm se llenaron con los recuerdos de las hermosas chicas que sus padres habían contratado en la reserva. No cambiaría sus años de adolescencia por nada del mundo.

"¿Indios de verdad?" Felicia batió sus pestañas y le dirigió una mirada asustada, inclinándose hacia su nuevo sugar daddy por protección. Había mucha suerte al hacer que un hombre mayor tan rico se enamorara de ella. Si jugaba bien sus cartas, nunca le faltaría de nada.

"¿Cuantos años tienes? ¿Cinco?" Tristian levantó la mano y apagó su comunicador sintiendo náuseas, y no por el helicóptero.

Se frotó la sien por la molestia del dolor de cabeza que sentía que se avecinaba… Últimamente había perdido toda la tolerancia hacia la gente estúpida. Metiendo la mano en el bolsillo, sacó el pequeño frasco de alcohol, sólo que éste no contenía alcohol. Era un remedio indio para los dolores de cabeza que su amigo Hunter le había hecho y normalmente funcionaba en cuestión de minutos. Tan sólo esperaba que fuera lo suficientemente fuerte para deshacerse de uno causado por el estúpido helicóptero y su padre.

Sabía lo que su padre estaba tramando. Felicia tenía probablemente unos veintipocos años y parecía más un trofeo sexual que la novia de su padre. Eran momentos como éste en los que agradecía no vivir con su padre.

La situación seguía cabreándole. No era culpa de Ángel que sus padres no pudieran llevarse bien, así que ¿por qué tuvo que irse de casa? El divorcio lo enfureció cuando se enteró de que el juez local había decidido un niño por padre. Desde que Ángel tenía dieciséis años y él diecisiete, habían sido separados en contra de su voluntad.

Si hubiera sabido entonces lo que sabía ahora… Nunca habría dejado que pasara. Porque no había sido lo suficientemente inteligente como para detenerlo… No había visto a Ángel en casi dos años y por eso había cometido el error de encontrarse con ella hoy en el aeropuerto. La había extrañado demasiado.

Las comisuras de sus labios insinuaban una sonrisa malvada al recordar que el estúpido juez local que lo había separado de su hermana había muerto en un extraño accidente un par de días después de que Ángel se viera obligado a mudarse. Tristian se encogió de hombros mientras miraba a su hermana. Hasta entonces, habían vivido en Sanctuary toda su vida.

Él y Angel eran los favoritos de la abuela Hart de los siete nietos y las cosas en Sanctuary habían mejorado aún más cuando su abuelo se había caído por las escaleras y se había roto el cuello hace tres años.

Los ojos de Tristian se endurecieron ante el pensamiento. No habían derramado una lágrima cuando sucedió porque ni él ni Ángel podían soportar al anciano. John Hart era un hombre intimidante… Siempre les miraba fijamente y les decía cosas odiosas cuando pensaba que nadie le escuchaba. Al crecer, él y su hermana habían jugado a evitarlo a toda costa.

John Hart siempre había sido más malo con él.... Lo trataba diferente a sus otros nietos. Tristian se obstinó en aparcar los recuerdos y decidió que el viejo no merecía su atención.

Su mirada viajó de su hermana a su novio Ashton Fox. Era la primera vez que conocía a un novio suyo. Tristian mantuvo su expresión escondida mientras miraba al universitario. Por todo lo que sabía… Ashton parecía normal, cosa que detestaba porque él quería que Ángel volviera a Sanctuary. Cosa que no pasaría si estaba disfrutando de la vida en California.

Ashton Fox tenía veinte años, pero cumpliría veintiuno en algún momento de la semana… Como si le importara. Quizás le daría una fiesta de cumpleaños y le dejaría emborracharse tanto que vomitaría encima de Ángel… Tal vez eso les ayudaría a romper sus lazos lo suficiente como para que ella volviera a casa. Si no, entonces estaba seguro de que entre él, Hunter y Ray… Podrían pensar en algo.

Tristian seguía intentando pensar en más razones para odia a Ashton. Incluso le había pedido a su tío Robert, que era abogado, que le hiciera una revisión completa de sus antecedentes. Robert Hart había confirmado que Ashton provenía de familia rica… Aunque no tanto como ellos. Aún así, Tristian tuvo que admitir que era suficiente como para no salir con su hermana por el dinero.

