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Spanisch für Fortgeschrittene
Spanisch für Fortgeschrittene:
Spanisch lernen mit Kurzgeschichten für den Urlaub
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Spanisch selbst lernen auf einer Reise durch Spanien ab A2
(mit deutscher Übersetzung, Vokabeln und Audiodateien)
Fabiola Feinkamp Baradez
Inhaltsverzeichnis
Titel
¡Bienvenidos!
Ya llegan las vacaciones. Primera parada: Barcelona
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Die Urlaubszeit ist hier. Erster Stopp: Barcelona
Unos días por Valencia
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Ein paar Tage in Valencia
Descubriendo el sur… ¡Llego a Sevilla!
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Den Süden erforschen... Ich komme in Sevilla an!
Córdoba, una ciudad llena de historia
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Córdoba, eine Stadt reich an Geschichte
Hora de explorar Toledo
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Zeit, Toledo zu erkunden
Madrid, la capital de España
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Madrid, die Hauptstadt Spaniens
Visita a Burgos, la cabeza de Castilla
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Besuch in Burgos, das Haupt von Castilla
San Sebastián, un viaje por tierras vascas
Vokabeln
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
San Sebastián, eine Reise durch die baskischen Ländereien
Super!
Lösungen Verständnisfragen
Audiodateien
Buchempfehlungen
¡Bienvenidos!
Schön, dass Du dieses Buch gefunden hast und dein Spanisch mit Kurzgeschichten verbessern willst.
Dieses Buch dient vor allem der Verbesserung deiner Spanischkenntnisse auf Reisen und im Alltag. Deshalb nimmt Laura, die Protagonistin, dich auf ihrer Rundreise durch Spanien mit. Du wirst nicht nur dein Leseverständnis und dein Reisevokabular verbessern können, sondern auch interessante Orte in Spanien kennenlernen.
Auch wenn Du es wahrscheinlich kaum abwarten kannst, endlich besser Spanisch zu sprechen, möchte ich dir noch kurz erklären, wie dieses Buch aufgebaut ist.
Am Anfang jedes Kapitels findest Du eine Liste mit Vokabeln. Dies sind vor allem Vokabeln, die entweder sehr wichtig oder außergewöhnlich sind. Auf die Vokabelliste folgt die spanische Kurzgeschichte. Während Du diese liest, kannst Du dir zusätzlich die Audiodateien anhören. Den Link zu den Audiodateien findest Du aus Sicherheitsgründen im Kapitel “Audiodateien” am Ende des Buches. Auf unserer Webseite kannst Du die Dateien downloaden und bspw. auf dein Smartphone ziehen, auf eine CD brennen oder sie direkt im Browser anhören. Solltest Du irgendwelche Probleme beim Download haben, schicke bitte ein Email an info@einfach-spanischlernen.de oder kontaktiere uns über das Kontaktformular auf unserer Webseite. Nachdem Du die Geschichte gelesen und gehört hast, kannst Du die Verständnisfragen beantworten. Dann weißt Du, ob Du schon in der Lage bist, Details der Geschichten zu verstehen. Danach kommt die deutsche Übersetzung. Jetzt kannst Du kontrollieren, ob Du die Geschichte richtig verstanden hast. Es wurde extra sehr nah am spanischen Text übersetzt, damit du Wort für Wort verstehen kannst. Ich wünsche dir viel Spaß beim Lesen dieses Buches und hoffe, es hilft dir dein Spanisch zu verbessern. Natürlich freue ich mich sehr, wenn dieses Buch die Lust auf das Reisen in Spanien bei dir weckt und als Inspiration für deine nächste Reise dient. ¡Muchos Saludos! Fabiola Feinkamp Baradez P.S.: Auf unserer Webseite www.einfach-spanischlernen.de findest Du interessante Grammatikerklärungen, weitere Bücher sowie eine kostenlose monatliche Übung.
