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Cómo Realizar Fácilmente Cualquier Deseo
El autor no dispensa consejos médicos ni prescribe el uso de ninguna técnica como forma de tratamiento frente a problemas físicos, médicos o psicológicos sin la opinión, directa o indirecta, de un médico o de un profesional.
El intento es el de ofrecer información de carácter general para obtener el propio bienestar físico, emotivo y mental.
En caso de usar la información contenida en este libro, que es un derecho, el autor no se asume en ningún caso ninguna responsabilidad frente a tus acciones.
La gráfica de la portada se ha realizado con imágenes de dominio público; en caso de error, el autor se empeña
a cambiar lo antes posible las imágenes protegidas.
índice
SECCIÓN 1
¿CÓMO SE PUEDEN REALIZAR REALMENTE LOS DESEOS PROPIOS?
¿QUÉ SON LOS DESEOS Y POR QUÉ DESEAR?
¿POR QUÉ PAPEL Y BOLÍGRAFO?
¿POR QUÉ DEBERÍA FUNCIONAR?
¿QUÉ MÁS ME HACE FALTA?
PRECISIÓN: ¿ME LO MEREZCO?
SECCIÓN 2
LA TÉCNICA DE LOS DESEOS, PRIMERA PARTE
LAS 10 REGLAS
PRIMERA REGLA: yo quiero
SEGUNDA REGLA: no se usa el no
TERCERA REGLA: no se puede pedir dinero
CUARTA REGLA: longitud máxima del deseo, 14 palabras
QUINTA REGLA: nada de deseos seriales
SEXTA REGLA: cosas cuantificables, verificables
SÉPTIMA REGLA: nada de diminutivos ni apodos cariñosos
OCTAVA REGLA: evitar comparaciones
NOVENA REGLA: no se puede pedir a nombre de otros
DÉCIMA REGLA: no pedir cosas que afectan a personas precisas
EL MAPA DE LOS DESEOS
LA TÉCNICA DEL ESPEJO
LA TÉCNICA DE LOS DESEOS, SEGUNDA PARTE
PRIMERA CONCLUSIÓN
SEGUNDA CONCLUSIÓN
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Mi visión es la de un mundo donde cada uno vive la propia vida feliz y en paz, en el que cada uno pueda realizarse a sí mismo y sus propios sueños, en el que se pueda exprimir la propia unicidad y contribuir a la belleza de cuanto creado.
Mi misión es la de creer en ello, intentarlo.
Berardino Nardella
SECCIÓN 1
presentación - teoría
¿CÓMO SE PUEDEN REALIZAR REALMENTE LOS DESEOS PROPIOS?
Si exprimes un deseo es porque ves caer una estrella…
si ves caer una estrella es porque estás mirando al cielo
si estás mirando el cielo es porque todavía crees en algo.
Bob Marley
¿No es quizás este ya uno de los deseos más comunes? ¿Uno de los más recurrentes para la mayor parte, sino para toda la humanidad? El de poder realizar los propios sueños (y aquí la palabra se entiende como deseo esperando que se pueda realizar, pero también en el auténtico sentido de la palabra, porque el sueño es algo relacionado con el inconsciente, y nuestros deseos también nacen allí).
Esto se ve con intensa emoción y con una enorme expectativa, pero, al mismo tiempo como algo difícil - si no imposible – de realizar, algo demasiado místico, utópico y fantasioso como para poderse atenuar en la moderna, real y tecno sugestiva realidad que nos rodea.
Dicha realidad nos plasma para no podernos sorprender de nuevo lo que una vez, cuando éramos niños, lo hacía; y ya no somos tan propensos a innovaciones y cambios, especialmente si ellos comportan el deber de hacer quién sabe qué, o deber ceder nuestras comodidades, levantar nuestros culos del sofá y hacer que nos perdamos, quizás, nuestra serie preferida en la televisión.
Y, sin embargo, yo te digo que para realizar tus deseos no debes hacer nada de extraño o de exagerado, lo que estoy a punto de desvelarte es algo que puede hacer cualquiera, no debes invertir dinero (excepto el poco que has tenido que gastar en este libro).
No hace falta ningún conocimiento particular, no os estoy proponiendo la práctica del yoga o de la meditación, no existen vinculaciones religiosas ni límites de edad.