Sin embargo, sí que averiguó que Ashton Fox tenía antecedentes penales… Pero sellados herméticamente. Robert le había dicho que probablemente era algo pequeño, como conducir ebrio cuando era adolescente. Ashton también iba a la escuela de medicina, a pesar de que parecía más bien un anuncio ambulante de Calvin Klein Jeans con el cabello rubio platino peinado hacia atrás, la piel bronceada y los ojos azules como el hielo.

Tristian frunció el ceño pensando que si las edades de Ashton y Angel estaban más cerca, casi podrían ser gemelos… Excepto por el hecho de que el pelo de Angel era más largo. Incluso ahora, ambos estaban sonriéndose el uno al otro y estaba empezando a ponerle de los nervios. Tristian se desplomó en su asiento y decidió mirar por la ventana.

Gruñó en silencio, preguntándose qué vista era peor.

*****

Isabel Hart dejó su taza de té mientras escuchaba a lo lejos su helicóptero privado. Quería correr hacia la ventana y verlos llegar a casa, pero se calmó al saber que tenía un papel que desempeñar esta semana… La frágil abuela que necesitaba a su familia en casa.

Recientemente había tenido un ataque cardíaco menor y había sido suficiente para persuadir a Malcolm y a Angel de que volvieran a casa… Aunque fuera sólo para las vacaciones del 4 de julio. Casi hizo que la aterradora experiencia valiera la pena. Incluso había cerrado el resort a los forasteros y acordó con Tristian permitir que el personal se tomara la semana libre para que pareciera más un hogar para su familia.

Si se salía con la suya, haría que su hijo y su nieto desaparecidos regresaran a Sanctuary para siempre… Aunque tuviera que fingir que se estaba muriendo sólo para conseguirlo.

Sus hijos siempre habían vivido aquí con sus familias, una tradición que el divorcio de Malcolm había roto. Su hijo mayor, Robert, se había convertido en abogado, casándose con su novia de la escuela secundaria, Dianne. Habían tenido a los gemelos Devin y Damien, que ahora tenían veinte años y trabajaban para ella como entrenadores en el gimnasio que cubría una enorme área de la planta baja del resort.

Había tenido que vigilar a Robert porque se parecía mucho a su padre… codicioso y calculador. Sabía que estaba preparándose para disputar su testamento, a pesar de que no sabía muy bien qué decía este.

Poco sabía Robert que no le haría ningún bien.... El testamento estaba bien atado, en todos los sentidos. También le había impedido manejar el papeleo dl resort cuando le pilló alterando los libros y desviando parte de las ganancias a una de sus propias cuentas. Se había convertido en una gran decepción para ella en los últimos dos años.

Su segunda hija mayor, su única hija Carley, y sus tres hijos también vivían aquí. Pero Carley no se parecía en nada a Robert.

Su pequeña familia estaba llena de mocosos malcriados que pensaban que eran mejores que los demás porque vivían de los fondos fiduciarios que ella había establecido. Tiffany tenía diecisiete años, Paris veintidós y Jason veinte. Pero no podía culpar a los niños por su pereza cuando su madre no era más que una alcohólica. Entre los cuatro, echaron al pobre marido de Carley hacía años.

Habían pasado tres años desde que su esposo John había fallecido, y luego perdió a Malcolm y a Angel sólo un año después. John había sido un hombre autoritario con una mano dura y la verdad era que.... no lo extrañaba en absoluto. Pero con todos los demás miembros de la familia tan ocupados con sus propias vidas, Isabel se había quedado sola en su vejez.

Los únicos que realmente le prestaban atención eran Tristian y los dos chicos indios que él y su hermana querían tanto.... Hunter y Ray Rawlins.

Realmente no le importaba lo que hacía el resto de la familia… Eran Ángel y Tristian los que eran importantes para ella. No le molestaba que uno de los hermanos no fuera de sangre verdadera… Era el corazón lo que contaba. Cuando Tristian fue adoptado, había advertido a los otros miembros de la familia que si alguna vez le contaban acerca de la adopción, les echaría del Santuario sin pensarlo dos veces. Hasta ahora la amenaza se había mantenido.