Ya llegan las vacaciones. Primera parada: Barcelona
Después de todo el curso estudiando, por fin han llegado las vacaciones. Hoy por fin me voy de viaje a Barcelona para volver a visitar una de mis ciudades favoritas de la infancia. Estoy preparando el equipaje con la ayuda de mi madre. He hecho una lista con las cosas más importantes: ropa interior, una chaqueta, neceser, cargador del móvil, cámara de fotos, bañador, gafas de sol, tarjeta de crédito… Mi madre me ha preparado un bocadillo para comer en el avión, pero no puedo llevar nada para beber porque no se pueden subir líquidos al avión.
Cuando terminamos de preparar la maleta, cogemos el coche para ir al aeropuerto. Mis padres van a acompañarme porque voy a viajar durante varias semanas y van a echarme mucho de menos. Al llegar, mi madre deja el coche en el aparcamiento y entramos en la zona de salidas de la terminal. Voy al mostrador de facturación a dejar la maleta y a recoger mi tarjeta de embarque. Me despido de mis padres y voy a la zona de embarque para pasar el control de seguridad. Como siempre, dejo el bolso, la chaqueta y el cinturón en la bandeja y cruzo el control cuando el oficial me lo indica. Busco una pantalla para consultar la información sobre mi vuelo y veo que va a despegar de la puerta de embarque número cuatro. Voy hacia allí y, cuando llego, me siento en la zona de espera porque aún falta una hora para el despegue.
Cuando llega la hora de embarcar, enseño mi billete de avión y mi carné de identidad y me subo al avión. Busco mi asiento y… ¡genial! Me ha tocado al lado de la ventana. Me encanta ver las vistas desde el cielo: las nubes son muy bonitas y hacen formas muy originales. Antes de despegar, los asistentes de vuelo explican las instrucciones de seguridad y qué es lo que tenemos que hacer en caso de accidente. Me abrocho el cinturón de seguridad y me preparo para el despegue.
En mitad del vuelo, los azafatos pasan para ofrecer el servicio de cafetería. Compro una botella de agua para tomármela con el bocadillo y pago con la tarjeta de crédito. Una hora y media más tarde, aterrizamos en Barcelona. El aeropuerto de Barcelona es muy moderno, y es mucho más grande que el de Oviedo, desde donde he salido. Busco la salida para coger un autobús al centro de la ciudad porque allí he quedado con mi amiga Ana.
Compro los billetes del autobús en la taquilla. Cuestan cinco euros con noventa. Para encontrar la parada de autobús tengo que salir de la terminal, donde hay un cartel con los autobuses que pasan por el aeropuerto. Llego a la parada donde tengo que esperar al autobús. Hay otras cinco personas esperando, así que me pongo en la fila y saco el móvil para mirar un poco Facebook. Unos minutos después llega el autobús. ¡Qué rápido! Le enseño el billete al conductor y busco un asiento libre. En veinte minutos estamos en el centro de Barcelona. Mientras llegamos miro por la ventana esta preciosa ciudad. Lo primero que me llama la atención es que los semáforos son de color amarillo y que hay muchas motos por la calle.
Cuando me bajo del autobús, mi amiga Ana está esperándome. Somos amigas desde niñas y nos llevamos muy bien. Es una de mis mejores amigas y le gusta viajar tanto como a mí.
Ana: Hola, Laura, ¡qué ganas tenía de verte! Laura: Yo también a ti. El viaje ha sido muy corto. Ana: ¿Quieres ir a tomar algo antes de ir a mi casa? Laura : Claro, me apetece mucho un café. Vamos a un bar que hay cerca de la estación donde venden unos pasteles muy buenos. Por el camino vamos hablando y nos contamos qué tal van nuestros estudios. Mi amiga Ana es bióloga y le gustan mucho los animales. Trabaja en el zoo de Barcelona a tiempo parcial. Me dice que podemos ir un día para ver los animales con los que trabaja. Cuando terminamos el café, quiero invitar a Ana, pero no me deja pagar. Conoce al camarero, así que al final paga ella. Esta tarde vamos a ir a ver la Sagrada Familia, una de las catedrales más bonitas de España, aunque todavía no está acabada. Ana y yo vamos caminando hacia la catedral. Hace un día muy bueno y dar un paseo es muy agradable. A medio camino nos encontramos con un espectáculo callejero en el que un hombre hace malabares con pelotas. Es muy entretenido y hay mucha gente alrededor. Cuando termina el espectáculo, le damos un euro de propina. Por fin llegamos a la Sagrada Familia. Lo primero que me llama la atención es la cantidad de turistas que hay alrededor. Para entrar hay que hacer una cola de unos veinte minutos, pero merece la pena. Llegamos a la ventanilla y pido dos entradas. El precio es de diecisiete euros por persona, un precio justo para esta maravilla. Una vez dentro me quedo con la boca abierta: es uno de los sitios más bonitos que he visto en mi vida.