Así que, te estarás preguntando, no tengo que hacer nada y, sin embargo realizaré mis deseos, ¿qué me está proponiendo?
Entiendo la perplejidad, no te estoy proponiendo una escuela de magia, simplemente una técnica que consigue sacudir las cosas, consigue crear oportunidades y consigue cambiar tu punto de vista sobre el mundo.
Es más, las técnicas propuestas son tres, para que te puedas servir de la que te resulte mejor o más sinérgica para amplificar los efectos y obtener resultados en menos tiempo.
¿Nunca has buscado algo sin encontrarlo hasta que te has dado cuenta de tenerla justo frente a ti?
Del mismo modo, lo que necesitas para poder realizar tus deseos no está quién sabe dónde, en quién sabe qué espacio ni tiempo, sino que está a tu disposición aquí y ahora, está prácticamente delante de ti.
En el pasado no podrás desear, simplemente porque ha pasado, es más, el pasado es el primer motivo por el que deseamos, como consecuencia de situaciones no resueltas, insatisfacciones y resentimientos.
Situaremos nuestro deseo, en primer lugar, en el futuro, pero dicho futuro se puede realizar solo si lo establecemos desde ahora, en el momento presente en el que vivimos; y no me estoy inventando nada raro. Si, entre mis deseos, se encontrase tener un jardín florido en el futuro, necesariamente deberé, en el presente, al menos limpiar la tierra, abonarla, sembrarla, etc.
Te daré algunas explicaciones, pero no hace falta saber necesariamente para qué hace falta todo ello, sino simplemente cómo funciona.
Para explicarme mejor, piensa en cuando entras en casa y enciendes la luz gracias al interruptor.
¿Quién de nosotros sabe exactamente qué es la electricidad, cómo funciona y por qué?, ¿cómo consigue crear luz gracias a la bombilla? Y esta a su vez, ¿cómo funciona, con cuál lógica y procedimiento? Y ¿cómo hace dicha energía eléctrica producirse?, ¿cómo consigue llegar a mi vivienda?
Y por último, ¿por qué si no pago el recibo deja de encenderse?
Bromas aparte, la mayor parte de nosotros ignora completamente todo esto, y no solo lo ignora, sino que no se preocupa, porque nociones como la de saber que la bombilla fue inventada por un tal Edison u otra persona pueden servir como información que se añade para enriquecer la propia base cultural, pero para lo que sirve realmente, basta saber que si pulso el interruptor la luz se enciende y si lo vuelvo a pulsar se apaga, punto.
Así que te guiaré paso a paso a lo largo de la técnica que te permitirá fácil y concretamente realizar tus deseos; verás que está al alcance de todos y que no tendrás que llevar a cabo ningún ritual mágico, no tendrás que adquirir nada más y no tendrás que hacer cosas raras o que se oponen a tus ideales o convicciones (para aclararnos, no te pediré que vayas a atracar un banco ni que camines sobre carbones incandescentes).
Todo lo que necesitarás será un bolígrafo, dos libretas blancas (o una libreta de apuntes o cualquier otra cosa sobre la que poder escribir) y un poco de paciencia (no os penséis que deseando hoy una cosa, mañana se realizará...), una cartulina o un espejo o, naturalmente, los tres.
Pero antes, hay que aclarar algunas cosas.
Este libro es puramente práctico, el objetivo no es el de cubrir estas páginas solo con conjeturas, sino que se ofrecen los medios necesarios para obtener lo que realmente se desea, simplemente hay que intentarlo.
He dividido el libro en dos secciones, la primera es teórica y, la segunda, práctica.
La teoría expuesta servirá para comprender mejor los mecanismos y para alcanzar más fácilmente los objetivos propios, pero no se indagará minuciosamente hasta en sus mínimos detalles, a propósito sobre el mismo concepto, como la metáfora del interruptor anteriormente mencionado.
Así que, en lugar de disertaciones filosóficas, nos preocuparemos de enseñar unos potentes medios que pueden, literalmente, cambiar la vida de quien pondrá en práctica lo que propongo.
¿QUÉ SON LOS DESEOS Y POR QUÉ DESEAR?