Tristian y Angel no tenían forma de saberlo, pero el Santuario algún día les pertenecería sólo a ellos.

Mirando hacia arriba, Isabel sonrió al ver a Lily Hart de pie en el jardín de flores. Había permitido que Lily siguiera viviendo aquí cuando su hijo Malcolm se mudó al otro lado del país. La única razón por la que había consentido que la mujer se quedara era para mantener a Ángel lejos tanto como fuera posible, y para mantener a Tristian viviendo aquí.

Por lo que Isabel sabía.... Lily merecía ser infeliz. Malcolm la había amado, pero ella actuó con frialdad, insoportable.... Alejando a Malcolm pero sin decirle por qué. Pensó que Lily sólo se había quedado aquí porque era lo suficientemente estúpida como para pensar que algún día sería dueña de parte de Sanctuary.

Malcolm siempre había sido un playboy antes de casarse, durmiendo con la mitad del personal indio que trabajaba en el hotel antes de pasar a un juego más grande.

Dejó de ser tan pícaro cuando se casó, así que ella sabía que esa no era la razón del divorcio. Siempre había amado a las chicas, pero Isabel sabía que a la que más quería era a Lily, por su belleza.... Seguía siendo muy hermosa. Fría y bella… tan sin emoción que nunca se molestó en ser una verdadera madre para sus hijos… incluso cuando eran pequeños.

Por la mirada de dolor en la cara de Lily, Isabel se dio cuenta de que Malcolm finalmente estaba aquí. Ella le había dicho al piloto de su helicóptero en términos inequívocos que sería despedido si se atrevía a regresar a por alguien antes de que terminara el fin de semana. También le había pagado a Ray para que desactivara todos los vehículos de la propiedad de una manera u otra para que nadie pudiera salir.

Por una vez… la familia se quedaría varada aquí junta… les gustara o no.

*****

Ray Rawlins escuchó el sonido del helicóptero a lo lejos mientras cerraba el capó del último coche en el parking del garaje. Miró todos los vehículos caros a su alrededor, que ahora eran inútiles, con una sensación de satisfacción. Isabel Hunter podía ser tan despiadada como su marido muerto cuando quería serlo.

Saliendo del edificio de ladrillos, se apartó el pelo largo y oscuro de los ojos mientras observaba cómo el helicóptero descendía lentamente hasta la plataforma. Sus pensamientos se dirigieron a Hunter, preguntándose si su hermano sería capaz de mantener la calma ahora que se habían enterado de que Angel iba a llevar a su novio de California a Sanctuary durante la semana.

Ashton Fox no tenía ni idea de la telaraña en la que estaba entrando.

En su opinión, la mayoría de las personas que nacçian en la cima de esta montaña merecían caerse de ella. Angel y Tristian eran las excepciones. De pequeños, él y Hunter los habían tomado bajo sus alas y los habían protegido lo más posible de la maldad en la que habían nacido… Incluso su dulce abuela podía ser traidora cuando quería salirse con la suya.

Se recostó contra el ladrillo de la pared recordando su infancia. Él y Hunter eran sólo un par de años mayores que sus hermanos, pero los cuatro siempre habían sido inseparables. Juntos, habían salido al bosque de la montaña casi todos los días, y él y Hunter les enseñaban técnicas de supervivencia indias… aunque Tristian y Angel pensaban que todo era diversión y juegos.

Su visión del pasado se desvaneció cuando Angel salió corriendo del helicóptero con su novio a remolque. Negó con la cabeza cuando el viento del helicóptero hizo que su pelo de platino volara, como si estuviera de pie en medio de una tormenta invisible.

Alzó la vista hacia la inmensa hacienda conocida como Sanctuary. Sabía que la gente de dentro que decía ser su familia estaba a punto de jugar un nuevo juego.... Uno demasiado peligroso para que la niña jugara sola.

Ray sacó la petaca que Hunter le había regalado y se tomó un trago tratando de despejar su mente. Necesitaría toda su concentración para mantener a Ángel fuera de peligro.