Mi amiga Ana hace fotos a todo con su cámara réflex y, de repente, un guardia nos llama. Estamos muy nerviosas porque no sabemos lo que quiere. El guardia nos dice que lo que estamos haciendo está prohibido, pero no sabemos a qué se refiere. Entonces vemos un enorme cartel que dice que está prohibido hacer fotografías profesionales. Ahora entendemos por qué el guardia está tan enfadado. Le pedimos perdón, guardamos la cámara y seguimos con nuestra visita.
Cuando terminamos la visita, estamos encantadas. Es un monumento impresionante y ya tengo ganas de volver a visitarlo. A la salida hay una tienda en la que puedes comprar postales y regalos relacionados con la catedral. Escojo un imán para mis padres por tres euros. Estoy segura de que les va a encantar.
Al final de la enorme avenida en la que está la Sagrada Familia se ve el mar, así que Ana y yo decidimos ir andando para tomar un helado en algún chiringuito de playa. Parece que no está lejos, pero llevamos media hora caminando y aún no hemos llegado. Barcelona es más grande de lo que parece y Ana está acostumbrada a moverse en metro a todos los sitios, pero a mí me apetece caminar y disfrutar de la ciudad. Poco después, llegamos por fin a la zona de la playa. El paseo marítimo es un sitio genial en el que hay mucha gente haciendo deporte y paseando con sus mascotas.
Nos acercamos a una heladería y nos compramos un helado de chocolate y nata cada una. Cuando el dependiente nos da el helado, le pago con un billete de diez euros y nos vamos. Cuando nos hemos alejado unos metros, escuchamos:
El dependiente: ¡Chicas, chicas! ¡Os olvidáis la vuelta! Laura: ¡Madre mía! Muchas gracias, señor, es usted muy amable. Tengo tantas ganas de probar el helado que me olvido de todo lo demás. Como el hombre ha sido tan simpático con nosotras, le dejo cincuenta céntimos de propina y seguimos con nuestro paseo. Caminando por el paseo marítimo vemos una tienda de alquiler de patinetes eléctricos. A Ana le encantan y quiere alquilar dos para recorrer el paseo, pero hay un problema: tenemos el helado entero. Ana decide que no importa y paga el alquiler de dos patinetes blancos. Yo creo que es una mala idea porque solo podemos coger el manillar con una mano mientras con la otra sujetamos el helado. Lógicamente, a los pocos metros se me cae el helado y, cuando voy a recogerlo para tirarlo a una papelera, aparece un perro y empieza a chupar el helado del suelo. Por lo menos alguien lo disfruta… Llega la hora de cenar y buscamos un restaurante con comida típica para probar la buena gastronomía catalana. Esperamos en el recibidor del restaurante hasta que un camarero nos da una mesa para cenar. Laura: Buenas noches, queremos una mesa para dos. El camarero: Buenas noches. Sí, acompáñenme. Nos sentamos en una mesa con vistas al puerto deportivo, en el que hay muchos barcos lujosos. El camarero nos trae la carta. Tenemos que elegir un primero, un segundo y un postre. De primero elijo una escalivada, un plato típico catalán que está hecho con diferentes verduras y anchoas. Es un plato de sabor fuerte, pero me han aconsejado probarlo. De segundo escojo una butifarra, que no es más que una salchicha sabrosa cocida a la parrilla que se puede acompañar con alubias blancas. Todo está buenísimo. Ahora toca pedir el postre, pero no tengo mucha hambre. Aun así, voy a pedir una crema catalana, un postre típico de la zona y muy famoso en toda España. Tiene tan buena pinta que me lo quiero comer entero. Ya hemos terminado de cenar y levanto la mano para llamar al camarero. Le quiero pedir la cuenta para pagar. El camarero trae la cuenta en una caja muy bonita con dos bombones dentro, ¡qué detalle! En total son treinta y siete euros con noventa céntimos. Le doy dos billetes de veinte euros y dejo lo que sobra de propina. Salimos del restaurante para seguir paseando y así bajar la cena. Al fondo del paseo marítimo se ve un precioso edificio con forma de vela de barco, se llama Hotel W, y es uno de los hoteles más exclusivos de Barcelona. Lo más impresionante de este hotel es que está casi metido en el mar Mediterráneo. Desde el hotel hay unas preciosas vistas de la playa y de toda la ciudad. Es un poco caro, pero si puedes darte el capricho una noche, merece la pena. Ya estamos cansadas y decidimos ir a casa de Ana para cambiarnos de ropa, descansar un poco y salir a tomar una copa por Barcelona. Me pongo un bonito vestido verde y Ana uno rojo. Estamos muy guapas, pero juntas parecemos la bandera de Portugal. El paseo marítimo cambia totalmente por la noche: las luces de colores adornan las puertas de los bares y mucha gente joven sale a divertirse. Entramos en el Club Catwalk, una conocida discoteca situada al lado de los dos rascacielos de la costa.