El deseo es la mitad de la vida. La indiferencia es mitad de la muerte
Kahlil Gibran
Desear... ¿Qué significa?
En los diccionarios italianos encontramos definiciones como: voluntad intensa de tener o de hacer algo que aporta placer y satisfacción, sentimiento de falta de algo necesario a nuestro interés físico o espiritual, sentimiento intenso que empuja a buscar la posesión, la obtención o la realización de cuanto pueda gratificar una necesidad física o espiritual propia, sentimiento de búsqueda apasionada o de espera de posesión, de obtención o de actuación por cuanto se ha sentido adecuado a las propias exigencias o a los propios gustos, apremios, necesidades.
Por lo tanto, desear es una tensión dirigida a obtener el objeto del deseo y, si este ímpetu alcanza su objetivo, otorga un sentimiento de adecuación y gratificación; de otra manera pueden surgir sentimientos de dolor y frustración.
Pero, ¿de dónde nace el deseo? ¿Qué es exactamente?
La etimología del término desear es bastante interesante y, como sucede a menudo para dichos significados, revela su profundo sentimiento.
La palabra deseo, de origen latina, se compone de la partícula de- y del sustantivo -sidera; de- puede tener un valor sustractivo, de lejanía, ausencia; mientras -sidera es el plural de -sidus, es decir, estrella.
Por lo tanto, podremos decir que deseo significa "dejar de ver las estrellas", o "constatar la ausencia de estrellas".
El deseo es la ausencia de estrellas, la ausencia de una dirección, que lleva irremediablemente a sentirse perdido, desorientado y, probablemente, incluso angustiado.
El deseo tiene en sí una cantidad de dolor porque nace de una ausencia y el espesor de dicha ausencia determina el tamaño de dicho dolor.
De este modo, el deseo se encarga de una esperanza, de un impulso hacia lo que consideramos ausente y que queremos presente, para nosotros y en nuestra vida; no se trata solo de la ausencia, sino también de la presencia, la que forma parte del deseo.
De hecho, la partícula de- también tiene un valor intensivo, es decir, de-siderare, también puede querer decir "mirar las estrellas con atención", con intensidad, esperando y con la ilusión dirigida a algo.
Desde siempre los hombres han sabido o creído que están bajo la influencia de algún poder transcendente o divino: el de las estrellas; creencia que todavía existe hoy sea cierta o no (pero aquí no lo trataremos porque se aleja del argumento); hay quien cree en el horóscopo y piensa que el carácter y las inclinaciones de una persona dependen de las constelaciones.
El Diccionario etimológico de la lengua italiana (DELI) indica como significado literal y originario de la palabra "dejar de contemplar las estrellas con finalidades augurales"; para Pianigiani significa "retirar la mirada de las estrellas por falta de augurios"; es un buen presagio la etimología sugerida por el cardenal Borrelli: de "de-sum", estar privado, carente.
Los "deseantes" eran los soldados que esperaban a los compañeros que todavía no habían regresado al campamento después de la lucha.
Aguardar a un compañero que no llega significa espera, deseo de volver a verlo y de abrazarlo nuevamente para exprimir incluso una cierta aprensión por la falta sufrida.
Así que podemos considerar que el término de-siderio quiere también decir "estar bajo las estrellas esperando".
No es azaroso que en latín la partícula "de" tenga también un valor intensivo y no solo de lejanía, como la preposición; y de aquí procede el origen de mirar tradicionalmente las estrellas o a la típica estrella fugaz, esperando algo.
El verbo desear tiene una simetría con "considerar", que significa examinar, mirar atentamente, tener en cuenta, reflexionar, reputar.
La derivación es muy parecida; aquí sidera se combina a "cum", que significa "observar los astros" para sonsacar auspicios de ellos.
Esto es lo que sucede con el horóscopo, cosas como "tengo la luna a favor, por lo que puedo...", o "esta constelación se encuentra en esta sección de cielo, por lo que..."; todo ello forma parte de con-siderar; por el contrario, de-siderar va más allá, "yo quiero algo aunque el cielo no está de mi parte".
Sin embargo, no existe simetría en el sustantivo: a deseo le corresponde la consideración, y el sufijo -ción pretende dar a la palabra un significado menos estático - contemplativo y más activo.