*****

Tristian esperó a que todos salieran del helicóptero antes de inclinarse hacia el piloto para llamar su atención. "Recuerda lo que dijo Isabel Hart", su cara perdió la sonrisa mientras sus ojos verdes se entrecerraban en señal de advertencia. "Vete de vacaciones y no te preocupes por nosotros. No te necesitaremos esta semana, ¿entiendes?"

Ángel sonrió alegremente cuando Tristian se unió a ella y todos huyeron del viento de las hélices. Se sintió mucho mejor una vez que se giró para ver cómo la malvada máquina se alejaba volando y se llevaba su fuerte sonido.

"Buena suerte con el tornado”. Ángel le hizo un saludo de burla. Si supiera que nadie se reiría de ella, habría puesto sus manos en el suelo y le habría agradecido por su regreso a salvo.

Ashton pasó sus dedos por su pelo rubio y sedoso, amando su tacto. "Oh, sólo estás enfadada porque te ha estropeado tu precioso pelo", sonrió preguntándose cómo lo atravesaba con los dedos sin golpear ni una sola maraña. Era lo más parecido a la perfección que había encontrado y cuando le dijo que se iba a casa para una visita, había sido lo suficientemente inteligente como para no quererla fuera de su vista.

Al notar que su padre y Felicia ya habían entrado, Ashton deslizó su brazo sobre sus hombros mientras subían la colina hacia la finca.

–"Así que, caperucita roja, ¿vamos a ver a tu abuela primero?", comentó, tratando de no parecer abrumado por el tamaño de la mansión. Había escuchado a su padre alardear de ello, pero ahora que estaba aquí, se dio cuenta de que realmente la había subestimado.

Tristian guiñó un ojo a Ángel antes de interrumpir. "Creo que es hora de llevar a Ashton a su habitación y dejar que se instale, ¿no crees? No hay necesidad de tentar demasiado al lobo feroz. La abuela ya tuvo un ataque al corazón.... Creo que presentar a tu novio nada más llegar puede hacerle perder los estribos".

La sonrisa de Ángel vaciló al mencionar el ataque al corazón de su abuela. Casi había volado a casa el segundo día que Tristian la llamó y se lo contó, pero su padre había acordado que vendrían a pasar la semana del 4 de julio de visita, así que había esperado. Tristian le había dicho por teléfono que fue Hunter quien encontró a su abuela justo a tiempo y probablemente le salvó la vida.

Su propio corazón latía por un segundo mientras imaginaba a Hunter en su mente.... Hunter Rawlins. Siempre había pensado en él como su mejor amigo, pero cuando se mudó a L.A., Angel se había dado cuenta de que habían sido más que amigos.... mucho más. Extrañaba a Hunter tanto como a su propio hermano.

–"Oh vamos", casi gruñó Tristian mientras la abrazaba con sus brazos y le daba un tierno abrazo. "No quise decir eso." Se echó hacia atrás y le puso una ventosa en las mejillas, haciendo que lo mirara. "Prometiste que esta semana solo sonreirías", le recordó con una mirada fija.

–"Lo sé", Angel volvió a poner la sonrisa en su cara, pero no se sintió igual. "Estaré bien una vez que haya visto por mí misma que la abuela está bien. Coge a Ash y ve a divertirte. Los alcanzaré más tarde."

Se inclinó de puntillas y besó a Ashton en la mejilla antes de girarse y dirigirse hacia una entrada lateral donde sabía que estaría su abuela.

Ashton vio a Ángel alejarse, sin que le gustara el hecho de que estaban siendo separados casi en el mismo momento en que habían tocado la montaña. Mientras estaba en Los Ángeles, su padre nunca la había necesitado para nada, así que la tuvo toda para él. No compartía bien con los demás.

Hunter se sacudió mientras se alejaba del marco de la puerta en el que se había apoyado. Ver a Ángel darle a su novio incluso ese inocente besito le había dejado un mal sabor de boca junto con una picazón por golpear algo.... preferiblemente a Ashton Fox. Necesitó de todo su autocontrol para evitar que la siguiera mientras la veía alejarse de los demás.

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