El sitio es increíble y hay muy buen ambiente, con gente joven y un DJ muy conocido. Nos acercamos a la barra a pedir algo, yo quiero un mojito y Ana una cerveza. Cuando llega la camarera le digo lo que queremos, pero casi no nos oye porque hay mucho ruido. Nos cobra doce euros a cada una. Me parece un poco caro, pero cuando nos da la vuelta nos entrega una tarjeta que sirve para pedir una segunda consumición gratis, ¡genial!
En una zona más tranquila del bar conocemos a otras dos chicas. Se llaman Kate y Sarah, son de Londres y han venido a Barcelona una semana de turismo. Son muy simpáticas y, aunque no hablan muy bien español, nos entendemos sin problemas.
La noche se nos ha ido de las manos, ya son las seis de la mañana y todavía no hemos llegado a casa. Lo estamos pasando muy bien y hemos bailado mucho, pero ya no vamos a poder aprovechar la mañana de turismo.
Ana ha salido del bar para llamar a un taxi porque dentro no hay cobertura. El taxi llega en solo cinco minutos. Aquí los taxis son negros y amarillos, se diferencian muy bien del resto de los coches. El taxista es muy amable y nos lleva a casa mientras hablamos de los encantos de la ciudad con él, así que el trayecto es muy entretenido.
Ya en la cama me doy cuenta de que no me he quitado el maquillaje, ¡qué faena! No me pienso levantar.
***
Por la mañana escucho a Ana haciendo el desayuno, cojo el móvil y veo que es la una y media. Hemos perdido la mañana…
Para desayunar Ana ha hecho pa amb tomàquet, es decir, pan con tomate. Es un desayuno típico de Cataluña que consiste en pan tostado con tomate al que le puedes poner jamón u otro embutido por encima. Está muy bueno. También ha preparado zumo de naranja y leche con cereales. No se puede pedir más.
Como ella ha hecho el desayuno, yo me encargo de fregar y recoger todo. Con todo listo nos damos una ducha y salimos de casa para seguir haciendo turismo por la ciudad.
Aunque es la hora de comer, no tenemos hambre porque acabamos de desayunar, así que decidimos ir directamente a uno de los parques más famosos de Barcelona y uno de los más importantes de España: el Parque Güell.
El precio para los adultos es de ocho euros con cincuenta céntimos, un precio muy bueno por ver las obras arquitectónicas de Gaudí, uno de los arquitectos más reconocidos del mundo. Gaudí también es el autor del diseño de La Sagrada Familia y de otras muchas obras de la ciudad.
El parque está situado en la parte alta de la ciudad, desde donde se ve una panorámica preciosa de Barcelona. Dentro del parque hay un museo en un edificio con formas muy originales y muy colorido, propio de Gaudí.
A los pocos metros encontramos una de las figuras más conocidas de la ciudad: la salamandra. Está hecha con trozos de cerámica de colores y hay mucha gente haciéndose fotos con ella. Todo el parque se ha decorado con trozos de cerámica de colores.