De los significados recién citados de la palabra deseo, se extrae que el deseo acarrea una ausencia y una presencia; nace de la ausencia de algo que, como motivo de su propia ausencia, se desea hasta el punto que resulta presente en el acto mismo del deseo.
Desear es lo que sustancialmente nos identifica, lo que nos orienta y nos atrae, lo que nos permite mirar a las estrellas con atención para encontrar nuestra ruta y saber, así, que lo que se desea marca la dirección que se debe seguir.
En el deseo, paradoxalmente, podría convertirse en irrelevante la obtención o la falta del mismo en relación al objeto del deseo; lo que es importante es el acto de desear en sí, esto porque es una especie de energía que se ha autogenerado y que sola es capaz de crecer, empujando al hombre hacia una dirección.
El deseo, de hecho, nos impulsa hacia una meta, impulsa a recorrer y trazar el propio camino, el recorrido que cada uno de nosotros debe llevar a cabo para llegar al objeto deseado, pero al final no cuenta llegar a la cima de la montaña, lo que realmente cuenta es estar en el camino, un escalador sentirá un placer inmenso al llegar a la cima, pero dicho placer será proporcional a la escalada que habrá realizado, a la fatiga que habrá soportado, a los problemas que habrá debido superar, al haber conseguido llegar más allá de lo que creía que podía.
Lo que cuenta es desear, porque el objeto deseado está presente ya en el acto del deseo del sujeto que desea y es solo gracias a ese deseo que ha existido, y existe, el camino; es en este sentido que el deseo nos impulsa a movernos desde la condición actual a la deseada, convirtiéndose en nuestra fuerza motora.
Este recorrido que el deseo nos impulsa a realizar, porque es superior a los temores y a los miedos, pasa por la comprensión del porqué deseamos algunas cosas; de hecho, conocer el porqué del deseo nos lleva a conocer la parte de nosotros que ha dado vida a dicho deseo.
"Si sabes por qué lo quieres, también encontrarás cómo lograrlo".
El deseo está estrechamente relacionado con la acción que se debe cumplir para verlo realizado, es impensable que exista una acción cuando falta un objetivo; y es igualmente impensable que exista un objetivo si falta el deseo.
Por lo tanto, desear indica que nosotros esperamos algo que queremos que llegue y que nos falta, que adquirimos una posición de espera capaz de abrirnos espacios infinitos.
Con el deseo acortamos la distancia entre nosotros y el evento, aun cuando es enorme; por lo que, metafóricamente, tenemos un camino, un recorrido, pero nosotros adultos hemos reducido este recorrido, junto al espacio y al tiempo, haciendo que los deseos sean necesidades puntuales, concretas, inmediatas, que se deben satisfacer velozmente, hemos transformado dicho camino de esperanzas, rico de emociones en el esperar lo indefinible en una autopista de fácil recorrido donde tenemos las salidas ya programadas.
El deseo es "ser", mientras que la necesidad es "tener".
El deseo también se proyecta, se piensa y cala en el tiempo para encontrar soluciones, intentos y, si no habéis educado vuestra mente a la espera, os encontraréis súcubos de dinero, éxito, poder, fama y placer.
De este modo no reservamos tiempo y espacio a los deseos para sentir e imaginar un futuro cada vez más fascinante, no vemos las oportunidades que la vida nos propone, estamos detenidos y creemos en correr rápidamente, tener todo y rápido para después encontrarnos con nada, prácticamente.
Para seguir adelante en la vida, es necesario dar un paso atrás, es decir, respirar profundamente antes de la carrera, permitir que la mente se repose un momento para darse el tiempo necesario para recuperarse.
Por lo tanto, ¿qué decidimos, dando un poco de espacio de nuestra fantasía para volar de nuevo sobre sus alas como hacíamos cuando éramos niños, cuando el mundo parecía que estaba a nuestro alcance, cuando todo era factible y cualquier papel y objeto nos sorprendía, nos conseguía maravillar?
En los momentos en que conseguimos estar solos con nosotros mismos y nos imaginamos diferentes, en distintas situaciones y contextos, ¿tenemos el valor de creer que podemos alcanzar dichos sueños?
Así, como último análisis, desear es vivir, es útil y sirve tantísimo para el propio equilibrio físico, mental y espiritual.