En la parte alta del parque hay un enorme banco de ciento diez metros de longitud con formas curvas y muy colorido, desde donde se pueden ver las mejores vistas de la ciudad, es un sitio mágico, donde hay mucha gente disfrutando del buen tiempo de la ciudad catalana.
Cuando terminamos la visita al parque, me da mucha pena irme. Es el parque más bonito que he visto en mi vida y he hecho muchas fotos para recordarlo. Nos dirigimos a casa porque al día siguiente tengo que seguir con mi tour por España y visitar otra ciudad.
Hemos hecho tantas cosas que no nos ha dado tiempo a visitar el zoo, así que lo dejo para el siguiente viaje. A la mañana siguiente, Ana me acompaña hasta el autobús que me lleva al aeropuerto, pero antes voy a parar en una pastelería para llevar unos dulces a mi familia. Los dulces de aquí están riquísimos.
Cuando subo al avión, veo cómo se va alejando una de mis ciudades favoritas. Barcelona es una ciudad encantadora y tiene muchas cosas para visitar. La gente es muy amable y siempre hay buen ambiente por sus calles, aunque a veces me cuesta comunicarme porque no entiendo muy bien el catalán. Ahora, Valencia me espera…
Bearbeite nun die Verständnisfragen!
Welchen Sitzplatz hat Laura im Flugzeug?
Fenster
Gang
Mittel
Welche Farbe haben die Ampeln in Barcelona?
Grün
Blau
Gelb
Was studiert Ana?
Biologie
Jura
Philologie
Aus welcher Stadt kommen die beiden Mädchen, die Ana und Laura im Club „Catwalk“ kennen lernen?
Berlin
London
Paris
Was ist ein typisches Frühstück in Katalonien?
Brot mit Marmelade
Brot mit Nutella
Brot mit Tomaten
Die Urlaubszeit ist hier. Erster Stopp: Barcelona
Nach dem vielen Studieren haben nun endlich die Ferien begonnen. Heute gehe ich endlich auf Reise nach Barcelona, um eine meiner Lieblingsstädte meiner Kindheit wieder zu besuchen. Ich bin dabei mein Gepäck vorzubereiten mit der Hilfe meiner Mutter. Ich habe eine Liste gemacht mit den wichtigsten Dingen: Unterwäsche, eine Jacke, Kosmetiktasche, Ladegerät fürs Handy, Fotokamera, Badeanzug, Sonnenbrille, Kreditkarte... Meine Mutter hat mir ein Brötchen gemacht, das ich im Flugzeug essen kann, aber ich kann keine Getränke mitnehmen, weil man keine Flüssigkeiten ins Flugzeug nehmen darf.
Nachdem wir mit dem Packen des Koffers fertig sind, nehmen wir das Auto, um zum Flughafen zu fahren. Meine Eltern werden mich begleiten, weil ich mehrere Wochen lang reisen werde und sie mich sehr vermissen werden. Als wir ankommen, lässt meine Mutter das Auto auf dem Parkplatz stehen und wir betreten die Abflughalle des Terminals. Ich gehe zum Check-in-Schalter, um meinen Koffer abzugeben und meine Bordkarte abzuholen. Ich verabschiede mich von meinen Eltern und gehe zum Boardingbereich, um durch die Sicherheitskontrolle zu kommen. Wie immer, lasse ich die Tasche, die Jacke und den Gürtel in der Schale und gehe durch die Kontrolle, wenn der Offizier mich auffordert. Ich suche einen Bildschirm, um die Informationen über meinen Flug einzusehen und sehe, dass er am Flugsteig Nummer vier abfliegen wird. Ich gehe dorthin und als ich ankomme, setze ich mich in den Wartebereich, weil es noch eine Stunde dauert bis zum Abflug.
Als es soweit ist an Bord zu gehen, zeige ich mein Flugticket und meinen Ausweis und steige ins Flugzeug ein. Ich suche meinen Sitz und... Super! Mir wurde ein Platz neben dem Fenster zugewiesen. Ich liebe die Aussichten vom Himmel: Die Wolken sind sehr hübsch und machen sehr originelle Formen. Vor dem Abflug erläutern die Flugbegleiter die Sicherheitsanweisungen und was wir im Falle eines Unfalls machen müssen. Ich schließe meinen Sicherheitsgurt und bereite mich auf den Start vor.
Nach der Hälfte des Fluges kommen die Flugbegleiter vorbei, um den Verpflegungsservice anzubieten. Ich kaufe eine Flasche Wasser, um sie beim Essen meines Brötchens zu trinken und bezahle mit der Kreditkarte. Anderthalb Stunden später landen wir in Barcelona. Der Flughafen von Barcelona ist sehr modern und viel größer als der in Oviedo, von wo ich abgeflogen bin. Ich suche den Ausgang, um einen Bus ins Stadtzentrum zu nehmen, weil ich mich dort mit meiner Freundin Ana verabredet habe.
Ich kaufe die Bustickets an der Kasse. Sie kosten fünf Euro neunzig. Um die Bushaltestelle zu finden, muss ich das Terminal verlassen und dort hingehen, wo es ein Schild mit den Bussen gibt, die den Flughafen anfahren. Ich komme an der Haltestelle an, wo ich nun auf den Bus warten muss. Da warten noch weitere fünf Personen, also stelle ich mich in die Schlange und hole mein Handy heraus, um ein bisschen auf Facebook zu schauen. Einige Minuten später kommt der Bus. Wie schnell! Ich zeige dem Busfahrer das Ticket und suche einen freien Sitzplatz. In zwanzig Minuten sind wir im Zentrum von Barcelona. Während der Fahrt schaue ich aus dem Fenster auf diese wunderschöne Stadt. Das erste, was mir auffällt, ist, dass die Ampeln gelb sind und, dass es viele Motorräder auf der Straße gibt.
Als ich aus dem Bus aussteige, wartet meine Freundin Ana auf mich. Wir sind von klein auf befreundet und verstehen uns sehr gut. Sie ist eine meiner besten Freundinnen und ihr gefällt es genauso sehr zu reisen wie mir.
Ana: Hallo, Laura! Wie sehr ich mich auf dich gefreut habe! Laura: Ich mich auch. Die Reise ist sehr kurz gewesen. Ana: Willst du noch etwas trinken gehen bevor wir zu mir nach Hause fahren? Laura: Klar, ich habe große Lust auf einen Kaffee. Wir gehen zu einer Bar in der Nähe der Haltestelle, wo sehr leckere Kuchen verkauft werden. Auf dem Weg reden wir und erzählen uns, wie unser Studium läuft. Meine Freundin Ana ist Biologin und Tiere gefallen ihr sehr. Sie arbeitet Teilzeit im Zoo von Barcelona. Sie sagt mir, dass wir einen Tag hingehen können, um die Tiere zu sehen, mit denen sie arbeitet. Als wir den Kaffee ausgetrunken haben, möchte ich Ana einladen, aber sie lässt mich nicht bezahlen. Sie kennt den Kellner, also bezahlt sie am Ende. Diesen Nachmittag werden wir die Sagrada Familia sehen, eine der schönsten Kathedralen Spaniens, obwohl sie noch nicht fertiggestellt ist. Ana und ich gehen zu Fuß zur Kathedrale. Es ist ein sehr schöner Tag und ein Spaziergang ist sehr angenehm. Auf halbem Weg treffen wir auf ein Straßenschauspiel, bei dem ein Mann mit Bällen jongliert. Es ist sehr unterhaltsam und viele Leute stehen ringsherum. Als er das Spektakel beendet, geben wir ihm einen Euro Trinkgeld. Endlich kommen wir bei der Sagrada Familia an. Das erste, was mir auffällt, ist die Menge an Touristen, die ringsherum stehen. Um hineingehen zu können, muss man sich für ca. 20 Minuten in die Schlange stellen, aber das ist es wert. Wir kommen am Schalter an und ich bitte um zwei Eintrittskarten. Der Preis ist siebzehn Euro pro Person, ein fairer Preis für diese Schönheit. Erst einmal drin, komme ich aus dem Staunen nicht mehr heraus: Das ist einer der schönsten Orte, den ich je in meinem Leben gesehen habe. Meine Freundin Ana fotografiert alles mit ihrer Spiegelreflexkamera und plötzlich ruft uns ein Wachmann. Wir sind sehr nervös, weil wir nicht wissen, was er