Hemos llegado al punto que tanta gente entiende desear (y aquí he usado los dos verbos "siderar") como algo que no se debe hacer, algo de lo que avergonzarse, algo que no vale ni el tiempo ni la pena concederse o, incluso, algo de lo que no somos dignos; esto porque desde nuestra infancia hemos aprendido, a través de los que en general podemos llamar nuestros traumas, a dejar de desear, a considerar todo como una actividad estúpida y peligrosa.
Nos imaginamos, pero creamos la amargura de la imposibilidad de la realización y, de hecho, la vanidad a la hora de desear hace que nuestra vida sea peor, creando nuestras molestias y nuestras enfermedades, destruyendo nuestra creatividad. Nos cegamos aun viendo, y ensordecemos aun escuchando, en este mundo que es, si se lo observa bien, enorme, lleno de posibilidades, lleno de alegría, siempre si es esto lo que conseguís discernir.
Por lo tanto, permitidme que os presente este libro y estas técnicas con placer, esperanza y, por qué no, la certeza de que todo sirve para vivir la vida del mejor y más bello modo posible.
¿POR QUÉ PAPEL Y BOLÍGRAFO?
La falta de deseos es la señal del final de la juventud
y la primera y remotísima advertencia del auténtico fin de la vida.
Goffredo Parise
También esta es una extraña pregunta, cuya respuesta podría parecer inútil o sin sentido y, sin embargo, tiene su importancia.
El uso de los ordenadores, tabletas y smartphones para leer y escribir no cambia solo capacidades del cerebro como la atención o la concentración, sino también la actividad y las conexiones cerebrales se modifican.
En los niños se ha demostrado, por ejemplo, que escribir una carta a mano activa determinadas áreas del cerebro, mientras digitarla sobre un teclado no consigue el mismo efecto.
Además, tener un bolígrafo "enciende" áreas motoras cerebrales activadas incluso por la lectura, en una sinergia positiva probada con experimentos dirigidos por Karin James de la Universidad de Bloomington, en Indiana.
Según James "en los adultos, las zonas que se activan leyendo son las mismas que vemos encenderse en los niños cuando observan una letra individual que han aprendido a escribir a mano; en los pequeños que solo saben digitar en el teclado este fenómeno no se produce".
Es decir, la escritura sobre un papel enseña a leer mejor, porque contribuye a reforzar las áreas del cerebro donde se reconoce la forma de las letras o en las que se asocian los sonidos con las palabras.
Está claro que esto no sirve para realizar los deseos, pero es uno de los motivos por los que es importante escribir a mano.
Tomar notas a mano usando papel y bolígrafo ayuda a interiorizar y recordar mejor la información en un segundo momento, según los resultados de una reciente investigación de la Universidad de Princetown.
A quien le gusta el esoterismo debería saber ya que la tinta usada para escribir se "empapa" de nuestra esencia, dejando una marca nuestra a un nivel de "alma" o "espíritu".
Evito entrar en estas cuestiones espirituales porque no tienen que ver con el tema del libro y, sobre todo, no son nociones que perjudican a la obtención de la técnica; solo nos hace falta saber que es mejor escribir y en la era que estamos atravesando esto es más importante que nunca, porque es una costumbre que estamos perdiendo.
Escribir nos pone en contacto con nuestro inconsciente que, aunque todavía no haya sido citado, tiene un papel determinante en esta técnica.
Escribir o dibujar traza una dirección que nuestro inconsciente se encontrará más adelante.
Llegados a este punto la pregunta es:
¿POR QUÉ DEBERÍA FUNCIONAR?
En la vida existen dos tragedias:
La primera es la falta de realización de un íntimo deseo,
la segunda es su realización.
George Bernard Shaw
La que estoy a punto de presentaros es una técnica muy antigua, de origen budista y me doy cuenta de que ello podría provocar perplejidad ya que, generalmente dicha religión se asocia normalmente principalmente en la renuncia, el abandono de cualquier comodidad y riqueza material para obtener la iluminación.
Una piedra angular del budismo afirma: aquello que siembras, recogerás; lo que otros llaman ley del Karma, algunos, más modernos, lo llaman la ley de la atracción; mientras otra serie de personas la llama la ley de la causa y efecto.