will. Der Wachmann sagt uns, dass das, was wir machen, verboten ist, aber wir wissen nicht, was er meint. Dann sehen wir ein riesiges Schild, auf dem steht, dass es verboten ist, professionelle Fotos zu machen. Jetzt verstehen wir, warum der Wachmann so wütend ist. Wir bitten ihn um Entschuldigung, stecken die Kamera weg und setzen unsere Besichtigung fort. Als wir mit der Besichtigung fertig sind, sind wir begeistert. Es ist ein beeindruckendes Monument und ich habe jetzt schon Lust, es nochmal zu besuchen. Am Ausgang gibt es einen Laden, wo du Postkarten und Souvenirs von der Kathedrale kaufen kannst. Ich suche einen Magnet für drei Euro für meine Eltern aus. Ich bin mir sicher, dass sie ihn lieben werden. Am Ende der riesigen Straße, in der sich die Sagrada Familia befindet, sieht man das Meer, also beschließen Ana und ich zu laufen, um ein Eis in irgendeiner Strandbar zu essen. Es scheint, als wäre es nicht weit entfernt, aber wir laufen schon eine halbe Stunde und sind immer noch nicht angekommen. Barcelona ist größer, als es scheint und Ana ist daran gewöhnt, mit der Metro überall hinzufahren, aber ich habe Lust zu laufen und die Stadt zu genießen. Ein wenig später kommen wir endlich am Strandbereich an. Die Strandpromenade ist ein großartiger Ort, wo viele Leute sind, die Sport treiben und mit ihren Haustieren spazieren gehen. Wir nähern uns einer Eisdiele und wir kaufen uns jeweils ein Schokoladeneis mit Sahne. Als uns der Verkäufer das Eis gibt, bezahle ich mit einem Zehneuroschein und wir gehen. Als wir uns einige Meter entfernt haben, hören wir: Der Verkäufer: Mädels, Mädels! Ihr vergesst das Wechselgeld! Laura: Ach du meine Güte! Vielen Dank, Sie sind sehr freundlich. Ich habe solche Lust das Eis zu probieren, dass ich alles weitere vergesse. Weil der Mann so nett zu uns gewesen ist, gebe ich ihm fünfzig Cent Trinkgeld und wir setzen unseren Spaziergang fort. Während wir an der Strandpromenade entlanglaufen, sehen wir einen Laden, der elektrische Roller vermietet. Ana liebt sie und will zwei Stück mieten, um die Promenade entlangzufahren, aber es gibt ein Problem: Wir haben noch das ganze Eis. Ana entscheidet, dass das egal ist und bezahlt die Miete für die zwei weißen Roller. Ich denke, dass es eine schlechte Idee ist, weil wir den Lenker nur mit einer Hand halten können, während wir mit der anderen das Eis festhalten müssen. Logischerweise fällt mir nach wenigen Metern das Eis herunter und als ich es aufhebe, um es in einen Mülleimer zu werfen, erscheint ein Hund und fängt an, das Eis vom Boden zu lecken. Wenigstens einer, der es genießt... Es ist Zeit zu Abend zu essen und wir suchen ein Restaurant mit typischen Speisen, um die gute katalanische Küche zu probieren. Wir warten in der Eingangshalle des Restaurants bis uns ein Kellner einen Tisch fürs Abendessen gibt. Laura: Guten Abend, wir möchten einen Tisch für zwei. Der Kellner: Guten Abend. Ja, begleitet mich. Wir setzen uns an einen Tisch mit einem Ausblick auf den Yachthafen, in dem es viele luxuriöse Schiffe gibt. Der Kellner bringt uns die Karte. Wir müssen eine Vorspeise, eine Hauptspeise und einen Nachtisch aussuchen. Als Vorspeise wähle ich eine Escalivada, ein typisches katalanisches Gericht, das mit verschiedenem Gemüse und Sardellen gemacht ist. Es ist ein Gericht mit einem kräftigen Geschmack, aber mir wurde empfohlen es zu kosten. Als Hauptspeise wähle ich eine Butifarra, was nicht mehr ist, als eine leckere gegrillte Wurst, zu der man weiße Bohnen essen kann. Alles schmeckt sehr gut. Jetzt müssen wir den Nachtisch bestellen, aber ich habe keinen großen Hunger. Trotzdem werde ich mir eine Crema catalana bestellen, ein typischer Nachtisch der Region und sehr berühmt in ganz Spanien. Es sieht so lecker aus, dass ich es komplett aufessen möchte. Jetzt haben wir fertig gegessen und ich hebe die Hand, um den Kellner zu rufen. Ich möchte ihn um die Rechnung bitten und bezahlen. Der Kellner bringt die Rechnung in einer sehr hübschen Kiste mit zwei Pralinen drinnen. Was für eine schöne Aufmerksamkeit! Insgesamt sind es siebenunddreißig Euro und neunzig Cent. Ich gebe ihm zwei Zwanzigeuroscheine und lasse das, was übrig bleibt, als Trinkgeld. Wir verlassen das Restaurant, um weiter spazieren zu gehen und somit das Abendessen zu verdauen. Am Ende der Strandpromenade sieht man ein schönes Gebäude in Form eines Segelboots. Es heißt Hotel W und ist eines der exklusivsten Hotels in Barcelona. Das Beeindruckendste an diesem Hotel ist, dass es fast bis ins Mittelmeer reicht. Vom Hotel gibt es einen wunderschönen Ausblick auf den Strand und der gesamten Stadt. Es ist ein bisschen teuer, aber wenn du dir eine Nacht gönnen kannst, ist es das wert. Wir sind schon müde und entscheiden uns, zu Ana nach Hause zu gehen, um uns umzuziehen, uns ein bisschen auszuruhen und dann auf einen Drink in Barcelona auszugehen. Ich ziehe mir ein hübsches grünes Kleid an und Ana ein Rotes. Wir sind sehr hübsch, aber gemeinsam sehen wir wie die Flagge von Portugal aus. Die Strandpromenade verändert sich komplett in der Nacht: Die bunten Lichter schmücken die Bartüren und viele junge Leute gehen aus, um Spaß zu haben. Wir betreten den Club Catwalk, eine bekannte Disco, die sich neben den beiden Wolkenkratzern an der Küste befindet. Der Ort ist unglaublich und das Ambiente ist sehr gut, mit jungen Leuten und einem sehr bekannten DJ. Wir nähern uns der Theke, um etwas zu bestellen. Ich möchte einen Mojito und Ana ein Bier. Als die Kellnerin kommt, sage ich ihr, was wir möchten, aber sie hört uns fast nicht, weil es sehr laut ist. Sie kassiert jeweils zwölf Euro. Mir kommt es etwas teuer vor, aber als sie uns das Wechselgeld gibt, überreicht sie uns eine Karte, die uns erlaubt, ein zweites Getränk kostenlos zu bestellen. Super! In einem ruhigeren Bereich der Bar lernen wir zwei andere Mädchen kennen. Sie heißen Kate und Sarah, sie kommen aus London und sie sind gekommen, um eine Woche Urlaub in Barcelona zu machen. Sie sind sehr sympathisch und auch wenn sie nicht sehr gut Spanisch sprechen, verstehen wir uns problemlos. Die Nacht ist so schnell vergangen, es ist schon sechs Uhr in der Früh und wir sind immer noch nicht nach Hause gegangen. Wir haben viel Spaß und haben viel getanzt, aber nun werden wir nicht den Morgen für Tourismusaktivitäten ausnutzen können. Ana hat die Bar verlassen, um ein Taxi anzurufen, weil es drinnen keinen Empfang gibt. Das Taxi kommt schon nach fünf Minuten. Hier sind die Taxis schwarz und gelb, sie unterscheiden sich sehr gut vom Rest der Autos. Der Taxifahrer ist sehr nett und er bringt uns nach Hause während wir mit ihm über den Charme der Stadt sprechen. Somit ist die Fahrt sehr unterhaltsam. Im Bett fällt mir auf, dass ich mich nicht abgeschminkt habe. Oh nein! Ich möchte nicht aufstehen.